sábado, 31 de agosto de 2019

APUESTA AL AMANECER. Arthur Schnitzler


Gratamente sorprendida con este autor, amigo de Zweig, con el que comparte fe judía, cultura cosmopolita vienesa y amistad con Freud. 
Menos elegante y sensible en su prosa que Zweig, pero igualmente sugerente gracias a la maestría a la hora de profundizar en los aspectos psicológicos de los personajes, dada su condición de médico. Destacan particularmente en esta novelita el reflejo de la desesperanza, la fragilidad del hombre ante las jugarretas del destino, los impulsos irreflexivos y sus consecuencias.

El argumento nos lo brinda Acantilado:

Una mañana, el alférez Wilhelm Kasda recibe la visita de un amigo, un ex teniente separado tiempo atrás del servicio por una historia de juego. Desde entonces, acuciado por problemas familiares y cajero de empresa, ha ido sustrayendo pequeñas cantidades de dinero que, poco a poco, han llegado a alcanzar la considerable suma de mil florines. En el momento en que empieza la novela, el ex teniente se encuentra en una situación difícil a causa de una inminente inspección de contabilidad que pondrá al descubierto su desfalco, por lo que solicita la ayuda de su amigo. Ante la imposibilidad de complacerle, el alférez decide jugar casi toda su fortuna a las cartas. Gana. Pero una inesperada jugarreta del destino—un encuentro fortuito, la pérdida del tren de vuelta… —lo hace sentarse de nuevo a la mesa de juego, que esta vez le depara un trágico desenlace no exento de insospechados concurrentes.

No es su mejor relato, según he leído. Además el tema del juego y sus consecuencias no me atrae mucho. Diría que es la otra cara de la moneda, la visión masculina de la extraordinaria “24 horas en la vida de una mujer” de Zweig. Aun así, lo recomiendo por su calidad literaria, por compartir estilo con otro grande como Marài y por ser uno de los mejores cronistas de la sociedad vienesa de principios del s.XX.

Sybilalibros@YoLibro




viernes, 30 de agosto de 2019

VINIERON COMO GOLONDRINAS. William Maxwell.


Segundo intento con Maxwell, el editor por antonomasia del The New Yorker, tras el abandono de “La hoja plegada” que me pareció de lo más ñoño y pretencioso. Pero una persona tan dotada para encontrar el talento y tan elogiada tenía que haber escrito algo mejor, me dije a mí misma. Así que me arriesgo con “Vinieron como golondrinas”, rebajando expectativas, acción que, tras la deliciosa lectura, se mostró de lo más inútil.

Nada más que con el título me tenía casi ganada: de los más bellos y evocadores que he leído en mi vida. No en vano, proviene de una estrofa de un poema de Yeats:

“They came like swallows and like swallows went,
And yet a woman's powerful character
Could keep a Swallow to its first intent;
And half a dozen in formation there,
That seemed to whirl upon a compass-point,
Found certainty upon the dreaming air,
The intellectual sweetness of those lines
That cut through time or cross it withershins.”

Muchas veces, las citas que algunos autores gustan de usar como prefacio no tienen mucho que ver con el argumento y son mero exhibicionismo literario. No es el caso. Es sorprendente cómo, una vez leída la novelita (es corta), el sentido y el tono de ésta encajan perfectamente en los versos del poeta irlandés. Tal es la dulzura, la sensibilidad y el amor que destila.

Vinieron como golondrinas es un relato íntimo, muy íntimo, casi da pudor leer en las almas de los personajes que Maxwell entreabre para nosotros. Narrado a tres voces, la del pequeño Bunny, su hermano mayor Robert y el padre de ambos, nos cuenta varios instantes en la vida de una familia media norteamericana durante la pavorosa epidemia de gripe del año 1918. Momentos de felicidad, de ternura, de peligro, de recriminaciones, que giran en torno a un eje fundamental: la madre, pilar de la casa y brújula de sus habitantes.

En estos tres “diarios privados” que apenas ocupan 200 páginas, Maxwell nos habla de muchas cosas: de la importancia de la familia, la conservación de las tradiciones como la única manera de perdurar, la religión como elemento definitorio de clase social, la siempre difícil transición a la adolescencia, la infancia como el paraíso perdido, los padres que aman a distancia por temor a perder estatus, la educación como motor de progreso. Valores que podemos identificar como constructores del espíritu norteamericano y que confluyen en la madre, depositaria de todos ellos.
Cuando la enfermedad golpea a la madre, el mundo se derrumba y los tres varones de la casa deambulan perdidos y desamparados, intentando aferrar la realidad a través del recuerdo de una cesta de costura, una luz velada de atardecer, un café fuerte en el fogón, unos soldaditos de plomo tan egoístas como su dueño…Son en estos instantes cuando más brilla el talento del autor, que se demora gustoso en el detalle, en lo accidental, al modo de los pintores flamencos, y como ellos, desarrolla la mayor parte del relato en los interiores de las casas.

La recomiendo vivamente no sólo por la poesía de su imagen, la sensibilidad con la que trata a sus personajes y el buen hacer de su escritura, sino también como desintoxicación de novelas megalómanas contundentes, para recordar que lo esencial está en los pequeños detalles. Creo que es una de esas joyitas que pasan bastante desapercibidas, ahogada entre los grandes títulos y que sólo sabes de ella si te la descubren.

El único pero, una traducción regularcilla que en ocasiones afea algunos pasajes. He leído la edición antigua de DeBolsillo, pero hay edición nueva en Asteroide. Quizás hayan mejorado este punto.

Sybilalibros@YoLibro

MAL DE AMORES. Ángeles Mastretta


Primer libro que leo de Mastretta y me ha encantado cómo escribe, aunque la novela se me ha hecho un poco pesada. Quizá porque el telón de fondo de estos amores apasionados son los convulsos y confusos vaivenes de la Revolución (debería decir revoluciones, porque fueron alzamientos y cuarteladas continuos) Mexicana, finales s. XIX-principios del XX.

El comienzo es estupendo, te atrapa enseguida la escritura melosa, juguetona y picante como los personajes, pero la parte central se desinfla, se repite, avanza con la cachaza propia de los mejicanos y cansa tanta política y tanto general de saldo. Hay que estar muy puesto en Historia de México para no perderse, máxime cuando la autora le confiere en ocasiones toda la relevancia al tema, incluso por delante del turbulento relato de las idas y venidas entre la inteligente y liberal Emilia Sauri y el rebelde aventurero Daniel Cuenca, abogado de todos los levantamientos perdidos en tierra azteca.
De hecho diría que la intención de la autora fue narrar ese momento de agitación en el devenir de su país recién independizado, usando como excusa los entresijos de ambas familias poblanas, de espíritu y educación liberal, soñadores de un nuevo país que volvió a pinchar en el mismo cactus de la corrupción.
Menos mal que al final del libro retoma el ímpetu del principio y remata brillantemente.

Estilo rico en metáforas, abigarrado en juegos de palabras. Los personajes, tan telúricos como la mismísima Coatlicue, cuyos impulsos vitales son los instintos de libertad. Entre ellos destacaría al boticario Sauri, una joya.

Muy recomendable a pesar de su longitud.
Volveré a Mastretta. Seguro.

Sybila @siyofueralibro

jueves, 29 de agosto de 2019

LA FAMILIA KARNOWSKY. Israel Yehoshua Singer


“Los Karnowsky de la Gran Polonia eran conocidos como hombres obstinados y polemistas, aunque también estudiosos y cultivados, sin duda unas mentes de hierro.”
Así comienza la novela. Gente sólida a la que veremos derrumbarse por el pecado de ser judía.
 David Karnowsky, a finales del XIX, discute sobre ortodoxia en su sinagoga polaca y decide trasladarse con su esposa a Berlín. Considera Alemania la cumbre de la civilización y la cultura, donde están además los judíos más sabios en la Ley. Confía en ser judío entre judíos, alemán entre alemanes.
 Georg, hijo de David. Cirujano capitán del ejército alemán durante la Gran Guerra, se casa con una cristiana, apenas pisa la sinagoga. Integración. ¿Qué puede salir mal?
 Yegor, hijo de Georg. Vive en la escuela el ascenso de los nazis (palabra que no aparece en la novela; son “los de las botas altas”, definición tan imprecisa como inconfundible, como en una pesadilla.) y su conquista del poder. Convencen a los alemanes de que la derrota en la guerra y el desastre económico fueron causados por los judíos.

 Los tres Karnowsky y familia consiguen emigrar a Estados Unidos. Porque al principio los nazis dejaban huir a los judíos, tras confiscarles sus propiedades; puente de plata negra. En la tercera parte de la novela veremos si Yegor, el más joven y débil de los tres, consigue superar su trauma de medio cristiano, medio judío.
 Novela maravillosamente escrita. Vemos el alma atormentada de los personajes; las geografías urbanas de Berlín y Nueva York, con sus distintas clases raciales y sociales. Nos llama la atención, si cometemos el error de considerar igualados a los judíos por su condición de víctimas, la disputa entre ellos. Prejuicios de judíos alemanes contra polacos y rusos y viceversa, el rencor del instalado hacia el inmigrante reciente.
 Israel Singer termina la novela en 1941, se publica en el 43, él muere en Nueva York, 1944. Nos apena que no viviese la muerte de Hitler. 553 páginas, incluyen un glosario, breve, de palabras arameas, hebreas y del yiddish de uso cotidiano por los personajes; no estorba la lectura e instruye. Leo la tercera reimpresión de la segunda edición, noviembre de 2017. Otro acierto de Acantilado.
Luis Miguel Sotillo Castro

JULIO CÉSAR. El proceso clásico de la concentración del poder. Jérôme Carcopino


Un hombre es asesinado a puñaladas. Cercano a sus sesenta años, tiene proyectos grandiosos; inteligencia, energía y medios para realizarlos. Unos se alegran de su muerte, otros la lamentan. El asunto se debate… durante dos mil años. Casi veinte siglos después de su vida y muerte, algunos de los monarcas más poderosos del mundo usan su nombre como título real: Kaiser, Zar, significan César.
 Además de su importancia política e histórica -¡Cuántos historiadores han escrito sobre él!- está la cultural. Esculturas, pinturas, obras teatrales, novelas, películas han tratado y retratado a Cayo Julio César a lo largo de los siglos. Millones de personas han aprendido latín, hasta hace poco, traduciendo sus obras, De bello gallico, De bello civili.

 Yo mismo he leído a César y sobre él, a historiadores antiguos y modernos. ¿Por qué otro libro sobre Julio? Por Cneo Pompeyo. Me intriga que este, general victorioso repetidamente, rico, adulado con el apodo de Magno, poderoso, con todo el poder de la República en sus manos, hiciese frente a César tan mal.
 Según Carcopino (1881-1970, historiador francés especializado en la época tratada.)  Pompeyo era irresoluto y César decidido, aquel lento y este veloz de pensamiento y obra; Cneo prudente con asomos de cobardía, Cayo osado con ribetes de temeridad. Mientras César era jefe inapelable y querido, Pompeyo era estorbado por los senadores que le rodeaban. César era más y mejor político. Fue el único de los triunviros –él, Pompeyo y Craso- que no cometió estupideces.
 Aunque destacó tarde en la política, por ello parece joven ante Pompeyo, que sólo le llevaba cinco años, Carcopino opina que César aspiró desde siempre  a la monarquía. Entre nobles y plebeyos, senadores y tribunos de la plebe, sólo él tuvo un plan claro a largo plazo para hacerse con el poder. Todo acabó en los idus de marzo, mes de la guerra.

 Carcopino piensa que el Imperio era inevitable, pues la República no podía gestionar la variedad y vastedad de las conquistas romanas. Es discutible, como su fe en la fisonomía, que comparte con otros historiadores. Libro recomendable, en todo caso. Por el conocimiento de la vida romana, en hogar, foro y ejército y territorios. 
La buena ordenación en capítulos e índices lo convierten en libro de consulta fácil, de hechos y fechas. 650 páginas, ediciones RIALP, 1974, la publicación original es de 1965.
Luis Miguel Sotillo Castro

martes, 6 de agosto de 2019

EL LEGADO DE EUROPA. Stefan Zweig

Así como de las estrellas del pop se sacan discos después de muertas, con algunos escritores celebérrimos sucede algo parecido.
Aparece una grabación que el roquero descartó en su día; hoy, sus herederos incumplen su voluntad sacándola al mercado. Negocio. Yo no sé si Zweig hubiese aprobado esta publicación. No son inéditos, luego el autor estaría satisfecho de estos textos en su día. Pero el agrupamiento en libro, su selección y orden, no se deben a él.

 España es citada, poco, como lugar de tópicos negativos; Italia es valorada, más, sólo por el lejano Renacimiento. La Europa deseada, unida, ejemplar de este libro es, en realidad, Alemania y Francia. No creo a Zweig tan simple, por eso pongo reparos a esta compilación de la que él no se pudo defender.
 Nos enfrentamos a 31 trabajos, nada menos, escritos a lo largo de varias décadas, la mayoría sobre personajes notables en su día. Son conferencias, artículos, ensayos. El primero es el más largo, ocupa un cuarto del libro. Es el último trabajo del autor, un ensayo sobre Montaigne muy interesante. La admiración de Zweig por el bordelés está en cada página, pero, curiosamente, algunos aspectos de la personalidad de Montaigne resultan antipáticos. Dos artículos sobre Las mil y una noches y Tagore nos alivian de tanto francés y alemán, en buena parte olvidados hoy. Mi escrito preferido es el dedicado al gran Joseph Roth, su amigo.

 289 páginas de interés irregular, como queda dicho. Eso sí, el amor de Zweig por la libertad, por una Europa sin guerras ni autoritarismos, llega a emocionar, por la tristeza de los ideales destrozados. Recién acabada la Gran Guerra, Zweig ya ve síntomas que pueden conducir a la Segunda. Sus últimos escritos, ya en plena Segunda Guerra Mundial, constatan que acertó, para la desgracia de todos.

 Otras lecturas recomendables de Zweig, sin reserva alguna, en lo que llamamos no ficción: “El mundo de ayer”, “Castellio contra Calvino”.

Luis Miguel Sotillo Castro

MISERY. Stephen King

Por elitismo o esnobismo, yo me acuso, soy reticente a leer bestsellers. Empecé a leer a King hace un par de años, tras resistirme.
Me gustó mucho Mr Mercedes, también Cementerio de animales.
Misery es mi tercer King.
Este libro es, literalmente, la relación de un escritor de éxito con una fan psicópata, sádica. Ambos pierden. Pude leerse como una historia de miedo y horror, con suspenso, violencia extrema y asco.
Puede interpretarse también como la relación, con sus miedos y tiranías, entre autores, editores y lectores, su interdependencia.
Nunca desvelo casi nada del argumento cuando comento ficción.
Creo que no debo jalonar el camino de cada lector con avisos ni indicaciones; cada uno de ustedes es más inteligente, si no más
curioso que yo. Sí les digo que merece la pena la lectura de estas
436 páginas; interesan los personajes, la peripecia, la conclusión
satisface.

Luis Miguel Sotillo Castro

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