La famosa "Generación Perdida", que así llamó Gertrude Stein a ese grupo de escritores norteamericanos de los años 20 que dieron el golpe de timón final para liquidar cualquier resto de la literatura del s. XIX, no consiste solo en los grandes nombres como Faulkner, Hemingway o Fitzgerald. Contempla también otros autores y autoras menos famosos pero igual de sensibles a los problemas existenciales que planteaba el nuevo siglo. Entre ellos está John O'Hara, cuya carrera se desarrolló mayormente entre prensa y guiones de cine, pero que nos dejó pequeñas joyas como esta que os comento hoy en el ámbito de la novela. Os lo recomiendo vivamente por la fuerza de su escritura así como por el magnífico análisis social de la época.
"Cita en Samarra" es un brillante título para un libro desasosegante.
Si esperaban arriesgadas aventuras, pasiones desatadas,
espías sibilinos de Saladino, erraron las coordenadas, porque la acción de esta
novela se mueve en los años 30 por pequeñas ciudades de la vieja Pensilvania;
alterna en “clubs de campo” donde los cachorros de la burguesía provinciana presumen de coche,
dinero y mujer al tiempo que brindan con
néctar escocés por el sueño americano como si la Depresión afectase sólo a
mineros holandeses y a judíos cuyo oficio es deshonrar buenos barrios.
Pero los vapores etílicos no consiguen volatilizar la
verdadera historia.
Cita en Samarra es la crónica de una muerte anunciada por
un dry martini con hielo lanzado a un poderoso empresario católico; es la
radiografía de un matrimonio protestante tan modélico que su permanente
exposición a la galería ha convertido a la prometedora Caroline en un
trasnochado maniquí y a su marido Julian en un odre sin fondo; es un aquelarre
pagano de apariencias y envidias en plena Ley Seca donde un matón desarraigado
oficia de custodio de licores y amantes de gángster de medio pelo; es un
tobogán existencialista con un ángulo de pendiente de tres días de Navidad por
el que se desliza el protagonista al aparcar su Cadillac de las convenciones
burguesas.
Su caída en picado es directamente proporcional al ritmo
vertiginoso que confiere el autor a los diálogos, verdaderos constructores de
la narración, y a su estilo directo donde ningún personaje escapa a la acritud
de su memoria, ya que esta novela contiene retazos de autobiografía y algún que
otro ajuste de cuentas con su asfixiante ciudad natal.
John O’Hara es coetáneo de la gloriosa “Generación
Perdida” norteamericana que tantos placeres da encontrar y, aunque carezca de
la mundanidad de Hemingway o de la profundidad existencial y el exquisito gusto
de Scott Fitzgerald, merece un lugar escogido entre nuestras lecturas por la
excelente crónica de una época frívola con pies de barro, por el angustioso
retrato de la autodestrucción del ser humano y porque no se corta al denunciar
el encubierto racismo y la puritana xenofobia de los WASP.
Para terminar, señalar que la edición de Lumen cuenta con
interesante prólogo de John Updike y que O’Hara, al igual que muchos de los
escritores del momento, aterrizó en Hollywood donde trabajó como guionista,
siendo su película más reseñable el musical “Pal Joey”: Frank Sinatra, Rita
Hayworth, Kim Novak y estupenda banda sonora de jazz. Sin embargo, a pesar de
tener todas las papeletas para ser un peliculón, Cita en Samarra no se llevó al
cine ¿Alguien se anima a comprar los derechos?
Recomiendo vivamente esta desbocada novela a los amantes
de la conducción sin manos, de los whiskys cargados de inquina, de las
deliciosas flappers, de la Gran Depresión como fuente inagotable de joyas
literarias y...Para los que vivimos la vida en una constante pregunta.
Sybilalibros @YoLibro
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