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miércoles, 28 de abril de 2021

EL CHIVO EXPIATORIO. Daphne du Maurier

 En el seno de una familia culta y adinerada nace Daphne du Maurier en Londres, 1907, muere en 1989, en Cornualles, tierra que amaba y personaje además de localización en varios libros suyos. Si leen su vida en la Wikipedia, les parecerá persona contradictoria, ambigua, doble, sumamente interesante. Como un homenaje superficial e involuntario a algunos de sus grandes personajes.  Recomiendo con entusiasmo toda su obra de ficción, tanto relatos como novelas. De estas he leído La posada de Jamaica, Rebecca, El río del francés, Mi prima Raquel.  El chivo expiatorio es de 1957.

 ¿De qué trata? Si deseamos un gran giro en nuestra vida sólo pensamos en los aspectos positivos del cambio, como si fuera posible la felicidad. Olvidamos que ya fuimos desengañados una vez, cuando dejamos de ser niños; el día que supimos que los deseos que concede el genio de la lámpara traen contrato, prospecto, reglamento y mucha letra pequeña.

 Concretando. Profesor inglés de Historia francesa, John quiere ser otro. Lo va a conseguir. La novela arranca magistralmente en las calles lluviosas de Le Mans, con nuestro (si es que no somos nosotros, que lo dudemos es magia du Maurier) atribulado John deseando integrarse en la sociedad francesa. No sabe hasta qué punto lo va a lograr, lo cerca que va a estar del abismo, de perder la identidad… No caeré en la maldad de contar aquí media novela, yo no escribo contraportadas. Sí puedo alabar la existencia de unos diez personajes creíbles, matizados, complejos, vivos. La emoción de la lectura, la incertidumbre, el deseo de avanzar y conocer los próximos acontecimientos; sabemos por experiencias previas que la autora jamás usa golpes de efectos tramposos, sí sorpresas genuinas muy bien elaboradas. Felicidad lectora. Du Maurier expone la maldad humana sin regodearse, no pinta sólo el puñal y la herida con rojo escandaloso, en su cuadro vemos con precisión amena todo lo que rodea el suceso: campos, ciudades, pueblos, mansiones, cobertizos, seres humanos.

 Leo la primera edición, marzo de 2021, en la colección Rara Avis de ALBA editorial, 501 páginas.

 

Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

lunes, 16 de marzo de 2020

LA POSADA JAMAICA. Daphne du Maurier


Me cuesta la vida reseñar a Daphne du Maurier, porque es tan extraordinaria, tan ricas sus novelas, tan apasionantes sus personajes, tan bien construidas sus tramas, que prefiero no analizar lo escrito sino simplemente dejarme llevar por él, disfrutarlo en su plenitud y deciros que hagáis lo mismo.
Pero entiendo que algunos amigos lectores aún no han leído a esta magnífica autora y necesitan más datos que les empuje a ello. Por eso me obligo a redactar esta reseña cuando aún estoy calada por la lluvia persistente de Cornualles y la humedad ponzoñosa de la posada no se me va ni con agua caliente.

“La posada Jamaica” es un novelón, muy distinto de Rebeca o Mi prima Rachel, primerizo, pero que ya cuenta con todos los ingredientes maestros que hacen de los relatos de su autora verdaderas joyas literarias. Se podría encuadrar por temática y ambientación en la estela de la novela gótico-romántica de las Brontë, pero da un paso más allá, dejando a un lado las pasiones amorosas y ensalzando la realización personal.

También podría definirse como novela de aventuras al estilo de las del XIX, a la sombra de Walter Scott, pero las actividades contrabandistas en la brumosa y salvaje Cornualles no son más que la excusa para demostrar la violenta verdad del alma humana, despojando de todo romanticismo al delito y sus cultivadores.

Ante todo y por encima de todo, La posada de Jamaica, es la novela de lo que es capaz una mujer, Mary Yellan, que no quiere vivir ni amedrentada ni mantenida por los hombres. Rodeada de miserables durante todo el relato, sin nadie en quien confiar, Mary declara a hombres terribles no tenerles miedo, aunque esté aterrorizada, porque sabe que si les teme es su prisionera. Y ella es libre. En este sentido, es una novela tremendamente feminista (y está escrita en 1936) que no escatima una coma para reflejar lo que supone el maltrato físico y psíquico de una bestia (el tío de la protagonista) para la anulación de la persona.

El argumento creo que es conocido: Mary Yellan, una joven y valiente huérfana se traslada a vivir con sus tíos a una siniestra posada en las solitarias costas de Cornualles donde se encuentra con que su tía vive machacada por la brutalidad de su esposo alcohólico que por otra parte es jefe de una sanguinaria banda de contrabandistas. Mary podría huir pero prefiere hacerle frente a su tío e intentar salvar a su tía antes de que sea demasiado tarde. Y de esta manera se ve envuelta en los sucios negocios de su familia, encubriendo crímenes y buscando una salida desesperada sin más ayuda que la del escurridizo párroco de la ciudad o la del no menos peligroso hermano de su tío. La aventura está servida.

Daphne du Maurier, escritora elegante, cultísima y cosmopolita, demostró en sus novelas que para ser ciudadana del mundo no hacía falta salir de su residencia de Cornualles, donde sitúa la mayor parte de sus obras. En “La posada Jamaica” el paisaje es un personaje determinante para el desarrollo de la trama: los ominosos páramos, las traicioneras ciénagas, los ríos que cantan como taimadas sirenas no sólo esculpen una naturaleza agreste de leyenda artúrica sino también unos personajes esquivos, atormentados, oscuros e imprevisibles (se comprende la fascinación de Hitchcock por ella).

Clandestina como un barril de contrabando, pavorosa como el ulular del viento, angustiosa como un naufragio contra el miedo, palpitante como el pábilo de una vela, claustrofóbica como una charca infecta, imprevisible como la mente retorcida del tío Joss. Así es “La posada Jamaica”.

ADENDA: Hay adaptación al cine realizada por el maestro Hitch en su temprana etapa inglesa con Maureen O’Hara y Charles Laughton como protagonistas. Sin embargo, los escasos medios con los que fue rodada y la traición al secreto de la novela, desvelado en la segunda escena de la película, no hacen recomendable su visionado desde mi punto de vista. Entiendo el enfado de la autora con el director tras ver el destrozo que había hecho. En fin, el mejor escribano echa un borrón.

Sybilalibros

domingo, 15 de septiembre de 2019

NO MIRES AHORA Y OTROS RELATOS. DAPHNE DU MAURIER


Comienzo cada libro con expectación incorregible; unos pocos, sabiendo que la felicidad lectora está asegurada. Es el caso de Du Maurier. Recomiendo sus novelas La posada de Jamaica, Rebeca, Mi prima Raquel. En ellas, la maldad y la realidad son movedizas; la tranquilidad y las certezas, una ilusión. Esta inquietud, productora de curiosidad y gozo intelectual, también está en sus relatos.
 Este libro contiene cinco, rondando cada uno las 45 o 50 páginas.

 “No mires ahora”. Probable cuento de fantasmas. ¡Cuánta literatura, de viajes y de ficción ha generado Venecia!  Allá donde viajamos, encontramos lo que somos. Un matrimonio busca ahogar su desgracia  en la laguna veneciana, las islas y la ciudad que fueron de los Dogos. Tras el lujo y el brillo palacial, el Sol jugando feliz en las aguas del Gran canal, encontrarán los oscuros puentecillos sobre canales estrechos de agua negra.

 “El manzano” Ya fue reseñado en el cometario al volumen “Los pájaros”, que también lo contiene.

 “No después de medianoche”. Desastre en un entorno idílico, Creta. Como en el caso del cuento veneciano, el contraste entre ambiente exterior edénico  e infierno interno del protagonista te agarra.

“El estanque”. No se puede describir mejor, poesía dura, la llegada a la adolescencia desde la infancia, el abandono inexorable de esta.

 “Las lentes azules”. Aunque sorprendente, quizás el relato más flojo. Sólo es muy bueno.

 Edición de La biblioteca de Carfax; leo la primera, febrero de 2018. Estupenda, muy apropiada la portada. 247 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro

lunes, 17 de junio de 2019

LOS PÁJAROS. Daphne du Maurier

Reunión de seis relatos extraordinarios, estupefacientes. Tengo la
impresión, siempre que leo a esta mujer, de disfrutar con una
pionera, en cierto modo. Cosas que me parecieron originales en su
día ya las había expresado ella, según voy descubriendo.
Daphne de Maurier, 1907-1989, londinense, amó y vivió Cornualles,
escenario de varias de sus historias. Recomiendo, además de las
obras citadas en este comentario, las novelas “La posada de
Jamaica” y “Mi prima Rachel”.

Lo que este libro contiene:
“Los pájaros”, menos de 40 páginas. Celebérrimo por la película de
Hitchcock. Esta no es fiel al relato, pero da una idea aproximada.
Hay personajes distintos en un país distinto y los hechos no son los
mismos; el horror, sí. Aprovecho para recomendar la lectura de
“Rebeca”, cuya versión fílmica sí es fiel, salvo en el destino de la
señora Danvers.

“Monte Verità”, 70 páginas. Este extraño monte, que se nos
desvelará poco a poco entre las nieblas, con el arte grande de la
autora dosificando los avances del lector, recuerda a veces Xanadú;
mejor, Shangri- La. Pero, como leerán, lo de Maurier es todo lo
contrario que el “Horizontes perdidos” del gran cineasta Frank
Capra.

“El manzano”, 40 páginas. Cuando el horror ominoso que uno siente
proviene de objetos, seres, objetivamente inocentes, indiferentes,
es que el horror surge del interior de uno.

“El pequeño fotógrafo”, 40 páginas. El tedio de la clase alta que
paga la baja. Vacaciones en el mar, amorosas y culpables. La
inconveniente relación entre una marquesa y un fotógrafo cojo.

“Bésame otra vez, desconocido”, 25 páginas. Un hombre tímido
corre el riesgo de perderse por una mujer fascinante y extraña.
¿Qué lo hemos visto muchas veces? No con este talento, esta
capacidad de sorprender.

“El anciano”, 10 páginas. Obra maestra. No se puede decir, evocar,
provocar más sentimientos e ideas con menos. Sorprendente
colofón a un libro excelente. Publicado en 1952, leo una edición de
1987, de Orbis. Un euro en mercadillo solidario.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

miércoles, 29 de mayo de 2019

MI PRIMA RACHEL. Daphne du Maurier

Novela extraordinaria. Encierra un misterio, pero uno no puede resolverlo al terminar la lectura y pasar a otra cosa, otro libro. Se queda atrapado, braceando sin poder salir de la estela que la nave Daphne deja; las aguas tardan en calmarse.

No sabía de qué iba el libro, en absoluto. Como hago siempre tratándose de novelas, no se me ocurrió leer la contraportada ni ningún comentario por ahí. Elegí esta lectura por las horas de disfrute y asombro pasadas con “La posada de Jamaica” y “Rebecca”, de la misma autora.

Londinense de 1907, vivió casi 82 años, me parece que felices. Vivió bien, con éxito, familia, amigos y residió en Cornualles, lugar que amaba, la mayor parte de su vida. Sin embargo, muerta padeció buitres. Se escribió sobre su sexualidad, sus amoríos, aunque fue acusada al tiempo de solitaria. Como si la fama quisiera hacerla ambivalente y misteriosa, convertirla en uno de sus personajes inquietantes.

Algo admirable del Reino Unido es que aprovechaba la diferencia
de clases, cuando la había, para escribir novelas; aquí preferimos
ponernos guerracivilistas. En un relato inglés podemos sentir
simpatía por el terrateniente, no sólo por el mozo de su cuadra.
Claro que hay malvados, pero lo son por su condición humana, no
social. Creo que entre nosotros se podría cultivar más esa
novelística de “Arriba y abajo”, Historia nos sobra.

Valga la digresión anterior, que no lo es tanto, para dejar claro que
no pienso contar nada de esta prima Rachel. Les deseo que
disfruten de su lectura como yo, sin apriorismos. Vale mucho la
pena.

Estupenda y sobria edición de ALBA rara avis, 454 páginas escritas
con riqueza y eficacia. Leo la segunda, abril de 2017. La original se
publicó en 1951.

Luis Miguel Sotillo Castro

jueves, 20 de septiembre de 2018

REBECCA. Daphne du Maurier

Me parece una novela maravillosa, perfecta; equilibrada, poética y antirromántica. Compasiva con el lector al que va a irritar, tensar, poner en suspenso; porque en las primeras páginas le aclara que los protagonistas acaban bien. No ilesos, con pérdidas y dolor, como tras un naufragio, pero con una vida por delante. Este comienzo pone en evidencia a los escritores sádicos hoy de moda, que trampean con el lector, dándole personajes que sufren con más espectacularidad que profundidad, que buscan la sorpresa por la sorpresa.

Como indica la frase inicial “Anoche soñé que volvía a Manderley”, está narrada en primera persona del singular. ¿Quién es esta persona? Una mujer de la que ignoramos el nombre, significativamente. Los demás personajes, interesantes, variados, complejos, simples, todos vívidos, además de por su nombre se caracterizan por lo que son, lo que dicen, lo que hacen. Nuestra narradora se define por lo que no es, cómo calla, su pasividad irritante. Mas vemos la historia con sus ojos, sus miedos, sus palabras y, cuando pensamos que es boba, nos detenemos un momento… porque sufrimos con ella, con ella nos aliviamos, le perdonamos ser tan ingenua y novelera. Qué bien imagina la vida de los demás, con tanto detalle, mientras es incapaz de vivir la suya con decisión. Le deseamos lo mejor, en su vida posterior a la novela, libre de Rebecca.

 “Rebecca” es una novela aleccionadora sobre los peligros de la incomunicación en la pareja; ay, los malentendidos, los sobrentendidos. Describe muy bien las distintas edades, salvo la infancia, es libro sin niños.

 Manderley, mansión y terrenos adyacentes, tiene la fuerza de un personaje protagonista. Consigue la autora que sus paisajes, interiores y exteriores, desde un visillo hasta los guijarros de la playa, sean hermosos u ominosos según lo requiera el relato.

 Las mariposas destacan por su vuelo desordenado, no por su colorido.

 La felicidad está en el aire, la desdicha tiene alas veloces.

 De Rebecca, la primera señora de Winter no hablo. Murió.

 Novela publicada en 1938. Leo una edición de Galaxia Gutenberg, primera, septiembre de 2016, 384 páginas.




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