jueves, 25 de febrero de 2021

EL SENTIDO DE UN FINAL. Julian Barnes

 

A Barnes le gusta deconstruir recuerdos para construir historias, esparcir las cenizas de información para que el lector reviva, cual Dr. Frankestein, el alma que subyace escondida en el dolor latente. Y por eso me fascina cada libro suyo que leo.

Hay quien tacha “El sentido de un final” de sinsentido, de poca enjundia, de divertimento menor. Pero a mí me ha parecido todo lo contrario, una joya en miniatura.

Narrada en primera persona por Tony Webster, un inglés apaciblemente acomodado en su sesentena al que las preguntas dejaron de acosar hace mucho tiempo, es un ejercicio de memoria que nos retrotrae a sus años adolescentes, en los que el grupo de amigos es la verdadera familia y admitir uno nuevo y además brillante, supone una apuesta arriesgada que tardará 40 años en cobrarse en forma de una carta de su antigua novia Verónica en la que le lega una herencia inesperada. Mientras indaga en los porqués, Tony reconstruirá su pasado desde un ángulo diferente al que estaba cimentado.

La verdadera historia de lo que sucedió está fragmentada en la mente de Tony y por ende en la del lector, que tiene que dejarse guiar por él, sentir por sus engañosas emociones mientras intuye otra realidad que nuestro protagonista no se atreve a mirar, cuando el mundo era de un grupo de chavales arrogantes con todas las respuestas gracias a la Filosofía que convivía con los colores psicodélicos de los 60/70.

Recomiendo disfrutar de esta novela y cualquier otra de Barnes, un autor asombroso y fuera de lo común, no sólo por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta. Su estilo claro, preciso, con un fino humor que no abandona incluso en las situaciones más difíciles hace que la lectura se deslice por las palabras como en un tobogán de ingenio y clase. El cariño con el que dibuja a sus personajes, lo indulgente que se muestra con sus debilidades sin esconderlas genera la inmediata conexión con el lector, que se los lleva a casa para seguir charlando con ellos una vez terminada la novela.

“El sentido de un final” nos dice que ni los acontecimientos históricos, ni las ideologías, ni los grandes argumentos filosóficos son los arquitectos de nuestro pasado sino las emociones que dan vida a los recuerdos:

La historia son las mentiras de los vencedores, pero también las mentiras con que se engañan a sí mismos los vencidos”

¡Leed a Barnes! Escritor con mayúsculas que también brilla en este libro sobre el Tiempo, tema constante en su obra.

NOTA BENE: Tiene adaptación cinematográfica protagonizada por el extraordinario Jim Broadbent y Charlotte Rampling que, a servidora, adicta y adepta del cinema británico, gustó mucho.

Sybilalibros

 

 

miércoles, 24 de febrero de 2021

EL GRUPO. Mary McCarthy

 

Ambientada en la Gran Depresión, cuenta la salida al mundo adulto de un grupo de chicas recién egresadas de la prestigiosa y moderna universidad de Vassar (donde por cierto estudió la autora), cada una de diferente extracción social y con unos valores familiares que se van a ver trastocados (o no) por el sentimiento de pertenencia a una institución y a una generación especiales, aquella que decidió poner a trabajar sus estudios, aunque no lo necesitaran.

 Leeremos sobre una nueva idea de matrimonio, de las diferentes maneras de relacionarse con los hombres, sobre la normalización de los anticonceptivos, del menosprecio de los jefes masculinos, de la traición a la amistad; y viviremos la concienciación política, en la que la izquierda intelectual norteamericana tuvo tanto peso, de las herederas de las sufragistas. Un espléndido fresco narrado a múltiples voces en el que cada personalidad es descrita con mimo, pues representa los distintos argumentos a favor y en contra de esta nueva sociedad.

He de decir que es un libro que necesita paciencia al principio, pues la escena inicial en la que se van presentando Kay, Dottie, Helena, Lakey, Libby y las demás acapara demasiadas páginas a mi modo de ver, con gran cantidad de datos que confunden al lector. Una vez pasado este ecuador primero, la narración corre fluida gracias a una prosa vibrante, plagada de momentos íntimos y de diálogos que invitan a la reflexión.

Mary McCarthy se me ha revelado como una autora que derrocha inteligencia, cultísima, dotada de una gran lucidez a la hora de analizar la sociedad de su país, los EE. UU., un referente en la esfera del pensamiento crítico y, por si fuera poco, amiga de la gran filósofa judía Hannah Arendt.

 Habitual del The New Yorker o Harper´s tanto en ensayo como en artículos, McCarthy plasma en esta gran novela coral una fina y elegante crítica al modelo de mujer imperante en el primer tercio del s. XX.

 400 páginas que merecen mucho el tiempo que se pasa con ellas.

 Por último, por favor, haced caso omiso de la horrible portada que ha perpetrado la editorial con esta joya. No tiene nada que ver ni con el espíritu de la novela ni con sus protagonistas. Si no fuera porque me lo recomendó una buena amiga lectora, no lo hubiera leído jamás.

 Sybilalibros

 

 

 

martes, 9 de febrero de 2021

LA LLUVIA AMARILLA. Julio Llamazares

 

Entre la metáfora dolorida y el homenaje pirenaico a “Mientras agonizo” de Faulkner, así transcurre este monólogo del último habitante del pueblo abandonado de Ainielle, en el Pirineo aragonés.

Mientras Andrés yace acosado por los fantasmas de las estaciones, únicas residentes en este esqueleto de poblado, su enfebrecida mente evoca, en un siniestro juego de la memoria, a todos los que se han ido: esposa, vecinos, el hijo exiliado con el que cortó lazos.

De una manera errática, confundiendo recuerdos con temporales de nieve, muertes con lluvias amarillas de octubre intenta encontrar las huellas que le conduzcan al momento único en el que era él, antes de que el deshielo de la muerte lo arrastre en una colada informe de barro.

Inspirado en los pueblos obligados a desaparecer en la España interior, la prosa poética de Llamazares conforma un relato estremecedor de soledad, crueldad, locura, naturaleza enérgica y primigenia, para hablarnos del paso del tiempo, el de pisadas mullidas, el de zancadas torrenciales. La lluvia amarilla sería una metáfora de todo ello:

aquella era la lluvia que oxidaba y destruía lentamente, otoño tras otoño y día a día, la cal de las paredes y los viejos calendarios, los bordes de las cartas y de las fotografías, la maquinaria abandonada del molino y de mi corazón”

Sin duda uno de los relatos que más me han impactado en los últimos años a pesar de las sensaciones contradictorias que provoca: la tremenda pena y desolación que encogen el corazón mientras lees, que te obligan a interrumpir la lectura porque ya no puedes más (al menos en mi caso), contrastan con la bella prosa de Llamazares que te empuja a continuar.

Absolutamente vigente a pesar de haber sido escrito en 1988, recomiendo su lectura para la que hay que armarse de una más que notable presencia de ánimo.

Sybilalibros

 

 

viernes, 5 de febrero de 2021

LA CRIPTA DE LOS CAPUCHINOS Joseph Roth

 


LA CRIPTA DE LOS CAPUCHINOS

Joseph Roth

 

Roth es víctima, testigo y relator de la caída del imperio austrohúngaro. ¿Responsable también? En la medida en que los hombres corrientes somos responsables de lo que pasa, supongo. Yo tiendo a absolverle. Nos machacan y creemos tener la culpa. Los individuos somos arrastrados por acontecimientos cuya génesis se nos escapa, nuestra participación en ellos nos parece mínima, la de hombres estúpidos o malvados, enorme.

Joseph Roth es judío de Brody, Galitzia. Esa región torturada pertenecía al imperio austrohúngaro, su territorio se lo reparten hoy Polonia y Ucrania. Otro galitziano, más famoso y más feliz, la vida nos dispara al nacer sabe nadie hacia donde, es Billy Wilder. Nace Roth en 1894 y muere en París en 1939, a las puertas apocalípticas de la guerra mundial que hizo necesario numerarlas; en la primera sirvió en el ejército austriaco, sin padecer en el frente.

 Recomiendo sus novelas “La marcha Radetzky”, “Hotel Savoy”, “Zipper y su padre” y “La leyenda del santo bebedor”.

 

En la cripta de los capuchinos, Viena, yacen los restos de multitud de habsburgos; el penúltimo emperador austrohúngaro, Francisco José, muerto en 1916, entre ellos. Aquí nuestro protagonista echará una última mirada a su mundo derruido.

 

Conocimos a la familia Trotta en La marcha Radetzky. Estirpe de eslovenos ennoblecida a mediados del XIX por Francisco José. El protagonista de La cripta de los capuchinos es un joven Trotta  vienés en 1913, tradicionalista que se define a sí mismo como anticuado. Su padre, partidario del imperio, de la plena integración en él de los eslavos, le puso al hijo Francisco Fernando. Moriría antes de saber del asesinato del heredero tocayo de su vástago.

 Pertenece nuestro protagonista a la juventud acomodada que vive de noche en los cafés vieneses y duerme la mañana sin preocupaciones. Sobre ellos caerán la Gran Guerra que acabará con su mundo, la postguerra de los perdedores y la anexión nazi de Austria. La novela termina ante la inminencia de este triunfo de Hitler.

 Un guardia que deja el fusil en el paragüero cuando entra en la taberna, así de confiado; veinticinco años después el dueño de un café lo abandona y huye, es judío. Entre medias, la vida del joven Trotta en la paz y en la guerra, en el Imperio y en Rusia, prisionero de guerra, en el amor y la soledad.

Roth es un creador de personajes contundentes, inolvidables incluso, no sólo los principales. Es un pintor preciso y poderoso.

Todo esto en una novela breve maravillosamente escrita.

Leo la quinta reimpresión, abril de 2018, de Acantilado, 219 páginas.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

jueves, 4 de febrero de 2021

VOCES HUMANAS. Penelope Fitzgerald

 

Cada cierto tiempo vuelvo a Penelope Fitzgerald porque aparte de ser una de mis escritoras favoritas y congeniar con sus personajes y manera de escribir, es una vieja amiga que me rejuvenece y reconcilia con la literatura si he tenido un tropezón con algún autor pretencioso de los que tanto abundan hoy en día.

Fitzgerald es lo que es, sin artificios, a pesar de lo cual consigue historias fascinantes, lo que hace que sus escritos coticen más en mi estima por la enorme satisfacción que siento al leerlos. Y aunque no todos están al mismo nivel de excelencia, jamás decepciona.

“Voces humanas” podría tildarse de novela menor en cuanto a calidad respecto a otras de su producción, pero los chispazos de ingenio y la originalidad a la hora de construir el relato hacen que merezca la pena su lectura.

Constituye un peculiar homenaje a los periodistas, secretarias, fotógrafos, trabajadores en general de la BBC que no abandonaron sus puestos durante los terribles bombardeos nazis sobre Londres, conscientes de que era cuando más los necesitaban sus compatriotas.  

Novela coral, del barullo de personajes destacan Sam Brooks, el inestable, irritante y enamoradizo director de Programas Grabados cuyo apoyo moral son las bellas secretarias que desfilan por su despacho y su compañero Jeff Haggard, director de programas, ejemplar único del flemático inglés que resuelve los problemas de su angustiado amigo y de la emisora mientras su vida personal se va al garete. Entre ambos circulan como encantadoras neurotrasmisoras la espabilada Vi, la inocente Lise y Della, las secretarias que deben olvidar sus preocupaciones personales para que no se derrumbe el edificio que mantiene unidos a los británicos en plena II GM, desde Churchill al minero de Gales.

Como es habitual en Fitzgerald, personajes y narración se construyen de manera atípica, nada ordenada. Hay que seguir a los protagonistas en sus idas y venidas por los pasillos y sótanos del antiguo edificio de la BBC para aprehender sus caracteres y la deriva del relato, algo que puede resultar molesto para lectores poco habituados pero que a mí me encanta.

Si leen el resumen que ofrece en la contraportada la editorial, toparán con la “graciosa” idea de que se trata de una novela de humor. Olvídenlo. El humor de Fitzgerald es difícil de asimilar y suele ser bastante amargo. Mejor quédense con la idea de retrato de un momento terrible que al descender a la minucia de lo cotidiano pierde su cara aterradora para sacar una sonrisa de complicidad.

Si no les convence este modesto comentario para leer “Voces Humanas” (retranca de título) acérquense a cualquier otro de Fitzgerald. Se harán un gran favor.

Sybilalibros

 

 

miércoles, 3 de febrero de 2021

HIJAS DE OTROS HOMBRES. Richard Stern

 


Esquivo título para un libro derrotista.

El adulterio, tema muy querido para la literatura desde los tiempos de Homero, no supone tanto la pérdida del amor conyugal como de algo con las raíces más profundas: la familia y el estatus. Ser infiel es anegar en mentiras la planta mimada desde la semilla, dejar que los pulgones de la maledicencia se ceben con ella mientras se cuida con esmero la hierba silvestre pubescente e indómita que ha brotado impúdicamente en la maceta familiar.

De ello habla esta novela de corte clásico, perfeccionista en su factura, milimétrica en el detalle, cuya trama no esconde ninguna sorpresa y que, sin embargo, produce un inmenso placer durante su lectura.

Robert Merriwether es un respetado profesor de ciencias de Harvard, último vástago de una familia de abolengo un poco ya mohoso de Nueva Inglaterra y apaciblemente casado con una inteligente mujer que le ha dado 4 hijos de los que se siente muy orgulloso. Robert, que se deleita con los nuevos avances científicos que agiten su conocimiento, detesta los cambios domésticos fuera de los necesarios del crecimiento biológico de su prole. Desgraciadamente no puede vivir aislado de los rebeldes vientos de los 60 que soplan incluso para la rancia Harvard. Así, se cuelan por la ventana de su despacho en forma de una caprichosa pero adorable estudiante de doctorado, Cynthia, que le atrae a un nuevo mundo de color sicodélico, ruptura subversiva y amor ¿libre?.

Lo que sigue no es nuevo, pero sí admirablemente descrito. Robert pasa de ser el rey de su casa/castillo a una marioneta en manos de la avasalladora juventud que todo lo cambia para que nada cambie, como sentenció el Príncipe de Salina. Encuentros y desencuentros, arrepentimientos y euforia, culpa e incomprensión en una narración desdoblada acorde con las dos vidas que lleva Merriwether.

Mientras, Sarah, la esposa traicionada, se desploma en una butaca de abatimiento. La narración de su hundimiento es lo que más me ha gustado de la novela pues consigue una perfecta simbiosis entre el estado de ánimo de Sarah y la condición en que se encuentra la noble pero vetusta casa colonial: el autor nos describe unas paredes cansadas, unos muebles demacrados como su dueña, unas cortinas que ocultan las verdaderas formas de las habitaciones como las ropas apáticas esconden el cuerpo informe de la esposa que en otro tiempo fue una prometedora alumna que sacrificó todo por el matrimonio y  la maternidad.

Richard Stern era profesor de literatura inglesa y como tal escribe: correcto, meticuloso, preciso en el verbo, culto en el léxico, lo que suscita una sensación de mayor distancia entre la monótona vida de Merriwether y los convulsos cambios que trajeron los 60 con sus hippies, drogas, amor libre y la no violencia.

Espero haber incitado a su lectura porque es un libro que merece la pena y está estupendamente editado por Siruela.

Sybilalibros                                                                                           

 

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