lunes, 29 de abril de 2019

MIENTRAS NIEVA SOBRE LOS CEDROS. David Guterson

Precioso título para una bonita novela ambientada en una pequeña isla del noroeste norteamericano, S. Pedro, que en apariencia  es el paraíso perdido pero vista de cerca es un volcán donde bullen rencores, traiciones y amores prohibidos.

Un joven y diestro pescador es hallado muerto atrapado en sus propias redes una noche de tormenta. Las extrañas circunstancias de su muerte desatan las suspicacias en esta isla multirracial y el dedo acusador apunta a la comunidad japonesa, a pesar de estar establecida en la zona hace varias generaciones. Pero es que Pearl Harbor está aún muy reciente en el año en el que sucede la historia, 1954.
Ishmael Chambers, director del periódico local, comienza a investigar por su cuenta temiendo un juicio injusto a su amigo de la infancia Miyamoto, principal sospechoso cuya esposa, Hatsve, fue el primer amor de Ishmael. Lo que en principio se presentaba como una novela policíaca y de tribunales va desenvolviéndose como un relato sobre las heridas abiertas del amor y de la 2ª GM en EEUU, la xenofobia y la historia singular de S. Pedro. Así, mientras la nieve cae implacable sobre los cedros, el juicio significará la fría catarsis para las tensiones entre los personajes.

“Mientras nieva sobre los cedros” supuso el premio Pen/Faulkner para el autor en su primera novela y desde luego no podría ser más justo, dada la sobriedad de su prosa y la habilidad para dotar de ricas personalidades a sus personajes, a los que te quedas enganchada desde el principio. También por poner sobre el tapete un tema tabú en la literatura norteamericana como es el de los campos de concentración en EEUU para sus ciudadanos de procedencia oriental durante la 2ª GM: chinos y
japoneses sufrieron este oprobio.

Sin embargo, el mayor atractivo de esta entretenida novela es la ambientación, la belleza salvaje del paisaje que el autor, originario de la zona N.O de los EEUU, describe con pasión así como a las artes, costumbres y oficios tradicionales (aunque a veces se pone un poco pesado). La forma en que su escritura muestra al lector la conexión de los habitantes con la naturaleza, su carácter peculiar debido a la insularidad y a las múltiples procedencias es evocadora.

Me ha gustado bastante y lo recomiendo sobre todo para los amantes de la naturaleza y de esas últimas fronteras que parecen imposibles de encontrar, pero existen.

Sybila @YoLibro








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