lunes, 24 de enero de 2022

CAMPO DE AMAPOLAS BLANCAS. Gonzalo Hidalgo Bayal

 Las edades del lector.

Cuando eres joven,  lees cosas que quieres vivir, sobre personajes que deseas ser, te las crees. De mayor comparas. Has vivido eso que lees, has sido como ese personaje. Juzgas, de paso que a ti mismo, el libro, por su verosimilitud.

 Campo de amapolas blancas pasa mi escrutinio, mi memoria dice sí, cabeceando. La memoria no puede ser exacta, como advierte Gonzalo Hidalgo Bayal, extremeño de 1950,  nada más empezar, pero debe ser verdad lo escrito.

Escribe Luis Landero en el epílogo admirativo que la novela trata de la amistad y la felicidad. Habla de cosas de veinticinco años atrás, lo que hace inevitable la melancolía, pero con ironía y cierto misterio que nos interesa, sin agobiarnos ni perdernos, no es un truco de novela moderna.

Es la historia de dos amigos, su conocimiento, encuentros y desencuentros. Los años sesenta y setenta, con aquella energía exploradora y rompedora, con y contra uno mismo y el mundo. 1968, ese año en el que no caben todos los que dicen haber estado.  

En estas menos de cien páginas muy bien escritas, encuentro ecos de Hermann Hesse, ecos como de cosa ya leída también, pero sucede que tengo sesenta años y fui joven alborotado, como los del libro. Lo recomiendo en cualquier caso, tenga usted la edad lectora que tenga.

Tusquets Editores, leo la cuarta edición de junio de 2016.

 Luis Miguel Sotillo Castro.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Destacado

El jardín de los Finzi-Contini. Giorgio Bassani

 " Yo, igual que ella, carecía de ese gusto instintivo que caracteriza a la gente corriente [...] más que el presente, contaba el pasad...