Así de doloroso da comienzo este relato que dio lugar a una de las películas más bonitas del cine español, El Sur, de Víctor Erice.
Una, por mucho que se alimente de libros y películas, siempre será una bárbara ignorante. Desconocía esta deuda literaria y cuando a la vejez viruelas viene a mí, la busco para apagar mi ardiente sed dudas y poesía. La biblioteca acude en mi ayuda. Abro el libro entre la reverencia y la agitación, recorro ávida las líneas y me emborracho con la prosa de García Morales. Sin embargo, poco a poco el cuento va aflojando su abrazo, el interés languidece y termina por dejarme hambrienta de unas emociones que sí proporcionó la cámara. ¡Qué frustración!
No es que G. Morales escriba mal; no es que la historia, aunque conocida, no sea sugestiva; no sé qué ha sido, pero no me ha conmovido lo que yo esperaba. Quizá mis expectativas eran demasiado altas y las ha desinflado una serie de lugares comunes que puede que para un lector no andaluz no existan, pero para una sevillana son demasiado familiares.
Reconozco el don de la autora para escribir los silencios, para darle voz a la ausencia, para inyectar de soledad el sol ardiente de Sevilla, para desgarrar el corazón inocente de una niña, para jugar al escondite con el misterio, en fin, para retratar una presencia tan ominosa como esquiva en ese padre en fuga como el agua que busca con la vara de zahorí. Y aún así, me quedé en un erial de sentimientos.
Recuerdo el argumento para las nuevas generaciones o los poco aficionados al cine patrio: ante el suicidio de su padre, Adriana nos abre su diario de infancia y juventud para intentar encontrar una respuesta que la alivie del dolor y la perplejidad en los que se haya sumida. Sale entonces a la luz una familia lisiada que vive autoexiliada en la campiña sevillana por capricho de un progenitor alérgico al contacto humano. A pesar de su introspección constante, Adriana es la única de los habitantes de la gran casa vacía que consigue acercarse a su distante corazón, construyendo una relación con su padre entre la fascinación y la obsesión que raya en lo malsano. Finalmente saldrá a la luz una vieja historia de amor truncada que trastocará el mundo de la protagonista.
“El Sur”, seguido de “Bene”, su continuación, es un relato intimista y autobiográfico, basado en la historia familiar de G.Morales que de este modo conjuraba una relación desafortunada con su propio padre. Su compañero de vida, Erice, decidió trasladarlo al cine dejándonos unas imágenes imborrables y una historia que cautivó al público español, a pesar de que los recortes de presupuesto dejaron la película sin rematar.
Aunque mis sentimientos hacia estos dos relatos no sean los más placenteros, recomiendo su lectura para acercarse a la obra de una autora tan especial como desconocida por el gran público.
Sybilalibros