miércoles, 10 de julio de 2019

ALTA FIDELIDAD. Nick Hornby

Un tipo quiere ser feliz, ni más ni menos. Es fácil, sólo tiene que seguir un camino marcado, lógico. Debe cruzar un río, la felicidad está al otro lado. No hay puente, pero sí un camino de piedras para pasar sin mojarse. Una y otra vez, nuestro amigo, el protagonista de esta novela, resbala en la misma piedra y se empapa hasta las caderas.
Lo veo con simpatía y alguna indignación: ¡Cómo se puede ser tan bobo! Lo que me enfada de verdad es que soy como él, en algunas cosas. Es torpe, encantador a veces, patético; egoísta y desprendido al tiempo.
Empezamos con recuerdos en Londres, años setenta; adolescencia, primeros escarceos amorosos de nuestro héroe. Como varón, puedo decir que describe bien los miedos y deseos de la edad imposible, entre la niñez y la adultez. Luego nos iremos al presente, en los noventa.
Usted también disfrutará de este libro, aunque no haya sido un eterno adolescente rockpopero. Por eso es una gran novela. Muy buenos diálogos de londinenses creíbles en los años noventa, cuando el Rock ya era viejo y estos, sus devotos irredentos, peterpanes treintañeros, incapacitados para volar.
De canción a canción, entre amores y amistades, nuestro hombre bracea para no hundirse en las aguas mansas, grises, de la vida cotidiana. Los días duran mucho más que una canción de Elvis Costello, sin ninguna necesidad.
Novela totalmente recomendable, de 1995. 280 páginas musicales, divertidas, chuscas, profundas, leves; fragmentos tarareados de una vida.
Hay deliciosa película protagonizada por un impagable John Cusack que recomiendo vivamente.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

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