De vez en cuando Camilleri abandona su paraíso particular de Vigatà, le da vacaciones a Montalbano y desciende a la terrenal Palermo; se calza las botas de su colega y compatriota L. Sciascia y hace, a mi modo de ver, más que una novela, un guión de TV, en el que, con la excusa de la muerte de la hija de un poderoso mafioso, se lanza a una descarnada crítica político-social de la Sicilia actual.
Es una novela extraña
tanto en su concepto como en la forma. El protagonista no es un detective sino
el director de la RAI de Palermo, Michele Caruso; no interesa el cadáver sino
la enmarañada red de influyentes relaciones que giran a su alrededor; no hay
voluntad de resolver el asesinato sino que el motor que impulsa la acción es el
miedo, el chantaje y las ansias de poder tras cada información proporcionada.
La narración se desarrolla
en forma de múltiples y aceleradas conversaciones lideradas por Caruso quien,
como un funambulista sobre un tenso cable tejido por intereses políticos,
judiciales, mafiosos y financieros, dirige la investigación buscando más los
réditos periodísticos que la solución del caso. Así, será el lector, becario de
la redacción, el que irá deduciendo y resolviendo la intrincada trama, más
enrollada que unos “spaghetti al nero di seppia”. Es tal la multitud de
ramificaciones del argumento y de personajes que en más de una ocasión se
pierde el hilo.
Está claro que Camilleri
se desenvuelve mejor en la ocurrente fabulación que en el realismo social, pero
aun faltando el ingenio habitual de sus protagonistas y siendo en esta ocasión
la sátira carente de toda gracia, animo a la lectura de esta novela por lo que
supone de brutal denuncia contra esa corrupción secular que mantiene a la perla
del Mediterráneo prisionera de la tenaza mafiosa.
La recomiendo para
incondicionales de Camilleri, para los amantes de Sicilia con todas sus
consecuencias, para los que nos revuelve y a la vez apasiona el tema de la
Mafia, porque nunca viene mal un latigazo a la conciencia.
P.D: Sigo sin entender
por qué la catalogan como novela negra (incluso con premio en esta categoría en
2008) porque no tiene nada de policíaco pero sí mucho de política.
Sybilalibros