LOS
VISIGODOS
Hijos
de un Dios furioso
José
Soto Chica
Estudié
de pequeño que la Hispania romana fue invadida por los bárbaros suevos,
vándalos, alanos y visigodos. Estos últimos eran bárbaros pero, también, reyes
de España. ¿Cómo se come eso? Pues algunos seguimos sentados a la mesa para
descubrirlo.
Mis lecturas sobre godos son los libros de
Jordanes, Procopio y otros bajo
imperiales y bizantinos; san Isidoro, Braulio y otros medievales; Enrique
Bradley, Orlandis, Santiago Castellanos y alguno más.
¿Por
qué insistir con este de Soto Chica, militar e historiador granadino de 1971?
Porque en Historia las preguntas son pertinaces y las respuestas esquivas.
Nunca se lee lo suficiente.
Las
preguntas que este libro contesta: ¿A partir de qué momento los visigodos pasan
de ser bárbaros a dirigir un Estado complejo, de población mixta, con cultura y
Derecho avanzados? ¿Cúanto debe este Estado a la herencia romana, qué innova el
pueblo visigodo? ¿La conversión de los godos arrianos al catolicismo fue
decisiva en la formación de España, inevitable? ¿Hasta qué punto fue un lastre
la Monarquía electiva, no heredada? ¿Por qué la desgracia de 711 parece un
barrido musulmán sin resistencia apenas? ¿Ese Estado derrumbado a sangre, fuego
y acuerdos intimidatorios era ya España?
Este
no es libro para impacientes que quieren respuestas rápidas. Hasta la página
183, inicio del cuarto capítulo, no entramos en Hispania. Antes, los
antecedentes, el origen de los godos, su subdivisión visigoda y sus relaciones
con el Imperio Romano. Sé que hay lectores que se cansan de tanta guerra y
batalla, de los casi innumerables nombres de pueblos bárbaros que confunden,
pero lo encuentro necesario y bien explicado.
A
mí no me obligaron a aprender la lista de los reyes godos en la escuela, pues
lo siento, hubiera estado bien. Memorizar es ir al gimnasio de la inteligencia.
Hoy me siento fascinado por algunos de esos nombres, protagonistas aquí, desde
Alarico a Rodrigo. Leovigildo y Recaredo, Sisebuto y Suintila no pueden ser más
interesantes. Pero no sólo reyes. La complejidad y grandeza del reino se
personifica en Isidoro, hispano romano cuya familia pasa de la Cartagena
bizantina a la Bética visigoda; amigo de reyes godos, obispo adorable, presidente
de concilios, escritor enciclopedista maravilloso. Por cierto, la historia de
los Concilios, la documentación que se conserva de ellos, es apasionante.
Libro excelente, usa provechosamente las
fuentes y no especula, cuando arriesga opiniones discutibles lo advierte; desde
luego, no inventa. Ilustraciones y mapas abundantes y pertinentes, bibliografía
amplia y tabla cronológica clara. 562 páginas. Si las notas estuviesen a pie de
página y no al final de cada capítulo, me hubiera parecido perfecto. Leo la
segunda edición, noviembre de 2020, de Desperta Ferro Ediciones.
Comentario
de Luis Miguel Sotillo Castro.
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