El libro que hoy
os traigo es una de las maravillosas publicaciones que Errata Naturae nos
regala en la curiosa colección Pasajes dedicada a aquellos escritores de principios del s. XX, cosmopolitas,
viajeros y viajados, que narraban sus encuentros con lo que aún quedaba de
exótico en un mundo cada vez menos íntimo, en un lenguaje cuya seña de
identidad era la poesía.
“Última isla” es
un relato especial, a caballo entre la novela de viajes y la aventura, la nostalgia
antropológica y el drama. En ella se cuenta la tragedia que sufrieron las
poblaciones del Golfo de México a raíz del terrible huracán de 1856, el que
levantó el mar a tal altura que engulló varias de las islas del Golfo, entre
ellas Última Isla, trasformando por completo el mapa de la costa.
El comienzo del
libro nos describe un paraíso de hoteles de lujo que convivían con cabañas de
pescadores, barcos contrabandistas y sirvientes huidos de la justicia, con un
lenguaje vivaz, embriagador como los penetrantes aromas tropicales, demorándose
el autor en puestas de sol de naranjado onírico, el verde húmedo de los bayous y el constantemente cambiante
mar, nunca azul.
Este vergel
babilónico en lenguas y gentes se verá arrasado por la cólera divina en forma
de un monstruoso maremoto. La narración de este es tan terrible y a la par tan
hermosa que deja las imágenes de la película “Lo Imposible” como una pálida
copia.
El día después de
la furia celestial desciende el relato hacia la grandiosa pequeñez del Hombre
en la figura de Feliu, un pescador español temerario que desafía al mar para
salvar a una niñita que flota aferrada al cuerpo inerte de su madre. Él y su
mujer la criaran como una hija a la que llaman Chita (de Conchita), título de
la novela en inglés.
Desconocía por
completo a este autor y me ha dejado boquiabierta cómo maneja el lenguaje, la
musicalidad de sus palabras, la exquisita sensibilidad para reconstruir una
historia íntima ante la potencia de las fuerzas de la naturaleza a partir de
los relatos de los habitantes de la zona.
Lafcadio Hearn,
nacido en Grecia pero ciudadano del mundo, es el tipo de escritor hijo del
colonialismo del s. XIX, viajero, culto, curioso y amante de las culturas
diferentes a la europea. Es renombrado sobre todo por sus obras dedicadas a la
mitología japonesa, de la que era un profundo conocedor. De hecho, se hizo
ciudadano japonés y cambió su nombre por el de Yakumo Koizumi. Su prosa
elegante, inspirada y delicada para con esos detalles que suelen pasar
desapercibidos es un regalo para todo lector sin prisas, de paladar educado,
que ame el viento en la cara y los verdes horizontes.
Leer “Última
Isla” ha sido como ponerse una caracola en el oído y escuchar a la Historia
susurrándonos en la voz multilingüe del bayou.
Deseando leer sus
obras dedicadas a Japón.
Sybilalibros@YoLibro
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