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viernes, 22 de enero de 2021

LA INVENCIÓN DE MOREL. Adolfo Bioy Casares.

 

Hay libros que no pueden/ deben reseñarse si no se quiere cometer un atentado contra su identidad. "La invención de Morel" es uno de ellos.

Pero ¿cómo animar a los lectores a acercarse a él? 

¿Lectura obligada? Un oxímoron que agitaría en su tumba a Bioy.

 ¿Imprescindible? Suena a la pertinaz lista de prensa de los autoproclamados popes de la lectura. Vade retro.

¿Alucinante? Sí, es fantástico en todas sus acepciones, pero se queda corto.

¿Cambiará tu universo lector? Sólo si eres capaz de trasformar el infinito en una isla.

Para mí ha sido una Odisea onírica, un Robinson Crusoe perseguido por la justicia que se enamora de Laura de Preminger en un acantilado, un laberinto de espejos que se burla de La dama de Shanghai, una Máquina del Tiempo que ha renunciado al amor para gobernar sobre morlocks, una Isla Misteriosa donde se juega a demiurgos... Todos los cuentos y ninguno.

Leer a Bioy es cruzar el espejo de Alicia. Espero que vayáis tras el conejo.

Sybilalibros

domingo, 13 de septiembre de 2020

EL UNICORNIO. Manuel Mujica Lainez

En este libro leemos la frase: "Las letras son el mejor de los bálsamos."

Mujica nació en Buenos Aires en 1910, vivió hasta 1984. Periodista, crítico y novelista de éxito. Recomiendo sus novelas “Los ídolos”, “Bomarzo” y “El gran teatro”; también sus obras “Misteriosa Buenos Aires” y “Un novelista en el Museo de Prado”. Estos dos títulos últimos aparecen por ahí clasificados como libros de cuentos o relatos; será mejor decir que son libros deliciosos e inclasificables.

 La Edad Media está de moda en Twitter, escaparate de maniquíes parlantes. Mucho ignorante satisfecho da por sabida esta época de mil años con cuatro tópicos denigrantes. Oscuridad, falta de higiene, ignorancia e Inquisición. Algunos inasequibles al desaliento la reivindican. Para mí la contemplación de cualquier templo románico o gótico, la lectura del romancero, Mío Cid y mil etcéteras me convencen de que la mala fama de la Edad Media sí es oscuridad intelectual.

 Para Mujica es un período mágico, fabuloso. Un mundo violento y supersticioso, sí, como el actual; pero prodigioso, caballeresco e intenso. Seres evanescentes ante la mirada llenan los cielos, en los bosques oscuros hadas cuchichean y ríen, caballeros gastados llevan, como si tal cosa, cuernos de unicornio en sus equipajes.

 Mujica muestra un conocimiento exhaustivo de la época. Esta es la de Saladino y Balduino IV, el rey leproso de Jerusalén; es decir, finales del siglo XII. No hay manera de pillarle en fallo o incongruencia alguna. Por suerte, estando sobradamente capacitado, no nos endilga una novela histórica, sino fantástica, imaginativa, delirante, poética; anclada fuertemente en la Francia de los trovadores y el Oriente de las cruzadas.

 El lenguaje de Mujica es rico y brillante como un tesoro descubierto en Tierra Santa.  Nos deslumbra sumergiéndonos con tanta fuerza en los amores imposibles como en las batallas perdidas. No olvidemos que en las batallas ganadas alguien pierde. Por eso sólo malvados y sandios  desean la guerra.

La novela es larga como el vuelo de un hada apresurada; impactante, como el grito de Melusina, la protagonista inmortal del relato.

 Si no se deciden por este libro, por mi impericia en alabarlo, porque no les gusta la Edad Media, lean cualquier otro del autor, bonaerense de 1910, todos son excelentes.

Luis Miguel Sotillo Castro

jueves, 20 de agosto de 2020

CRIATURAS DE LA NOCHE. Lázaro Covadlo

 Premio de novela café Gijón del año 2004, contiene un planteamiento ingenioso, divertido y mefistofélico que su irregular desarrollo no termina de cuajar por culpa de una trama débil que se deja arrastrar por lo que va pasando por la mente del escritor sin apenas filtro.

El argumento es muy curioso: Dionisio, un mindundi metepatas con ínfulas de rico empresario, vive en la pobreza y el desamor por su incapacidad para cerrar la boca a tiempo.

Una noche de pesadillas oye una voz que le llama. En su búsqueda es mordido por algo que lo deja sin sentido. Al despertar resulta que tiene instalada en el oído como inquilina una Pulga fastidiosa que, a cambio de un poquito de su sangre, promete hacerle rico y exitoso con las féminas si sigue los consejos que va dictándole en la trompa de Eustaquio.

Lo que ocurre es que la Pulga, que cuenta con un currículum de huéspedes eminentes a lo largo de la Historia, tiene unos caprichos y exigencias digamos un poco extravagantes que convertirán la existencia de Dionisio en una continua zozobra.

Mientras nos divertimos con las perversiones del parásito canalla, en el trasfondo hallamos una metáfora de nuestro mundo contemporáneo en el que el triunfo a toda costa (sexo, dinero y poder) nos empuja a vender nuestra alma al diablo.

No había leído nada de este autor, es mi primer acercamiento a él y a pesar de contar con un buen cartel entre los lectores, no me ha calado. Se me hace difícil de entender la concesión del premio más allá de su originalidad, aunque me comentan que no es su mejor escrito. Habrá que probar con sus cuentos para juzgar con más criterio.

Entretenida y procaz, con un estilo narrativo entre la sencillez casi infantil de la fábula y la reflexión adulta, sirve para pasar un buen rato.

Sybilalibros@YoLibro

 

miércoles, 26 de febrero de 2020

UNA NOCHE CON SABRINA LOVE. Pedro Mairal.


       
Llegué a esta novela porque me atrajo el título, me sugería tantas cosas que me lancé sin conocer nada del autor ni del argumento. Luego, cuando leí el prólogo escrito por el propio Mairal a esta edición de Asteroide (2014), supe de la historia que había detrás de este dulce de leche argentino, de las peripecias que vinieron con la concesión del premio Clarín de novela, del papel jugado por Bioy Casares y Roa Bastos, y de la impotencia de Mairal ante su adaptación cinematográfica. Y eso la hizo aún más apetecible.

“Una noche con Sabrina Love” es novela de iniciación tanto para el protagonista como para el autor que debutó con ella en la larga distancia narrativa. Algunos la califican también de “road movie” cayendo en la obviedad, como si cualquier rito de paso no fuera un camino lleno de pruebas y extraños encuentros.

Sabrina Love es una actriz porno que se ofrece a pasar una noche de lujuria y desenfreno con el ganador del sorteo de su programa de televisión. Daniel, nuestro joven Odiseo, pobre, huérfano, cuya única experiencia con el sexo ha sido el onanismo de tele por cable pirateada, jugarretas del destino, resulta ganador.
Se inicia así un accidentado periplo contra las zancadillas de los dioses, sin dinero en el bolsillo, viajando a dedo, pero con la determinación que otorgan los sueños adolescentes, desde la anegada provincia de Entrerríos hasta Buenos Aires.

Lo imposible de la empresa a priori, el aroma a derrota que se respira durante las noches a la intemperie mientras la mochila de Daniel sueña con las sábanas de seda de Sabrina Love, hacen que el lector quede atrapado en la aventura como si con nuestra lectura ahuyentáramos la soledad del protagonista en la ruta hacia la madurez, madurez que forjan los desconocidos del camino, buenos algunos, perversos otros, maestros en engañar a la vida en suma, hasta llegar a su edén que es el cuerpo de la “porno star”.
Queda uno prendido en las redes de la inocencia y la picardía que administra Mairal con maestría, entre juegos de palabras insinuantes y metáforas de la vida, en una prosa limpia, fluida, alejada del frecuente barroquismo de los autores argentinos.

Se hace uno compadre de sus personajes honestos, genuinos, lanzados a la crueldad del día a día sin más escudo que el instinto de supervivencia para terminar hablando con la familiaridad del argentino llano y chistoso en el que está narrada esta historia.

Tanto he disfrutado de su lectura que ya tengo en mente otra suya editada hace muy poco también por Asteroide, “La Uruguaya”, muy bien recomendada por amigos lectores.

Sybilalibros


domingo, 10 de noviembre de 2019

LA NOCHE DE LA USINA. Eduardo Sacheri


“Casi todos los hijos de puta se creen que no son hijos de puta. Se creen buena gente. Hacés lo que querés. Cagás a medio mundo y dormís como un angelito”.
Se puede decir que lo mío con Sacheri fue amor a primera vista, pues ocurrió mientras me dejaba llevar al huerto viendo  por primera vez la película de Campanella “El secreto de sus ojos” que adaptaba una novela suya. Luego le leí cuentitos sueltos y se dejó querer, y finalmente nos declararon escritor y lectora en La Usina.

“La noche de la Usina” es la historia de David contra Goliath en un pueblo perdido de la provincia de Buenos Aires donde han emigrado hasta los yuyos y sólo restan unos cuantos viejos aferrados al mate, a la buena discusión política entre amigos y a los crucigramas. Una noche de larga charla fantasean con la idea de juntar los escasos ahorros de los habitantes de ese desierto e invertirlos en un proyecto que revitalice la economía del pueblo y dé trabajo a la gente. Desgraciadamente, la fortuna sonríe a los canallas y sufren una estafa en pleno corralito del 2001. Pasados los primeros momentos de impotencia y desolación, la rabia los hace reaccionar concibiendo un estrafalario plan para recuperar sus ahorros y de paso, “cagar al hijo de puta que los estafó”.

Y es el momento en el que el surrealismo pampero se desata y uno se la pasa rebién leyendo una novela que hay que dejar fluir porque empieza lenta, muda, casi hasta se detiene cuando sucede la grave tragedia que va a liberar el resto del relato. Una vez pasada, va remontando in crescendo hasta la traca final, nunca mejor dicho.

La trama rocambolesca, a cuyas idas y venidas colaboran unos capítulos breves pero sustanciosos y unos personajes tan únicos como inefables, está plagada de situaciones al borde del descalabro: el lector, que está al ciento por ciento con estos boludos, se la pasa en un continuo “la cagan”. Y no me miréis mal por el lenguaje que estoy usando en esta reseña pues no estoy haciendo otra cosa que poneros a tono con el de Sacheri en su novela. Escrita en un argentino muy coloquial, está invadida de modismos pueblerinos que me han obligado a consultar en varias ocasiones a mi queridísima amiga Laura Bertero para que me aclarara expresiones que en su vida oyeron el castellano (lo que, por otra parte, me ha hecho disfrutar el doble su lectura: por mi afición a las lenguas y por las divertidas charlas por Wasap en horario ciudad del Plata).

Recomiendo con gran alegría esta historia de perdedores a los que sólo queda dignidad, que se levantan y se unen contra el rico “hijodeputa” (imposible darle otro calificativo. Y si os molesta, sabed que lo usan con profusión Cervantes y Quevedo ¿quién soy yo para enmendalles?), para hacer justicia, tema constante en la producción de E. Sacheri. Casi podría definirla como un western de la Pampa impregnado del humor de Fontanarrosa.

ADENDA CINÉFILA: Para los amantes del cine y de Ricardo Darín, deciros que hace poco se ha estrenado su adaptación al cine con el nombre "La noche de los giles". Aún no la he visto pero me dicen que está muy bien.

Sybilalibros@siyofueralibro



lunes, 21 de octubre de 2019

CUENTOS INÉDITOS. MANUEL MUJICA LAINEZ


Quince relatos breves, unos apuntes de un viaje en tren y algunos aforismos. Mujica se divierte. Hace alarde de su vasta cultura; aprovecha ejemplarmente su condición de argentino, es decir, de hombre de dos mundos. Es como el Inca Garcilaso, de quien trata uno de los cuentos: europeo y americano a la vez, ancestral y moderno, honra a su padre y a su madre, no presume ni reniega de nada. Leemos sobre los dioses andinos y el niño Jesús en el pesebre. Inti, el Dios Sol inca, ilumina a la Sagrada familia en el amanecer de Belén; el dudoso Sol parisino dora los viejos postes del telégrafo bonaerense.

 En esta colección de relatos, algunos poco más que anécdotas, ensayos para obras mayores, se diría, Mujica hace gimnasia mental,  desplegando gran riqueza de vocabulario. Disfrutamos su admiración y conocimiento sobre la Edad media y el Renacimiento.

 Además de este libro, recomiendo de este bonaerense, vivió entre 1910 y 1984, sus novelas “Los ídolos”, “Bomarzo”, “El gran teatro” y sus dos libros felizmente inclasificables: “Misteriosa Buenos Aires” y “Un novelista en el museo del Prado”.
 Leo la edición de Ollero & Ramos, distribuida por Plaza & Janés, de 1994, 157 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro

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