lunes, 16 de diciembre de 2019

EL CELOSO EXTREMEÑO. Miguel de Cervantes

Leo y releo mucho a Cervantes. No suelo contarlo porque la reacción de la gente suele ser extraña: te miran como si fueras una pedante amargada sin vida social dispuesta a soltarles un discurso. Creo que es por desconocimiento del autor, porque se asocia con la obligada lectura de El Quijote en el bachillerato y el rechazo que ello suponía, amén de la dificultad que conlleva nuestro castellano del siglo de oro para muchas personas.

Y es una pena, porque se pierden un autor amenísimo, divertido, ocurrente a más no poder, nada prolijo como los tostones del XIX, creador de unos personajes tan geniales como auténticos, con un dominio de la lengua... No sigo que me desparramo 😄

Llevo una temporada con poco tiempo para leer, así que echo mano de los audiolibros de la biblioteca pública para mi diaria dosis de "lectura" (el mono lo llevo fatal) mientras realizo otras tareas para las que los clásicos son el complemento ideal (voz humana. De sintetizador para clásicos, un horror).
Y claro, me estoy poniendo tibia con las Novelas Ejemplares, que aunque ya las he leído (algunas en varias ocasiones) me fascinan, sobre todo las que tienen por marco la ciudad de Sevilla como esta del Celoso Extremeño, que nada más por su comienzo, en el que describe al personaje y la Sevilla del XVI con la lengua coloquial de aquel entonces, vale más que cien sesudos ensayos de Historia. ¡Qué maravilla!

Os lo trascribo:
"NO HA MUCHOS años que de un lugar de Estremadura salió un hidalgo, nacido de padres nobles, el cual, como un otro Pródigo, por diversas partes de España, Italia y Flandes anduvo gastando así los años como la hacienda; y, al fin de muchas peregrinaciones, muertos ya sus padres y gastado su patrimonio, vino a parar a la gran ciudad de Sevilla, donde halló ocasión muy bastante para acabar de consumir lo poco que le quedaba. Viéndose, pues, tan falto de dineros, y aun no con muchos amigos, se acogió al remedio a que otros muchos perdidos en aquella ciudad se acogen, que es el pasarse a las Indias, refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia de los alzados, salvoconduto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores (a quien llaman ciertos los peritos en el arte), añagaza general de mujeres libres, engaño común de muchos y remedio particular de pocos.
En fin, llegado el tiempo en que una flota se partía para Tierrafirme, acomodándose con el almirante della, aderezó su matalotaje y su mortaja de esparto; y, embarcándose en Cádiz, echando la bendición a España, zarpó la flota, y con general alegría dieron las velas al viento, que blando y próspero soplaba, el cual en pocas horas les encubrió la tierra y les descubrió las anchas y espaciosas llanuras del gran padre de las aguas, el mar Océano."
Y de aquí se sigue trama entre galante y engañosa, moral y costumbrista, para "exiemplo de doncellas virtuosas e maridos celosos".

Perdedle el miedo a Cervantes. Si os cuesta la lengua cervantina (que para mí es el mayor deleite de su lectura), hay ya en el mercado versiones adaptadas, aunque pierden el 80% del valor y el encanto en mi modesta opinión.
Sybilalibros@siyofueralibro

domingo, 15 de diciembre de 2019

GENTE DE LA GENERACIÓN DEL 98. Ricardo Baroja


Todos conocen, otra cosa es leerlo, a Pío Baroja; menos a Julio Caro Baroja, muy pocos a Ricardo Baroja.  Este fue hermano de Pío y tío de Julio. Pintor, grabador, actor, escritor, Ricardo Baroja vivió mucho, siempre curioso y sociable. Para el conocimiento de familia tan productiva, intelectualmente, recomiendo el libro de Julio Caro “Los Baroja”.

Este libro de Ricardo, aunque tiene algunos textos posteriores, se basa en publicaciones en la prensa de 1935. En ellas, Ricardo Baroja traza semblanzas de personajes de la cultura, desde fines del XIX hasta la República. Divertido y revelador anecdotario de aquel Madrid, bohemio, tabernario, teatral en varios sentidos. No deja de asombrarme que los cafés ganasen dinero con esa clientela a dos velas, tertulianos mucho más habladores que gastadores. Baroja habla de aquello que vivió, no cuenta chismes. Desfilan por aquí, más haciendo eses que en línea recta, más vistiendo como pueden que uniformados, muchos tipos. Los más famosos: Pío Baroja, Valle Inclán, Azorín, Unamuno, Picasso. También Zuloaga, Ramiro de Maeztu, Ciro Bayo. Silverio Lanza, el solitario de Getafe; Anita Delgado, de cómo casó con el maharajá de Kapurtala, teniendo mucho que ver Valle Inclán…

 Además habla el autor de otras personas para rescatarlas del olvido, pues a su juicio merecen fama. Las penurias no recompensadas. No nombra, compasiva y humorísticamente, a las lumbreras literarias consagradas que se avergüenzan de su pasado bohemio. Porque la bohemia solía ser necesidad  y hambre, más que esnobismo y moda. Las buhardillas tienen más moho que poesía; las escaleras de acceso a ellas, menos luz que crujidos fríos, olores pesados, claustrofóbicos  e indefinibles.

 Tomamos aire puro caminando y en caballerías, por las sierras del Guadarrama y Albarracín, lejos de cafés, licores, humos y verborreas. Todo el libro es refrescante, bien escrito, carcajeante por momentos.

 Editorial Juventud S.A. Copyright  de Julio Caro Baroja, 1952. Primera edición en Libros de Bolsillo Z, abril de 1969, 229 páginas.

jueves, 12 de diciembre de 2019

LAS SIETE COLUMNAS. Wenceslao Fernández Flórez


Fernández Flórez nació en La Coruña, en 1885, murió en Madrid en 1964. Un libro suyo le salvó la vida en 1937. En él elogiaba a Holanda, país cuya embajada,  que conocía el escrito,  presionó al gobierno del Frente Popular para que dejase salir de España al escritor, retenido en Valencia.

 A su vuelta a España, declaró a favor del ministro de Gobernación republicano socialista, Julián Zugazagoitia, sometido a un Consejo Sumarísimo. No sirvió su testimonio, fue fusilado el político en 1940.

 Fácil es comprender, con sus vivencias, que sea un pesimista, pero, sobre ello, es un gran humorista, compasivo. Principalmente, un gran escritor. Tiene menos fama de la merecida por su actitud política anti marxista, conforme con el franquismo. Gracias a algunas películas no está totalmente olvidado: “Volvoreta”, “El malvado Carabel” y “El bosque animado” han sido llevadas al cine. Recomiendo también “Las gafas del diablo”, “El hombre que compró un automóvil” y “El toro, el torero y el gato”. Humorismo fino, absurdo en el buen sentido, escritura para disfrutar.

Escribe “Las siete columnas” en 1926. Estas columnas son los siete pecados capitales. Mejor la primera parte que la segunda, donde razona en serio para que todo cuadre. Impagable la relación entre el Diablo y el anacoreta. Títulos de capítulos como “En el que, a pesar de ocurrir muchos graves sucesos, el personaje más interesante es un gusano”, o “De cómo Oliván rechazó un trono y se conformó con un empleo”, dan idea de lo que nos traemos entre manos.

 Es el libro más flojo del autor pero incluso así merece una lectura sonriente. Leo la quinta edición en Renacimiento. No trae fecha, pero el copyright es de 1928 y la editorial quebró en 1931.
 (No pongo la foto de la portada porque esta tiene colores similares a aquellos papeles pintados que se ponían en las paredes hogareñas, sin ninguna letra ni palabra en ella.)

 Luis Miguel Sotillo Castro

jueves, 5 de diciembre de 2019

LA TEJEDORA DE SOMBRAS. Jorge Volpi


Era el primer libro que leía de Volpi, del cual tenía inmejorables referencias y no me ha dejado buen gusto, no por su escritura, que se intuye rica, atrevida y llena de matices, sino por la estructura elegida para contar tan apasionante historia.

Bajo un título ensoñador y absolutamente idóneo para la protagonista (¡qué difícil es intitular bien!) se despliega la convulsa y novelada biografía de Chistiana Morgan, una mujer de mediados del S.XX que luchó toda su vida por escapar del estereotipo asignado a las féminas usando sus mejores armas: la inteligencia y el manejo de los sentimientos, dando un vuelco a las relaciones amorosas establecidas.

 Casada pero infeliz, sin que la llama de la maternidad arda en su vientre, Christiana se enamora de su amigo Henry Murray, psiquiatra, también casado. La fogosa y atormentada relación que se establece entre ambos y que arrastra a sus consentidoras parejas, se complicará con la irrupción de un tercero en discordia, nada menos que Carl Jung. A partir de ese momento, será el psicoanálisis el que determine los derroteros de esta demente y descoyuntada historia de amor, celos, búsqueda del ser, sueños, anhelos de trascendencia, descenso a los infiernos del subconsciente y de sexo tan ritual como brutal, bajo el espectro blanco de la ballena-Leviatán de Melville, obsesión de Murray.

La novela, que comienza con el suicidio de Christiana, se construye a base de continuos e innecesarios saltos en el  tiempo que dificultan enormemente su lectura, convirtiendo la ya de por sí compleja trama en un desafío para las mentes más aguzadas.

Creo que el autor no acierta con esta composición para la reconstrucción biográfica de tan potente personaje. Si ha tenido la intención de acomodar el estilo de la narración al comportamiento errático y obsesivo de la protagonista, a las introspecciones del psicoanálisis, como si cada capítulo  fuera una sesión de diván, pienso que ha fracasado en su objetivo, porque la novela carece de cuerpo y sentido. Y es una pena, teniendo en cuenta que el autor, como documenta al final del libro, tuvo acceso a los archivos personales de Christiana Morgan en Harvard, donde trabajaba con Murray, así como a su diario personal y a los dibujos de sus trances, producto de las sesiones con Jung.

Sólo recomendaría esta novela a los muy interesados en el  psicoanálisis, que también tengan nociones sobre antropología, pues si no, se perderán en un remolino de alusiones vacías de contenido.
Creo que tendré que optar por otra obra para apreciar el talento (que lo tiene) de este autor.

Sybilalibros@siyofueralibro


lunes, 2 de diciembre de 2019

SOFÍA O EL ORIGEN DE TODAS LAS HISTORIAS. Rafik Schami


Una ciudad milenaria, Damasco, que en sí misma es un zoco desordenado; dos historias que se entrecruzan en mil revueltas, se detienen en angostos adarves, se esconden en casas de cien puertas y huyen por callejuelas cómplices, pero sin llegar a ningún destino porque el principio y el fin es Damasco.

Schami, siguiendo la más pura tradición oriental, mezcla en su shisha el dulce erotismo de las 1001 noches con el amargo tabaco del exilio para narrarnos la historia de Salman, un opositor al régimen de los Al Asad huido a Italia, donde ha formado una nueva familia mientras la suya, la de sus antepasados, vive perseguida en Siria, el país de todas las religiones donde una cristiana, Aída, y un musulmán, Karim, van a vivir una historia de amor apasionada en su solitaria madurez.

Con esta jugosa combinación podría haber resultado un relato fascinante. Sin embargo, con lo que topa el lector es con una narración caótica, morosa, que se pierde en el color local para resurgir lúcida a ratos, lo cual es una lástima porque los personajes son entrañables, la descripción de la vida cotidiana y costumbres sirias son muy interesantes y porque hubiera sido una excelente forma de aprender la historia contemporánea de este otrora gran país que desgraciadamente sólo es conocido por sus apariciones en el telediario sino hubiera pasado de puntillas por acontecimientos vitales.

Tras todo ese batiburrillo de tenderete oriental lo único que no es baratija es el Amor como la única fuerza capaz de derribar dictaduras, la amistad verdadera que se sobrepone a religión y política; y, por último, la familia como la razón de ser de un pueblo y una nación.

Añadir que la condición de exiliado del propio autor está omnipresente durante todo el relato, si bien tampoco se puede decir que se trate de una autobiografía en puridad. Rafik Schami, que significa “amigo de Damasco” es seudónimo de Suheil Fadél, un doctor en Químicas sirio-alemán perteneciente a la más que minoritaria confesión cristiano-aramea, reconvertido a escritor y defensor de la paz entre israelíes y palestinos.

A pesar de que me ha costado terminar las 500 páginas de las que consta (y de las que le sobran más de 200) me atraen tanto Siria y sus gentes que creo que le daré otra oportunidad al autor con “El lado oscuro del amor” de la que dicen es su mejor novela.

Sybilalibros @siyofueralibro

viernes, 29 de noviembre de 2019

CANCION DULCE. Leila Slimani


Fenómeno editorial del año, premio Goncourt 2016, miles de lectores ¿Qué tiene este libro?

Un thriller psicológico de calidad, un tema tan cercano como con quién dejamos nuestros hijos cuando vamos a trabajar; una escritura fresca, ágil, alejada de los plúmbeos thrillers nórdicos; un ritmo constante, intrigante “ma non troppo”, que te mantiene pegada a las páginas hasta el final. De hecho, me lo terminé a las 6 de la mañana, como en los viejos tiempos, porque no podía soltarlo. ¿Duro? Sí, pero no escabroso y sin casquería.

Pero esta novela no es sólo el relato de un abyecto crimen infantil. Es la historia de una obsesión devoradora, de la agonía de la soledad, del grito desesperado de ayuda en una sociedad sorda, de la urgencia de ser alguien; en definitiva, de la necesidad de ser desesperadamente necesitado.

El marco donde se desarrolla es algo habitual en la sociedad occidental: pareja joven interracial con hijos que encarna los valores pequeño-burgueses, incluidas jornadas laborales titánicas por mor de una carrera de éxito, se ve obligada a delegar en una desconocida el cuidado y la educación de su prole, con gran suerte para ambas partes pues Louise resulta una cuidadora tan dedicada y amorosa que pronto se convierte en un miembro imprescindible de la familia. Lo que nadie sospecha es que el milagro para solución de los problemas se transformará  poco a poco en una trampa.

Leila Slimani, periodista y escritora, ejemplifica la integración y la diversidad cultural en la Francia actual donde los hijos de las colonias han dejado atrás la fase “pied noir” para devenir en ciudadanos franceses  de pleno derecho sin abandonar sus raíces magrebíes. Y este libro le sirve de vehículo para criticar a la sociedad francesa progresista que al final cae en los mismos valores pequeñoburgueses que desprecia a la par que trasluce su feminismo militante (“La maternidad es una cuestión política” ha afirmado en alguna entrevista).

Extraordinariamente editada por Cabaret Voltaire y traducida por Malika Embarek López, es una buena novela aunque para mi gusto le falta profundidad, poso escritor, al menos para el Goncourt obtenido. Creo que la academia francesa, para evitar quedar anquilosada y seguir vendiendo, se ha subido al carro de la plaga de novela negra que nos invade y para no desprestigiarse demasiado, ha escogido uno de buena factura y rabiosa actualidad pero sin calado literario.

Pecata minuta para un relato absolutamente recomendable, que te atrapa desde el minuto uno y consigue que te identifiques con la historia sin sentirlo.

Sybilalibros@siyofueralibro





martes, 26 de noviembre de 2019

CUERPOS EXTRAÑOS. Cynthia Ozick



        
  “Qué difícil es cambiar la propia vida, qué tremendamente fácil es cambiar la de los demás”

Llegué a Ozick por el prólogo a un libro del gran Saul Bellow y me llamó la atención su manera de adentrarnos en la lectura.
Luego, me vinieron noticias excepcionales con su estremecedora y reconocidísima obra “El chal” sobre mujeres supervivientes de un campo de concentración y quedé conmocionada.
Finalmente, hallé en la biblioteca esta novela (la única), en una fase de hambre por querer saber más de una autora tan especial, más ensayista que novelista y escasamente publicada en España.

“Cuerpos extraños” es tan rara como pregona el título.
Bea, una mujer de mediana edad, amargada y sola, humillada por su exmarido y manipulada por su despótico hermano Marvin, recibe el singular encargo de su hermana de ir a París en busca de su hijo pródigo Julian, que lleva una vida bohemia en la ciudad de la luz, totalmente inaceptable para la tradicional familia norteamericana.
Este viaje desencadenará un terremoto que agitará los cimientos familiares ya en bastante mal estado.

Novela de emigrantes de posguerra en París, de judíos que huyen de su origen, de caprichosos estadounidenses en busca de aventuras existencialistas (estamos en 1952; hace nada que Camus ha publicado La Peste), de desamor, de música, de egoísmos y mentiras (muchas mentiras), es un homenaje a “Los embajadores” (que aún no he leído) de Henry James, el autor más admirado de Ozick.

En la novela de James, el protagonista viaja a París donde vive el hijo de su prometida con una mujer mayor que él para convencerle de su error y de que vuelva a los Estados Unidos con el fin de hacerse cargo del negocio familiar. Ozick adapta el argumento al momento revuelto europeo, le confiere una visión femenina y aporta su condición judía para hablarnos de su desamparo tras la guerra.

Así, el viaje de Bea se convierte en una suerte de revelación, de sacudida para tomar las riendas de su vida y cerrar historias pasadas que la tienen atrapada en un presente opresivo simbolizado por el piano de su exmarido, un protagonista más. Y París será el revulsivo para que el resto de los personajes encerrados en esa habitación decorada con profundos rencores y donde se esconden del tío Marvin/Tío Sam se enfrenten a sus temores.

Obra compleja, porque su estructura se basa en el viaje interior de  cada personajes, dando continuos saltos temporales que hacen difícil seguir el hilo y que, sin embargo, sirven para que pares y reflexiones sobre lo que está contando y cómo, porque el estilo narrativo de Ozick es un ejercicio poético, evocador, donde hablan los sentimientos y los detalles que aparecen en escena.
 Sus protagonistas son oscuros, imprevisibles, volubles y muestran tal desgana hacia la vida que se pasean por las páginas como si no existiera una autora que los alienta, dejándote un sabor amargo tras la lectura.

Aunque he disfrutado muchísimo la escritura de Ozick, puro deleite poético, creo que a la obra le falta un poco más de fondo y desarrollo, pues al final te queda la impresión de mera excusa como ofrenda al maestro. Aun así, la recomiendo, como el resto de su obra.
Editada por Lumen.

Sybilalibros@siyofueralibro



viernes, 22 de noviembre de 2019

LOS HUNDIDOS Y LOS SALVADOS. Primo Levi


Levi vivió entre 1919 y 1987. Nació y murió en Turín. Entró y salió del infierno, como Gilgamesh, Orfeo, Teseo, Hércules, Odiseo, Eneas, Jesús. Permaneció allí más tiempo que ellos. Y fue verdad. No se hizo la pregunta de Segismundo, Levi sabía que su esclavitud se debía al delito de haber nacido… judío.

 Escribió tres libros sobre su experiencia en un campo de exterminio nazi. “Si esto es un hombre” cuenta su captura en diciembre del 43 y la subsiguiente estancia en Auschwitz  hasta principios de 1943. En “La tregua” narra el increíble, rocambolesco, absurdo y doloroso viaje de regreso a casa. Comento aquí el tercero, “Los hundidos y los salvados”.

 Los dos primeros son libros de hechos, cuentan lo que pasa, este tercero reflexiona sobre ellos. Combate la afirmación de un SS, que gracias a hombres como Levi ha resultado falsa. Quien se engaña hoy sobre el Holocausto en concreto y los totalitarismos en general, es porque quiere eludir sucesos, testimonios y razonamientos disponibles. Lo que dijo el soldado miembro de las SS, Schutzstaffel, “escuadras de protección” (Ah, el lenguaje del mal) al judío fue: “ De cualquier manera que termine esta guerra, la guerra contra vosotros la hemos ganado; ninguno de vosotros quedará para contarlo, pero incluso si alguno logra escapar el mundo no lo creería. Tal vez haya sospechas, discusiones, investigaciones de los historiadores, pero no podrá haber ninguna certidumbre, porque con vosotros serán destruidas las pruebas”.

 La profundidad, complejidad, honradez del libro queda de manifiesto en el segundo capítulo: La zona gris. Nos habla de los presos que, para sobrevivir, son cómplices de los nazis, tan crueles como ellos. Los que llevaban físicamente a las víctimas a la cámara de gas eran judíos también; a su vez, tras dos meses de ejercer su labor, serían gaseados y relevados por otros de condición similar.

 No leemos con alivio sobre la felicidad de la liberación, porque no es tal. Los liberados, almas desnudas sobre los huesos, deben lidiar con sentimientos de abatimiento, vacío tras el horror; la vergüenza del superviviente.
 La violencia inútil, gratuita, tenía un fin; el sadismo era un plan, no un impulso. Deshumanizar al preso. Si este se trataba como basura inane y no era percibido como hombre, era más fácil matarlo industrialmente.

 ¿Por qué los presos se rebelaron pocas veces, intentaron poco la evasión? También encontramos repuesta a esta cuestión.
 La parte final del libro la dedica Levi a su correspondencia con alemanes. Las justificaciones, disculpas, o no, de estos. La responsabilidad cierta y gravísima de la gente común, con buena opinión de sí misma incluso, en el advenimiento y dominio de los totalitarios.

 270 páginas estremecedoras, reflexivas, imprescindibles. Antídoto contra el veneno de los atajos hacia la utopía que se saltan la democracia, a izquierda y derecha. Leo la primera edición de El Aleph Editores de octubre de 2002. Afortunadamente, es libro fácil de encontrar.

Luis Miguel Sotillo Castro 



miércoles, 20 de noviembre de 2019

LA TREGUA. Primo Levi


Levi contó en “Si esto es un hombre”, 1947, su estancia en Auschwitz, campo de concentración y exterminio nazi en la Polonia violada; desde su captura en diciembre de 1943 hasta enero del 45, cuando los alemanes huyen del campo.

 Si la Odisea es una joya hermosa y fría, cuyos dolores no nos afectan por la lejanía y las dudas sobre la verosimilitud, “La tregua” es una odisea reciente, sangrante y cierta, demostrada y documentada.

 Imagínese el desocupado lector que para viajar de Madrid a Bilbao tira primero para Cádiz y luego hacia La Coruña. Algo así fue el retorno de Levi desde la zona de Cracovia hasta su Italia; viajando por Polonia, Ucrania, Bielorrusia, Rumanía, Hungría, Checoslovaquia, Austria y Alemania. Buscándose la vida a diario para comer y dormir, viajando en trenes incomprensibles. Pertenecía al grupo de hallados en Auschwitz por los soviéticos. Hombres rotos física y anímicamente, libres ya en teoría, pero privados de todo recurso propio, fueron zarandeados de aquí para allá por la burocracia y desidia de los vencedores estalinistas. Hombres libres como leños sobre las olas.

El libro comienza en enero de 1945, cuando los supervivientes del infierno, ya sin demonios nazis, son vistos por los primeros soldados soviéticos, mudos de vergüenza y estupor ante el espectáculo de esqueletos vivos; termina con la llegada a Turín del protagonista, en octubre. Asistimos a un viaje trágico y cómico. Muertes, abusos, frío, hambre; picaresca, tipos grotescos, situaciones de comedia absurda.

 Termino este comentario con una cita significativa de este libro, sobre la disciplina que imponían los soviéticos a los liberados. Retomaré este dolor histórico y vital cuando hable de la tercera parte de la trilogía: “Los hundidos y los salvados”.
 “…al calabozo, por alguna oscura razón, puede que por atavismo burocrático de un tiempo en que los prisioneros debían ser tres, le correspondían tres raciones alimenticias diarias. Que los detenidos fuesen nueve, o uno, o ninguno, no importaba: las raciones seguían siendo tres. Y el atrevido salió del calabozo, después de diez días de sobrealimentación, gordo como un cerdo y lleno de alegría de vivir.”

 El original se publicó en 1962, meses después de la construcción del muro de Berlín. Leo la primera edición, mayo de 2002, de El Aleph Editores, 348 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro

martes, 19 de noviembre de 2019

GALVESTON. Nick Pizzolato


Estamos ante “Los miserables” versión noir tejana: un Jean Valjean matón y asesino de corazón desgarrado; una Fantine inocente, desquiciada, puta, a la que el autor de esta carnicería empuja hacia el carnicero; y una preciosa Cosette con demasiada experiencia para su corta vida. Los tres, pisando el acelerador en una loca huida hacia delante, escapando de un Javert mafioso, sólo echando el freno cuando el aliento se ahoga (el del lector, sobre todo) y parando sólo para repostar oxígeno, una pizca de cordura y un halo de amor ilusorio en moteles  tan funestos que se ocultan de sí mismos.

Pero Pizzolato es menos compasivo que Victor Hugo. Es guionista de series (True Detective) en las que la ficción debe superar a la realidad para sorprender. En el s. XX la moral ha dejado de existir en la literatura y el lector exige que los personajes sean condenados a la arena del Circo.

El texano Roy Cady lleva unos años ejerciendo de matón profesional en Nueva Orleans. Roy es un tipo tranquilo, comprensivo, capaz de ver el lado filosófico de las cosas, lo cual no le impide ser implacable cuando la ocasión lo requiere. Pero su vida da un giro radical el día que le diagnostican un cáncer avanzado. De pronto, sus puntos de referencia se trastocan, y el relieve de la realidad cobra una nueva dimensión. Ante la sospecha de que su jefe, el poderoso extorsionador Stan Ptitko, quiere quitárselo de encima, Roy se despoja de sus ataduras e inicia una frenética carrera hacia un horizonte desconocido, donde su encuentro fortuito con una joven desamparada le brindará, tal vez, la ocasión de darle un nuevo sentido a su existencia.

Galveston va más allá del “noir” actual y lo supera en calidad y profundidad. Es una novela salvaje y poética, violenta, implacable, genial, estremecedora, que te deja el cuerpo temblando y el corazón encogido una vez terminada, incapaz de acercarte a otro libro en unos días, aún con el regusto metálico a sangre en la boca.

No os asustéis de mis palabras, no tengáis miedo a leerla. Es una novela redonda, maravillosa, que recomiendo desde el corazón. No la olvidaréis nunca.

Sybilalibros@siyofueralibro

domingo, 17 de noviembre de 2019

ARENAS MOVEDIZAS. Henning Mankell


Mankell escribe el libro esperanzado en su lucha contra el cáncer del que morirá año y pico después. Esto condiciona y emociona su lectura.


Lo empecé ilusionado por las buenas recomendaciones, y quizá por eso mismo me decepcionó algo. Poco imaginativo, ideas políticas tópicas del progresismo ecologista; recuerdos más que memorias de un "comprometido" sueco. Pero a medida que avancé fui mejorando la opinión. 

Especialmente interesantes los capítulos sobre África, Mozambique, Maputo. Intenta explicarse, no tiene tiempo ni ganas para adornarse estilísticamente; mas noto que me dan ganas de apuntar frases y párrafos notables, por algo será.

Al final, creo que este libro es más que la suma de los sucesos que cuenta y las ideas políticas que expresa. Es un hombre que desea comunicar, de verdad, con otros hombres.
Requiescat in pace.

Edita correctamente Tusquets, septiembre del 15, un mes antes de la muerte del autor, quien lo escribió en 2014. No sé el precio, me lo regalaron por mi buena suerte.

Luis Miguel Sotillo Castro


viernes, 15 de noviembre de 2019

DE NOCHE BAJO EL PUENTE DE PIEDRA. Leo Perutz


Que los judíos tienen un don para contar es incuestionable: ahí tenéis la Biblia. Su fe y su cultura están basadas en el relato.
Y Leo Perutz no desmiente su ADN. Judío sefardí (Perutz es nuestro Pérez eslavizado) del viejo imperio austrohúngaro nos traslada en su última obra escrita antes de morir a la Praga del s. XVI en la que reina el Emperador de Romanos Rodolfo II de Habsburgo, nieto de nuestro Carlos I. Rodolfo pasó a la Historia como un personaje excéntrico, caprichoso, amante del arte, excelente mecenas que amparó en su corte a Kepler y obsesionado con la Alquimia (no se sabe si por inclinaciones nigrománticas o por su constante estado de ruina económica debida en gran parte por su afición desmesurada a comprar obras de arte italianas). Y donde se busca oro, aparecen los judíos.

El hilo conductor de este conjunto de relatos y leyendas es el rico Mordejái Meisl, famoso por su bella esposa y porque a su muerte no se halló rastro de sus maravillosas riquezas. En ellos encontramos cómicos de la legua que viven extrañas aventuras, andanzas nocturnas del emperador, alquimistas fraudulentos y la historia más bella de todas, la que cuenta los amores prohibidos entre el emperador y la hermosa Esther, que da título al volumen.

La pluma de Perutz es sobria pero desde las primeras palabras  consigue sumirte bajo la niebla del Moldava, que camines sobre las mojadas piedras del ghetto de Praga o vivir un romance bajo el puente.

Lo recomiendo por la magia antigua que desprende, por la niebla que confunde la más burda realidad con lo sobrenatural, porque es un ensueño bohemio.

Sybilialibros@siyofueralibro

miércoles, 13 de noviembre de 2019

UN CABALLERO EN MOSCÚ. Amor Towles

“Pero el destino no tendría la reputación que tiene si se limitara a hacer siempre lo que parece que va a hacer”

Una fábula a la strogonoff, un cuento de hadas en samovar,”El príncipe feliz” bajo las nieves de Moscú, Jeeves en una copa de vodka. Todo eso y más es “Un caballero en Moscú”.
Amor Towles ha cogido a Phileas Fogg, lo ha rebautizado como Aleksandr Rostov, le ha concedido  el título de conde y lo ha embarcado en un viaje de 30 años  alrededor del mítico hotel Metropol de la capital rusa del cual tiene prohibida la salida bajo pena de muerte por unos versos antirrevolucionarios. En lugar del fiel Passepartout, le ha dado como compañeros de viaje a un maître francés y a un exigente chef. Y como no podía faltar la dulce dama, goza de la admiración de una pequeña bolchevique de 6 años con la curiosidad y el descaro de Tom Sawyer.

Con estos mimbres consigue una novela encantadora, entrañable, emocionante sin salir de las dependencias del hotel, por las que  deambulan diversos personajes que renuevan el relato con cada aparición. De fondo, como un rumor obsceno que no consigue ahogar al exquisito concierto de la orquesta del bar del hotel, los  distintos momentos de la Revolución Rusa se suceden, desde la exaltación cruenta hasta la sordidez del estalinismo que sólo apreciamos por los groseros huéspedes que frecuentan el Metropol en esa época.

Muy bien escrita, con un estilo sobrio y elegante, A. Towles mantiene el interés constante, te reconcilia con el género humano y lo que es mejor, logra que te enamores perdidamente del Conde Rostov que hace de su vida un empeño viviente de la máxima de Montaigne: “No dejes que las circunstancias te dominen. Domínalas a ellas”

Absolutamente recomendable para lectores de buen gusto que aún crean en los cuentos de hadas, para los exiliados en su propia patria, para los que la amistad sea el motor de sus corazones.

Sybilalibros@siyofueralibro

domingo, 10 de noviembre de 2019

LA NOCHE DE LA USINA. Eduardo Sacheri


“Casi todos los hijos de puta se creen que no son hijos de puta. Se creen buena gente. Hacés lo que querés. Cagás a medio mundo y dormís como un angelito”.
Se puede decir que lo mío con Sacheri fue amor a primera vista, pues ocurrió mientras me dejaba llevar al huerto viendo  por primera vez la película de Campanella “El secreto de sus ojos” que adaptaba una novela suya. Luego le leí cuentitos sueltos y se dejó querer, y finalmente nos declararon escritor y lectora en La Usina.

“La noche de la Usina” es la historia de David contra Goliath en un pueblo perdido de la provincia de Buenos Aires donde han emigrado hasta los yuyos y sólo restan unos cuantos viejos aferrados al mate, a la buena discusión política entre amigos y a los crucigramas. Una noche de larga charla fantasean con la idea de juntar los escasos ahorros de los habitantes de ese desierto e invertirlos en un proyecto que revitalice la economía del pueblo y dé trabajo a la gente. Desgraciadamente, la fortuna sonríe a los canallas y sufren una estafa en pleno corralito del 2001. Pasados los primeros momentos de impotencia y desolación, la rabia los hace reaccionar concibiendo un estrafalario plan para recuperar sus ahorros y de paso, “cagar al hijo de puta que los estafó”.

Y es el momento en el que el surrealismo pampero se desata y uno se la pasa rebién leyendo una novela que hay que dejar fluir porque empieza lenta, muda, casi hasta se detiene cuando sucede la grave tragedia que va a liberar el resto del relato. Una vez pasada, va remontando in crescendo hasta la traca final, nunca mejor dicho.

La trama rocambolesca, a cuyas idas y venidas colaboran unos capítulos breves pero sustanciosos y unos personajes tan únicos como inefables, está plagada de situaciones al borde del descalabro: el lector, que está al ciento por ciento con estos boludos, se la pasa en un continuo “la cagan”. Y no me miréis mal por el lenguaje que estoy usando en esta reseña pues no estoy haciendo otra cosa que poneros a tono con el de Sacheri en su novela. Escrita en un argentino muy coloquial, está invadida de modismos pueblerinos que me han obligado a consultar en varias ocasiones a mi queridísima amiga Laura Bertero para que me aclarara expresiones que en su vida oyeron el castellano (lo que, por otra parte, me ha hecho disfrutar el doble su lectura: por mi afición a las lenguas y por las divertidas charlas por Wasap en horario ciudad del Plata).

Recomiendo con gran alegría esta historia de perdedores a los que sólo queda dignidad, que se levantan y se unen contra el rico “hijodeputa” (imposible darle otro calificativo. Y si os molesta, sabed que lo usan con profusión Cervantes y Quevedo ¿quién soy yo para enmendalles?), para hacer justicia, tema constante en la producción de E. Sacheri. Casi podría definirla como un western de la Pampa impregnado del humor de Fontanarrosa.

ADENDA CINÉFILA: Para los amantes del cine y de Ricardo Darín, deciros que hace poco se ha estrenado su adaptación al cine con el nombre "La noche de los giles". Aún no la he visto pero me dicen que está muy bien.

Sybilalibros@siyofueralibro



viernes, 8 de noviembre de 2019

LOS CORMORANES. Philippe Jaccottet


Hermoso, breve y profundo librito; editado por el instituto de enseñanza secundaria Lancia, de León, en 2006.
 El autor es un suizo nacido en 1925; poeta y traductor políglota. Autor muy reconocido en Francia, al que yo desconocía hasta esta lectura.
 Nos habla en ella de viajar. Sus reflexiones de lo que significa moverse por el mundo, viendo piedras viejas y gentes nuevas, nos convencen de que pecamos cuando turisteamos. Perdemos el tiempo y la energía si no sabemos profundizar en… ¿lo visitado? No, en nosotros mismos. El viaje es interior o nuestro movimiento es inútil.
 Para confirmar lo especial que es este hombre, sólo añado que cita a Góngora; siendo un poeta suizo de cultura, en principio, francesa.
Luis Miguel Sotillo Castro

viernes, 1 de noviembre de 2019

UN AMOR CLANDESTINO. Gilles Rozier


¡Qué manera de desaprovechar una buena idea!

Cuando ocurren estas cosas, sufres más que cuando el libro está mal escrito o el argumento es plano.

Hurgando por biblioteca doy con este título ambientado en la Ocupación francesa (nazi, se sobreentiende). Para mí es un tema siempre atractivo, del que nunca me canso aunque se haya escrito y filmado desde casi todos los ángulos. 

Rozier, el autor, nos ofrece una visión con un nuevo valor añadido para los amantes de los libros: una joven francesa, amante de la literatura y lengua alemanas (una abominación para sus compatriotas) decide salvar en su sótano los libros que posee de autores alemanes proscritos por el Reich, en particular Thomas Mann y Heine, no tanto por resistencia al invasor sino por amor a la lectura. A medida que transcurre la guerra y sus conocimientos de alemán la hacen indispensables para el ejército de ocupación, toma conciencia de su pasividad y decide dar un paso al frente escondiendo a un judío en el sótano (siento adelantar este giro pero es indispensable para el comentario. Además, la editorial en sinopsis da aún más información). Y aquí comienza, desde mi punto de vista, la desorientación de la buena premisa del comienzo, perdiéndose en desvaríos lingüísticos sobre el yiddish, nuevo centro de la novela.

Ello tiene una explicación si se lee solapilla sobre el autor: director de la Casa de la Cultura Yiddish de París. Y claro, barre para casa siguiendo, además, la estela actual de revisionismo sobre el mucho colaboracionismo y la poca pero afamada Resistencia, desde una actitud incisiva y revanchista que hace un flaco favor a la novela.

Para mí, a pesar de no estar mal escrita, ha supuesto no sólo un poco de decepción sino que también me ha dejado un regusto acre por el tono empleado. Menos mal que está bien rematada.
Os dejo a vuestra elección su lectura.
Igual sí os satisface.

Sybilalibros@siyofueralibro

LOS SOLTEROS. Muriel Spark


Que Muriel Spark es una autora incómoda e impertinente, es un hecho. Que su mordacidad destila bilis, que disfruta mostrando el lado más oscuro y ruin del ser humano en sus personajes, también. Y a pesar de esta tarjeta de visita, os sugiero que leáis al menos una de sus obras porque no deja nunca indiferente amén de sacudir el polvo a las neuronas.
No sé si lograré convenceros, porque resaltar las virtudes de Spark es tarea complicada, pero me conformo con despertar vuestra curiosidad.

Los solteros, novela coral y serpenteante, narra las tribulaciones de un grupo de célibes de Londres, maniáticos y excéntricos, amantes de la tranquilidad y la independencia que les concede su estado en la más pura tradición british del género (imposible no acordarse del Bertie Wooster de Wodehouse al leer estas páginas) cuando se ven envueltos en una desquiciante trama de estafas, robos, chantajes y espiritismo en el momento en que aparece en sus vidas Patrick Seton, un médium aprovechado y viejo conocido de la policía.
 El maquiavélico embrollo, que culminará en un juicio grotesco, no es más que la excusa de Spark para revelar ese Hyde que todo ser humano aparentemente normal lleva dentro y que se desata con virulencia frente una situación que amenaza su status. Para ello, no duda en retorcer a sus personajes, ofreciendo un terrible muestrario de odio, cobardía, mezquindad, crueldad gratuita e hipocresía que causa en el lector rechazo y lástima a la vez.

La maestría de Spark para construir caracteres se luce en esa galería inclasificable que desfila por las páginas de Los solteros: el irlandés católico que no puede resistirse al sexo, el abogado mediocre que se aprovecha de su oficio para flirtear con su clienta, el sacerdote de una religión creada por él mismo que “ilumina” a señoritas, la viuda alegre que halla en el espiritismo una forma de realizarse y acaparar la atención, las camareras enamoradas de “hombres espirituales” que las rediman de su vulgaridad, y los personajes centrales: Roland Bridges, el eminente grafólogo epiléptico, exsacerdote católico obsesionado con la memoria, que aporta la razón de la religión a este corral  de gallinas sin cabeza; y el médium Patrick Seton, embaucador de viudas y jovencitas, ambicioso estafador, representante de la religión de las emociones del más allá y auténtica fuerza catalizadora de la narración.

Todos contribuyen a una sátira en la que Spark ridiculiza al espiritismo como refugio de solitarios, al sistema judicial, a la policía, a las víctimas de videntes que acaban siendo tan manipuladoras como sus verdugos, ¡a la soltería! como fuente de tanta estupidez y malevolencia.

 Y sorprendentemente, a su propio género. Porque las mujeres no salen muy bien paradas en esta novela: las viudas, o ingenuas o mantis religiosas; las jóvenes solteras, o tonta e influenciable o decidida pero ligera de cascos.
Sí, Muriel Spark puede hacernos torcer el gesto mientras intentamos seguir una lectura que avanza en meandros, da repentinos saltos en los secos y punzantes diálogos, a veces sin aparente relación con el momento narrado, pero que muestran sutilmente la personalidad de cada personaje.

Ahí radica la inteligencia de esta extravagante autora escocesa, amiga y apadrinada de Graham Greene, con quien compartió oficio de espía y conversión al catolicismo sin abandonar sus interrogantes, algo que trasluce en esta novela si uno va más allá del esperpento y sabe leer entre líneas.

Para muchos lectores sus obras carecen de argumento, las consideran meros ejercicios satíricos. Para mí, su amargor es como el del lúpulo: choca, pero sin él no sería posible el milagro de la cerveza. Me estimula las neuronas y me empuja a recaer en su lectura una y otra vez.

Sybilalibros@siyofueralibro

FAMILIAS. Natalia Ginzburg


Lumen nos regala en esta bonita edición tres relatos de una autora tan querida por el público italiano como injusta e incomprensiblemente desconocida por el español en su mayoría, Natalia Ginzburg. Y el descuido resulta aún más inconcebible no sólo por su calidad literaria sino por su trayectoria vital.
Se exacerba la gente con las grandes represaliadas del nazismo, Ana Frank y Nemirovsky, mientras olvida que la Italia fascista no fue precisamente un campo de rosas para los judíos, perseguidos de igual manera, sobre todo en la etapa final de la guerra, cuando los alemanes entraron a poner orden en casa de su calamitoso aliado.
“El camino que va a la ciudad” “Familia” y “Burguesía” son los tres relatos (aunque la autora siempre consideró al primero como novela corta, coincido con el criterio editorial al tratarlo de relato) que componen este volumen, escritos con una diferencia de 30 años entre el primero y el último. El lazo que los une a través de la distancia en el tiempo es la constante en la obra de Ginzburg: la familia, la casa, la mujer y su desencanto ante la situación a la que se ve abocada, la indecisión y finalmente el conformismo.
Sin embargo, sí se aprecian algunas diferencias estilísticas y de paisaje entre “El camino” y los dos siguientes, visibles en la rabia y la rebeldía que anima los personajes rurales de la historia más temprana, muestra de la juventud de la autora, cuya máxima aspiración es salir de un campo dejado de la mano de Dios y de una familia que se odia, y alcanzar el sueño dorado de burgués acomodado de ciudad, momento en que ya no importarán los enconos porque las posesiones los amortiguarán.
En los relatos siguientes, el paisaje y las familias se mudan del campo de chicharras a las monótonas calles de la periferia de cualquier ciudad en los años 70, el tono se hace más condescendiente y la autora nos hace pasar al salón de sus personajes, nos habla de sus anhelos e infortunios, de sus intentos por salir de unas existencias que no les conducen a la felicidad pero que se quedan  en rutinarias huidas hacia adelante, de relaciones construidas sobre silencios,  sin dejar regusto amargo en el lector, al contrario. Consigue que lo veamos de manera natural porque ella es la “mamma” que te cuenta la vida de sus “hijos” pero no entra en juicios de valor. Entre ellos, la absoluta protagonista es la mujer, quedando los hombres como seres incómodos con el papel que les asignó la sociedad pero entregados a ese sino. Serán ellas las que no cejen en la búsqueda de la felicidad, se embarquen en matrimonios equivocados, vivan al filo de existencias grises y salten al precipicio de la infidelidad o terminen convencidas de que un gato es el mejor depositario de su amor.
En estos cuadros tan domésticos, aparentemente anodinos habita la escritura fina, delicada y sensible de N. Ginzburg con la que teje relatos, uno al derecho, dos al revés, de los que salen personajes estrechos, inconformistas, holgados, comodones, volubles, a los que se les salta un punto y se le hace un agujero de soledad, mientras un gato juguetón devana el ovillo de las historias de un mundo a la vez íntimo y universal, reconocible para cualquier lector, sea cual sea su familia.

Sybilalibros@siyofueralibro




martes, 22 de octubre de 2019

EL ANCHO MAR DE LOS SARGAZOS. Jean Rhys


“Siempre hay dos muertes: la verdadera y la que conoce la gente”

Me gustaría no desvelaros la verdadera razón que inspira este relato, me gustaría hablaros sólo de lo difícil que es narrar la locura; de la tortura del rechazo por ser mestiza en una isla donde lo único aceptable es ser blanca o negra; de la pequeña Antoinette, que vive en una gran plantación jamaicana en decadencia, sola con una madre cada vez más alejada de la realidad y rodeada de unos esclavos que la odian. Ignorada por todos, no cuenta con más compañía que la de su propio reflejo en el espejo. Crecerá en lo que se espera de una buena criolla hasta el momento en que un extraño caballero inglés la tome como esposa con la mezquina intención de aliviar su escasa fortuna.

Me gustaría deciros sólo que más que por el atractivo argumental (que es indudable) os dejaráis llevar por la prosa poética de Rhys en sus resinosas descripciones, por los ambientes agitados por los vientos, por el largo manto de las algas del Mar de los Sargazos.

Pero estaría siendo muy injusta con la autora, porque lo que hace Jean Rhys es una osadía tremenda, porque trasladar a Las Antillas uno de los libros más amados por los lectores como es Jane Eyre para narrarnos la historia de la “otra”, la loca encerrada en el torreón de Thornfield, la esposa repudiada, desde su desdichada niñez hasta la llegada a otras islas donde no amanece el sol y salir airosa del trance, componiendo una novela que late con fuerza por sí misma, con un estilo propio e igualmente inolvidable es de escritores con mayúsculas.

“El ancho mar de los sargazos” está dividida en tres partes: la primera y la última están narradas por Antoinette (Bertha en Jane Eyre) y en ellas observamos cómo la escritura se acomoda a la personalidad de la protagonista: la descripción de su soledad e incomunicación es sobrecogedora, las frases son cortas, los pensamientos inconexos, el relato discontinuo; el ambiente asfixiante y húmedo carcomido por la pobreza y el odio de los negros es aterrador. La tercera parte es fantasmal, como lo era su presencia para Jane Eyre.
De la misma forma, la segunda parte, narrada por Edward Rochester es metódica, cerebral, como lo es la inquina que desarrolla hacia la mujer con la que se ha visto obligado a casarse o el desprecio hacia la naturaleza salvaje de la isla o las costumbres criollas.
Todo ello conforma una historia dura, trágica, en la que Rhys esquiva con soltura el melodrama para ofrecernos un retrato desgarrador de manera que al final del libro el lector se pregunta si realmente Antoinette  está loca o sólo es su respuesta a la siniestra  soledad que sufre desde pequeña, a la incomprensión de su marido, al rechazo de su propia gente, a la “obeah” (hechicería) de la vieja Christofhine o a la dolorosa necesidad de ser querida. Aún me lo sigo preguntando.

Ha sido un descubrimiento gozoso esta autora, medio galesa, medio dominicana, bendecida con la gracia de la musicalidad del gaélico fusionado con el son tropical, lo que da como resultado una prosa cálida, sonora, especiada y tan embaucadora que se te hace difícil soltar el libro. Y eso que lo he leído en español, en inglés debe de ser puro deleite. Ansiosa por leer el resto de su breve pero intensa obra.

ADENDA GEOGRÁFICA: Quizás cuando terminéis esta novela no entendáis el título. Puede que un rápido vistazo a un mapa os aclare algo, pero la clave está en la literatura. Sólo un gran lector será capaz de entender su dimensión e importancia. Espero que esto sea un acicate para lanzaros a la búsqueda de los maravillosos libros en los que el Mar de los Sargazos es parte esencial.

Hay ediciones de esta joya en Anagrama, Cátedra o Debolsillo. Yo he leído la edición de Lumen, con una traducción correcta.

Sybilalibros@siyofueralibro





lunes, 21 de octubre de 2019

CUENTOS INÉDITOS. MANUEL MUJICA LAINEZ


Quince relatos breves, unos apuntes de un viaje en tren y algunos aforismos. Mujica se divierte. Hace alarde de su vasta cultura; aprovecha ejemplarmente su condición de argentino, es decir, de hombre de dos mundos. Es como el Inca Garcilaso, de quien trata uno de los cuentos: europeo y americano a la vez, ancestral y moderno, honra a su padre y a su madre, no presume ni reniega de nada. Leemos sobre los dioses andinos y el niño Jesús en el pesebre. Inti, el Dios Sol inca, ilumina a la Sagrada familia en el amanecer de Belén; el dudoso Sol parisino dora los viejos postes del telégrafo bonaerense.

 En esta colección de relatos, algunos poco más que anécdotas, ensayos para obras mayores, se diría, Mujica hace gimnasia mental,  desplegando gran riqueza de vocabulario. Disfrutamos su admiración y conocimiento sobre la Edad media y el Renacimiento.

 Además de este libro, recomiendo de este bonaerense, vivió entre 1910 y 1984, sus novelas “Los ídolos”, “Bomarzo”, “El gran teatro” y sus dos libros felizmente inclasificables: “Misteriosa Buenos Aires” y “Un novelista en el museo del Prado”.
 Leo la edición de Ollero & Ramos, distribuida por Plaza & Janés, de 1994, 157 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro

martes, 15 de octubre de 2019

EMMA . Jane Austen


Siempre me ha parecido Inglaterra muy pequeña para tanta finca con mansión. También me asombra la devoción de innumerables  lectores por una sociedad clasista, prejuiciosa, milimétrica en sus costumbres invariables, más tiesa que las estatuas de sus jardines, como es la inglesa del siglo XIX.
Una cosa es la literatura y otra la vida, se me objetará; se pueden disfrutar las andanzas de terratenientes ociosos con servidumbre devota al tiempo que se es “avanzado”. Cierto, a medias. Cuando Austen, las Brontë, Collins, etc, me convencen de que sus personajes viven y no sólo aparentan, me gustan. Si se rompe el espejo en que se contemplan continuamente y siguen ahí después, sobre los pedazos, agradezco la lectura. No es el caso de Emma.

 Conozco de memoria los paisajes de esta novela, sus tipos humanos, con sus inquietudes repetidas, aspiraciones circulares y leves como sus paseos campestres. Lo mejor, la ironía que envuelve la listeza de Emma, equivocándose siempre; algún personaje simpático por simple y tozudo, como su padre. Lo peor, paso páginas y pienso: esto lo he leído veinte veces, Jane.
De Austen, inglesa que vivió entre 1775 y 1817, me gustaron más, ocurrían cosas, “Mansfield  Park” y “la abadía de Northanger”.

Luis Miguel Sotillo Castro

EL CORAZÓN ES UN CAZADOR SOLITARIO. Carson McCullers


Estados Unidos, 1938 y 39, una pequeña ciudad del sur; es posible recorrerla caminando, de la calle principal con sus comercios a los arrabales con sus fábricas. Ser pobre parece tan inevitable como ser negro, así de triste y difícil es esta sociedad. La segregación cierta y la amenaza permanente de la miseria. Sin embargo, entre sudores y lágrimas, hay personas con ilusiones. McCullers nos habla, con comprensión honda y sin paños calientes, de esta gente; corriente, extravagante, blanca, negra, niña, adulta, religiosa, descreída, rendida, idealista, muda, charlatana impenitente, familiar, solitaria.

 Antonopulos y Singer abren la novela. Mudos e inseparables, son como el Gordo y el Flaco. Stan y Oli si sus guiones los hubiese escrito Samuel Beckett. Biff Branon tiene un restaurante; es un observador benevolente tras su caja registradora, sentado como en observatorio astronómico, cada cliente es un planeta errante. Mick ronda los trece años, muchacha tensa entre su colorida vida interior y la vida exterior de plomo. Jack Blount es alcohólico, charlatán y revolucionario. Portia y su padre, el doctor Copeland, son negros que afrontan el problema de serlo distintamente...

Tenemos no menos de siete personajes tratados con profundidad, realismo, veracidad; los que rodean a estos son imprescindibles en el relato también. Novela sin comparsas, sin rellenos. Libro en el que todo es real, carece de atrezo, todo late, está vivo.
 Que un mudo tenga fama de sabio y omnicomprensivo por el hecho de que no habla, da un tono de humor irónico a la novela. Que los niños sean tozudos como la ley de la gravedad, en su busca de la felicidad, da esperanza. Que los adultos vivan apretando los dientes, contra la injusticia pertinaz, conmueve.

Novela escrita en1940. Pese a la cantidad de personajes relevantes, no nos confundimos ni nos desinteresamos nunca durante la lectura. La autora sabe llevarnos de las peripecias de unos a las de otros, relacionándolas con maestría. Leo una edición de Planeta de 1998; siete euros en librería de viejo, 353 páginas.También recomiendo de la autora estadounidense, vivió entre 1917 y 1967, La balada del café triste, admirable colección de relatos.

Luis Miguel Sotillo Castro

Destacado

El jardín de los Finzi-Contini. Giorgio Bassani

 " Yo, igual que ella, carecía de ese gusto instintivo que caracteriza a la gente corriente [...] más que el presente, contaba el pasad...