Un joven y
diestro pescador es hallado muerto atrapado en sus propias redes una noche de
tormenta. Las extrañas circunstancias de su muerte desatan las suspicacias en
esta isla multirracial y el dedo acusador apunta a la comunidad japonesa, a
pesar de estar establecida en la zona hace varias generaciones. Pero es que Pearl
Harbor está aún muy reciente en el año en el que sucede la historia, 1954.
Ishmael Chambers, director del periódico local, comienza a investigar por
su cuenta temiendo un juicio injusto a su amigo de la infancia Miyamoto,
principal sospechoso cuya esposa, Hatsve, fue el primer amor de Ishmael. Lo que
en principio se presentaba como una novela policíaca y de tribunales va
desenvolviéndose como un relato sobre las heridas abiertas del amor y de la 2ª
GM en EEUU, la xenofobia y la historia singular de S. Pedro. Así, mientras la nieve
cae implacable sobre los cedros, el juicio significará la fría catarsis para
las tensiones entre los personajes.
“Mientras nieva sobre los cedros” supuso el premio Pen/Faulkner para el
autor en su primera novela y desde luego no podría ser más justo, dada la
sobriedad de su prosa y la habilidad para dotar de ricas personalidades a sus
personajes, a los que te quedas enganchada desde el principio. También por
poner sobre el tapete un tema tabú en la literatura norteamericana como es el
de los campos de concentración en EEUU para sus ciudadanos de procedencia
oriental durante la 2ª GM: chinos y
Sin embargo, el mayor atractivo de esta entretenida novela es la
ambientación, la belleza salvaje del paisaje que el autor, originario de la
zona N.O de los EEUU, describe con pasión así como a las artes, costumbres y
oficios tradicionales (aunque a veces se pone un poco pesado). La forma en que
su escritura muestra al lector la conexión de los habitantes con la naturaleza,
su carácter peculiar debido a la insularidad y a las múltiples procedencias es
evocadora.
Me ha gustado bastante y lo recomiendo sobre todo para los amantes de la
naturaleza y de esas últimas fronteras que parecen imposibles de encontrar,
pero existen.
Sybila @YoLibro
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