Llegué a
esta novela porque me atrajo el título, me sugería tantas cosas que me lancé
sin conocer nada del autor ni del argumento. Luego, cuando leí el prólogo
escrito por el propio Mairal a esta edición de Asteroide (2014), supe de la
historia que había detrás de este dulce de leche argentino, de las peripecias que
vinieron con la concesión del premio Clarín de novela, del papel jugado por
Bioy Casares y Roa Bastos, y de la impotencia de Mairal ante su adaptación
cinematográfica. Y eso la hizo aún más apetecible.
“Una noche
con Sabrina Love” es novela de iniciación tanto para el protagonista como para el
autor que debutó con ella en la larga distancia narrativa. Algunos la califican
también de “road movie” cayendo en la obviedad, como si cualquier rito de paso
no fuera un camino lleno de pruebas y extraños encuentros.
Sabrina Love
es una actriz porno que se ofrece a pasar una noche de lujuria y desenfreno con
el ganador del sorteo de su programa de televisión. Daniel, nuestro joven
Odiseo, pobre, huérfano, cuya única experiencia con el sexo ha sido el onanismo
de tele por cable pirateada, jugarretas del destino, resulta ganador.
Se inicia
así un accidentado periplo contra las zancadillas de los dioses, sin dinero en
el bolsillo, viajando a dedo, pero con la determinación que otorgan los sueños
adolescentes, desde la anegada provincia de Entrerríos hasta Buenos Aires.
Lo imposible
de la empresa a priori, el aroma a derrota que se respira durante las noches a
la intemperie mientras la mochila de Daniel sueña con las sábanas de seda de
Sabrina Love, hacen que el lector quede atrapado en la aventura como si con
nuestra lectura ahuyentáramos la soledad del protagonista en la ruta hacia la
madurez, madurez que forjan los desconocidos del camino, buenos algunos,
perversos otros, maestros en engañar a la vida en suma, hasta llegar a su edén que
es el cuerpo de la “porno star”.
Queda uno
prendido en las redes de la inocencia y la picardía que administra Mairal con
maestría, entre juegos de palabras insinuantes y metáforas de la vida, en una
prosa limpia, fluida, alejada del frecuente barroquismo de los autores
argentinos.
Se hace uno
compadre de sus personajes honestos, genuinos, lanzados a la crueldad del día a
día sin más escudo que el instinto de supervivencia para terminar hablando con
la familiaridad del argentino llano y chistoso en el que está narrada esta historia.
Tanto he
disfrutado de su lectura que ya tengo en mente otra suya editada hace muy poco también
por Asteroide, “La Uruguaya”, muy bien recomendada por amigos lectores.
Sybilalibros