viernes, 11 de diciembre de 2020

DIARIO DEL CORONAVIRUS. Juanjo Ávila García

 La abolición de las obligaciones. ¿Quién no ha soñado con ello? ¡Me gustaría ser monje en convento, fuera los problemas de la vida! Los solitarios se alegran de la pandemia en secreto, pues les permite vivir encerrados con un motivo noble, no matar contagiando. Pero si algo tiene la vida es humor negro. Resulta que los monjes sí tienen obligaciones y horarios estrictos, que los solitarios quieren dejar de serlo cuando menos pueden.

Un hombre es isla con un continente humano enfrente. Según la marea, los vientos, la Luna de fuerzas incomprensibles, puede comunicarse o no. El malvado Sartre, típico intelectual enemigo de la libertad en nombre de la libertad, tiene una frase apreciable: El infierno son los otros.

  Nuestro protagonista, Juanjo, que al leer ese “nuestro” daría un respingo, tiene aspiraciones de escritor y amante. La revelación de que conseguir ambas cosas depende de la pelea interior le desasosiega. ¿Cómo van a quererme si mi lucha interna no cesa? Arrojado, porque comunicarse es arrojarse con paracaídas sin seguro, se relaciona.

Vive en una Granada clausurada por el virus
, como una alcoba pequeña con sábanas fantasmales tapando los muebles añejos y bellos. La madre, las mujeres (que para los varones nada tienen que ver), un amigo enloquecido, otro fiel, un psiquiatra obcecado, símbolo de la corrección mental, policías como meros instrumentos de los mandamases, un tipo angelical y otro luciferino, son los personajes temidos, amados, inexcusables de este relato de un hombre que escribe un diario.

  ¿Cómo está escrito? Muy bien. Salpicado de definiciones, metáforas, comparaciones de la Muerte. Una paloma lleva en el pico el séptimo sello. Ávila García siempre me ha parecido un Valdés Leal de la escritura, barroco y febril, pero sin más virus aparente que el amor por las palabras. Eso no es renunciar a la vida, al contrario, es valorarla por frágil. Transmite verosimilitud  y vitalidad. Con sus citas cinéfilas nos recuerda que ver cine es vivir, como leer, escuchar música, como todo lo que nos mantenga curiosos.

Lean este libro si creen que la bonhomía y la cultura son nuestra tabla de salvación, con pandemia y sin ella.

Edita Adarve, octubre de 2020, 307 páginas estupendas.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

viernes, 4 de diciembre de 2020

COMO POLVO EN EL VIENTO. Leonardo Padura

 

Leonardo Padura nació en La Habana en 1955. Vive allí. Es autor de nueve novelas policiacas breves, protagonizadas por el policía habanero Mario Conde. También de “El hombre que amaba a los perros”, sobre Trotsky y su asesino, Ramón Mercader; novela extensa y meritoria, como esta “Polvo en el viento”.

  El amor es incierto y doliente, la amistad segura y consoladora. Así piensa Padura, viendo los clanes de amigos en sus novelas con el policía Mario Conde y en esta.

El título se refiere a la canción de Kansas “Dust in the wind”, melancólica y vidente. El libro trata de la amistad entre los habaneros Darío y Clara, Irving y Joel, Bernardo y Elisa, Fabio y Liuba, Horacio y Guesty, Walter; treintañeros en 1990. La acción corre hasta 2016, va y viene con saltos en el tiempo bien trabajados, no provocan confusión ni rompen el ritmo narrativo.

  La Habana, Miami, Madrid, Barcelona, Florencia, Puerto Rico, el fin del mundo cerca de Seattle son los escenarios para los personajes del drama cubano, que no pueden parar quietos a la vez que están presos. Ni permanecer en la isla prisión ni escapar de ella, nada garantiza la felicidad.

 Es curioso ver a qué comportamientos lleva el desarraigo. Un cubano en Barcelona que se hace independentista catalán, buscando calor de pertenencia grupal; otro en Madrid que se cita cada domingo con el Ángel caído del Retiro; una que se acoge a sagrado en una montaña de Washington. Partimos de viaje buscando amarras y norays antes o después.

 Padura se niega a hacer un alegato contra la tiranía cubana, aunque la  mera descripción de la sociedad es suficiente para ver el fracaso del régimen. 1989 marca el inicio de los peores tiempos, al perder el sistema el apoyo soviético. La mala dirección de los asuntos públicos parece obedecer a la fatalidad, más que a los errores e insuficiencias de la cúpula fidelista.

  Conocemos también a Ramsés, Marcos, salidos de la isla pronto, Adela, gestada en Cuba y nacida en Estados Unidos, de la generación siguiente; más desengañados, menos politizados que sus mayores, sin los problemas de estos con el alcohol, la homosexualidad humillada, la escasez de casi todo.

¿Qué más? Mucho, por eso recomiendo esta novela. Padura emplea 650 páginas para que cada uno de tantos personajes tenga entidad propia, interés. Lo consigue. Quien no padezca el rechazo a los libros extensos disfrutará. Vale la pena.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

 

 

 

jueves, 26 de noviembre de 2020

TRISTÁN E ISEO

 

Los trágicos amores de Tristán e Isolda nos siguen seduciendo porque contienen todos los ingredientes de una gran historia: pasiones desatadas, celos enconados, traiciones, adulterio, dragones, caballeros andantes, lealtades, nidos de amor en bosques musgosos... Pero, por encima de todo, el amor más desesperado de literatura europea.

 Este librito es una estupenda oportunidad para conocer la leyenda en su totalidad y de una manera asequible, ya que la editora, Alicia Yllera (catedrática de Filología Hispánica y traductora del francés medieval) ha optado por una redacción de esta en castellano actual, lo cual se agradece porque no todo el mundo está habituado al modo de escribir medieval.

Su gran logro consiste en reconstruir la historia a partir de los diferentes fragmentos recibidos de los juglares del s. XII, así como del texto posterior en prosa, dándoles una cohesión interna.

Cuenta con excelente introducción donde desvela los oscuros e inciertos orígenes de la leyenda y, para mí, lo mejor, las sorprendentes conexiones con leyendas persas trabadas a través de juglares andalusíes. Todo un hallazgo.

 La recomiendo para fanáticos del mundo Artúrico como servidora, de la refinada cultura medieval, amantes de la caballería andante, de los amores "fous" (locos), y para cualquiera que quiera pasar un buen rato de evasión y ensoñación.

P.D: Nada de escenitas ñoñas de amor cortés. Aquí hay "tela que cortar". Ginebra y Lanzarote, unos cartujos.

 Sybilalibros

UNA EDUCACIÓN LIBERTINA. Jean-Baptiste Del Amo.

 


Repugnante. Viscosa. Sórdida. Visceral en el sentido más estricto del término.

Así es “Una educación libertina”, el descenso a los infiernos de la depravación de Gaspard, un joven campesino que huye del lodazal de su hogar bretón, buscando elevar su condición, para caer en el no menos limoso París del s. XVIII. En su medrar tropieza con el conde Étienne de V., un aristócrata disoluto y manipulador, apóstol del libertinaje, que se le prefigura como el pasaporte para los salones empolvados que tanto anhela pero que lo hundirá en la esclavitud de la carne de donde emergerá un nuevo Gaspard.

Enésima biografía del arribista, tema muy querido por la literatura francesa, que ofrece preclaros ejemplos en “Rojo y Negro” de Stendhal o “Bel Ami” de Maupassant en el XIX, pero que tiene sus raíces en el XVIII, el llamado Siglo de las Luces, que sólo brillan en las arañas de Versalles mientras que en el resto de Francia reinan las sombras, la ignorancia, la vileza y la degeneración bajo una ampulosa peluca y un estratégico lunar capaz de ocultar al villano más ruin, como bien demuestra el autor.

Digno heredero de P. Süskind, del que se reconoce deudor, sobrepasa con creces la repulsión de “El perfume”, violentando los jugos gástricos del lector en demasiadas e innecesarias, a mi modo de ver, ocasiones. Sus descripciones son groseras, sucias y reptiles, elevando lo obsceno a categoría de sublime. Sirva de ejemplo:

“El olor del Faubourg era sofocante de principio a fin. Hedía a sudor, pero también a una cohorte de tufos combinados. Olores de alientos agrios, de podredumbre, de animales a piedras y maderas húmedas, a orina, a col, a cuchitriles nauseabundos, a heces, a espumarajo de caballo, a pelo de perro, a pieles sarnosas, a sexos corrompidos, a cuerpos ulcerosos, a esperma rancio. En ciertos lugares, parecía que se penetraba la vagina sifilítica de un París impunemente abierto por sus tripas, de puro intenso que resultaba el relente visceral.”

Y esto es lo más suave.

¿Qué me empujó a continuar leyendo?

Del Amo es un mago de las palabras, juega con ellas, las teje según la partitura evoque el aterrador Sena, los prostíbulos de Montmartre, una comedia en L’Opera o el deseo concupiscente de la miseria humana. Cuando te das cuenta, estás atrapado en esa tela de araña y deseas saber cómo saldrá Gaspard de esa inmundicia.

Creo que ése es el factor que le ha hecho acreedor de los principales premios literarios en Francia, entre ellos el Goncourt en 2009. Y que la novela presenta el lado más sórdido del libertinaje, desmontando la imagen de oropel que teníamos por el seductor y brillante Casanova o el inteligente Valmont, acercándose más al malsano Sade. Sería la cara “gore” de la moneda, mientras “Las amistades peligrosas” sería la “chic”.

Mención aparte merece la traducción de Lydia Vázquez Jiménez, un auténtico “tour de force”, dado el extenso y riquísimo vocabulario del que hace gala el autor, como confiesa la traductora en la interesantísima entrevista con Del Amo al final del libro. Exquisito detalle de Cabaret Voltaire que podría servir de ejemplo a otras editoriales. Eso es mimar y personalizar una edición.

¿Recomendable? Depende de los intereses, el nivel cultural y el estómago de cada uno.

¿Me arrepiento de haberla leído? No, no ha sido ninguna pérdida de tiempo. Es un goce encontrar tal nivel en el manejo del lenguaje y he perdido algún kilito al quitarme las ganas de comer.

¿Leería otra obra de este autor? Rotundamente no, a menos que abandone sus gustos por las pústulas, lo escatológico y la complacencia en lo obsceno de la mugre, cosa que dudo tras leer la entrevista, pues su objetivo es chocar al lector.

Sybilalibros

LOS HERMANOS ASHKENAZI. Israel Yehoshua Singer

 

Estamos ante uno de esos libros que hay que leer sin prisas, entre otras cosas porque son más de 600 páginas y con sustancia, calentándolo en el butacón de orejeras como si de una copa de coñac se tratara. En la órbita de las “Memorias de un europeo” de Zweig, pero novelada, es de esas lecturas que te enseñan muchísimo sobre la historia contemporánea europea sin que te enteres. Una historia además muy desconocida para los que no ofician en la materia, ya que la mayoría sólo sabe de Polonia por su desgraciado protagonismo durante la 2 G.M.

Singer nos relata precisamente el período anterior a la invasión nazi, desde los albores de la revolución industrial hasta el período de entreguerras a través de las vicisitudes de una saga familiar, estructura muy querida a los escritores judíos, protagonizada por unos hermanos gemelos nacidos en el intransigente jasidismo, los eternos Caín y Abel trasladados a Lodz, la ciudad industrial más pujante de ese no-estado, no-nación que fue Polonia hasta 1918.

Lo de hermanos del título es casi un decir, porque el ochenta por ciento del peso de la novela recae sobre el intrigante, ambicioso, astuto, desalmado, déspota y egoísta Simjat Meir, mientras que el noblote, simple, directo y casi primario Yankev Bunnem sólo asoma de vez en cuando en desacuerdos y enfrentamientos con su desnaturalizado hermano. La vileza, las traiciones y la perversidad para con los suyos serán las losas que construirán el camino que conduce a Simjat de renegar de las directrices paternas que lo condenaban a una vida de estudioso jasidí a convertirse en el empresario más poderoso de Lodz.

Esta agitada vida no es más que el hilo conductor para una interesantísima recreación novelada del proceso de industrialización en Lodz, desde sus comienzos con los telares manuales hasta la introducción del vapor, sazonado con una rica mezcla poblacional que incluía judíos, rusos, alemanes, polacos; los primeros movimientos obreros, los abusos del capital, la sempiterna traición de la burguesía, el paulatino ascenso del marxismo de la mano de los judíos precisamente, para terminar en los pavorosos efectos de la I GM y la Revolución Rusa sobre esta importante población y por ende sobre toda Polonia.

Y todo desde la óptica de alguien que conoció algunos de esos sucesos de primera mano, y que, al igual que los protagonistas, renegó de los anquilosados y  excluyentes valores ortodoxos de su familia jasidí y optó por ser un ciudadano del mundo sin dejar de ser judío ni de reivindicar el yiddish, su lengua y en la que escribe sus obras.

No es mucho lo que se sabe de Israel Singer, eclipsado por la figura de su hermano, el premio Nobel Isaac Bashevis Singer,pero sí conocemos de la pertenencia a la izquierda judía de su país, Polonia, de su viaje a la URSS para conocer de primera mano el ansiado paraíso socialista y de su horrorizado desencanto al presenciar la barbarie a la que se entregó el proletariado. Aunque su principal labor la desarrolló como periodista en Europa y EEUU, sus experiencias, ideas y opiniones han quedado también plasmadas en sus novelas.

          Para mí ha sido un auténtico placer descubrir una sociedad tan rica, heterogénea y a la vez tan pisoteada como la polaca en este período histórico, confinada habitualmente a su papel de estado-tapón entre Rusia y Alemania y vapuleada por ambas potencias. Conmueve hasta el tuétano ver cómo esa Polonia castigada, a la hora de constituirse por fin en estado con el nacionalismo por bandera, comete las mismas e incluso peores tropelías contra su pueblo, en particular contra los judíos, para así tener la ansiada entidad propia dentro de Europa. La descripción del pogrom realizado en la ciudad de Lvov pone los pelos de punta. Nada que envidiar los de los nazis ni los estalinistas que sufriría después en la II GM.

Y a pesar de algunos síntomas de cansancio tras su ingente número de páginas, me he emocionado con el excelente final, tan inteligente, tan coherente como poco agradador con el lector buenista. Ahí es donde se percibe la talla de un escritor.

Absolutamente recomendable como testimonio vivo de la historia europea, para cura de racismos, nacionalismos y demás sarampiones que afectan a los que desconocen su propia historia o se tragan la que le enseñan envuelta en nubes de azúcar.

 Sybilalibros

 

miércoles, 11 de noviembre de 2020

LA BUSCA. Pío Baroja

La Busca, primera parte de la excepcional trilogía “La lucha por la vida” (las siguientes: Mala hierba y Aurora Roja) narra la progresión descendente de Manuel Alcaraz, un chico de provincias que va a la capital a buscarse la vida, pero sólo le sale al encuentro la mala. Su apatía natural hace que se deje llevar por las circunstancias y  por gente de mal vivir aunque no tenga alma de maleante.

Así que toca arremangarse las enaguas, ajustarse el mantón y ceñirse el chalequillo.

Viviremos en pensiones tan estrechas y oscuras que sorberemos el cocido a tientas en el pasillo.

Dormiremos en suelos de corralas apretujados contra golfos y modistillas. No habrá qué comer, pero sí calentaremos nuestras tripas con aguardiente de navajas en tabernas del Manzanares.

Si habemos dos duros, tomaremos café en el Lisboa y luego iremos al baile de las Vistillas con la Rabanitos y la Fea. Si los bolsillos están carpantas, apandaremos unas tiras de encaje o un fardo de crespón con los randas Vidal y el Bizco, a ver si lo colamos al trapero del Rastro.

Si hay que najarse (¡moler!), a pasar la noche en las cuevas del Cerro de los Santos y ya mendigaremos a las “marquesas” de la Doctrina un mendrugo tan duro como su corazón.

Aprenderemos un oficio en el que se cobra en desprecio, sufriremos hambre, frío, traición y abandono, pero habremos conocido el verdadero Madrid de la Restauración.

Y mientras, reprimiremos las ganas de darle un zamarreón a Manuel y decirle que espabile, porque no son más que el reflejo de la maestría de Baroja a la hora de retratar a sus personajes y abocarlos a las más sórdidas de las situaciones para luego dejarles respirar unos minutos fuera del cieno.

Cualquier autorzuelo actual megaventas llenaría 500 folios regodeándose en palabras vacías para construir una novela así. Don Pío, con cuatro pinceladas vibrantes, un léxico riquísimo, un conocimiento verdadero de los suburbios de Madrid (pues los vivió de cerca) y de su habla, nos regala una obra maestra de 190 páginas en la que palpita ese impulso Regeneracionista tan característico del autor como de la Generación del 98.

ABSOLUTAMENTE IMPRESCINDIBLE para los madrileños que se sientan orgullosos de serlo, para los que amamos de lejos esa Villa y Corte de los Milagros; para los amantes de la literatura con mayúsculas, los curiosos del habla de los bajos fondos y de los cambios sociales de la España de finales del s. XIX. Toda una amena y fiel lección de historia. 

Y a los que se pirran con el jamón york de Dickens, les invito a que prueben el realismo social “pata negra” patrio. Ni punto de comparación.

¡No se pierdan las continuaciones!

 ADENDA: Yo he leído una edición infame de El Mundo que andaba por casa, con más fallos de tipografía que la carta de un loco. Si tienen oportunidad, háganse con una buena edición porque la obra lo merece.

Sybilalibros

 

 

 

CARPE DIEM. Saul Bellow

Tenía grandes expectativas con este renombrado autor norteamericano, Nobel por más señas, pero este primer contacto no las ha colmado.

Carpe Diem (Seize the day en inglés) narra la desesperación de un típico hombre fracasado, Tommy Wilhem, que ha perdido trabajo, familia y estima, por tomar el último tren, aquel donde se cifran todas las esperanzas marchitas.

Condensada la acción en un sólo día en el Nueva York de posguerra, somos espectadores de los patéticos esfuerzos de este grandullón, sobrepasado por los reveses de la vida como un párvulo, por conseguir el respeto y el apoyo de su padre, eminente doctor judío cuya única fe es el trabajo y el dinero, pero del que sólo obtendrá desprecio y lástima. Eso le llevará a tirarse en los brazos del primero que enciende una luz para su oscuridad: el inefable profesor Tamkin, supuesto psicoanalista que le ofrece la pastilla del “carpe diem” en la Bolsa.

Novela corta, de apenas 160 páginas, estructurada como una espiral descendente, conjuga  en sí varios géneros: la fábula filosófica para mostrar la soledad existencial de la gran ciudad donde pululan oportunistas ávidos de jóvenes huérfanos de referentes tras la pérdida de valores que supuso la II Guerra Mundial; la crítica acerada al modo de vida judío (Bellow es judío) basado en la excelencia por encima de todo y el retrato íntimo de almas angustiadas. Esta diversidad de planos hace que la lectura se detenga a menudo en párrafos que te hacen ausentar de Broadway un rato para deambular por tu propio interior:

"Hay algo que debería tener claro a estas altura: ganar dinero es un acto de agresión. Eso es todo. La explicación funcional es la única que vale. La gente va a la Bolsa a quitar de en medio a sus rivales. Dicen: Me los voy a cargar a todos. No es casual. Sólo que no tienen valor para cargarse de verdad a alguien, y lo hacen simbólicamente. El dinero. Matan con la imaginación"

Carpe Diem, auténtica apología del perdedor con final sobrecogedor, no termina de cuajar en el corazón del lector, a pesar de la inteligencia escritora de Bellow. Supongo, ya que es la única que he leído de él, que se debe a su juventud en el corpus del autor, como si fuera un ensayo de otras novelas suyas posteriores que han alcanzado el Olimpo de la Literatura.

Aún así, me ha dejado el suficiente regusto como para querer acercarme a otras obras de Bellow y para, desde esta humilde tribuna, recomendar su lectura.

Sybilalibros

 

 

 

sábado, 7 de noviembre de 2020

LA BRISCA DE CINCO. Marco Malvaldi

 

Me acerqué a Malvaldi por la serie de televisión «Los asesinatos del bar Lume» porque me hacían mucha gracia los personajes y el dialecto toscano. Además, las opiniones acerca de los libros en internet eran muy alentadoras.

Sin embargo, he de confesar que me ha decepcionado un poco. No me he divertido con el libro como esperaba.

Varios factores confluyen en esta percepción. Primero, por qué no decirlo, la expectación creada. Reconozco que lo cogí con muchas ganas, pero me fui desinflando según transcurrían los capítulos, aunque al final remonta.

Segundo: se trata de la primera novela de una serie y en estos casos la estructura suele estar un poco confusa y los caracteres de los personajes aún sin conformar, excepción hecha del cuarteto de jubilados que funciona como un coro griego deslenguado maestro del incordio así como la personalidad cínica y amargada de Massimo, el barista/detective a su pesar.

Pero un lenguaje mordaz y procaz no es suficiente para atrapar al lector. El caso criminal es casi insustancial y previsible y apenas ocupa unas páginas en comparación con el espacio dedicado a los rifirrafes entre personajes, con lo que el atractivo del suspense y de una investigación fatigosa se queda en agua de borrajas. Prima la atención al costumbrismo y a pesar de ello, desde mi punto de vista, falta ambiente, apenas recreado por los intercambios verbales. No me ha angustiado el asesinato de una jovencita cuyo cuerpo ha sido abandonado en un contenedor ni he apagado la luz comiéndome la cabeza por averiguar el asesino.

Las comparaciones son odiosas, pero creo que el autor no está tocado con el don de la gracia, algo que fluye natural en Camilleri y su escritura carece de la fuerza de Manzini, por poner dos ejemplos de la actual novela negra italiana más conocidos por el gran público.

Para pasar un rato entretenido y nada más. Me gusta más la serie de televisión. Creo que los abundantes diálogos ganan en gracia y sentido cuando los incorporan los actores.

He leído la novela en su versión original en italiano publicada por Sellerio. La edición en español corre a cargo de Destino.

  Sybilalibros

 

 

viernes, 6 de noviembre de 2020

COMO UNA NOVELA. DANIEL PENNAC

 

Pennac es como un alter ego de “bas quartier”, mi compi de oficio enseñante y quien me cuenta las historias más estrafalarias y divertidas en la serie de la familia Malaussène, que recomiendo vivamente.

Este libro nace precisamente de la vocación docente del autor como respuesta a la eterna pregunta de por qué no leen nuestros jóvenes. El resultado es un breve pero amenísimo ensayo sobre el hecho de leer, pero, sobre todo, una conmovedora arenga por las libertades de la Lectura.

Si sois lectores de vocación, ocasionales o transeúntes; de verano o de Navidades, de metro o de sofá; o lo fuisteis y perdisteis las ganas en algún rincón del estrés diario: leedlo.

Si leíais a vuestros hijos en la cama pero ya no leen, si compartís lecturas con ellos o con amigos: leedlo.

Leedlo para vosotros, en silencio; en voz alta, comentando; discutidlo, subrayadlo, regaladlo. Pero ¡LEEDLO!

Sybilalibros

jueves, 5 de noviembre de 2020

UN ARBOL CRECE EN BROOKLYN. Betty Smith

 

¡Qué libro tan bonito!

En fondo y en forma, porque la elección de “Chica ante el espejo” del afamado e icónico ilustrador del Saturday Evening Post Norman Rockwell no puede ser más acertada. ES cabalmente la dulce protagonista, Francie Nolan.

En cuanto  a la novela, pocas veces se encuentra el lector ante una historia tan entrañable, que te llega al corazón desde la primera página. Está escrita con tanto amor y ternura por sus personajes que se hace difícil llegar a la última página y separarse de ellos.

En una composición clásica, Betty Smith nos narra la infancia y juventud de Francie Nolan junto a su familia de inmigrantes alemanes e irlandeses en Williamsburg, una de las zonas más depauperadas de Brooklyn, cuando el s. XX está recién estrenado y supone todo un universo de posibilidades a los que malviven en ese agujero vecino a Manhattan.

Miseria, pisos oscuros y destartalados por el olvido, inmigrantes que vociferan en babélico pero cuya lengua común es el hambre; juventud respirando libertad y matrimonios precoces; patuleas de chiquillos andrajosos que distraen los estómagos vacíos con café caliente y caramelos de traperos tramposos mientras la ignorancia se combate con asfalto y alegres canciones irlandesas.

En ese ambiente crecen Francie y su hermano Neely, pero algo los hace distintos: su madre, Katie, tiene muy claro que la única manera de salir de ese círculo vicioso es la educación y aunque muchos días no coman, no les faltan de cena una manoseada Biblia y Shakespeare. Así irá despertando la imaginación escritora de Francie y sus ansias por estudiar.

Les acompañan diversos personajes típicos de ese barrio que es casi tan nuestro como neoyorkino, de todas las veces que lo hemos visto en películas: el clásico padre irlandés, alcohólico pero adorable y divertido; la alocada tía Sissy que pone el picante a la austera familia católica; tenderos judíos que no fían; el torpe lechero que habla con su caballo repartidor, las solteronas muertas de hambre que intentan subsistir con las clases de piano, los matones… Todos ellos animarán la acción del relato y la vida de Francie, contados de forma sencilla y cercana, sin gran maestría en la lengua pero sí con dominio del diálogo en una acertada combinación con la narración.

Novela de inspiración autobiográfica (aunque la autora decía que había contado la infancia que le habría gustado vivir), tiene continuación en “Mañana puede ser un gran día” que según la crítica no alcanzó el nivel de la primera parte. Su éxito fue tal al publicarse que la adaptación cinematográfica no se hizo esperar, dirigida nada menos que por Elia Kazan. Sin embargo, en décadas posteriores quedó sumida en un injusto olvido debido a la errónea etiqueta de novela sentimental para chicas (lo que los americanos llaman “chicklit”) del que la ha rescatado Lumen para el lector español.

Absolutamente recomendable, para disfrute de todas las edades y la familia.

Para mí ha sido un bálsamo de tranquilidad entre tanto libro intenso o descarnado, tan en boga hoy en día.

Sybilalibros

 

 

miércoles, 4 de noviembre de 2020

EL MICO. FRANÇOIS MAURIAC

"Al niño le importaba muy poco no haber sido deseado. Sólo pedía no ser mezclado con otros niños que le harían sufrir; no tener nada que ver con maestros que hablan a gritos… ¿Por qué no ponerlo en una bolsa, hija mía? ¿Por qué no tirarlo al río como un gatito? Iba a la escuela a la hora en que los otros muchachos salían de ella. Tuvo una sensación de su diferencia, de su soledad. Eso es lo que su madre le repite cada día: eres feo, sucio y tonto"

 Dicen que una imagen vale más que mil palabras, pero este párrafo es más impactante que cualquier foto que pudiera añadir a esta reseña.

Conmocionada me ha dejado la lectura de este relato de F. Mauriac, un autor prácticamente olvidado hoy (de hecho, sus novelas o están descatalogadas o son casi imposibles de encontrar) a pesar de haber ganado el Nobel en 1952. Quizá su condición de católico o sus recurrentes argumentos en torno al pecado y a los conflictos de conciencia que arrastran a violentas pasiones, o sus repetidas ambientaciones en el sudoeste francés para reprobar a la vetusta nobleza provinciana le resten atractivo para el lector de hoy.

“El mico” es un relato desgarrador, durísimo, no en su lenguaje, cuidado al máximo, sino por lo que nos cuenta.

Guillaume es un joven nacido en el seno de una rancia familia aristocrática que tiene la desgracia de sufrir en su ADN los efectos de siglos de consanguinidad. Ello le hace aparecer como retrasado, con un carácter inclinado a la indolencia y un temperamento infantil. Soportado por su abuela, ignorado por un padre bobalicón, sólo es querido por su Fräulein mientras su madre, una burguesita con ansias de título a sabiendas de que tendría una descendencia torpe, desahoga su frustración ridiculizando y maltratando a su único vástago de una manera que hace aflorar en el lector la rabia más humana.

Ante la tesitura de convivir con un eterno infante, contratan los servicios de un maestro de escuela comunista que, ilusionado por el idealismo educativo, deja a un lado su odio hacia la nobleza y consigue arrancar fugaces destellos de lucidez en el muchacho hasta que la conciencia de clase da al traste con el despertar y empuja a los actores a un final del que aún no me he recuperado.

Aunque adolece de un poco disimulado maniqueísmo en el retrato de los personajes, el impecable estilo narrativo de Mauriac consigue una ambientación magistral del drama familiar a base de unos diálogos terribles que muestran los temas constantes en la literatura del autor: la indefensión frente a la injusticia, la decadencia moral de la sociedad, donde solo los seres maltratados son los únicos que pueden albergar rastros de humanidad. En definitiva, una visión bastante pesimista de la lucha del bien contra el mal.

 A pesar de lo agrio del argumento, me ha gustado muchísimo. Cuando algo está bien escrito, muy bien escrito, se lee con placer.

Os lo recomiendo vivamente porque además es breve. Yo lo he leído/escuchado en audiolibro de la biblioteca, pero me consta que está fácilmente localizable para libro electrónico en internet.

Sybilalibros        

lunes, 2 de noviembre de 2020

CRÍMENES. Ferdinand von Schirach

 

"Sigan el dinero o el esperma. Todos los asesinatos se explican por una cosa o la otra.”

 Me alerto cuando leo la expresión “basado en hechos reales”. Suele encabezar malos telefilmes y relatos. Como es verdad lo contamos de cualquier manera. Este libro es la negación de esa sospecha, excelente.

Once relatos de casos reales, tomados de la experiencia profesional del autor, abogado defensor penalista en Berlín. Debemos saber dos características de la Justicia alemana para entender el libro. Además del juez principal a veces hay escabinos en los tribunales. Estos son jueces honoríficos que forman un tribunal junto a un juez profesional. Conoceremos varios en estos relatos. La otra peculiaridad nos la cuenta el autor:

 “…en Alemania la fiscalía no es una de las partes en liza, sino que obra con neutralidad. Es objetiva, investiga también las circunstancias eximentes, y por eso nunca gana ni pierde: la fiscalía no tiene más pasiones que la ley. Sirve exclusivamente al derecho y la justicia. Al menos en teoría.”

 

La Justicia intenta alcanzar la verdad para administrar absoluciones y castigos, pero puede ser escurridiza, difusa, engañosa, desubicante, puede parecernos injusta incluso, la verdad. En este libro conocemos crímenes cometidos por gente acomodada, por buscavidas callejeros, alemanes e inmigrantes.

 Todo hombre tiene capacidad de ser malvado o no, de reaccionar ante la violencia con arreglo a la ley o no. Podemos reflexionar sobre ello leyendo estos once casos. También nos divertimos como con las mejores novelas negras. El autor usa armas de la literatura de ficción para contarnos la realidad y lo hace muy bien; intriga, suspenso, sorpresa, que despiertan simpatías y antipatías fuertes. Personas que son personajes y viceversa.

 Leo la edición de Salamandra, sexta, de agosto de 2013; la original alemana es de 2009 en Múnich, ciudad natal del autor, nacido en 1964. 187 páginas.

 Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

 

lunes, 26 de octubre de 2020

LABERINTOS. Jesús Fernández Santos

 

Madrileño de 1926, Fernández Santos es autor de la célebre en su día, no sé hoy, “Extramuros”, de ambiente conventual femenino. Tiene versión cinematográfica. Con Garci en la producción, la dirigió Miguel Picazo; las actuaciones de Mercedes Sampietro y Carmen Maura fueron muy elogiadas. Me gusta más su novela  “El hombre de los santos”. Murió en 1988.

  En “Laberintos” un grupo de amigos se encuentra en Segovia para pasar la Semana Santa, 1960, más o menos. Son pintores y escritores, en distinto grado de “consagración”, desde los que ya han participado en exposiciones hasta los que tienen lo mayor de su obra en el pensamiento. El arte como mercado y modo de vida. La mirada sobre los personajes no es nada amable. Serían como barriobajeros barojianos en “La busca”, si no fuera porque no pasan necesidad, son clase media, hijos de los vencedores de la guerra. Hablan más de influencias y dinero que la esencia del arte. Son diletantes con tendencia al cotilleo, para más inri. El mejor personaje es una mujer entre varones, pintora desubicada, tan alejada de realizar sus sueños como de la felicidad conyugal con Pedro, su marido.

  Estamos en una España en la que uno quiere telefonear de Segovia a Madrid, poner una conferencia se decía, y le informan: “Tiene hora y media de demora”. Una Segovia, ciudad turística, visitada por extranjeros incluso, en la que cierto bar es “el de la televisión”, artefacto novedoso. Ya no es la España de la represión feroz de los cuarenta. El aburrimiento, la grisura ambiental,  duele más a nuestros personajes que la falta de libertad política.

  Quiero recordar, ya que no suele decirlo  el antifranquismo de hoy, básicamente lanzadas a moro muerto, que Franco murió en la cama sin tener más opositores fuertes que el PCE y la banda de asesinos ETA. Los protagonistas de esta novela son característicos de su tiempo. Gente que no se mete en líos, conformista;  buscadores de confort y alegría en una sociedad triste pero, para ellos, tranquila.

 Leo la edición de Argos Vergara de 1980, el copyright de Santos es de 1964 y 1980, por lo que revisó la novela en democracia. 180 páginas más tristes que amenas, bien escritas.

 Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

martes, 20 de octubre de 2020

ANTÁRTIDA. Valentín Carrera

 

“…pero siempre, fuera, espesos torbellinos de nieve aventados por la tempestad. Ya toda esperanza debe ser abandonada. Esperaremos hasta el fin, pero nos debilitamos gradualmente; la muerte no puede estar lejos. Es espantoso; no puedo escribir más.

Diario de Robert Falcon Scott, 29 de marzo de 1912.

 En el norte de España no es infrecuente andar a 4º bajo cero. Te abrigas bien y lo soportas. Sin embargo, la sensación de dolor en orejas y nariz, casi lo único que llevas al aire, fastidia. Te quejas creando nubes pesadas de aliento helado.

 Nosotros, cuatro bajo cero, con prendas que no pesan y abrigan de lujo. Cuando hablamos de expedicionarios polares hasta la Primera Guerra Mundial nos referimos a hombres que caminan, trabajan, exploran, hacen sus necesidades con -20º, -30º o menos. Cuando se acuestan, dejan las botas sin dobleces, en la postura en que quieren encontrarlas por la mañana para poder calzarlas, porque saben que al levantarse las encontrarán congeladas y no podrán cambiar su forma rígida. Esto último lo cuenta Cherry-Garrard en su libro autobiográfico  sobre la desgraciada aventura de Scott, que perdió la carrera hacia el Polo Sur con Amundsen y la vida.

 

Las 150 páginas primeras del libro son un repaso de las expediciones que rondaron primero y alcanzaron después la Antártida. Desde Cook en 1773 hasta Shackleton  en 1922, con referencias a las gestas del Polo Norte también; con acierto, pues hay mucha relación. (Tuve la suerte de ver y pisar en Oslo el barco Fram, que estuvo en el Ártico con Nansen y en la Antártida con Amundsen.) Recomiendo todos los libros que cita de aquellos exploradores. El mejor, para mí, el de Apsley Cherry-Garrard: El peor viaje del mundo.

El resto del libro, hasta las 450 páginas, lo dedica a su experiencia personal, la de 2016 y 2017, principalmente. Muy interesante, con las salvedades que detallo más adelante. Es un libro feliz, de un hombre que cumple un sueño; convivir con excelentes marinos y científicos españoles, también argentinos, chilenos, rusos, etc. El trabajo diario, el ocio, las incomodidades, la belleza del paisaje, las relaciones personales, las comunicaciones con el exterior. El relato satisface todas esas preguntas que podemos hacernos.

 Valentín Carrera, berciano, fue periodista en la Antártida, durante nuestra primera expedición científica allí, en 1986. Vuelve treinta años después, en el Sarmiento de Gamboa, luego navegará también en el Hespérides. Nos lo cuenta en este libro.

Carrera tiene buenas cualidades de periodista de los de antes. Es hombre determinado, educado, curioso, adaptable a las circunstancias para descubrir cosas. Pero Carrera es un periodista de hoy. Escribe en politiqués. “El lector y la lectora”. De los científicos de la Antigüedad sólo se le ocurre citar a Hipatia. La satisfacción de ser correcto le hace descuidarse y escribe “Monolito de piedras”. Se le va la mano con el cambio climático. Cuando Shackleton escribe, en 1908, que tal vez vengan inviernos con menos hielo, el autor le da el título de profeta del cambio climático, cuando Shack sólo expresa el deseo de tener menos dificultades en el futuro. No es el único caso. Al tiempo, intenta ser ecuánime y cita a un experto chileno que no cree en la responsabilidad humana de ese cambio.

 En resumen, libro muy interesante que obliga a leer los de Nansen, Alfred Lansing,  Shackleton,  Cherry-Garrard,  Amundsen, Ranulph Fiennes… Muy bien editado por Ediciones del viento, 2020, bonito de mirar, 458 páginas. Muchas fotos, antiguas y modernas, mapas necesarios, bibliografía demasiado breve para mi gusto, itinerario de la trigésima expedición científica española, con el Hespérides.

 Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

 

sábado, 10 de octubre de 2020

EL AÑO DEL MONO. Patti Smith

 

Smith es de izquierdas, también persona religiosa, bien que a su aire. No le gustan las drogas, el alcohol poco. Le da un pronto y compra un pasaje Nueva York  Bruselas, un taxi Bruselas Gante para ver una pintura con el Cordero Místico y la Virgen (En este libro lo cuenta). “Madrina del Punk”, vaya con la manía ridícula de encajonar, falsificar simplificando. Su literatura es como ella, no cabe en un armario de estantes ordenados; la etiquetas y Patti convierte esa etiqueta en una cometa de colores y echa a volar.

 Hay que leer las contraportadas de los libros con precaución. Se escriben para incitar a la compra del libro, por lo que destacan lo mejor y ocultan lo menos bueno. Lo comprendo, pero deben ser rigurosas. Es inadmisible cometer un error en una contraportada, lo que ocurre aquí. Pone que Patti acaba de cumplir setenta años en la Nochevieja de 2015, en realidad son sesenta y nueve. Otro error, bien de Smith, bien del traductor, es decir que la tierra de Medea es el Báltico. Tal vez soy tiquismiquis, pero regaño a Patti como se reprocha algo a un amigo, con afecto y confianza. Que yo pueda fantasear con la amistad imposible de esta mujer es mérito de su literatura. Recomiendo sus libros, por este orden de lectura, para ver su evolución: El mar de Coral, 1996; Éramos unos niños, 2010; M Train, 2015; Devoción, 2017; El año del Mono, 2020.

 

En El año del Mono Smith nos cuenta un año de su vida, 2016. Tratándose de ella es mucho más. Tiempo marcado por la muerte de su amigo Sandy Pearlman, quien le aconsejó cuando eran jóvenes formar una banda de Rock; por la enfermedad degenerativa de otro gran amigo, Sam Shepard.

Rabo de lagartija, no para quieta, recorre su país y el mundo con curiosidad incansable. Porta poco equipaje físico, ilimitado bagaje memorístico. Va a todos lados sola. Lleva consigo a sus amores, en muchos casos ya muertos, les habla y comenta lo visto como cicerone para fantasmas inmortales.

 Nos dice en el epílogo: “Sam está muerto. Mi hermano está muerto. Mi madre está muerta. Mi padre está muerto. Mi marido está muerto. Mi gato está muerto. Y mi perro, que murió en 1957, continúa muerto. Aun así, no dejo de pensar que algo maravilloso está a punto de suceder.”

 Patti Smith.

 Tiene la habilidad narrativa de contarnos cosas reales e imaginadas sin confundirnos, con una lengua poética como una llama sobre su cabeza de melena indomable.

 Leo la edición de Lumen, junio de 2020, con fotos tomadas por la autora aquí y allá. 218 páginas de una vida interior y exterior expuesta ante nuestra probable sensibilidad. Un unicornio en un cercado se aburre, nosotros, nada extraordinarios, podemos disfrutar y aprender leyendo.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.


lunes, 5 de octubre de 2020

EL SECRETO DE LA MODELO EXTRAVIADA. Eduardo Mendoza

 

Barcelonés de 77 años es un escritor que se quita importancia. No da lecciones sobre todo ni se cree un sabio. Es afable en las entrevistas dando la impresión de que se puede charlar con él, no frente a él ni a sus pies.

Autor de novelas serias y humorísticas, con lo que demuestra estar por encima de los géneros, los maneja según su gusto y necesidad expresiva. No estoy de acuerdo con clasificar las serias como mayores y las divertidas como obras menores. Actores como José Luis López Vázquez, Alfredo Landa o Andrés Pajares dicen que es más difícil hacer reír que interpretar un personaje tremendo. Creo que pasa igual en la literatura. Una novela dramática está al alcance de muchos autores, muy pocos pueden hacernos sonreír  y carcajear como Mendoza. Cuando la risa se calma, se retrae como una ola, queda el pensamiento provocado por ella en la playa brillante. La comedia bien escrita tiene mar de fondo.

  El humor está emparentado con la poesía. Comparten una visión del mundo  a la vez distanciada e imbricada en él, de manera que la variedad de perspectivas  faculta al poeta y al humorista para enseñarnos lo que no solemos ver. Lo que distingue al humorista del poeta ilusionado y lo lleva por caminos tan distintos es la incredulidad, compasiva al cabo, pese a la ferocidad aparente.

  Mendoza ha escrito cinco novelas con un loco sin nombre como protagonista;  nos recuerda al agente de la Continental, de Dashiell Hammett, también innominado. Porque estas novelas son parodias del género detectivesco. Tenemos la ciudad, Barcelona, con sus barrios altos y bajos, policías venales, buscavidas, criminales ricos y pobres, gente triunfadora y tipos patéticos. Tontos y listos. Las novelas son:

 

El misterio de la cripta embrujada, de 1978.

El laberinto de las aceitunas, 1982.

La aventura del tocador de señoras, 2001.

El enredo de la bolsa y la vida, 2012.

El secreto de la modelo extraviada, 2015.

 El protagonista sale y entra del manicomio, lugar de orden. Estas salidas nos recuerdan a las de don Quijote, el hambre que pasan los personajes pobres a Sancho Panza. En otras ocasiones nos acordamos de Mortadelo y Filemón; en la imaginación humorística no respetamos jerarquías. Baja a las calles de Barcelona y  se encuentra con la locura cotidiana de la sociedad. Es una humorada que la ciudad sea más lugar de locos que el manicomio; que nuestro amigo orate, detective a la fuerza, use la razón como arma para desenvolverse es otra. Gracias al talento de Mendoza recorremos la Barcelona más dura, entre personajes dolientes, sonriendo y riendo en voz alta incluso.

 Algunas personas han disfrutado más unas novelas que otras de esta serie. Recomiendo leerlas todas, pues todas me han gustado; por orden, claro, no nos volvamos locos.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

viernes, 2 de octubre de 2020

MÁS RÁPIDO QUE EL OJO. RAY BRADBURY

 

La buena fama de Bradbury es indestructible gracias a sus libros Crónicas marcianas y Fahrenheit 451. Pese al mundo horrible que pinta el segundo, está etiquetado como optimista e ingenuo, cosa despreciable para los autonombrados intelectuales enemigos de los finales felices, más enemigos de perder su cómodo tren de vida. Los que dicen que el mundo es una mierda mientras cenan con vino de 100 euros la botella se sienten incómodos con Ray, por poco apocalíptico. Es un tipo del que pudo burlarse John Huston durante el rodaje de Moby Dick, en cuyo guión colaboró. Pero Huston se burlaba de todo el que no se emborrachase con él, que también. Lo cierto es que Ray no es un pánfilo, imagina futuros terribles, mas piensa que hay que dar la pelea. Junto los citados, mi libro preferido del paisano de Illinois es El hombre ilustrado.

  Más rápido que el ojo es una agrupación de veintiún relatos de diez páginas, más o menos. Tres de ellos pueden considerarse de ciencia ficción, siendo esta una excusa; dos de fantasía, el resto… trampantojo. Esta técnica consiste en hacernos ver lo que no es, por ejemplo, que una pintura parezca una escultura. Bradbury hace que lo que leemos parezca fantástico, irreal, cuando lo cierto es que nos enseña la vida tal cual, si se sabe profundizar en ella. Cuenta lo que  sucede, solo que nuestra velocidad habitual hacia ninguna parte hace que solamos ignorarlo.

 Bradbury es hombre agradecido que no esconde sus devociones e influencias. En estos relatos homenajea a cineastas como Laurel y Hardy, a escritores como Herman Melville, Oscar Wilde y Poe. Ejemplo de su amplia cultura es que cite al músico Albéniz, que tan lejos le queda, supondríamos.

 Debo decir que el libro es irregular. Algunos relatos son poco más que ocurrencias, otros son emocionantes; bien escritos, con la aparente facilidad de toda su obra. Bradbury siempre nos ha hecho el favor de ser inteligible.

Edición de Minotauro, editorial benemérita, de diciembre de 1998, la original es de 1996, año en el que Bradbury cumplió 78. 266 páginas.

 Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

jueves, 24 de septiembre de 2020

JOSELITO EL GALLO. Paco Aguado

 

Me fascina el rostro de Joselito, Gallito, cuando posa serio o con sonrisa leve. El misterio de la Gioconda humilla ante un lance sonriente de José con la rodilla doblada. En las pocas fotos en que ríe me parece otra persona. Para mí es un enigma esa faz hija de payo torero y gitana bailaora.

 Vivió deprisa y marcando una época, como Alejandro. Claro que exagero, la literatura taurina tiende a la exageración. Las críticas de las corridas van del elogio desmedido a la denigración del torero, un día elevado a los altares, al siguiente enterrado bajo el albero ardiente del infierno. Antiguamente los críticos eran venales, cobraban más de los toreros que de sus medios. En este libro asistimos al espectáculo de la soberbia de Gregorio Corrochano, crítico de ABC. Más que dejarse sobornar, que también, quería mandar en el toreo, desde su columna. Pese a ello, da gusto leer sus reseñas; sólo Antonio Díaz Cañabate escribe de toros mejor que él.

 Paco Aguado nos cuenta en este libro la vida y obra de este joven legendario. José Gómez Ortega nació en 1895 y lo mató un toro en 1920, con 25 años recién cumplidos. No tuvo la protección mediática e intelectual de la que disfrutó su amigo y rival Belmonte. Este trianero cayó en gracia en el mundo de la cultura, diríamos hoy, señaladamente a Valle Inclán, símbolo de la modernidad en su época; José, tan centrado en el toro, fue menos listo en ese sentido. Pese a ello, es un mito, una referencia en lo suyo. Recuerdo un programa de televisión en los ochenta. Mercedes Milá, entonces periodista prestigiosa, le pregunta al joven José Miguel Arroyo cómo se ha atrevido a llamarse en el toreo Joselito: ¡Pero tú sabes quién era Joselito! Estaba en el plató Antoñete y se le saltaban las lágrimas. El toreo es así.

 

Los cuadros estadísticos, bibliografía y fotos hacen necesario este libro para todo aficionado a la fiesta terrible, hermosa, cruel, secular, litúrgica, abominada, adorada, eterna, a punto de morir.

Ediciones EL PASEO EDITORIAL, 2020. Este libro es una ampliación del original de 1999. 423 páginas antes de los apéndices con los que suma 497.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

  

 

domingo, 20 de septiembre de 2020

MAPAS EN UN ESPEJO. Orson Scott Card

 

Nacido en 1951 en Richland, Washington, Card ataca lo que tiene de doctrina, pseudo religión, la lucha contra el caliento global. Está en contra del matrimonio entre homosexuales. Como mormón, ejerció su misión de dos años en Brasil. Partidario del partido Demócrata en una ocasión pidió votar al Republicano. Esté de acuerdo con él o no, a menudo no, cuenta con mi simpatía, por espíritu libre sin miedo a la pelea.

 Ganador reincidente de Hugos y Nébulas, los premios más prestigiosos de la ciencia ficción, es autor prolífico donde los haya en el relato y la novela, tras los pasos de un Asimov o un Robert Silverberg. Su fama más allá del género sci-fi se debe a “El juego de Ender”, llevada al cine, que se extiende en una serie de novelas discutibles, como toda “saga”. Las sagas de verdad son las medievales nórdicas.

 “Mapas en un espejo” es una agrupación de sus relatos hasta 1990. Hasta aquí, normal. Si digo que son casi mil páginas, me revuelvo en el asiento; si añado que cuenta cómo ideó y escribió cada uno de los relatos, me levanto y aplaudo. En estas explicaciones habla de sí mismo, sus creencias, convicciones, dudas; proceso creativo, en suma. Dice del mundo editorial y la aventura de publicar, de los colegas de profesión. Es un curso interesantísimo, de propina, para aprendices de escritores.

 “Criadero de gordos”, “Juegos de carretera”, “Un largo viaje para matar a Richard Nixon”, “Ojo por ojo”, “Carne de rey”, “Sagrado”, “El juego de Ender” (Fue relato corto antes que novela) y “Autoestop” son cuentos que elevarían el nivel de cualquier antología.

  Hay ediciones por separado de los cinco libros que contiene este volumen. Esta con todos juntos la encontré barata en una librería de viejo. Uno recorre las estanterías de este tipo de librerías, agarrándose aquí y allá sobre el suelo mundano, como Tarzán de liana en liana; canturreando, por lo bajini, entre muertos y vivos impresos no se grita.

 Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

domingo, 13 de septiembre de 2020

EL UNICORNIO. Manuel Mujica Lainez

En este libro leemos la frase: "Las letras son el mejor de los bálsamos."

Mujica nació en Buenos Aires en 1910, vivió hasta 1984. Periodista, crítico y novelista de éxito. Recomiendo sus novelas “Los ídolos”, “Bomarzo” y “El gran teatro”; también sus obras “Misteriosa Buenos Aires” y “Un novelista en el Museo de Prado”. Estos dos títulos últimos aparecen por ahí clasificados como libros de cuentos o relatos; será mejor decir que son libros deliciosos e inclasificables.

 La Edad Media está de moda en Twitter, escaparate de maniquíes parlantes. Mucho ignorante satisfecho da por sabida esta época de mil años con cuatro tópicos denigrantes. Oscuridad, falta de higiene, ignorancia e Inquisición. Algunos inasequibles al desaliento la reivindican. Para mí la contemplación de cualquier templo románico o gótico, la lectura del romancero, Mío Cid y mil etcéteras me convencen de que la mala fama de la Edad Media sí es oscuridad intelectual.

 Para Mujica es un período mágico, fabuloso. Un mundo violento y supersticioso, sí, como el actual; pero prodigioso, caballeresco e intenso. Seres evanescentes ante la mirada llenan los cielos, en los bosques oscuros hadas cuchichean y ríen, caballeros gastados llevan, como si tal cosa, cuernos de unicornio en sus equipajes.

 Mujica muestra un conocimiento exhaustivo de la época. Esta es la de Saladino y Balduino IV, el rey leproso de Jerusalén; es decir, finales del siglo XII. No hay manera de pillarle en fallo o incongruencia alguna. Por suerte, estando sobradamente capacitado, no nos endilga una novela histórica, sino fantástica, imaginativa, delirante, poética; anclada fuertemente en la Francia de los trovadores y el Oriente de las cruzadas.

 El lenguaje de Mujica es rico y brillante como un tesoro descubierto en Tierra Santa.  Nos deslumbra sumergiéndonos con tanta fuerza en los amores imposibles como en las batallas perdidas. No olvidemos que en las batallas ganadas alguien pierde. Por eso sólo malvados y sandios  desean la guerra.

La novela es larga como el vuelo de un hada apresurada; impactante, como el grito de Melusina, la protagonista inmortal del relato.

 Si no se deciden por este libro, por mi impericia en alabarlo, porque no les gusta la Edad Media, lean cualquier otro del autor, bonaerense de 1910, todos son excelentes.

Luis Miguel Sotillo Castro

jueves, 20 de agosto de 2020

LA QUINTA ESQUINA. Izrail Métter

“Él (Stalin) lo veía y lo oía todo, con los ojos y los oídos de los delatores. De ser una ocupación secreta y vergonzosa, la delación pasó a convertirse en un honorable deber cívico”

Hay que agradecer a Libros del Asteroide el rescate de novelas que se editaron hace tiempo pero que pasaron inadvertidas, quizás por mala traducción, quizás por falta de promoción. No hay duda que las nuevas editoriales tienen un gran aliado en las redes sociales para dar a conocer autores que de otro modo se quedarían en oscuros almacenes o, todo lo más, en la estantería de algún caprichoso erudito. Pero no ha sido este el caso. Su descubrimiento se debe, una vez más, a mi labor arqueológica en biblioteca pública (es lo que tiene la deformación profesional).

Aviso ya que La quinta esquina, título enigmático e incitador, no es una novela al uso, ni por su concepción ni por su forma, algo que la hace aún más apetecible al lector curioso con ganas de nuevas experiencias. A medio camino entre la autobiografía (a ratos inventada, a ratos realidad descarnada), la reflexión desde la vejez y el género epistolar, Métter nos narra la extraña vida de Boris, un judío ruso de grandes dotes intelectuales al que las leyes estalinistas le impiden estudiar por pertenecer a la “quinta categoría”, dado que su padre fue comerciante privado antes de la revolución. Eso no ahogará sus ansias de aprender y buscará mil triquiñuelas para llegar a ser lo que desea, profesor de matemáticas (el autor lo es y también de formación autodidacta), desvelándonos en ese camino lo inhumano, atroz y sádico del régimen Estalinista, sin caer en ningún momento en el victimismo o en el ajuste de cuentas. Antes al contrario y por increíble que nos pueda parecer, el humor, cínico, negro, judío, no desaparece del fondo del paisaje del párrafo.

Pero por encima de todo La quinta esquina es una historia de amor. Un amor demente, desgarrador, “fou” entre Boris y la voluble Katia que se sostiene y arrastra durante más de 20 años por situaciones impensables dentro de la antigua URSS.

Pensaréis que con estos ingredientes es difícil no conseguir una novela de éxito, pero puede que la complicada estructura, sin una cronología concreta, basada  en los retazos de memoria traída al presente a través de los diálogos entre el yo anciano de la actualidad y el yo joven, insensato y ciego de amor, a los que se suman las cartas de la viuda del mejor amigo de la infancia desde la lejana Samarcanda a la que Boris nunca conoció, empañe el brillo de este diamante escondido.

No os acobardéis por ello. La prosa de Métter, limpia, jovial y profunda (y bien traducida) te lleva en volandas por un libro que te engancha desde las primeras páginas y que, sin ningún resquicio de duda, es para leer y releer. ¡Se aprende tanto, emociona tanto!

No quiero terminar sin llamar atención sobre el título. Tiene un significado sobrecogedor. Lo entenderéis en el último tercio del libro.

Sybilalibros@YoLibro

CARRETERAS SECUNDARIAS. Ignacio Martínez de Pisón

Con todo el dolor de mi corazón he tenido que abandonar esta prometedora lectura por culpa de uno de sus protagonistas, el adolescente tocanarices. Me resultó tan incómodo, tan desagradable, tan falto de gracia que ni el entrañable desastre que es su padre, el otro protagonista en esta novela de carretera, ni el buen hacer narrativo de su autor consiguieron que aguantara más allá de la mitad.

Creo que también ha influido el buen recuerdo de la película de Martínez Lázaro protagonizada por Resines y F. Ramallo, que compone un Felipe más dulce que el del libro, siendo el guionista del film el propio Martínez de Pisón, curiosamente.

A pesar de mi tropiezo os dejo sinopsis de la novela porque creo que merece mucho la pena y puede interesar a alguno de nuestros lectores.

Felipe, un adolescente quinceañero, y su padre viajan por la España de 1974 en un Tiburón que es su única posesión. Su vida es una continua mudanza por cutres apartamentos de la costa española en temporada baja. En cada estadía, algún acontecimiento o inesperado encuentro va desentrañando aspectos de la vida del padre de Felipe que él no comprendía y de alguna manera, los involucran en nuevos problemas que les empujan a una  huida hacia delante en la que se suceden los tropiezos con otros perdedores, los negocios más o menos clandestinos, mientras Felipe va descubriendo el mundo y el amor.

Sybilalibros

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