Himes nace en Jefferson City, Missouri, en 1909. Vive en París a partir de 1956, hasta que se instala en Moraira, Alicante, en 1969. En nuestro levante muere en 1984, quedando aquí enterrado. Es curioso que un negro estadounidense, harto de la segregación racial, tras pasar por la cosmopolita París, se instale en la España de finales del franquismo. En unos años en los que mis amiguitos y yo, si veíamos un negro por la calle corríamos a casa a contarlo, de inusual que era.
Alcanza el éxito gracias al editor francés Marcel Duhamel, quien le contrata para idear novelas policíacas de al menos 220 páginas. Las escribirá entre 1957 y 1969. Dos detectives negros de Harlem protagonizan lo que Himes llama “historias de acción”, con gente atrapada en sus circunstancias sociales; el color de la piel, notoriamente. Recuerdo especialmente “Por amor a Imabelle” y “Un ciego con una pistola”, título significativo, desde luego.
“Por el pasado, llorarás” tiene una peripecia curiosa, triste. Himes la escribe en 1937, poco después de pasar siete años en prisión. Hasta 1953 no puede publicarla, con el título de “Tirar la primera piedra”, debiendo tragar con cambios y reducciones importantes. Hay que esperar hasta 1998, nada menos, para su publicación integra con su título original: “Yesterday will make you cry”.
Se trata de la vida carcelaria, seis años, de Jimmy, un muchacho de diecinueve. No voy a describir la complejidad del personaje, pues para conocerla leemos la novela; diré que me parece una gran creación, convincente. Sin duda, contiene experiencias del presidio vividas por Himes, pero tiene el inmenso acierto de distanciarse, creando un joven de raza blanca. Corrupción moral y material, de presos y funcionarios; palizas, tiros, incendios, violaciones, prostitución, juego, drogas. Con todo ello y pese al miedo, lo peor del presidio es el hastío, los grilletes que el paso lento del tiempo pone en el alma; otro acierto relevante del libro.
Alcanza el éxito gracias al editor francés Marcel Duhamel, quien le contrata para idear novelas policíacas de al menos 220 páginas. Las escribirá entre 1957 y 1969. Dos detectives negros de Harlem protagonizan lo que Himes llama “historias de acción”, con gente atrapada en sus circunstancias sociales; el color de la piel, notoriamente. Recuerdo especialmente “Por amor a Imabelle” y “Un ciego con una pistola”, título significativo, desde luego.
“Por el pasado, llorarás” tiene una peripecia curiosa, triste. Himes la escribe en 1937, poco después de pasar siete años en prisión. Hasta 1953 no puede publicarla, con el título de “Tirar la primera piedra”, debiendo tragar con cambios y reducciones importantes. Hay que esperar hasta 1998, nada menos, para su publicación integra con su título original: “Yesterday will make you cry”.
Se trata de la vida carcelaria, seis años, de Jimmy, un muchacho de diecinueve. No voy a describir la complejidad del personaje, pues para conocerla leemos la novela; diré que me parece una gran creación, convincente. Sin duda, contiene experiencias del presidio vividas por Himes, pero tiene el inmenso acierto de distanciarse, creando un joven de raza blanca. Corrupción moral y material, de presos y funcionarios; palizas, tiros, incendios, violaciones, prostitución, juego, drogas. Con todo ello y pese al miedo, lo peor del presidio es el hastío, los grilletes que el paso lento del tiempo pone en el alma; otro acierto relevante del libro.
Por si fuera poco lo dicho, hay una historia de amor entre varones, loca, peligrosa, feliz, desgraciada, improbable pero cierta, irracional. Tiene detalles enormes: Los presos ilusionándose como niños ante el descubrimiento del cine sonoro, en 1935 la mayoría no lo conocía aún; lo que más les impacta es oír voces… femeninas. El bueno, o no, del leído Jimmy, creyéndose Aquiles, pero confundiendo a Paris con Héctor. La vida es cometer errores y pagarlos.
De esta novela, superior a la media de su género, Leo la edición de Muchnik, septiembre de 1999, la primera. 438 páginas sin una errata. Siete euros en una librería de viejo; visiten alguna, si la encuentran.
Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.
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