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miércoles, 2 de febrero de 2022

1280 ALMAS. Jim Thompson

“Hay 32 maneras de contar una historia y yo las he probado todas; pero en realidad, solo existe una trama. Las cosas nunca son lo que parecen” contaba el autor en una entrevista y no puedo decir más que amén.

El consabido pueblucho del profundo Sur norteamericano donde nunca pasa nada, años 20 del siglo pasado, un garante de la ley indolente y conformista. No hay novela. Ponlo en un aprieto y aparecerá Nick Corey, el peor sheriff de la literatura y el cine: corrupto hasta la náusea, racista, hipócrita, misógino, manipulador, con una inteligencia perversa escondida tras una apariencia dejada e inofensiva, cuyo único objetivo es que la vida no se mueva un milímetro del statu quo que ha creado. Para ello no dudará en actuar con una violencia maquiavélica que sume al lector en una angustia constante, pues “1280 almas” es un descenso tortuoso hacia los infiernos. 


Nick Corey pasa sus días comiendo como un cerdo, durmiendo como un cerdo y follando (perdonen la expresión pero es la adecuada para definir al personaje) como un cerdo con 3 mujeres que desconocen el engaño. Este “dolce far niente” puede esfumarse en poco tiempo si no sale reelegido en los próximos comicios, así que su mente lenta y aparentemente embotada de alcohol comienza a urdir un plan siniestro tras otro que dejarán al lector estupefacto. Me niego a abundar en más detalles acerca de la trama pues desvelaría datos que privarían de las múltiples sorpresas que encierra esta novelita.


Narrado en primera persona por este dechado de virtudes inhumanas, “1280 almas” es la exploración de la amoralidad dentro del género negro. Contemporáneo y al mismo nivel que los grandes Chandler y Hammett, Jim Thompson rompe con el modelo clásico del protagonista del noir, con cuya integridad se identificaba fácilmente el lector, para crear un ser repugnante, detestable pero imposible de abandonar: Corey, en su diálogo con nosotros, justifica sus actos salvajes con la aplastante lógica del instrumento divino en un discurso no exento de humor, cáustico sí, pero que te saca una sonrisa aunque no lo desees como ocurre con las películas de Tarantino, admirador confeso de Thompson.

Más allá de los crímenes, la finalidad última del autor es mostrar su concepción del poder: hijo de un sheriff corrupto, de la pobreza, del alcohol y la Gran Depresión, Thompson está convencido de que todo el mundo, y en particular los que mandan, actúa en su propio beneficio, lo cual le arrastra a una visión nihilista de la sociedad que empapa su obra.

 

No calificaría esta obra como novela negra. Es descarnada, en su estilo seco y brutal, en su argumento animal, en el paisaje esquelético que la rodea, donde no hay lugar para la esperanza o la redención. Me ha recordado mucho al desánimo de Horace McCoy pero sin su pesimismo angustioso.

Es un libro que se lee rápido, no tiene un momento de respiro y lo único que exige del lector es una mente abierta porque lo que tiene entre manos está al otro lado de la moral.


Para mí ha sido todo un descubrimiento el autor, del que espero seguir leyendo su obra pues me ha cautivado el espíritu  trasgresor que las alienta, a pesar de la incomodidad que puedan generar sus personajes y argumentos. No lo recomiendo para estómagos sensibles ni gente con convicciones. O quizás sí, como despertador de conciencias.


Sybilalibros


miércoles, 12 de enero de 2022

LOS ALCOHÓLICOS. Jim Thompson

Con calma, sin adornarse, escribiendo en voz baja, digamos, Thompson nos cuenta las mayores barbaridades. En El asesino dentro de mí, en 1280 almas y en esta Los alcohólicos. Leeré más novelas suyas, sin duda.

 Los alcohólicos se publica en 1953, la película Alguien voló sobre el nido del cuco es de 1975, basada en una novela escrita en 1959 por Ken Kesey. Aclaro las fechas por las similitudes.

 El doctor Murphy necesita dinero si quiere mantener abierta su clínica de rehabilitación para alcohólicos. Tiene una solución, pero le plantea un dilema moral, pues el arreglo va contra sus principios. Más fuerte que estos es el autodesprecio que tortura al doctor. Si Murphy es peculiar e inquietante, no les digo los internados de su establecimiento. Borrachos manipuladores, mentirosos, ingeniosos brillantes en el truco y el engaño. La contradicción de que estén voluntariamente en la clínica pero se comporten como presos burlando a los guardianes, cuando, simplemente, podrían tomar la puerta e irse, nos habla del drama de la adicción. Otro personaje inquietante, sorprendente, es la enfermera Baker.

¿Conseguirá Murphy los fondos para no cerrar su establecimiento? ¿Dejarán de beber los bebedores?

156 páginas, llenas de escondites para guardar tragos. Leo la edición de Júcar, 1987.

Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

martes, 4 de mayo de 2021

EL SECRETO DE CHRISTINE. Benjamin Black

Mi primera toma de contacto con el "alter ego" policíaco de John Banville, Benjamin Black, ha sido bastante decepcionante.

Aunque ya me habían advertido de que su calidad literaria quedaba menoscabada al adentrarse en los terrenos de la novela negra, no me esperaba tal bajón, sobre todo después de haber disfrutado enormemente de sus novelas firmadas Banville.

La trama de “El secreto de Christine” está ya más que manoseada por películas irlandesas como “Lavandería de la Misericordia” et alii. Es previsible, carece de intriga salvo un par de golpes de efecto para sacudir al lector del aturdimiento anodino en el que está sumido. Desde el principio se saben los culpables, los personajes son tan arquetípicos que parece increíble que la haya escrito Banville, gran escrutador del alma humana.

Lo único que la salva es que, aun empeñándose en los patrones del género, la prosa de Banville aflora de vez en cuando con esas sus chocantes metáforas en las descripciones ambientales y anímicas.

 No la recomiendo ni para pasar el rato. Es un libro tan vacío como el corazón de su protagonista.

 Sinopsis (por si hay algún héroe que desafía mi opinión):

 La acción de esta novela se desarrolla en Dublín durante los años cincuenta. Quirke, un médico forense con problemas con el alcohol a raíz de perder a su mujer descubre cómo Malachy Griffin, reputado ginecólogo y casi un hermano para él, falsifica el informe de una tal Christine Falls, una de las recién llegadas al depósito de cadáveres. A partir de aquí, Quirke, sustituyendo al clásico papel del detective de otras novelas, no parará hasta descubrir la verdad sobre un formidable complot donde no falta de nada: complicadas relaciones familiares, identidades ocultas, organizaciones clandestinas, tráfico de niños, pactos entre poder e Iglesia, así como algún que otro asesinato.

 Sybilalibros

viernes, 17 de julio de 2020

¿ACASO NO MATAN A LOS CABALLOS?. Horace McCoy


“Me puse de pie. Por un momento volví a ver a Gloria sentada en aquel banco del muelle. La bala acababa de darle en la sien; ni siquiera había empezado a manar la sangre. El fogonazo de la pistola aún le iluminaba la cara. Todo simple como el día. Ella estaba relajada, cómoda por completo. El impacto de la bala le había impulsado un poco la cabeza hacia el otro lado; yo no tenía una visión perfecta de su perfil, pero sí alcancé a ver la cara y los labios con la claridad suficiente para saber que estaba sonriendo.”

Novela negra, negrísima, y desgarradora; desde su extraordinario título, pasando por el brutal comienzo hasta el anunciado pero no por ello menos doloroso final, no hay respiro para el lector como no hay esperanza para los protagonistas.
Empezar un libro con una sentencia por asesinato, seguida de una tranquila confesión de culpabilidad por parte del protagonista masculino, deja al lector en un “shock” del que es difícil salir y podría desalentar a su lectura sino fuera por la naturalidad del planteamiento y la falta de artificio en la escritura que incitan a saber los porqués.

Robert, nuestro narrador, es acusado de matar a Gloria, su accidental compañera de maratón de baile. Durante su alegato en el juicio, reconstruye la historia de una relación envenenada que empezó como los sueños de muchos jóvenes norteamericanos durante la Gran Depresión: ser alguien en la industria del cine. La falta de recursos, el hambre y la soledad hostil hacen que estos desconocidos se apunten como dispar pareja en uno de esos aberrantes concursos de maratón de baile que proliferaron durante aquella época donde a cambio de comida, cama, un premio en metálico y la remota posibilidad de que un cazatalentos de Hollywood acudiera al espectáculo, la juventud de América en lugar de morir de inanición, lo hacía de extenuación mientras danzaba de la mañana a la noche con mínimos descansos de diez minutos ante un público ávido de carroña. La única regla era estar siempre en movimiento.

Horace McCoy, reportero de poca monta, escritor de “pulps”, guionista del Hollywood dorado de los años 30, conocía de primera mano la inhumanidad de estos concursos y aprovechó esta su primera novela para denunciar en toda su crudeza la realidad de la Depresión en el Eldorado del cine, cuyas películas obviaban deliberadamente para no hundir aún más a la población, siguiendo las directrices de Roosevelt.

Crítica nada velada al capitalismo feroz que provocó la crisis del 29, “¿Acaso no matan a los caballos?” está considerada también como una novela precursora del existencialismo al mostrar en sus desgarrados personajes y en la opresión del ambiente la angustia permanente y la incapacidad para cambiar el destino, algo muy alejado de la idea de los Estados Unidos como paraíso de las oportunidades.

McCoy presenta lo absurdo de la existencia a través del baile, una actividad asociada desde el principio de los tiempos a la alegría y a la liberación que por la iniquidad de un capitalismo báquico, es condenada al castigo de Sísifo, mientras el nihilismo de Gloria va calando en su compañero y en el lector hasta convertirse en su némesis. Pura tragedia griega.
De esta forma, lo que aparentaba la sencillez y humildad de novela negra primeriza se convierte en sus distintos niveles de lectura en un mundo complejo y destructivo que provoca mil preguntas en el lector. La prosa de McCoy, precisa, desnuda, empeñada en mostrar la belleza poética de lo desagradable, la elevan a la categoría de imprescindible del género.

Si después de leer esto aún tenéis dudas sobre su lectura porque os echa para atrás la dureza de la historia, insisto: absolutamente, casi necesariamente recomendable.

Solo me queda hacer referencia a la estupenda adaptación al cine que hizo Sydney Pollack en el año 1969 (la novela data de 1935) con el título en español «Danzad, danzad, malditos». Desde mi punto de vista aún más dura y triste que la novela, con una Jane Fonda como Gloria realmente insoportable, pero igual de buena. Recomiendo vivamente su visionado.

Sybilalibros

miércoles, 4 de marzo de 2020

LA MUJER DE UN SOLO HOMBRE. A. S. A HARRISON


Renombrado thriller psicológico, tanto por el contenido como por el tratamiento de éste, pues la autora y la protagonista son psicólogas, de gran repercusión en USA. 
Muy bien escrito, con una prosa cuidadísima, con una trama encajada por mano de relojero, pero en ocasiones un poco cargante debido al celo de Harrison por resaltar el mínimo detalle y por la, a mi modo de ver, excesiva distancia que toma respecto de sus personajes, como si estuviera novelando el historial de un paciente.

Jodi y Todd son la pareja ideal, al menos en apariencia: gozan de buenos trabajos que les permiten un nivel de vida tan holgado como para vivir en un espectacular ático en Chicago y comer a diario de delicatesen.

La estabilidad comenzará a descompensarse con la nueva infidelidad de Todd. Ya ha tenido otras que Jodi ha pasado por alto por no arruinar un estatus que conforta a los dos. Pero esta ocasión es diferente: la chica en cuestión es muy joven y además es hija de un amigo de Todd. Este hecho desata la inteligencia de Jodi que decide poner en marcha un maquiavélico plan para escarmentar a su marido. Pero los acontecimientos se precipitan y la paciente esposa se irá trasformando en una Parca que mueve los hilos a medida que va tomando decisiones más osadas que la pondrán al borde del abismo y a los lectores.
Narrada a dos voces, en capítulos alternos según la vivencia de la pareja protagonista, aparte de un calculado thriller, es una demoledora visión sobre el deterioro de la vida en pareja.

Sin grandes sorpresas ni giros, juega su baza en las respuestas de sus personajes una vez que son llevados al límite.
Al final me decepcionó un poco (una está muy resabiada) pero lo recomiendo porque ante la sobreabundancia de thrillers kioskeros, este goza de cierta calidad literaria.

Como curiosidad, la autora falleció antes de la publicación de este libro, lo que lo convierte casi en objeto de culto para fanáticos del género.

Sybilalibros

martes, 19 de noviembre de 2019

GALVESTON. Nick Pizzolato


Estamos ante “Los miserables” versión noir tejana: un Jean Valjean matón y asesino de corazón desgarrado; una Fantine inocente, desquiciada, puta, a la que el autor de esta carnicería empuja hacia el carnicero; y una preciosa Cosette con demasiada experiencia para su corta vida. Los tres, pisando el acelerador en una loca huida hacia delante, escapando de un Javert mafioso, sólo echando el freno cuando el aliento se ahoga (el del lector, sobre todo) y parando sólo para repostar oxígeno, una pizca de cordura y un halo de amor ilusorio en moteles  tan funestos que se ocultan de sí mismos.

Pero Pizzolato es menos compasivo que Victor Hugo. Es guionista de series (True Detective) en las que la ficción debe superar a la realidad para sorprender. En el s. XX la moral ha dejado de existir en la literatura y el lector exige que los personajes sean condenados a la arena del Circo.

El texano Roy Cady lleva unos años ejerciendo de matón profesional en Nueva Orleans. Roy es un tipo tranquilo, comprensivo, capaz de ver el lado filosófico de las cosas, lo cual no le impide ser implacable cuando la ocasión lo requiere. Pero su vida da un giro radical el día que le diagnostican un cáncer avanzado. De pronto, sus puntos de referencia se trastocan, y el relieve de la realidad cobra una nueva dimensión. Ante la sospecha de que su jefe, el poderoso extorsionador Stan Ptitko, quiere quitárselo de encima, Roy se despoja de sus ataduras e inicia una frenética carrera hacia un horizonte desconocido, donde su encuentro fortuito con una joven desamparada le brindará, tal vez, la ocasión de darle un nuevo sentido a su existencia.

Galveston va más allá del “noir” actual y lo supera en calidad y profundidad. Es una novela salvaje y poética, violenta, implacable, genial, estremecedora, que te deja el cuerpo temblando y el corazón encogido una vez terminada, incapaz de acercarte a otro libro en unos días, aún con el regusto metálico a sangre en la boca.

No os asustéis de mis palabras, no tengáis miedo a leerla. Es una novela redonda, maravillosa, que recomiendo desde el corazón. No la olvidaréis nunca.

Sybilalibros@siyofueralibro

jueves, 27 de junio de 2019

LA SUSTANCIA DEL MAL. Luca d’Andrea


Decepción y tirón de orejas para el autor por tener una idea fabulosa y desgraciarla.
No se puede lograr un arranque tan brutal y sobrecogedor junto a una angustiosa descripción de accidente de helicóptero y posterior rescate en un glaciar de los Dolomitas, y luego arruinarlo por irse por derroteros sicológico-románticos al modo de los telefilmes de sobremesa de A3TV.

Lo que pretendía ser una aterradora novela negra sobre un espantoso crimen sin resolver en un paisaje de ensueño como el Alto Adigio italiano y una novela de aventuras para los amantes de la montaña, se convierte en la caída y resurrección de un petardo guionista de TV, Salinger, alter ego del autor, en la búsqueda de sí mismo y la redención de sus faltas matrimoniales a través de la investigación por cuenta propia del susodicho crimen del que nadie en el pueblo quiere hablar.
Así, la intriga se licúa en aguachirle aunque tenga como protagonista el hielo del magnífico cañón del Bletterbach, depósito al aire libre de múltiples fósiles, meca para geólogos.
Y no contento con eso, se marca una mala imitación del maestro Stephen King alojando un terror sobrenatural en el cañón como posible culpable.

La responsable de este desinfle de trama es la profesión del autor, director/guionista de documentales extremos a raíz de los cuales surgió esta novela. Y es lástima el desperdicio de material y conocimientos que posee por carecer de lo esencial en un escritor: saber contar, y más aun tratándose de una supuesta  novela de terror. No os fieis de la contraportada cuando lo publicitan como el nuevo Jo Nesbo o Stephen King. Ni de lejos.

Para terminar decir que lo he leído para hacer una reseña bien fundada, que aunque en el principio de su lectura lo recomendé porque me sorprendió, ahora, a libro cerrado, os digo que no perdáis el tiempo salvo que os gusten los telefilmes de sobremesa.

Sybilalibros@YoLibro


lunes, 17 de junio de 2019

CABALLOS LENTOS. Mick Herron


Primera novela de la serie del detective Jackson Lamb y su grupo de “apestados” del MI5, el servicio secreto británico.
Para todos aquellos que disfrutaron de los locos de La brigada de Anne Capestan, que sepan que la autora copió la idea de Herron (que publicó esta novela años antes) dándole un tono más divertido y menos oscuro.

La originalidad de Herron reside en ofrecer algo distinto a las novelas policiales al uso, confiriéndoles un toque de humor ácido y bastante negro, para lo cual retuerce la imagen mítica que teníamos de los Smiley, Bond y demás eminencias del servicio  secreto de Su Majestad y crea una brigada de desechos del cuerpo, con historiales tan oscuros como las nieblas del canal, en los que brillan meteduras de pata clamorosas, vicios inasumibles por la intelligentsia británica y una poco deseable tendencia a no respetar la jerarquía.

Esta banda de desheredados, a los que llaman “caballos lentos”, convive odiándose en unas oficinas clandestinas llamadas “La casa de la ciénaga” bajo el mando del irreverente, sarcástico,repulsivo e inmoral Jackson Lamb, un digno descendiente del Quinlan de Orson Welles en Sed de Mal y tiene por excelsa ocupación la más absurda burocracia del servicio secreto hasta que el secuestro de un joven por una banda extremista que amenaza con su asesinato en directo al modo yihadista se cruza en su camino. Se desencadena así una carrera entre los “caballos lentos” de Lamb, que han topado con una pista de chiripa, y la cúpula del MI5, deseosa de colgarse una medalla, por resolver el caso.

Intereses ocultos, espionaje interno, zancadillas y luchas de poder, periodistas caídos en desgracia que juegan a 4 bandas, nacionalismos isleños, la necesidad de rehabilitación de algunos “caballos lentos” hacen de la trama un puzzle interesantísimo en el que nada es lo que parece y todos juegan al despiste. 

Aunque tarda en arrancar, porque se detiene en demasía en el análisis y presentación de cada miembro de la Ciénaga, llegado a la mitad el libro se desboca en una acción trepidante digna del Grand National que no deja respirar al lector.

Hábilmente construida, muy bien escrita, con un estilo cuidado al modo Oxford: inteligencia al servicio de la crítica social sazonado con un humor cáustico a veces difícil de apreciar por un público poco habituado.

Lo recomiendo vivamente y pido a los lectores que se acerquen a este libro que le den el tiempo necesario aunque la primera mitad les resulte lenta como sus protagonistas. El disfrute posterior merece mucho la pena.

Sybilalibros@YoLibro


viernes, 24 de mayo de 2019

POR EL PASADO, LLORARÁS. Chester Himes


Himes nace en Jefferson City, Missouri, en 1909. Vive en París a partir de 1956, hasta que se instala en Moraira, Alicante, en 1969. En nuestro levante muere en 1984, quedando aquí enterrado. Es curioso que un negro estadounidense, harto de la segregación racial, tras pasar por la cosmopolita París, se instale en la España de finales del franquismo. En unos años en los que mis amiguitos y yo, si veíamos un negro por la calle corríamos a casa a contarlo, de inusual que era.

Alcanza el éxito gracias al editor francés Marcel Duhamel, quien le contrata para idear novelas policíacas de al menos 220 páginas. Las escribirá entre 1957 y 1969. Dos detectives negros de Harlem protagonizan lo que Himes llama “historias de acción”, con gente atrapada en sus circunstancias sociales; el color de la piel, notoriamente. Recuerdo especialmente “Por amor a Imabelle” y “Un ciego con una pistola”, título significativo, desde luego.

“Por el pasado, llorarás” tiene una peripecia curiosa, triste. Himes la escribe en 1937, poco después de pasar siete años en prisión. Hasta 1953 no puede publicarla, con el título de “Tirar la primera piedra”, debiendo tragar con cambios y reducciones importantes. Hay que esperar hasta 1998, nada menos, para su publicación integra con su título original: “Yesterday will make you cry”.
Se trata de la vida carcelaria, seis años, de Jimmy, un muchacho de diecinueve. No voy a describir la complejidad del personaje, pues para conocerla leemos la novela; diré que me parece una gran creación, convincente. Sin duda, contiene experiencias del presidio vividas por Himes, pero tiene el inmenso acierto de distanciarse, creando un joven de raza blanca. Corrupción moral y material, de presos y funcionarios; palizas, tiros, incendios, violaciones, prostitución, juego, drogas. Con todo ello y pese al miedo, lo peor del presidio es el hastío, los grilletes que el paso lento del tiempo pone en el alma; otro acierto relevante del libro.

Por si fuera poco lo dicho, hay una historia de amor entre varones, loca, peligrosa, feliz, desgraciada, improbable pero cierta, irracional. Tiene detalles enormes: Los presos ilusionándose como niños ante el descubrimiento del cine sonoro, en 1935 la mayoría no lo conocía aún; lo que más les impacta es oír voces… femeninas. El bueno, o no, del leído Jimmy, creyéndose Aquiles, pero confundiendo a Paris con Héctor. La vida es cometer errores y pagarlos.
De esta novela, superior a la media de su género, Leo la edición de Muchnik, septiembre de 1999, la primera. 438 páginas sin una errata. Siete euros en una librería de viejo; visiten alguna, si la encuentran.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

miércoles, 1 de mayo de 2019

EL PODER DEL PERRO. Don Winslow.


Bienvenidos al infierno donde se trafica con amor, honor, familia, patria, ideales, religión y amistad. Monedas de curso legal: coca, sexo, plata y venganza.

He conseguido salir casi indemne de la tremenda balasera de El Poder del Perro, sólo me ha costado un par de antiácidos tras algún pinche pasaje y más de una noche de insomnio, a repartir entre imágenes de pesadilla marcadas a fuego en mi memoria y esa vieja conocida de los lectores “una página más y lo dejo”, porque el libro engancha más que una raya de coca.

No sé en qué género clasificar esta novela-documental, porque no termina de encajar en los cánones de la novela negra actual, ni es un thriller al uso. Creo que narco-novela sería lo adecuado para una abigarrada trama que deambula en opresivos círculos, como si del calendario de la Piedra del Sol azteca se tratase, por la agónica, sangrienta, asfixiante e interesada lucha de los EEUU contra los señores del narcotráfico, desde los años setenta hasta nuestros días, en ese país mágico donde todo puede suceder y nada es lo que parece: México.
El desfile de personajes es abrumador (muchos reales, otros simplemente enmascarados tras nombres falsos pero identificables) de forma que es difícil no perderse entre tal maraña de gente a ambos lados de la Frontera, esa diosa caprichosa que entrega sus favores según de dónde sople el dinero; pero Winslow ya se encarga de llevarnos de la mano del grupo protagonista: un joven mestizo agente de la DEA como el héroe-cowboy, una prostituta de alto standing como la chica, la familia de narcos Barrera como los malos, el asesino a sueldo irlandés Callan como el outsider y el padre Parada como el cura marxista redentor de indígenas. Identidades que se diluirán, entremezclarán y evaporarán como en una cucharada de “crack” al calor de la corrupción.

Novela de actos y personajes brutales, convulsa, inquietante pero tremendamente adictiva, conjuga la tradición de las historias de espías de le Carré con la violencia descarnada de James Ellroy.
Cuenta también con excelente prólogo de Rodrigo Fresán, director de la colección.

Aunque no apta para estómagos delicados, la recomiendo para aquellos interesados en el eje del narcotráfico Colombia-México, mafia italiana, CIA, paramilitares y teología de la liberación, pues está muy bien documentada. Mucho mejor que cualquier serie de TV: apaguen la tele y lean El poder del perro.

P.D: he leído traducción revisada “made in Mexico” lo cual se agradece: no es lo mismo leer a unos narcos maldiciendo con un “gilipollas” que no te los crees, que oírles un suculento repertorio de pinches, pendejos o chingadas.

Sybila @YoLibro




  

jueves, 4 de abril de 2019

CITA EN SAMARRA. John O’Hara


La famosa "Generación Perdida", que así llamó Gertrude Stein a ese grupo de escritores norteamericanos de los años 20 que dieron el golpe de timón final para liquidar cualquier resto de la literatura del s. XIX, no consiste solo en los grandes nombres como Faulkner, Hemingway o Fitzgerald. Contempla también otros autores y autoras menos famosos pero igual de sensibles a los problemas existenciales que planteaba el nuevo siglo. Entre ellos está John O'Hara, cuya carrera se desarrolló mayormente entre prensa y guiones de cine, pero que nos dejó pequeñas joyas como esta que os comento hoy en el ámbito de la novela. Os lo recomiendo vivamente por la fuerza de su escritura así como por el magnífico análisis social de la época.

"Cita en Samarra" es un brillante título para un libro desasosegante.
Si esperaban arriesgadas aventuras, pasiones desatadas, espías sibilinos de Saladino, erraron las coordenadas, porque la acción de esta novela se mueve en los años 30 por pequeñas ciudades de la vieja Pensilvania; alterna en “clubs de campo” donde los cachorros de la  burguesía provinciana presumen de coche, dinero y mujer al tiempo que  brindan con néctar escocés por el sueño americano como si la Depresión afectase sólo a mineros holandeses y a judíos cuyo oficio es deshonrar buenos  barrios.

Pero los vapores etílicos no consiguen volatilizar la verdadera historia.

Cita en Samarra es la crónica de una muerte anunciada por un dry martini con hielo lanzado a un poderoso empresario católico; es la radiografía de un matrimonio protestante tan modélico que su permanente exposición a la galería ha convertido a la prometedora Caroline en un trasnochado maniquí y a su marido Julian en un odre sin fondo; es un aquelarre pagano de apariencias y envidias en plena Ley Seca donde un matón desarraigado oficia de custodio de licores y amantes de gángster de medio pelo; es un tobogán existencialista con un ángulo de pendiente de tres días de Navidad por el que se desliza el protagonista al aparcar su Cadillac de las convenciones burguesas.

Su caída en picado es directamente proporcional al ritmo vertiginoso que confiere el autor a los diálogos, verdaderos constructores de la narración, y a su estilo directo donde ningún personaje escapa a la acritud de su memoria, ya que esta novela contiene retazos de autobiografía y algún que otro ajuste de cuentas con su asfixiante ciudad natal.
John O’Hara es coetáneo de la gloriosa “Generación Perdida” norteamericana que tantos placeres da encontrar y, aunque carezca de la mundanidad de Hemingway o de la profundidad existencial y el exquisito gusto de Scott Fitzgerald, merece un lugar escogido entre nuestras lecturas por la excelente crónica de una época frívola con pies de barro, por el angustioso retrato de la autodestrucción del ser humano y porque no se corta al denunciar el encubierto racismo y la puritana xenofobia de los WASP.

Para terminar, señalar que la edición de Lumen cuenta con interesante prólogo de John Updike y que O’Hara, al igual que muchos de los escritores del momento, aterrizó en Hollywood donde trabajó como guionista, siendo su película más reseñable el musical “Pal Joey”: Frank Sinatra, Rita Hayworth, Kim Novak y estupenda banda sonora de jazz. Sin embargo, a pesar de tener todas las papeletas para ser un peliculón, Cita en Samarra no se llevó al cine ¿Alguien se anima a comprar los derechos?

Recomiendo vivamente esta desbocada novela a los amantes de la conducción sin manos, de los whiskys cargados de inquina, de las deliciosas flappers, de la Gran Depresión como fuente inagotable de joyas literarias y...Para los que vivimos la vida en una constante pregunta.

Sybilalibros @YoLibro


miércoles, 10 de octubre de 2018

LOS AMIGOS DE EDDIE COYLE. George V. Higgins

Extraordinariamente armado, inteligentemente conducido, no apto para mentes acomodaticias. Así se nos presenta el que fue primer relato de uno de los autores de novela negra incomprensiblemente menos conocidos en España pero auténtico responsable de la revolución del género en EEUU.
Gracias a su formación en Derecho y al desempeño de tareas como fiscal, policía y periodista, Higgins encontraría en su trabajo un filón de personajes y argumentos para plasmarlos en una serie de novelas en las que se abandonaba el cliché antiguo de polis buenos, delincuentes malos, a la par que renunciaba a la construcción narrativa clásica y tiraba casi exclusivamente de diálogos para conformar la acción. El resultado es tan sensacional como chocante, pues obliga al lector a prestar una atención especial a todas las idas y venidas de los personajes que deambulan  por el libro si no quiere perderse por este Boston de barrios bajos setentero (por cierto que uno sabe que está en esta ciudad por la contraportada del libro porque no se la cita en ningún momento, salvo nombres de calles y locales conocidos sólo para los nativos).
El eje alrededor del que pivotan estos “amigos” es Eddie “Dedos” Coyle, un ladrón de poca monta que ha estado entrando y saliendo de prisión durante toda su vida y sobre el que pesa otra posible condena por la que ya no tiene ni fuerzas ni ganas de volver a pasar. Una opción sería delatar a sus compinches del último palo, lo que supondría una muerte segura; la otra, ser leal y chupar trena. Mientras se decide, topa con un negocio muy lucrativo manejado por Jackie Brown (les suena el nombre ¿verdad? Sobre todo si se es fan de Tarantino) un traficante de armas tan temerario como imprudente. Pero que Eddie Dedos empiece a mover “Benjamins” (billetes de 100$) con cierta alegría levanta la liebre y los galgos del policía Doyle se lanzan a la carrera, ayudados por uno de los soplones más despreciables de la historia del género. Y empieza una caza en la que todos acaban embarrados.
Muy, muy entretenida, con un ritmo endiablado gracias a los continuos y cortantes diálogos sobre los que el autor deposita su potencia narrativa convirtiéndose en marca de la casa, en Los amigos de Eddie Coyle, al contrario que en otras obras del género, no hay sangre ni sexo desesperado: la violencia la ponen las palabras. Porque los personajes no hablan, sino espetan, sueltan, desembuchan, cantan, soplan, provocan y amenazan en la jerga del lumpen bostoniano, desde el quinqui más desgraciado hasta el madero más templado, lo que confiere una gran veracidad y frescura al relato. Y que podemos disfrutar gracias a la gran traducción de Montserrat Gurguí y H. Sabaté. En inglés debe de ser alucinante.
No terminan ahí las innovaciones. Higgins juega con el lector y no le dice quiénes son delincuentes y quiénes polis. Hay que adivinarlo a través de los abruptos diálogos en donde deja entrever un fino hilo que delimitaría la legalidad de la ilegalidad.
Considerado como uno de los padres de la nueva novela negra norteamericana (así lo reconoce en el prólogo otro grande bostoniano, Denis Lehane) su obra supuso un salto cualitativo en este género desde R. Chandler al dar validez a la frase de Marco Anneo Lucano que nos regala Asteroide al final de la novela: “El crimen hace iguales todos los contaminados por él”.
Su genialidad es tal que el cine no pudo evitar imitarle descaradamente: Infiltrados de Scorsese o The Town de Affleck le deben mucho, por no hablar de Tarantino que escogió el nombre de uno de los personajes principales para dar nombre a su película.
Sin embargo, la adaptación de la novela al cine de Peter Yates no estuvo a la altura, a pesar de contar con Robert Mitchum como Eddie “Dedos” y Peter Boyle. Ello sin contar con que la traducción del título al español reventaba el argumento.
Absolutamente recomendable para cualquier amante de la novela negra bien escrita y con clase que por algo estamos en Boston.  

Sybila


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