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martes, 15 de febrero de 2022

UNA Y OTRA VEZ. Kate Atkinson

¿Quién no ha deseado cambiar los acontecimientos pasados para reconducir su vida? Úrsula Todd, la protagonista absoluta de esta novela tiene el desconcertante don de morir y volver a vivir cambiando la historia a mejor, o sea, el deseo de cualquier humano que se precie de serlo. 

Úrsula nace muerta en una fría noche de invierno de 1910 para volver a nacer viva en las páginas siguientes porque el médico ha llegado a tiempo. El lector no entiende nada, pero continúa, intrigado, para asistir al crecimiento de la protagonista en la gran casa familiar de la campiña inglesa junto a sus hermanos, entre muertes y renacimientos que cambian la vida de los suyos, borrando todo mal recuerdo. Úrsula no es consciente de lo que le ocurre, sólo sabe que puede hacer algo para evitar las desgracias que le ronronean desde el subconsciente. Para los suyos sólo es una niña especial, hipersensible. Desconocen que su destino, incluso el de la Historia del s. XX, está en sus manos. 


Dicho así, parca y esquiva sinopsis por mor del secreto argumental,  parece un relato de ciencia-ficción emparentado con el Dr. Who y otros viajeros del tiempo, pero realmente tiene poco que ver con ese género pues lo que construye de manera admirable Atkinson es un tiempo circular alrededor del cual se suceden distintas novelas que forman parte del mismo océano curvo que las contiene a todas: Úrsula. 


Así encontramos la novela de saga familiar, la novela histórica, que recorre los principales hitos de la historia británica durante el s.XX, entre los que destacaría de manera notable el período del terrible “blitz” londinense durante el cual Úrsula es voluntaria del servicio de rescate de personas, y la novela de reencarnación a la occidental, el alma máter del argumento y por lo que se ha hecho mundialmente famoso este libro, aunque lo menos interesante desde mi punto de vista, porque sencillamente no me lo creo, a pesar de ser una entusiasta de los viajes en el tiempo. El problema no está en la manera de contarlo, extraordinaria, sino en el enfoque dado por la autora al carácter de su protagonista: el lector nunca sabe hasta qué punto Úrsula es consciente de su don, si lo provoca o le viene cuando está en una situación límite. Esa nube de confusión, tejida adrede a mi parecer, que en un principio empica a la lectura va restando credibilidad a medida que pasa el tiempo para perderla totalmente durante el episodio del nazismo (soy de las que piensan que cualquier fantasía incrustada en la Alemania nazi deviene en espectáculo de barraca de feria). 


La estructura repetitiva, necesario y exigente juego narrativo donde la autora derrocha maestría, se vuelve cargante y hace que la novela vaya a menos argumentalmente, a pesar de su buen oficio. De hecho, es la prosa elegante, clara y cuidada de Atkinson la que salva al libro de caer en la serie B.


Por lo demás, es una lectura curiosa, entretenida, recomendable para aquellos que tengan una lógica menos exacerbada que la mía y no sean alérgicos a la archiultramega usada/manida/repetida ucronía nazi como esta que les escribe.


Sybilalibros


miércoles, 29 de septiembre de 2021

HAMNET. Maggie O'Farrell

La dependencia de la luz. Sitúense en los últimos años del siglo XVI. Una pequeña población rodeada de naturaleza, en parte domeñada, nuestra, en parte salvaje, ajena. De día tenemos recursos, nuestra mirada nos hace fuertes, atacamos y nos defendemos. Distinguimos el  trigo de la ortiga, la caza que llevamos al hogar  del lobo y el jabalí. La noche ciega nos mete en casa, fuera de ella, la negrura vence. El anochecer nos pone a la defensiva. Desconfiamos de las personas que osan moverse en la oscuridad del bosque. De él parece surgir Agnes, madre de Hamnet, mujer nervio, raíz de mandrágora, de este libro.

 Me encanta una canción en la que pensé leyendo esta historia, Scarborough  Fair, en la versión angelical de Simon & Garfunkel.  Melancolía. Recuerdo también a Robert  Plant tirado en la hierba con una joven y un bebé, mientras suena Stairway to heaven. Pero si las escucho diez veces seguidas me aburro. Con las descripciones de este libro, sus catálogos de hierbas y otras hierbas, me pasa lo mismo. Creo que la historia podría haberse contado con menos páginas. O’Farrell nos ofrece una ruta de la peste, su transmisión, que queremos que acabe pronto. Ya leímos en su día el Diario del año de la peste, de Daniel Defoe.

Dicho esto, agradezco la claridad valiente. Lo primero que se nos dice es que el personaje que da nombre al libro es un hijo de Shakespeare que morirá poco después de empezar sus andanzas en la novela, a los once años. La tristeza no nos pilla por sorpresa. En realidad, la protagonista es la madre de Hamnet, la mujer de Shakespeare, un tipo que, huyendo de su padre, de su pueblo, del trabajo artesano y su comercialización, marcha a Londres; tiene imaginación, cierto talento y afición por la escritura. Probará a trabajar en el teatro.

 Novela de mujeres y niños. Los varones adultos son temibles, simples  o están lejos. Agnes, la madre de los hijos de Shakespeare, es personaje muy atractivo, por su independencia y saberes, entre naturales y mágicos. ¿Es verosímil? Dudoso.

En fin, la novela es atractiva más por las correcciones mentales que le hacemos, por lo que imaginamos nosotros, que por lo que cuenta; es mérito de O’Farrell despabilarnos. No sé si recomendarla o no. Porque de William tengo los temores y las dudas, no el talento.

344 páginas. Edita Libros del Asteroide, leo la segunda reimpresión, 2021, el original es de 2020.

Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

jueves, 26 de agosto de 2021

EL MUNDO SEGÚN MARK. PENELOPE LIVELY

Feliz hallazgo, feliz encuentro, feliz lectura. Feliz.

Porque no quieres soltar el libro, porque no quieres que termine, porque cada página te estimula, te enseña, te envuelve. Eso es El mundo según Mark.


¿Quién es Mark? Es un joven escritor inglés de biografías literarias asentado en un apacible matrimonio con Diana, una galerista de arte apasionada del orden y el control. Poco imagina Mark que la nueva biografía que proyecta sobre el novelista y ensayista de primeros de s. XX, Gilbert Strong, cuya obra descansa en el olvido general, pondrá su vida boca abajo. 


La investigación le lleva hasta Dean Close, antiguo hogar del autor, cuya casa ha sido reconvertida en un centro de jardinería dirigido por Carrie, la nieta de Strong, una joven naif, despreocupada y alejada del mundo literario de su abuelo. Las obligadas visitas en busca de documentación pronto se convierten en un aliciente equívoco para un Mark en plena crisis de la mediana edad que distrae su deber en pos de la inocencia silvestre de Carrie ante la perplejidad de su resuelta esposa.


Hasta aquí pudiera parecer una frívola novelita sobre un trío. Pero la autora abre al lector una “estancia escondida” en la cabeza de Mark donde, mientras recaba información sobre Strong, mantiene un diálogo consigo mismo sobre el oficio escritor, las diferencias entre novela y ensayo, la necesidad de los silencios y mentiras, el gobierno de la memoria frente al asalto de la experiencia a la hora de escribir, sin darse cuenta que es el viejo zorro de Strong el que le está conduciendo por ese camino para desviar su atención de escondrijos en su biografía que no quiso que salieran a la luz.


La tarea de Mark como biógrafo se revela, entonces, titánica porque le exige un nivel de omnisciencia que es incapaz de alcanzar; y para colmo el personaje biografiado está contaminando la existencia de los protagonistas hasta empujarlos a tomar decisiones tan imprudentes como sugestivas. Pobre Mark, un mero hilo en el tapiz que teje y desteje Penelope Lively, haciendo honor a su nombre, para deleite del lector que, cual lanzadera, surca esta colorida urdimbre entre la campiña inglesa y las landas francesas, mientras se afirma la hebra de la personalidad de Carrie y la del matrimonio entre Mark y Diana queda deslavazada.


“El mundo según Mark” es una novela deliciosa, intrigante, inteligente, con un humor distinguido pero aplastante a veces, en la que los personajes son un prodigio de frescor teniendo en cuenta que parten de los esquemas más convencionales: Lively consigue elevar a  rosa inglesa al jaramago embrutecido de Carrie mientras trasplanta a pleno sol a la pareja de húmedos y prehistóricos helechos formada por Mark y Diana. El lector queda prendado de ellos gracias a una prosa sencilla, limpia de adornos y sin embargo cautivadora. La naturalidad con la que fluyen los acontecimientos y los diálogos es asombrosa, como si no estuvieras leyendo sino allí, con ellos, tras pasar al otro lado del espejo.


Huelga decir que estamos ante una recomendación con signos de exclamación triples. Y que volveré a Lively en cuanto pueda.


Sybilalibros



martes, 4 de mayo de 2021

LA TEMPESTAD. William Shakespeare.

Reseñar a Shakespeare es una osadía y una temeridad, máxime cuando no se es especialista en el tema y se ha leído tan poco de él como yo (sólo El mercader de Venecia, también en edición bilingüe de Castalia, que por cierto recomiendo encarecidamente).

 Y aunque haya visto casi todas las películas basadas en sus obras (algunas estupendas, otras inefables) he llegado a una etapa en la que me apetece mucho más leerlas.

Así, con veneración pero también con curiosidad, me adentro en La Tempestad, catalogada como la más singular de sus piezas teatrales, para, una vez gozada, declararme de nuevo fan irredenta de los versos del bardo inglés.

La Tempestad se desarrolla en una isla desierta habitada por náufragos de personalidad singular, espíritus y monstruos enredadores, donde la magia, lo onírico y la belleza virginal son los ingredientes de una aterradora venganza.

Varias cosas me han llamado la atención: una, la crueldad inusitada del plan de Próspero; la segunda, el humor insolente e incluso procaz de los personajes cómicos que contrarrestan la tensión dramática. Son diálogos repletos de doble sentido difícil de pillar si no se lee una edición anotada. Sin duda permitían al autor conectar fácilmente con el público y deslizar también críticas que de otra manera no hubieran pasado la censura. Y, por último, la metáfora sobre la población del Nuevo Mundo que da sentido a la obra y le confiere un aspecto de absoluta Modernidad.

Me gustaría con esta reseña animaros a leer teatro. Sé que es infinitamente mejor verlo representado (ese es su objetivo), pero leerlo te permite saborear un texto que ofrece genialidades como ésta, que seguro que os suena:

“Estamos hechos de la misma materia de los sueños, y nuestra pequeña vida cierra su círculo con un sueño”

Otra curiosidad:

“¡Oh mundo nuevo y espléndido, qué bellas son tus gentes!” En inglés es “O brave new world…”  Quizás les suene a aquellos que han leído la archiconocida “Un mundo feliz” de Aldous Huxley, pues es su título original (reclamaciones, al traductor).

Y ahora permitidme una “frikada”. Trínculo halla a la criatura monstruosa de la isla, Calibán, y así dice:

“¿Es esto hombre o pescado?

¿Estará vivo o muerto? ¡Pescado es!

O por lo menos a pescado huele. Olor

Muy proverbial es éste del pescado,

Olor como el de un merluzo no muy fresco…”

Si esto no es Gollum, “é ben trovato”.

Pondría la mano en el fuego a que Tolkien se inspiró en la naturaleza servil y resbalosa de Calibán para dibujar a Gollum.

Piérdanle el miedo a leer teatro y déjense arrastrar por ese gran conocedor de la condición humana que es Shakespeare. No sólo deleitarán su oído, sino que se sorprenderán a sí mismos identificándose con personajes y pensamientos. ¡Es tan universal y a la vez tan contemporáneo!

NOTA BENE: Recomiendo leer a Shakespeare en ediciones bilingües, se disfruta mucho más. Yo he leído la edición de  Cátedra, con traducción del Instituto Shakesperiano. Casi tanto o más que la propia obra me han gustado la jugosa introducción y los interesantes apéndices.

 Sybilalibros

 

 

miércoles, 14 de abril de 2021

EL DEVORADOR DE CALABAZAS. Penelope Mortimer

“Siempre estoy sola” se lamenta la Sra. Armitage tumbada en el diván de su psiquiatra. Pero la soledad es así, se presenta cuando más invitados inesperados tenemos en nuestra vida.

Rodeada de críos de diferentes matrimonios, el extraordinario salario de su último marido, un guionista de cine con el orgullo más encendido que un pavo y la fidelidad abochornada, permite que no le falte de nada: una casa enorme para su prole, un servicio atento para que no se fatigue, coches, vestidos. Pero estas comodidades no impiden que la Sra. Armitage sufra una crisis emocional y descienda en espiral al foso de una negra depresión que su marido encuentra inapropiada en ese momento mientras que para su irracional psiquiatra no es más que un engorro.

El desencadenante de esta crisis, en el sentido más griego y etimológico de la palabra, es la llegada de otro bebé que su marido no desea. La manipulación de la que es objeto la protagonista por parte de los dos hombres que se supone deberían auxiliarla para que aborte es sobrecogedora.

La Sra. Armitage, que en este momento duda de su propio yo, está convencida de que para lo único que sirve es para tener hijos. Víctima de su propia obsesión, se aferrará al que viene como el único salvavidas para sobrevivir.

“El devorador de calabazas” es la descarnada radiografía de una familia disfuncional con aspiraciones de normalidad burguesa, es el crudo relato de la demolición de un ser narrada por ella misma en tiempo real, es la escalofriante semiautobiografía de la autora, casada con el abogado y también escritor John Mortimer, cuyo matrimonio fue tan devastador que Penelope acabó recibiendo electroshocks y por consejo de su psicoanalista accedió a abortar y a esterilizarse, mientras su marido tenía una aventura con una actriz a la que dejaba embarazada.

La prosa cortante de Mortimer, sus afilados diálogos, sus pensamientos desbocados por la ansiedad plasmados en el papel hacen de esta narración el grito de socorro de una mujer en el pozo de la desesperación.

No es una novela fácil, la angustia se respira en cada renglón, su estructura es dispersa como los razonamientos de la anónima protagonista, de la que desconocemos el nombre diluido en el de casada; pero es tan auténtica, tan turbadora, que cualquier persona que haya pasado por una depresión se siente identificada inmediatamente con ella. Y sí, también es muy feminista, protofeminista, mejor dicho.

En 1964 se hizo una adaptación al cine nada menos que con Harold Pinter en el guion y Peter Finch y la tremenda Anne Bancroft como pareja protagonista, que aún no he visto.

Por supuesto que recomiendo su lectura, a pesar de la tristeza que deja. Pero está tan bien escrita que es una gran oportunidad de acercarse a esta inteligente autora tan poco conocida por aquí. Quiero dar las gracias a Impedimenta por haberla incluido en su catálogo y bien traducida.

NOTA BENE: El incomprensible título de la obra para el lector español proviene de un aparentemente inocente pero revelador poema inglés que dice así:

“Peter, Peter pumpkin eater,
Had a wife but couldn't keep her;
He put her in a pumpkin shell
And there he kept her very well.”

 

Sybilalibros

miércoles, 31 de marzo de 2021

EL DANDI. GEORGETTE HEYER

Ejemplo perfecto de “Regency romance”, novelas entre románticas y policíacas ambientadas en el período Regencia (principios del s. XIX), basadas en el modelo de Jane Austen, pero con una vuelta de tuerca. Creadas por la prolífica e ingeniosa Georgette Heyer, constituyen un género en sí mismas, gozando de un tremendo éxito cuando se publicaron en los años 30 y 40 del pasado siglo.

La mayoría sigue el patrón de chica con mente inquieta es obligada a casarse con petimetre, por lo que huye de casa, encontrando en su fuga al amor de su vida, un perfecto caballero. Dicho así, podría parecer una ñoñería, pero nada más lejos de la realidad. Las descripciones de la ambientación, los argumentos embrollados, los diálogos incisivos, en definitiva, sus divertidos personajes, hacen de estas novelitas un pasatiempo delicioso.

“El dandi” o The Corinthian, que es su título en inglés, lengua en la que adquiere las maravillosas connotaciones tanto de “sportman” como de disoluto, narra las aventuras de Richard Wyndham y Penelope Creed.

Sir Richard es el usual joven rico, de oficio “el nudo de la corbata” y soltero impenitente conminado por su familia a sacar billete para el espeluznante viaje del matrimonio o cierre del grifo de renta anual. Tras ahogar su desesperación en brandy con los amigos del club, tropieza en su vuelta a casa con un jovencito que cae en sus brazos gracias a una poco habilidosa escapada por la ventana de su habitación. El muchacho resulta ser una soñadora chica a la huida de otro matrimonio impuesto. A pesar del elevado contenido de alcohol en las nobles venas de Sir Richard, no es suficiente para embotar su caballerosidad y permitir que una damita viaje sola. De este modo se lanzan los dos a una divertida aventura que hará que el lector no suelte el libro ni para comer: equívocos, asesinatos, robos, paletos entrometidos, amor y desamor se suceden con escasos respiros en los que la pareja protagonista hace gala del enorme talento de la autora para la réplica rápida y la conversación chispeante. Pen es como una Katherine Hepburn avant la lettre mientras que sir Richard es un trasunto de un cínico Beau Brummell, al que homenajea con su famoso nudo de corbata.

No puedo más que recomendar este elegante entretenimiento, muy bien escrito y mejor envuelto. Que no se deje llevar el lector escéptico por su argumento: nada más lejos de una “novelita rosa”.

Verdad que no supone nada nuevo, pero ¿para qué? si lo que se busca es el ingenio y la frescura. Espero que la disfruten tanto como yo.

Sybilalibros

 

 

jueves, 18 de marzo de 2021

LA MUJER DE BLANCO. Wilkie Collins

Alguna vez he dicho que las clases sociales ya no existen y me lo han reprochado. “Hay ricos y pobres, ¿cómo dices eso?”. Porque no tiene nada que ver. A un pobre le toca la primitiva o encuentra un padrino en la política y su pobreza se acabó, también su marginación; es admitido en todos los clubes. Clases sociales había en la sociedad victoriana en la que se desarrolla esta novela, publicada en la Inglaterra de 1861. Llama la atención, o no, depende de lecturas previas, que los personajes de la novela den por hecho que el que nace sirviente morirá sirviente, su máxima aspiración es que sus hijos encuentren una colocación similar, sin tener que descender a las negruras sociales dickensianas. Naturalmente, un aristócrata considera justo, además alarde de bonhomía, tratar bien a los inferiores, pero manteniendo las distancias duras como el diamante. Otra cosa que me llama la atención es el número inmenso, es decir, no medido, de terratenientes en un país tan pequeño como Inglaterra.

Adoro a Collins desde que leí “La piedra lunar”, prologada admirativamente por Borges; también disfruté con  “Basil “ y “Armadale”. “La mujer de blanco” es su novela más famosa.

 La historia transcurre en Londres y en dos de esas mansiones que tanto nos suenan de novelas, series y filmes, una al sur y otra al norte de la capital. La cuentan en primera persona siete individuos, desde amas de llaves a nobles, pasando por jóvenes ingenuos, a instancias del protagonista principal, el profesor de dibujo Walter Hartright, de veintiocho años. Jóvenes valerosos, de ambos sexos, frente a mayores astutos e inmorales. Amor, miedo, hipocresía, ingenuidad; una violencia terrible, moral, intelectual y física. Un misterio que se resolverá tras algún giro inesperado con, en mi pobre opinión, un error casi al final que, sin impedir el disfrute de la historia, preocupa algo, como si en un reloj de maquinaria perfecta uno encontrase un arañazo en la esfera. Muchas novelas de hoy, mecanismos complejos, artificiosos y resultones, a lo Pierre Lemaitre o John Katzenbach están aquí, pero sin el sadismo exhibicionista del siglo XXI.

He disfrutado mucho estas, ojo, setecientas páginas. Edita Navona en julio de 2018.

  Luis Miguel Sotillo Castro


viernes, 12 de marzo de 2021

EL INICIO DE LA PRIMAVERA. Penelope Fitzgerald

Para mí ha sido una auténtica gozada de esta estupenda autora.

Parece la típica novelita costumbrista “british”, con su ingenioso humor y personajes arquetípicos entre la flema y el disparate, pero es mucho más, entre otras cosas porque está ambientada en la Rusia zarista a punto de irse a pique por la revolución, con lo que ello conlleva de exotismo e intimismo, aunque parezca paradójico. 

Marzo de 1913. Moscú está a las puertas de la primavera y una familia inglesa que reside allí como si fuera un picnic en la campiña, está a punto de deshielo también:

“Cuando los abedules jóvenes crecían y se hacían más y más altos, la capa que recubría la base del tronco se fragmentaba y se escindía en manchas oscuras y suaves. Las ramas definían el blanco sobre el negro, el negro sobre el blanco. Las ramitas más tiernas eran delgadas, con forma de látigo, de un color marrón oscuro que despedía destellos púrpuras. En cuanto se abrían las brillantes yemas, las pequeñas e incipientes hojas comenzaban a exhalar un fragante aroma, no tan marcado como el del álamo, pero sin duda más salvaje e inolvidable, la verdadera esencia de los lugares agrestes y solitarios”.

Frank Reid es dueño de una imprenta heredada de su padre. Aunque nacido en Moscú, es ciudadano británico, al igual que su esposa. Como buen inglés, anhela una vida rutinaria que le permita la suficiente tranquilidad para su codiciado aislamiento. Pero ni su país de acogida ni su mujer están por la labor, infectados por una primavera anarquista.

Una noche, al regresar a casa, descubre que su compañera le ha abandonado para ingresar en una comunidad tolstoyana de Inglaterra. Frank, epítome de la parsimonia que le corre por las venas, se aferra a lo conocido y se queda al extraño cuidado de sus tres hijos y empresa, acompañado solamente por Selwyn Crane, su contable, un personaje fascinante, y Volodia, un misterioso estudiante que irrumpe en la imprenta con intenciones poco claras. A ellos se unirá la niñera Lisa, una Nimué capaz de alterar al imperturbable Merlín-Frank. El hogar inglés saltará por los aires por mor de la costumbre dinamitera rusa de entrometerse en la vida de sus vecinos.

Lo que sigue, en un difícil juego de pasos adelante y atrás que puede despistar al lector, son las reflexiones de Frank sobre los motivos que llevan a la gente a tomar decisiones irracionales:

No estamos hechos para vivir solos. La vida hace sus propias correcciones”

Mientras, el manto blanco de nieve que silencia anhelos se retira para mostrar la realidad que subyace en todo ser humano, en toda ciudad, en todo país.

Escribir una comedia costumbrista inglesa en el Moscú revolucionario suena a disparate o aún peor, a devaneo distópico. Pero no. Solo una autora como Fitzgerald puede transitar por esta innovación y salir más que airosa. Trasladar el abandono matrimonial, fuente de alimento espiritual de la aldea inglesa, a una oscura imprenta moscovita y lograr una pequeña maravilla se debe a una atmósfera de despertar de cuento de hadas sobre el que se ciernen rojos nubarrones de trolls; a las fabulosas descripciones del Moscú de principios de s. XX y sus gentes; a un humor fino y subterráneo, y como es habitual en la autora, a unos personajes genuinos de personalidades tan dispares que parece imposible que confluyan en ese pequeño universo tipográfico. La composición de Selwyn Crane en particular es antológica: devoto tolstoyano, experto en hacer sentirse culpable a todos los que le rodean, disfruta de un misticismo que oscila entre el Bien supremo y un Mefistófeles justiciero. Pura golosina.

La genialidad de Fitzgerald reside en enfocar un apacible plano para acto seguido pisar el detonador y volarlo por los aires para que salte en mil pedazos de historias. Mi admiración la seguirá por toda la eternidad.

Para los críticos no es su mejor obra. Muchos de los lectores se han sentido decepcionados, en parte por falta de empatía, en parte por incomprensión de la estructura y del sentido de la novela, pero a mí me ha gustado mucho. Fitzgerald muestra la primavera como una metáfora de libertad, la de la esposa asfixiada en un matrimonio aburrido, la de un pueblo oprimido, la de un hombre obligado por primera vez en su vida a elegir.

Su prosa es ingeniosa, te obliga a leer entre líneas y consigue transcribir los problemas del mundo contemporáneo a un momento intemporal. Por ello os animo a que saquéis vuestro lado revolucionario y lo leáis cuando veáis las primeras flores brotar y los rayos de sol os calienten el rostro.

Por último, reseñar la buena traducción de Pilar Adón, llena de matices.

Sybilalibros  

 

 

jueves, 25 de febrero de 2021

EL SENTIDO DE UN FINAL. Julian Barnes

 

A Barnes le gusta deconstruir recuerdos para construir historias, esparcir las cenizas de información para que el lector reviva, cual Dr. Frankestein, el alma que subyace escondida en el dolor latente. Y por eso me fascina cada libro suyo que leo.

Hay quien tacha “El sentido de un final” de sinsentido, de poca enjundia, de divertimento menor. Pero a mí me ha parecido todo lo contrario, una joya en miniatura.

Narrada en primera persona por Tony Webster, un inglés apaciblemente acomodado en su sesentena al que las preguntas dejaron de acosar hace mucho tiempo, es un ejercicio de memoria que nos retrotrae a sus años adolescentes, en los que el grupo de amigos es la verdadera familia y admitir uno nuevo y además brillante, supone una apuesta arriesgada que tardará 40 años en cobrarse en forma de una carta de su antigua novia Verónica en la que le lega una herencia inesperada. Mientras indaga en los porqués, Tony reconstruirá su pasado desde un ángulo diferente al que estaba cimentado.

La verdadera historia de lo que sucedió está fragmentada en la mente de Tony y por ende en la del lector, que tiene que dejarse guiar por él, sentir por sus engañosas emociones mientras intuye otra realidad que nuestro protagonista no se atreve a mirar, cuando el mundo era de un grupo de chavales arrogantes con todas las respuestas gracias a la Filosofía que convivía con los colores psicodélicos de los 60/70.

Recomiendo disfrutar de esta novela y cualquier otra de Barnes, un autor asombroso y fuera de lo común, no sólo por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta. Su estilo claro, preciso, con un fino humor que no abandona incluso en las situaciones más difíciles hace que la lectura se deslice por las palabras como en un tobogán de ingenio y clase. El cariño con el que dibuja a sus personajes, lo indulgente que se muestra con sus debilidades sin esconderlas genera la inmediata conexión con el lector, que se los lleva a casa para seguir charlando con ellos una vez terminada la novela.

“El sentido de un final” nos dice que ni los acontecimientos históricos, ni las ideologías, ni los grandes argumentos filosóficos son los arquitectos de nuestro pasado sino las emociones que dan vida a los recuerdos:

La historia son las mentiras de los vencedores, pero también las mentiras con que se engañan a sí mismos los vencidos”

¡Leed a Barnes! Escritor con mayúsculas que también brilla en este libro sobre el Tiempo, tema constante en su obra.

NOTA BENE: Tiene adaptación cinematográfica protagonizada por el extraordinario Jim Broadbent y Charlotte Rampling que, a servidora, adicta y adepta del cinema británico, gustó mucho.

Sybilalibros

 

 

jueves, 4 de febrero de 2021

VOCES HUMANAS. Penelope Fitzgerald

 

Cada cierto tiempo vuelvo a Penelope Fitzgerald porque aparte de ser una de mis escritoras favoritas y congeniar con sus personajes y manera de escribir, es una vieja amiga que me rejuvenece y reconcilia con la literatura si he tenido un tropezón con algún autor pretencioso de los que tanto abundan hoy en día.

Fitzgerald es lo que es, sin artificios, a pesar de lo cual consigue historias fascinantes, lo que hace que sus escritos coticen más en mi estima por la enorme satisfacción que siento al leerlos. Y aunque no todos están al mismo nivel de excelencia, jamás decepciona.

“Voces humanas” podría tildarse de novela menor en cuanto a calidad respecto a otras de su producción, pero los chispazos de ingenio y la originalidad a la hora de construir el relato hacen que merezca la pena su lectura.

Constituye un peculiar homenaje a los periodistas, secretarias, fotógrafos, trabajadores en general de la BBC que no abandonaron sus puestos durante los terribles bombardeos nazis sobre Londres, conscientes de que era cuando más los necesitaban sus compatriotas.  

Novela coral, del barullo de personajes destacan Sam Brooks, el inestable, irritante y enamoradizo director de Programas Grabados cuyo apoyo moral son las bellas secretarias que desfilan por su despacho y su compañero Jeff Haggard, director de programas, ejemplar único del flemático inglés que resuelve los problemas de su angustiado amigo y de la emisora mientras su vida personal se va al garete. Entre ambos circulan como encantadoras neurotrasmisoras la espabilada Vi, la inocente Lise y Della, las secretarias que deben olvidar sus preocupaciones personales para que no se derrumbe el edificio que mantiene unidos a los británicos en plena II GM, desde Churchill al minero de Gales.

Como es habitual en Fitzgerald, personajes y narración se construyen de manera atípica, nada ordenada. Hay que seguir a los protagonistas en sus idas y venidas por los pasillos y sótanos del antiguo edificio de la BBC para aprehender sus caracteres y la deriva del relato, algo que puede resultar molesto para lectores poco habituados pero que a mí me encanta.

Si leen el resumen que ofrece en la contraportada la editorial, toparán con la “graciosa” idea de que se trata de una novela de humor. Olvídenlo. El humor de Fitzgerald es difícil de asimilar y suele ser bastante amargo. Mejor quédense con la idea de retrato de un momento terrible que al descender a la minucia de lo cotidiano pierde su cara aterradora para sacar una sonrisa de complicidad.

Si no les convence este modesto comentario para leer “Voces Humanas” (retranca de título) acérquense a cualquier otro de Fitzgerald. Se harán un gran favor.

Sybilalibros

 

 

miércoles, 22 de abril de 2020

A TODA VELA. C.H.B. KITCHIN

Este es un relato singular, no tanto en contenido, eterno desde que Austen configurara la sociedad inglesa, pero sí en la forma en la que está escrito, porque sus referencias reclaman un extra de cultura y porque su composición en forma de monólogo interior exige del lector una atención esmerada.
Ambientada en uno de los períodos más sofisticados, divertidos y atrevidos de Europa como es la Belle Époque, lo que confiere a la narración un “charme” especial, “A toda vela” nos cuenta la historia de Lydia Clame, una “Walter Mitty austeniana” que vive en un mundo paralelo donde sus sueños amorosos se cumplen según su ideal y, para su desesperación, sus pesadillas de burguesita hipócrita también. Lydia vive con dos amigas solteras, es económicamente independiente gracias a la pensión que le legaron sus difuntos padres aunque  insuficiente para sus aspiraciones, y aparenta ser una chica moderna que no necesita a los hombres aunque, en el fondo, lo que anhela es un marido solvente y de buen nombre. El destino le gastará una broma malvada y la hará enamorarse de alguien más joven que ella, vanidoso e insolente que picotea entre señoras mayores bien situadas.

Kitchin es un autor minoritario, habitual de ese círculo mágico situado en Bloomsbury  fructífero en genios. Mundano, abiertamente homosexual, ejerció todas las profesiones y ninguna, lo que le proporcionó un bagaje social y cultural ideal para verterlo en novelas cortas (como esta) que son puro divertimento para mostrar su chispeante ingenio y erudición, aparte de la enésima prueba de la capacidad de los británicos para ironizar sobre sus más acendradas costumbres y a la par elevarlas a la canonización literaria de modo que permanezcan en el imaginario de todos los lectores que frecuentan su literatura.
Con una prosa elegantísima, un humor refinadísimo difícil de pillar si no se es habitual del género, Kitchin juega con su pluma a hacerse el interesante con frases lanzadas al azar como dados sobre el tapete complicadas de entender, mientras su puntuación se marca un charleston alocado que puede estresar al lector más templado. 
Tampoco la traducción ayuda mucho: se echan en falta más notas a pie de página, sobre todo de la cantidad de citas de las que hace alarde el autor, interesantísimas, y que ayudarían al que lo lee a extraer todo el jugo a un relato único.
Si bien me dejó un poco descolocada al principio, he de confesar que me ha gustado, por su cosmopolitismo, su “joie de vivre”, su ambientación en los locos años 20, por su distinción y originalidad, sello de Periférica. La recomiendo para quien disfrute de una vasta cultura y de una mente lectora flexible.

Sybilalibros

lunes, 16 de marzo de 2020

LA POSADA JAMAICA. Daphne du Maurier


Me cuesta la vida reseñar a Daphne du Maurier, porque es tan extraordinaria, tan ricas sus novelas, tan apasionantes sus personajes, tan bien construidas sus tramas, que prefiero no analizar lo escrito sino simplemente dejarme llevar por él, disfrutarlo en su plenitud y deciros que hagáis lo mismo.
Pero entiendo que algunos amigos lectores aún no han leído a esta magnífica autora y necesitan más datos que les empuje a ello. Por eso me obligo a redactar esta reseña cuando aún estoy calada por la lluvia persistente de Cornualles y la humedad ponzoñosa de la posada no se me va ni con agua caliente.

“La posada Jamaica” es un novelón, muy distinto de Rebeca o Mi prima Rachel, primerizo, pero que ya cuenta con todos los ingredientes maestros que hacen de los relatos de su autora verdaderas joyas literarias. Se podría encuadrar por temática y ambientación en la estela de la novela gótico-romántica de las Brontë, pero da un paso más allá, dejando a un lado las pasiones amorosas y ensalzando la realización personal.

También podría definirse como novela de aventuras al estilo de las del XIX, a la sombra de Walter Scott, pero las actividades contrabandistas en la brumosa y salvaje Cornualles no son más que la excusa para demostrar la violenta verdad del alma humana, despojando de todo romanticismo al delito y sus cultivadores.

Ante todo y por encima de todo, La posada de Jamaica, es la novela de lo que es capaz una mujer, Mary Yellan, que no quiere vivir ni amedrentada ni mantenida por los hombres. Rodeada de miserables durante todo el relato, sin nadie en quien confiar, Mary declara a hombres terribles no tenerles miedo, aunque esté aterrorizada, porque sabe que si les teme es su prisionera. Y ella es libre. En este sentido, es una novela tremendamente feminista (y está escrita en 1936) que no escatima una coma para reflejar lo que supone el maltrato físico y psíquico de una bestia (el tío de la protagonista) para la anulación de la persona.

El argumento creo que es conocido: Mary Yellan, una joven y valiente huérfana se traslada a vivir con sus tíos a una siniestra posada en las solitarias costas de Cornualles donde se encuentra con que su tía vive machacada por la brutalidad de su esposo alcohólico que por otra parte es jefe de una sanguinaria banda de contrabandistas. Mary podría huir pero prefiere hacerle frente a su tío e intentar salvar a su tía antes de que sea demasiado tarde. Y de esta manera se ve envuelta en los sucios negocios de su familia, encubriendo crímenes y buscando una salida desesperada sin más ayuda que la del escurridizo párroco de la ciudad o la del no menos peligroso hermano de su tío. La aventura está servida.

Daphne du Maurier, escritora elegante, cultísima y cosmopolita, demostró en sus novelas que para ser ciudadana del mundo no hacía falta salir de su residencia de Cornualles, donde sitúa la mayor parte de sus obras. En “La posada Jamaica” el paisaje es un personaje determinante para el desarrollo de la trama: los ominosos páramos, las traicioneras ciénagas, los ríos que cantan como taimadas sirenas no sólo esculpen una naturaleza agreste de leyenda artúrica sino también unos personajes esquivos, atormentados, oscuros e imprevisibles (se comprende la fascinación de Hitchcock por ella).

Clandestina como un barril de contrabando, pavorosa como el ulular del viento, angustiosa como un naufragio contra el miedo, palpitante como el pábilo de una vela, claustrofóbica como una charca infecta, imprevisible como la mente retorcida del tío Joss. Así es “La posada Jamaica”.

ADENDA: Hay adaptación al cine realizada por el maestro Hitch en su temprana etapa inglesa con Maureen O’Hara y Charles Laughton como protagonistas. Sin embargo, los escasos medios con los que fue rodada y la traición al secreto de la novela, desvelado en la segunda escena de la película, no hacen recomendable su visionado desde mi punto de vista. Entiendo el enfado de la autora con el director tras ver el destrozo que había hecho. En fin, el mejor escribano echa un borrón.

Sybilalibros

domingo, 1 de marzo de 2020

UNA CHICA EN INVIERNO. Philip Larkin

De esas veces que escoges un libro sólo porque te atrae el título. No conoces al autor, no lees contraportada, no consultas opiniones en redes sociales, no quieres saber de lo que trata.
Lo que se dice saltar sin red y caer sobre una obra maestra.

Empiezas a leer y desde el primer momento te das cuenta de que no es una novela cualquiera, que el mimo en unir las palabras proviene de un amor especial por el lenguaje, que esa manera en la que una mirada cobra vida en tinta de imprenta no es casualidad, que unos personajes tan auténticos, despojados de todo adorno literario no provienen de cualquier pluma. Entonces vas a la solapa del libro y lees.

Lees que  Philip Larkin es toda una institución en el Reino Unido; formado en Oxford, alma de poeta que sólo escribió dos novelas (ésta una de ellas), bibliotecario y crítico de jazz. Y comprendes.

 Y tu cerebro dibuja una sonrisa de satisfacción porque la poesía de Larkin es el alma de esta obra en la que la protagonista es una enigmática chica, Katherine, bibliotecaria en precario y extranjera sin pasaporte conocido para el lector en una oscura provincia de la Inglaterra castigada por la II Guerra Mundial, que intenta reconstruirse a sí misma tras verse forzada al destierro. Sus ladrillos serán los encontrados sentimientos que le produce su trato con los ingleses y el recuerdo de un feliz verano adolescente en este país, gracias a un trivial intercambio epistolar que la puso en contacto con Robin y su arquetípica familia rural británica. Una carta de Robin, 6 años después, agitará la existencia de Katherine y la empujará a componer esta brillante novela.
Porque son los pensamientos, las emociones, los sueños y las decepciones de Katherine los que articulan la narración.

La acción, accidentes confabulados con una meteorología tan perversa como la que preludia las nieves, mientras el autor conduce, con una prosa exquisita y sencilla, por ese limbo angustioso de la educación británica, entre la amabilidad y la distancia; por la soledad, por el recelo al extranjero, por tenebristas consultas de dentistas, por la indolencia de un paseo en balsa por el Támesis, para lamentarse de sus compatriotas.

Al final Katherine bajará de la pluma del escritor, se volverá y le dirá con ese acento insinuado pero no aclarado: el invierno no tiene raíces.
Novela del desarraigo para lectores inteligentes, pues serán ellos los que deban rellenar los vacíos de información del relato, interesantísima, enamoradiza a pesar de su antirromanticismo y una lectura a la que volver cada vez que haya escarcha en los cristales.
Absolutamente recomendable.

Sybilalibros

martes, 22 de octubre de 2019

EL ANCHO MAR DE LOS SARGAZOS. Jean Rhys


“Siempre hay dos muertes: la verdadera y la que conoce la gente”

Me gustaría no desvelaros la verdadera razón que inspira este relato, me gustaría hablaros sólo de lo difícil que es narrar la locura; de la tortura del rechazo por ser mestiza en una isla donde lo único aceptable es ser blanca o negra; de la pequeña Antoinette, que vive en una gran plantación jamaicana en decadencia, sola con una madre cada vez más alejada de la realidad y rodeada de unos esclavos que la odian. Ignorada por todos, no cuenta con más compañía que la de su propio reflejo en el espejo. Crecerá en lo que se espera de una buena criolla hasta el momento en que un extraño caballero inglés la tome como esposa con la mezquina intención de aliviar su escasa fortuna.

Me gustaría deciros sólo que más que por el atractivo argumental (que es indudable) os dejaráis llevar por la prosa poética de Rhys en sus resinosas descripciones, por los ambientes agitados por los vientos, por el largo manto de las algas del Mar de los Sargazos.

Pero estaría siendo muy injusta con la autora, porque lo que hace Jean Rhys es una osadía tremenda, porque trasladar a Las Antillas uno de los libros más amados por los lectores como es Jane Eyre para narrarnos la historia de la “otra”, la loca encerrada en el torreón de Thornfield, la esposa repudiada, desde su desdichada niñez hasta la llegada a otras islas donde no amanece el sol y salir airosa del trance, componiendo una novela que late con fuerza por sí misma, con un estilo propio e igualmente inolvidable es de escritores con mayúsculas.

“El ancho mar de los sargazos” está dividida en tres partes: la primera y la última están narradas por Antoinette (Bertha en Jane Eyre) y en ellas observamos cómo la escritura se acomoda a la personalidad de la protagonista: la descripción de su soledad e incomunicación es sobrecogedora, las frases son cortas, los pensamientos inconexos, el relato discontinuo; el ambiente asfixiante y húmedo carcomido por la pobreza y el odio de los negros es aterrador. La tercera parte es fantasmal, como lo era su presencia para Jane Eyre.
De la misma forma, la segunda parte, narrada por Edward Rochester es metódica, cerebral, como lo es la inquina que desarrolla hacia la mujer con la que se ha visto obligado a casarse o el desprecio hacia la naturaleza salvaje de la isla o las costumbres criollas.
Todo ello conforma una historia dura, trágica, en la que Rhys esquiva con soltura el melodrama para ofrecernos un retrato desgarrador de manera que al final del libro el lector se pregunta si realmente Antoinette  está loca o sólo es su respuesta a la siniestra  soledad que sufre desde pequeña, a la incomprensión de su marido, al rechazo de su propia gente, a la “obeah” (hechicería) de la vieja Christofhine o a la dolorosa necesidad de ser querida. Aún me lo sigo preguntando.

Ha sido un descubrimiento gozoso esta autora, medio galesa, medio dominicana, bendecida con la gracia de la musicalidad del gaélico fusionado con el son tropical, lo que da como resultado una prosa cálida, sonora, especiada y tan embaucadora que se te hace difícil soltar el libro. Y eso que lo he leído en español, en inglés debe de ser puro deleite. Ansiosa por leer el resto de su breve pero intensa obra.

ADENDA GEOGRÁFICA: Quizás cuando terminéis esta novela no entendáis el título. Puede que un rápido vistazo a un mapa os aclare algo, pero la clave está en la literatura. Sólo un gran lector será capaz de entender su dimensión e importancia. Espero que esto sea un acicate para lanzaros a la búsqueda de los maravillosos libros en los que el Mar de los Sargazos es parte esencial.

Hay ediciones de esta joya en Anagrama, Cátedra o Debolsillo. Yo he leído la edición de Lumen, con una traducción correcta.

Sybilalibros@siyofueralibro





martes, 15 de octubre de 2019

EMMA . Jane Austen


Siempre me ha parecido Inglaterra muy pequeña para tanta finca con mansión. También me asombra la devoción de innumerables  lectores por una sociedad clasista, prejuiciosa, milimétrica en sus costumbres invariables, más tiesa que las estatuas de sus jardines, como es la inglesa del siglo XIX.
Una cosa es la literatura y otra la vida, se me objetará; se pueden disfrutar las andanzas de terratenientes ociosos con servidumbre devota al tiempo que se es “avanzado”. Cierto, a medias. Cuando Austen, las Brontë, Collins, etc, me convencen de que sus personajes viven y no sólo aparentan, me gustan. Si se rompe el espejo en que se contemplan continuamente y siguen ahí después, sobre los pedazos, agradezco la lectura. No es el caso de Emma.

 Conozco de memoria los paisajes de esta novela, sus tipos humanos, con sus inquietudes repetidas, aspiraciones circulares y leves como sus paseos campestres. Lo mejor, la ironía que envuelve la listeza de Emma, equivocándose siempre; algún personaje simpático por simple y tozudo, como su padre. Lo peor, paso páginas y pienso: esto lo he leído veinte veces, Jane.
De Austen, inglesa que vivió entre 1775 y 1817, me gustaron más, ocurrían cosas, “Mansfield  Park” y “la abadía de Northanger”.

Luis Miguel Sotillo Castro

domingo, 15 de septiembre de 2019

LA CENA DE LOS INFIELES. Beryl Bainbridge.


Chocante. Es la única palabra que se me ocurre para definir este extraño engendro, porque tampoco lo calificaría de novela. ¿Teatro novelado? ¿Película en prosa?

Partiendo de una premisa tan surrealista como una cena formal de parejas organizada por la amante de uno de ellos, con ese anhelado deseo de toda querida que se precie de ser visible, de mostrarse como la verdadera compañera en lugar de la legítima ante los amigos de él, Bainbridge escenifica una farsa cáustica sobre la infidelidad y la hipocresía de la burguesía británica, plagada de situaciones absurdas y conversaciones ridículas.
Pero lo que empieza como una ácida comedia se convierte en rocambolesca tragedia por un giro inesperado en la sinuosa noche, dando lugar a un final tan extravagante como la propia obra.

Tenía mucha curiosidad por leer a esta autora, grandes expectativas por las excelentes críticas y el lugar de honor del que gozaba en las letras británicas hasta el punto de conseguir el título de “Dame”, pero me ha dejado un sabor agridulce. Quizás porque lo que es catalogado como humor negro, para mí ha rayado en lo escabroso en determinadas situaciones. No soy tan sádica.

Es Bainbridge despiadada con sus personajes, maquiavélica, genial en la invención y manejo de situaciones descabelladas. Busca el humor en el antagonismo de personalidades: la acostumbrada flema de la clase media-alta frente a la insensatez de los suburbios. Y tiene un punto de absurdo perverso inspirado (estoy convencida) en Muriel Spark, la otra reina británica del humor siniestro y personajes irracionales.

Obra desconcertante, retorcida, ilógica, tremenda, magnífica, desagradable e incómoda, en la que no cesan las sorpresas: cada movimiento de los congregados en esa casa de las afueras de Londres es imprevisible. Extraordinaria en el sentido más literal.
Les diría que prueben, lean y opinen. Es una “rara avis”, no deja indiferente y seguro que tendrán una suculenta discusión “afternight”.

Sybilalibros@YoLibro




NO MIRES AHORA Y OTROS RELATOS. DAPHNE DU MAURIER


Comienzo cada libro con expectación incorregible; unos pocos, sabiendo que la felicidad lectora está asegurada. Es el caso de Du Maurier. Recomiendo sus novelas La posada de Jamaica, Rebeca, Mi prima Raquel. En ellas, la maldad y la realidad son movedizas; la tranquilidad y las certezas, una ilusión. Esta inquietud, productora de curiosidad y gozo intelectual, también está en sus relatos.
 Este libro contiene cinco, rondando cada uno las 45 o 50 páginas.

 “No mires ahora”. Probable cuento de fantasmas. ¡Cuánta literatura, de viajes y de ficción ha generado Venecia!  Allá donde viajamos, encontramos lo que somos. Un matrimonio busca ahogar su desgracia  en la laguna veneciana, las islas y la ciudad que fueron de los Dogos. Tras el lujo y el brillo palacial, el Sol jugando feliz en las aguas del Gran canal, encontrarán los oscuros puentecillos sobre canales estrechos de agua negra.

 “El manzano” Ya fue reseñado en el cometario al volumen “Los pájaros”, que también lo contiene.

 “No después de medianoche”. Desastre en un entorno idílico, Creta. Como en el caso del cuento veneciano, el contraste entre ambiente exterior edénico  e infierno interno del protagonista te agarra.

“El estanque”. No se puede describir mejor, poesía dura, la llegada a la adolescencia desde la infancia, el abandono inexorable de esta.

 “Las lentes azules”. Aunque sorprendente, quizás el relato más flojo. Sólo es muy bueno.

 Edición de La biblioteca de Carfax; leo la primera, febrero de 2018. Estupenda, muy apropiada la portada. 247 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro

miércoles, 10 de julio de 2019

ALTA FIDELIDAD. Nick Hornby

Un tipo quiere ser feliz, ni más ni menos. Es fácil, sólo tiene que seguir un camino marcado, lógico. Debe cruzar un río, la felicidad está al otro lado. No hay puente, pero sí un camino de piedras para pasar sin mojarse. Una y otra vez, nuestro amigo, el protagonista de esta novela, resbala en la misma piedra y se empapa hasta las caderas.
Lo veo con simpatía y alguna indignación: ¡Cómo se puede ser tan bobo! Lo que me enfada de verdad es que soy como él, en algunas cosas. Es torpe, encantador a veces, patético; egoísta y desprendido al tiempo.
Empezamos con recuerdos en Londres, años setenta; adolescencia, primeros escarceos amorosos de nuestro héroe. Como varón, puedo decir que describe bien los miedos y deseos de la edad imposible, entre la niñez y la adultez. Luego nos iremos al presente, en los noventa.
Usted también disfrutará de este libro, aunque no haya sido un eterno adolescente rockpopero. Por eso es una gran novela. Muy buenos diálogos de londinenses creíbles en los años noventa, cuando el Rock ya era viejo y estos, sus devotos irredentos, peterpanes treintañeros, incapacitados para volar.
De canción a canción, entre amores y amistades, nuestro hombre bracea para no hundirse en las aguas mansas, grises, de la vida cotidiana. Los días duran mucho más que una canción de Elvis Costello, sin ninguna necesidad.
Novela totalmente recomendable, de 1995. 280 páginas musicales, divertidas, chuscas, profundas, leves; fragmentos tarareados de una vida.
Hay deliciosa película protagonizada por un impagable John Cusack que recomiendo vivamente.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

miércoles, 26 de junio de 2019

INSTRUCCIONES PARA UNA OLA DE CALOR. MAGGIE O’FARRELL


Hacía tiempo que andaba detrás de este libro pero no estaba en el fondo de la biblioteca. Casualmente, entre las variadas ofertas de Amazon de libros en lengua extranjera, lo hallé junto con otras bicocas. Soy muy kamikaze cuando se trata de leer en otro idioma. No me planteo su dificultad sino que me apura la curiosidad de cómo sonará en su lengua original. Y he de decir que me he pasado de atrevida, porque la narración de O´Farrell no es compleja en sí, pero las descripciones de las emociones, enlazadas con las de los recuerdos que sobrevienen a trazos, o con el paisaje doméstico, me han obligado a releer más de una vez un párrafo hasta aprehender todos los matices. Esto, más que echarme para atrás me afianza en la buena opinión que tengo sobre esta autora, sobre todo a la hora de crear personalidades más que personajes.

Aun tratando el tema recurrente sobre el que gira la producción de O´Farrell, las siempre conflictivas pero jugosas relaciones familiares, es una novela más compleja que La desaparición de Esme Lennox, en cuanto al abordaje de caracteres y su desarrollo. De hecho, la trama no es más que una excusa para sacar los trapos sucios de una familia fuera de lugar en muchos aspectos: irlandesa, católica e inmigrante en Inglaterra, a la que la segunda generación le ha salido más inglesa de lo que a la agitada, parlanchina, agotadora Gretta, a la sazón madre y cabeza visible de esta reunión familiar, le hubiera gustado.

Londres, verano del 1976, plena ola de calor, Robert Riordan, jubilado padre de familia, taciturno y más rutinario que un atasco en hora punta, sale de su casa una mañana para no volver más. No hay señales violentas ni notas explicativas ni amigos que den noticia de él. Gretta recurre a sus desperdigados y mal avenidos hijos para encontrarlo: el mayor, Michael Francis, un amargado profesor de instituto cuyo matrimonio hace aguas; Monica, la guapa y abnegada mártir de la familia, favorita de sus padres, a pesar de haber cometido el terrible pecado del divorcio; y la pequeña y extravagante Aoife, que escapó a N.Y para no sufrir más la incomprensión del clan. El reencuentro y la obligación de colaboración mutua son dignos de Tennessee Williams: los rencores producen tal energía que podrían iluminar el árbol del Rockefeller Center por sí solos.

Hipocresía sostenida por la educación en el silencio, secretos de familia, personajes disconformes que se rebelan a su manera contra los valores tradicionales que la omnipresente madre pretende a toda costa mantener, aun cuando hace tiempo que se han derrumbado los cimientos sobre los que se habían construido. En definitiva, una olla a presión muy bien narrada gracias a la enérgica e infatigable prosa de la autora.

Un solo pero: el final. Creo que no está a la altura de las expectativas creadas. Pecata minuta para una novela de indudable calidad narrativa.
Recomendación encarecida para buenos lectores.

Sybilalibros@YoLibro

lunes, 17 de junio de 2019

LOS PÁJAROS. Daphne du Maurier

Reunión de seis relatos extraordinarios, estupefacientes. Tengo la
impresión, siempre que leo a esta mujer, de disfrutar con una
pionera, en cierto modo. Cosas que me parecieron originales en su
día ya las había expresado ella, según voy descubriendo.
Daphne de Maurier, 1907-1989, londinense, amó y vivió Cornualles,
escenario de varias de sus historias. Recomiendo, además de las
obras citadas en este comentario, las novelas “La posada de
Jamaica” y “Mi prima Rachel”.

Lo que este libro contiene:
“Los pájaros”, menos de 40 páginas. Celebérrimo por la película de
Hitchcock. Esta no es fiel al relato, pero da una idea aproximada.
Hay personajes distintos en un país distinto y los hechos no son los
mismos; el horror, sí. Aprovecho para recomendar la lectura de
“Rebeca”, cuya versión fílmica sí es fiel, salvo en el destino de la
señora Danvers.

“Monte Verità”, 70 páginas. Este extraño monte, que se nos
desvelará poco a poco entre las nieblas, con el arte grande de la
autora dosificando los avances del lector, recuerda a veces Xanadú;
mejor, Shangri- La. Pero, como leerán, lo de Maurier es todo lo
contrario que el “Horizontes perdidos” del gran cineasta Frank
Capra.

“El manzano”, 40 páginas. Cuando el horror ominoso que uno siente
proviene de objetos, seres, objetivamente inocentes, indiferentes,
es que el horror surge del interior de uno.

“El pequeño fotógrafo”, 40 páginas. El tedio de la clase alta que
paga la baja. Vacaciones en el mar, amorosas y culpables. La
inconveniente relación entre una marquesa y un fotógrafo cojo.

“Bésame otra vez, desconocido”, 25 páginas. Un hombre tímido
corre el riesgo de perderse por una mujer fascinante y extraña.
¿Qué lo hemos visto muchas veces? No con este talento, esta
capacidad de sorprender.

“El anciano”, 10 páginas. Obra maestra. No se puede decir, evocar,
provocar más sentimientos e ideas con menos. Sorprendente
colofón a un libro excelente. Publicado en 1952, leo una edición de
1987, de Orbis. Un euro en mercadillo solidario.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

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