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jueves, 9 de noviembre de 2023

El jardín de los Finzi-Contini. Giorgio Bassani

 "Yo, igual que ella, carecía de ese gusto instintivo que caracteriza a la gente corriente [...] más que el presente, contaba el pasado; más que la posesión, su recuerdo. Frente al recuerdo, toda posesión sólo puede ser decepcionante, banal, insuficiente…¡Cómo me entendía! 

Mi ansiedad por que el presente se convirtiera “inmediatamente” para poder amarlo y soñarlo a mi manera igual que la suya, idéntica a la suya. Se trataba de “nuestro” vicio: ir siempre hacia delante con la cabeza vuelta hacia atrás.”


Este párrafo encierra todo el sentido que anima la obra de Bassani: la obsesiva posesión de los recuerdos como aliento de vida.


Si el universo cupiera en un jardín, sería del de los Finzi-Contini. Si el espacio-tiempo tomase forma terrenal, sería una pista de tenis tras los muros agrietados de Corso Ercole. 

Si Velázquez pintó el aire en las Hilanderas, Bassani lo detuvo y lo dejó suspendido en un paseo en bicicleta, una fracción de segundo que dura una melancólica historia de amor en los años de entreguerras. 


Cuando me encuentro ante novelas tan bellas como esta siento que reseñarla es como romper de nuevo la nariz de la Piedad de Miguel Angel. ¿Para qué escribir sobre una obra de arte cuando todo lo que diga empañará su belleza? Prefiero que la leáis, os dejéis llevar en los brazos del tiempo y os quedéis a vivir en su memoria como hace el protagonista/narrador al visitar las tumbas etruscas de Cerveteri que le evocan, como cantos de sirenas, el cementerio judío de Ferrara.


Para los que necesitan meter el dedo en la llaga para convencerse, transcribo parte de la sinopsis que ofrece Acantilado en la contraportada:

Ferrara, mientras la comunidad judía sufre las leyes antisemitas del gobierno fascista, los Finzi-Contini—una familia de abolengo aparentemente inmune a dichas leyes—continúan su vida decadente aislados en una lujosa villa, rodeada por un jardín majestuoso. Alberto y su hermana Micòl, los hijos de la familia, deciden invitar a algunos amigos a su casa, después de que hayan sido expulsados del club de tenis de la ciudad. El protagonista de la historia, un joven judío de clase media, accede así a esta hermética comunidad en cuyas reuniones convergen las discusiones políticas, las literarias y el amor mientras fuera de los muros de la casa grande, el mundo se derrumba a ritmo de intolerancia”. 


Sybila

lunes, 23 de mayo de 2022

EL PENTATEUCO DE ISAAC. Angel Wagenstein

Angel Wagenstein ha llevado una de tantas vidas nómadas inherentes a su condición judía. Búlgaro sefardí, vivió su infancia exiliado en Francia por la militancia comunista de su familia. Amnistiados tras la IGM, regresó a su país donde formó parte de una organización clandestina antifascista. Durante la IIGM fue internado en un campo de trabajo del que se evadió para engrosar las filas partisanas. Capturado y condenado a muerte en 1944, logró eludir la sentencia gracias a la entrada de los soviéticos en Bulgaria.


Si traigo aquí parte de su interesante biografía es para resaltar que todo lo que cuenta y anima su trilogía de los judíos en el s.XX que abre esta novela se ha vivido en primera persona. Como muestra, un botón genial:


“-¡Así es, he conocido distintos países! exclama Isaac Blumenfeld, Austria-Hungría, Polonia, la URSS, Alemania…

      -¿Ah sí? ¿Has visitado todos esos rincones? Se sorprende Mendel.

       -¡Qué va, yo no me he movido de mi pueblo!”


En tres líneas queda plasmada la historia del s. XX europeo.


Aunque el autor subtitula este libro “Sobre la vida de Isaac Jacob Blumenfel durante las dos guerras, en tres campos de concentración y en cinco patrias”, para mí sería “Del Holocausto al Gulag con una sonrisa”. 

Creo que no hace falta añadir nada más como adelanto de sinopsis. Sólo resta hacerse una cafetera para doce, proveerse de una caja de galletas de dos pisos, abrir el libro y seguir las andanzas de Isaac como si de un libro de aventuras (macabras) se tratara. 


Isaac es un sastre judío de Galitzia que nace súbdito del imperio austro-húngaro y por mor del baile de fronteras bélicas, pasa a ser polaco, alemán, soviético y finalmente austríaco. Junto a él sufrimos las dos grandes guerras con humor e ingenio, encontramos amigos para luego perderlos en las peores circunstancias, soportamos los más infames designios divinos con ironía y con la ayuda inestimable de la ancestral sabiduría del rabino y sobrevivimos a los campos de concentración con chistes que te retuercen de la risa. 


Aunque a algunos lectores les pueda parecer inconcebible, el horror y el humor duermen en el mismo colchón, como han demostrando casi todos los autores judíos del siglo pasado. Es algo que forma parte de su idiosincrasia, un mecanismo de supervivencia para conjurar el terror que ha permitido a este pueblo llegar hasta aquí conservando su esencia.


Esta novela, aparte de una factura clásica, unos personajes entrañables y una escritura tan ágil como amena, es un prodigio de tolerancia y un canto a la vida. Rezuma humanidad en cada palabra y lo mejor, te hace reflexionar y aprender con una carcajada: una frase del Rabino vale por cien sesiones de psicoterapia.


Leedlo, que vais a haceros el mejor favor que habéis recibido en mucho tiempo.


ADENDA: Sólo he leído el primer libro de la trilogía. Me comentan fuentes cercanas y muy fiables que los siguientes no están a la altura del primero.


Sybilalibros


miércoles, 9 de junio de 2021

LA ESTRATAGEMA. Léa Cohen

¡Qué pena, qué coraje, qué decepción, qué todooooo!! 

Saco este libro de la biblioteca atraída por un país y una literatura desconocidos como es Bulgaria, por el gancho de la sinopsis y de las ciber-opiniones acerca de una trama de espionaje tras el Telón de acero, persecución de judíos tras la II G. M y con el comunismo, fortunas escondidas. Vamos, un caramelo. ¿Y qué me encuentro? 

Un material de primera desperdiciado por una autora con poco talento narrativo (lo derrochará todo en la música puesto que es directora de orquesta): los personajes planos salvo el espabilado Víctor; las descripciones sosas y sin fuerza y lo peor, el intento, fracasado, de presentar la narración en forma de puzzle contado a varias voces con el objeto de crear una intriga que a la postre lo único que consigue son saltos innecesarios en el tiempo y repetición de cosas ya dichas. 

Da la impresión que la editorial publicó el manuscrito tal cual, sin pasar por corrector, porque si no, no se explica tal desbarajuste, a menos que fuera la intención de la autora. 

Mención aparte merece la traducción: terrible, algo muy extraño en Asteroide, que solía cuidar este aspecto. 

En fin, ni porque la familia protagonista lleve el honroso y muy español apellido Calderón, signo de sefardíes en Bulgaria, se salva la novela.

Sybilalibros


jueves, 26 de noviembre de 2020

LOS HERMANOS ASHKENAZI. Israel Yehoshua Singer

 

Estamos ante uno de esos libros que hay que leer sin prisas, entre otras cosas porque son más de 600 páginas y con sustancia, calentándolo en el butacón de orejeras como si de una copa de coñac se tratara. En la órbita de las “Memorias de un europeo” de Zweig, pero novelada, es de esas lecturas que te enseñan muchísimo sobre la historia contemporánea europea sin que te enteres. Una historia además muy desconocida para los que no ofician en la materia, ya que la mayoría sólo sabe de Polonia por su desgraciado protagonismo durante la 2 G.M.

Singer nos relata precisamente el período anterior a la invasión nazi, desde los albores de la revolución industrial hasta el período de entreguerras a través de las vicisitudes de una saga familiar, estructura muy querida a los escritores judíos, protagonizada por unos hermanos gemelos nacidos en el intransigente jasidismo, los eternos Caín y Abel trasladados a Lodz, la ciudad industrial más pujante de ese no-estado, no-nación que fue Polonia hasta 1918.

Lo de hermanos del título es casi un decir, porque el ochenta por ciento del peso de la novela recae sobre el intrigante, ambicioso, astuto, desalmado, déspota y egoísta Simjat Meir, mientras que el noblote, simple, directo y casi primario Yankev Bunnem sólo asoma de vez en cuando en desacuerdos y enfrentamientos con su desnaturalizado hermano. La vileza, las traiciones y la perversidad para con los suyos serán las losas que construirán el camino que conduce a Simjat de renegar de las directrices paternas que lo condenaban a una vida de estudioso jasidí a convertirse en el empresario más poderoso de Lodz.

Esta agitada vida no es más que el hilo conductor para una interesantísima recreación novelada del proceso de industrialización en Lodz, desde sus comienzos con los telares manuales hasta la introducción del vapor, sazonado con una rica mezcla poblacional que incluía judíos, rusos, alemanes, polacos; los primeros movimientos obreros, los abusos del capital, la sempiterna traición de la burguesía, el paulatino ascenso del marxismo de la mano de los judíos precisamente, para terminar en los pavorosos efectos de la I GM y la Revolución Rusa sobre esta importante población y por ende sobre toda Polonia.

Y todo desde la óptica de alguien que conoció algunos de esos sucesos de primera mano, y que, al igual que los protagonistas, renegó de los anquilosados y  excluyentes valores ortodoxos de su familia jasidí y optó por ser un ciudadano del mundo sin dejar de ser judío ni de reivindicar el yiddish, su lengua y en la que escribe sus obras.

No es mucho lo que se sabe de Israel Singer, eclipsado por la figura de su hermano, el premio Nobel Isaac Bashevis Singer,pero sí conocemos de la pertenencia a la izquierda judía de su país, Polonia, de su viaje a la URSS para conocer de primera mano el ansiado paraíso socialista y de su horrorizado desencanto al presenciar la barbarie a la que se entregó el proletariado. Aunque su principal labor la desarrolló como periodista en Europa y EEUU, sus experiencias, ideas y opiniones han quedado también plasmadas en sus novelas.

          Para mí ha sido un auténtico placer descubrir una sociedad tan rica, heterogénea y a la vez tan pisoteada como la polaca en este período histórico, confinada habitualmente a su papel de estado-tapón entre Rusia y Alemania y vapuleada por ambas potencias. Conmueve hasta el tuétano ver cómo esa Polonia castigada, a la hora de constituirse por fin en estado con el nacionalismo por bandera, comete las mismas e incluso peores tropelías contra su pueblo, en particular contra los judíos, para así tener la ansiada entidad propia dentro de Europa. La descripción del pogrom realizado en la ciudad de Lvov pone los pelos de punta. Nada que envidiar los de los nazis ni los estalinistas que sufriría después en la II GM.

Y a pesar de algunos síntomas de cansancio tras su ingente número de páginas, me he emocionado con el excelente final, tan inteligente, tan coherente como poco agradador con el lector buenista. Ahí es donde se percibe la talla de un escritor.

Absolutamente recomendable como testimonio vivo de la historia europea, para cura de racismos, nacionalismos y demás sarampiones que afectan a los que desconocen su propia historia o se tragan la que le enseñan envuelta en nubes de azúcar.

 Sybilalibros

 

jueves, 20 de agosto de 2020

LA QUINTA ESQUINA. Izrail Métter

“Él (Stalin) lo veía y lo oía todo, con los ojos y los oídos de los delatores. De ser una ocupación secreta y vergonzosa, la delación pasó a convertirse en un honorable deber cívico”

Hay que agradecer a Libros del Asteroide el rescate de novelas que se editaron hace tiempo pero que pasaron inadvertidas, quizás por mala traducción, quizás por falta de promoción. No hay duda que las nuevas editoriales tienen un gran aliado en las redes sociales para dar a conocer autores que de otro modo se quedarían en oscuros almacenes o, todo lo más, en la estantería de algún caprichoso erudito. Pero no ha sido este el caso. Su descubrimiento se debe, una vez más, a mi labor arqueológica en biblioteca pública (es lo que tiene la deformación profesional).

Aviso ya que La quinta esquina, título enigmático e incitador, no es una novela al uso, ni por su concepción ni por su forma, algo que la hace aún más apetecible al lector curioso con ganas de nuevas experiencias. A medio camino entre la autobiografía (a ratos inventada, a ratos realidad descarnada), la reflexión desde la vejez y el género epistolar, Métter nos narra la extraña vida de Boris, un judío ruso de grandes dotes intelectuales al que las leyes estalinistas le impiden estudiar por pertenecer a la “quinta categoría”, dado que su padre fue comerciante privado antes de la revolución. Eso no ahogará sus ansias de aprender y buscará mil triquiñuelas para llegar a ser lo que desea, profesor de matemáticas (el autor lo es y también de formación autodidacta), desvelándonos en ese camino lo inhumano, atroz y sádico del régimen Estalinista, sin caer en ningún momento en el victimismo o en el ajuste de cuentas. Antes al contrario y por increíble que nos pueda parecer, el humor, cínico, negro, judío, no desaparece del fondo del paisaje del párrafo.

Pero por encima de todo La quinta esquina es una historia de amor. Un amor demente, desgarrador, “fou” entre Boris y la voluble Katia que se sostiene y arrastra durante más de 20 años por situaciones impensables dentro de la antigua URSS.

Pensaréis que con estos ingredientes es difícil no conseguir una novela de éxito, pero puede que la complicada estructura, sin una cronología concreta, basada  en los retazos de memoria traída al presente a través de los diálogos entre el yo anciano de la actualidad y el yo joven, insensato y ciego de amor, a los que se suman las cartas de la viuda del mejor amigo de la infancia desde la lejana Samarcanda a la que Boris nunca conoció, empañe el brillo de este diamante escondido.

No os acobardéis por ello. La prosa de Métter, limpia, jovial y profunda (y bien traducida) te lleva en volandas por un libro que te engancha desde las primeras páginas y que, sin ningún resquicio de duda, es para leer y releer. ¡Se aprende tanto, emociona tanto!

No quiero terminar sin llamar atención sobre el título. Tiene un significado sobrecogedor. Lo entenderéis en el último tercio del libro.

Sybilalibros@YoLibro

martes, 28 de abril de 2020

MONASTERIO. EDUARDO HALFON


Entre las líneas de este libro Halfon recoge una cita de su admirado Thelonius Monk que reza “Un genio es aquel que más se asemeja a sí mismo”.

Cualquiera que haya leído a Halfon se habrá dado cuenta de que es un género en sí mismo: por su estilo, entre la autobiografía y la fantasía, por su palabra verdadera, por su monólogos en perpetua duda metódica, por su desarraigo judío en Guatemala, por la persecución constante de sus raíces que no es sino un viaje al centro de su identidad. Todo ello conforma  una unidad inestable que nace y muere en Halfon.

Como él mismo afirma “toda ficción, en mi opinión, es autoficción”, y en esta ocasión  la ficción le conduce al mismísimo Israel, el centro de todas las preguntas y respuestas, previa excusa de la boda de su hermana con un judío ortodoxo, acontecimiento que convulsiona a toda la familia pues no es integrista. Allí tropezará con un antiguo amor de juventud, Tamara, con la que retomará una relación extraña, como suspendida en el espacio-tiempo gracias a las sales del Mar Muerto. Mientras, el choque con el perpetuo estado de excepción de Jerusalén y las calurosas noches de insomnio le harán recordar/reconstruir la persecución de su abuelo en Polonia por los nazis, generando un paralelismo inconcebible pero posible:
“... un muro es la manifestación física del odio hacia el otro. Una manifestación palpable, concreta, que busca separarnos del otro, aislarnos del otro, eliminar al otro de nuestra vista y de nuestro mundo. Pero también es una manifestación a todas luces inútil: por más alto y grueso que se edifique, por más largo e imponente que se construya, un muro nunca es infranqueable. Un muro nunca es más grande que el espíritu del hombre que éste encierra. Pues el otro sigue allí. El otro no desaparece. El otro nunca desaparece. El otro del otro soy yo. Yo, y mi espíritu. Yo, y mi imaginación”.
“Monasterio” es el deambular por el claustro de la identidad propia, con reflexivas paradas ante los capiteles de la intolerancia religiosa, el exilio cotidiano o el miedo al otro, para al final acabar en el de la reconciliación con uno mismo.
La narración de Halfon sigue los meandros de su mente y adopta un sentido circular (como lo es la Historia judía) que regresa al lugar visitado pero lo reconoce bajo otra luz, al modo de un tema de jazz. En otro autor este viaje sería insufrible, pero en él, gracias a su frase diestra, a su palabra clara y precisa, al particular humor que alienta sus desvaríos, se convierte en  una deliciosa excursión que el lector goza de tal modo que quiere volver una y otra vez a su peculiar mundo.

Me fascinó Halfon en “La pirueta”, me ha encantado aquí, disfruto enormemente con sus escritos y seguiré leyendo todo lo que publique porque somos hermanos en el desarraigo.

Sybilalibros

sábado, 11 de abril de 2020

LOS HERMANOS ASHKENAZI. Israel Yehoshua Singer


Israel Singer vivió entre 1893 y 1944; como otros grandes escritores heridos por el nazismo, Joseph Roth, Stefan Zweig, no alcanzó a ver la caída de Hitler. Judío polaco, usa el yiddish como lengua literaria. Este idioma es el propio de los judíos ashkenazis, de Europa central y oriental. El yiddish se basa en el alemán del siglo XIII, con influencias de la región en que estuviesen los judíos, por ejemplo eslavas; se escribe con alfabeto hebreo. Desde 1934 Israel vivió en Nueva York, a salvo de genocidas.

 Los gemelos Simja y Yánkev Ashkenazi nacen en Lódz, capital de la  industria textil polaca. Su padre Abraham llegó a Lódz cuando era un pueblo y contribuyó a su crecimiento asombroso. Polonia ha sido una víctima, durante siglos, de sus vecinos rusos y alemanes, culminando el horror con la apisonadora impía de soviéticos y nazis. Esta novela empieza casi mediado el siglo XIX. Alemanes y judíos rivalizan en la naciente industria de los telares y el comercio, bajo el despotismo del Zar, capaz de exterminar a la nobleza polaca rebelde. La novela alcanza los tiempos de la Gran Guerra y la revolución soviética. El retrato de Lenin el maquinador anticipa la tiranía que impondrá.

 Revolución industrial y lucha de clases. Hablamos de una industria crudelísima para el obrero, indiferente a su sufrimiento; este va y viene sin reposo de la fábrica a la vivienda indigna, pasando por la taberna adormecedora.  Obrero que se considera aliviado si trabaja sólo catorce horas al día. En el reposo del domingo o la inacción del Sabbat, le va la supervivencia. En este ambiente, el judío ortodoxo malvive marginado, acosado y acusado. El judío próspero e industrioso busca un reconocimiento social que, en las malas, se revela ficticio e inestable. El judío concienciado socialmente será encarcelado por el Zar, vapuleado por unos y manipulado por otros. Porque para tiranos tradicionales y revolucionarios socialistas, un judío siempre es un judío. Y lo ha de pagar.

 Yánkev Ashkenazi es hombre razonable, judío descreído pero respetuoso con sus mayores piadosos, encantador en el trato. Simja, que se hace llamar Max, es un monstruo egoísta. Será malvado con propios y extraños. Su autoestima enfermiza es peor que el odio por uno mismo. Hombre de pasiones tan poderosas como mezquinas. La relación entre los gemelos no admite, para mí, la comparación que hace la crítica con Caín y Abel; la encuentro más compleja, no arquetípica.

 Tiene la novela una colección larga de personajes bien construidos, varones y mujeres. La creación de personajes femeninos complejos y matizados, pese a su irrelevancia política, su enclaustramiento social, es un acierto entre muchos de la novela. No entraré en detalles para no eternizarme. No puede describirse un mundo en página y media; para ello, la lectura del libro.
 Lo recomiendo entusiasmado. 679 páginas en Acantilado. El glosario de palabras arameas, hebreas y del yiddish es tan oportuno como apasionante.


 Luis Miguel Sotillo Castro
  



viernes, 22 de noviembre de 2019

LOS HUNDIDOS Y LOS SALVADOS. Primo Levi


Levi vivió entre 1919 y 1987. Nació y murió en Turín. Entró y salió del infierno, como Gilgamesh, Orfeo, Teseo, Hércules, Odiseo, Eneas, Jesús. Permaneció allí más tiempo que ellos. Y fue verdad. No se hizo la pregunta de Segismundo, Levi sabía que su esclavitud se debía al delito de haber nacido… judío.

 Escribió tres libros sobre su experiencia en un campo de exterminio nazi. “Si esto es un hombre” cuenta su captura en diciembre del 43 y la subsiguiente estancia en Auschwitz  hasta principios de 1943. En “La tregua” narra el increíble, rocambolesco, absurdo y doloroso viaje de regreso a casa. Comento aquí el tercero, “Los hundidos y los salvados”.

 Los dos primeros son libros de hechos, cuentan lo que pasa, este tercero reflexiona sobre ellos. Combate la afirmación de un SS, que gracias a hombres como Levi ha resultado falsa. Quien se engaña hoy sobre el Holocausto en concreto y los totalitarismos en general, es porque quiere eludir sucesos, testimonios y razonamientos disponibles. Lo que dijo el soldado miembro de las SS, Schutzstaffel, “escuadras de protección” (Ah, el lenguaje del mal) al judío fue: “ De cualquier manera que termine esta guerra, la guerra contra vosotros la hemos ganado; ninguno de vosotros quedará para contarlo, pero incluso si alguno logra escapar el mundo no lo creería. Tal vez haya sospechas, discusiones, investigaciones de los historiadores, pero no podrá haber ninguna certidumbre, porque con vosotros serán destruidas las pruebas”.

 La profundidad, complejidad, honradez del libro queda de manifiesto en el segundo capítulo: La zona gris. Nos habla de los presos que, para sobrevivir, son cómplices de los nazis, tan crueles como ellos. Los que llevaban físicamente a las víctimas a la cámara de gas eran judíos también; a su vez, tras dos meses de ejercer su labor, serían gaseados y relevados por otros de condición similar.

 No leemos con alivio sobre la felicidad de la liberación, porque no es tal. Los liberados, almas desnudas sobre los huesos, deben lidiar con sentimientos de abatimiento, vacío tras el horror; la vergüenza del superviviente.
 La violencia inútil, gratuita, tenía un fin; el sadismo era un plan, no un impulso. Deshumanizar al preso. Si este se trataba como basura inane y no era percibido como hombre, era más fácil matarlo industrialmente.

 ¿Por qué los presos se rebelaron pocas veces, intentaron poco la evasión? También encontramos repuesta a esta cuestión.
 La parte final del libro la dedica Levi a su correspondencia con alemanes. Las justificaciones, disculpas, o no, de estos. La responsabilidad cierta y gravísima de la gente común, con buena opinión de sí misma incluso, en el advenimiento y dominio de los totalitarios.

 270 páginas estremecedoras, reflexivas, imprescindibles. Antídoto contra el veneno de los atajos hacia la utopía que se saltan la democracia, a izquierda y derecha. Leo la primera edición de El Aleph Editores de octubre de 2002. Afortunadamente, es libro fácil de encontrar.

Luis Miguel Sotillo Castro 



miércoles, 20 de noviembre de 2019

LA TREGUA. Primo Levi


Levi contó en “Si esto es un hombre”, 1947, su estancia en Auschwitz, campo de concentración y exterminio nazi en la Polonia violada; desde su captura en diciembre de 1943 hasta enero del 45, cuando los alemanes huyen del campo.

 Si la Odisea es una joya hermosa y fría, cuyos dolores no nos afectan por la lejanía y las dudas sobre la verosimilitud, “La tregua” es una odisea reciente, sangrante y cierta, demostrada y documentada.

 Imagínese el desocupado lector que para viajar de Madrid a Bilbao tira primero para Cádiz y luego hacia La Coruña. Algo así fue el retorno de Levi desde la zona de Cracovia hasta su Italia; viajando por Polonia, Ucrania, Bielorrusia, Rumanía, Hungría, Checoslovaquia, Austria y Alemania. Buscándose la vida a diario para comer y dormir, viajando en trenes incomprensibles. Pertenecía al grupo de hallados en Auschwitz por los soviéticos. Hombres rotos física y anímicamente, libres ya en teoría, pero privados de todo recurso propio, fueron zarandeados de aquí para allá por la burocracia y desidia de los vencedores estalinistas. Hombres libres como leños sobre las olas.

El libro comienza en enero de 1945, cuando los supervivientes del infierno, ya sin demonios nazis, son vistos por los primeros soldados soviéticos, mudos de vergüenza y estupor ante el espectáculo de esqueletos vivos; termina con la llegada a Turín del protagonista, en octubre. Asistimos a un viaje trágico y cómico. Muertes, abusos, frío, hambre; picaresca, tipos grotescos, situaciones de comedia absurda.

 Termino este comentario con una cita significativa de este libro, sobre la disciplina que imponían los soviéticos a los liberados. Retomaré este dolor histórico y vital cuando hable de la tercera parte de la trilogía: “Los hundidos y los salvados”.
 “…al calabozo, por alguna oscura razón, puede que por atavismo burocrático de un tiempo en que los prisioneros debían ser tres, le correspondían tres raciones alimenticias diarias. Que los detenidos fuesen nueve, o uno, o ninguno, no importaba: las raciones seguían siendo tres. Y el atrevido salió del calabozo, después de diez días de sobrealimentación, gordo como un cerdo y lleno de alegría de vivir.”

 El original se publicó en 1962, meses después de la construcción del muro de Berlín. Leo la primera edición, mayo de 2002, de El Aleph Editores, 348 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro

viernes, 15 de noviembre de 2019

DE NOCHE BAJO EL PUENTE DE PIEDRA. Leo Perutz


Que los judíos tienen un don para contar es incuestionable: ahí tenéis la Biblia. Su fe y su cultura están basadas en el relato.
Y Leo Perutz no desmiente su ADN. Judío sefardí (Perutz es nuestro Pérez eslavizado) del viejo imperio austrohúngaro nos traslada en su última obra escrita antes de morir a la Praga del s. XVI en la que reina el Emperador de Romanos Rodolfo II de Habsburgo, nieto de nuestro Carlos I. Rodolfo pasó a la Historia como un personaje excéntrico, caprichoso, amante del arte, excelente mecenas que amparó en su corte a Kepler y obsesionado con la Alquimia (no se sabe si por inclinaciones nigrománticas o por su constante estado de ruina económica debida en gran parte por su afición desmesurada a comprar obras de arte italianas). Y donde se busca oro, aparecen los judíos.

El hilo conductor de este conjunto de relatos y leyendas es el rico Mordejái Meisl, famoso por su bella esposa y porque a su muerte no se halló rastro de sus maravillosas riquezas. En ellos encontramos cómicos de la legua que viven extrañas aventuras, andanzas nocturnas del emperador, alquimistas fraudulentos y la historia más bella de todas, la que cuenta los amores prohibidos entre el emperador y la hermosa Esther, que da título al volumen.

La pluma de Perutz es sobria pero desde las primeras palabras  consigue sumirte bajo la niebla del Moldava, que camines sobre las mojadas piedras del ghetto de Praga o vivir un romance bajo el puente.

Lo recomiendo por la magia antigua que desprende, por la niebla que confunde la más burda realidad con lo sobrenatural, porque es un ensueño bohemio.

Sybilialibros@siyofueralibro

jueves, 29 de agosto de 2019

LA FAMILIA KARNOWSKY. Israel Yehoshua Singer


“Los Karnowsky de la Gran Polonia eran conocidos como hombres obstinados y polemistas, aunque también estudiosos y cultivados, sin duda unas mentes de hierro.”
Así comienza la novela. Gente sólida a la que veremos derrumbarse por el pecado de ser judía.
 David Karnowsky, a finales del XIX, discute sobre ortodoxia en su sinagoga polaca y decide trasladarse con su esposa a Berlín. Considera Alemania la cumbre de la civilización y la cultura, donde están además los judíos más sabios en la Ley. Confía en ser judío entre judíos, alemán entre alemanes.
 Georg, hijo de David. Cirujano capitán del ejército alemán durante la Gran Guerra, se casa con una cristiana, apenas pisa la sinagoga. Integración. ¿Qué puede salir mal?
 Yegor, hijo de Georg. Vive en la escuela el ascenso de los nazis (palabra que no aparece en la novela; son “los de las botas altas”, definición tan imprecisa como inconfundible, como en una pesadilla.) y su conquista del poder. Convencen a los alemanes de que la derrota en la guerra y el desastre económico fueron causados por los judíos.

 Los tres Karnowsky y familia consiguen emigrar a Estados Unidos. Porque al principio los nazis dejaban huir a los judíos, tras confiscarles sus propiedades; puente de plata negra. En la tercera parte de la novela veremos si Yegor, el más joven y débil de los tres, consigue superar su trauma de medio cristiano, medio judío.
 Novela maravillosamente escrita. Vemos el alma atormentada de los personajes; las geografías urbanas de Berlín y Nueva York, con sus distintas clases raciales y sociales. Nos llama la atención, si cometemos el error de considerar igualados a los judíos por su condición de víctimas, la disputa entre ellos. Prejuicios de judíos alemanes contra polacos y rusos y viceversa, el rencor del instalado hacia el inmigrante reciente.
 Israel Singer termina la novela en 1941, se publica en el 43, él muere en Nueva York, 1944. Nos apena que no viviese la muerte de Hitler. 553 páginas, incluyen un glosario, breve, de palabras arameas, hebreas y del yiddish de uso cotidiano por los personajes; no estorba la lectura e instruye. Leo la tercera reimpresión de la segunda edición, noviembre de 2017. Otro acierto de Acantilado.
Luis Miguel Sotillo Castro

jueves, 16 de mayo de 2019

LAS HIJAS DE ZALMAN. Anouk Markovits


Confieso que soy una fanática de la religión, costumbres e historia judía. Me fascina su literatura, sobre todo sus cuentos y el humor que destilan. Y me encanta descubrir cosas sobre los grupos más cerrados.
Este libro, entre testimonio y autobiografía novelada, nos abre la puerta a una de las comunidades más desconocidas y ortodoxas del judaísmo: la jasídica. 

Sin fantasías, sin críticas, sin rencor; desde el respeto, el amor y la veracidad. La autora, que se crió en un grupo jasídico francés del que huyó ante un matrimonio impuesto, nos narra la historia de dos hermanas cuya familia sufre la persecución nazi en Rumanía y cómo el exilio en Francia altera la percepción de sus tradiciones y las lleva por rumbos diferentes.

Hermosa, muy emotiva, bien escrita y documentada, rica en detalles no sólo de la encorsetada liturgia judía sino también de relaciones humanas que de ella se desprenden.
Se lee en un día porque es cortita y te engancha con rapidez. 

La recomiendo no sólo para los curiosos/ amantes de este pueblo, sino para cualquiera que tenga inquietudes culturales y quiera tener otra perspectiva tanto de la persecución nazi a los judíos como de lo que supone vivir hoy en día en una comunidad ultraortodoxa.

Sybilalibros@YoLibro


Destacado

El jardín de los Finzi-Contini. Giorgio Bassani

 " Yo, igual que ella, carecía de ese gusto instintivo que caracteriza a la gente corriente [...] más que el presente, contaba el pasad...