viernes, 31 de mayo de 2019

EL BELLO VERANO. CESARE PAVESE


Intentando saldar la deuda que tengo con autores italianos consagrados, he catado por primera vez al turinés más americano, al escritor más desencantado del grupo de autores más perseguido por el fascismo, Cesare Pavese.

Novelita sobre el duro paso de la adolescencia a la edad adulta de una chica en los barrios marginales del Turín industrial, donde se mezcla la canalla bohemia con el obrero conformista.

Narrada en forma de escenas que se suceden guiadas por las dudas de su inestable protagonista, Ginia, he de confesar que a pesar de su brevedad, me ha costado: tanto por los personajes, que me han producido rechazo sin conectar con ninguno; como por el formato elegido por el autor para contar la historia, así como por la traducción, anquilosada en muchos párrafos (leía una edición de cátedra antigua).

A pesar de todo, me ha gustado la escritura de Pavese, el lirismo que impregna sus páginas, la melancolía que desprenden, cómo plasma los sentimientos. Repetiré a ver si consigo conectar con otra historia.

Sybila@siyofueralibro


miércoles, 29 de mayo de 2019

MI PRIMA RACHEL. Daphne du Maurier

Novela extraordinaria. Encierra un misterio, pero uno no puede resolverlo al terminar la lectura y pasar a otra cosa, otro libro. Se queda atrapado, braceando sin poder salir de la estela que la nave Daphne deja; las aguas tardan en calmarse.

No sabía de qué iba el libro, en absoluto. Como hago siempre tratándose de novelas, no se me ocurrió leer la contraportada ni ningún comentario por ahí. Elegí esta lectura por las horas de disfrute y asombro pasadas con “La posada de Jamaica” y “Rebecca”, de la misma autora.

Londinense de 1907, vivió casi 82 años, me parece que felices. Vivió bien, con éxito, familia, amigos y residió en Cornualles, lugar que amaba, la mayor parte de su vida. Sin embargo, muerta padeció buitres. Se escribió sobre su sexualidad, sus amoríos, aunque fue acusada al tiempo de solitaria. Como si la fama quisiera hacerla ambivalente y misteriosa, convertirla en uno de sus personajes inquietantes.

Algo admirable del Reino Unido es que aprovechaba la diferencia
de clases, cuando la había, para escribir novelas; aquí preferimos
ponernos guerracivilistas. En un relato inglés podemos sentir
simpatía por el terrateniente, no sólo por el mozo de su cuadra.
Claro que hay malvados, pero lo son por su condición humana, no
social. Creo que entre nosotros se podría cultivar más esa
novelística de “Arriba y abajo”, Historia nos sobra.

Valga la digresión anterior, que no lo es tanto, para dejar claro que
no pienso contar nada de esta prima Rachel. Les deseo que
disfruten de su lectura como yo, sin apriorismos. Vale mucho la
pena.

Estupenda y sobria edición de ALBA rara avis, 454 páginas escritas
con riqueza y eficacia. Leo la segunda, abril de 2017. La original se
publicó en 1951.

Luis Miguel Sotillo Castro

viernes, 24 de mayo de 2019

POR EL PASADO, LLORARÁS. Chester Himes


Himes nace en Jefferson City, Missouri, en 1909. Vive en París a partir de 1956, hasta que se instala en Moraira, Alicante, en 1969. En nuestro levante muere en 1984, quedando aquí enterrado. Es curioso que un negro estadounidense, harto de la segregación racial, tras pasar por la cosmopolita París, se instale en la España de finales del franquismo. En unos años en los que mis amiguitos y yo, si veíamos un negro por la calle corríamos a casa a contarlo, de inusual que era.

Alcanza el éxito gracias al editor francés Marcel Duhamel, quien le contrata para idear novelas policíacas de al menos 220 páginas. Las escribirá entre 1957 y 1969. Dos detectives negros de Harlem protagonizan lo que Himes llama “historias de acción”, con gente atrapada en sus circunstancias sociales; el color de la piel, notoriamente. Recuerdo especialmente “Por amor a Imabelle” y “Un ciego con una pistola”, título significativo, desde luego.

“Por el pasado, llorarás” tiene una peripecia curiosa, triste. Himes la escribe en 1937, poco después de pasar siete años en prisión. Hasta 1953 no puede publicarla, con el título de “Tirar la primera piedra”, debiendo tragar con cambios y reducciones importantes. Hay que esperar hasta 1998, nada menos, para su publicación integra con su título original: “Yesterday will make you cry”.
Se trata de la vida carcelaria, seis años, de Jimmy, un muchacho de diecinueve. No voy a describir la complejidad del personaje, pues para conocerla leemos la novela; diré que me parece una gran creación, convincente. Sin duda, contiene experiencias del presidio vividas por Himes, pero tiene el inmenso acierto de distanciarse, creando un joven de raza blanca. Corrupción moral y material, de presos y funcionarios; palizas, tiros, incendios, violaciones, prostitución, juego, drogas. Con todo ello y pese al miedo, lo peor del presidio es el hastío, los grilletes que el paso lento del tiempo pone en el alma; otro acierto relevante del libro.

Por si fuera poco lo dicho, hay una historia de amor entre varones, loca, peligrosa, feliz, desgraciada, improbable pero cierta, irracional. Tiene detalles enormes: Los presos ilusionándose como niños ante el descubrimiento del cine sonoro, en 1935 la mayoría no lo conocía aún; lo que más les impacta es oír voces… femeninas. El bueno, o no, del leído Jimmy, creyéndose Aquiles, pero confundiendo a Paris con Héctor. La vida es cometer errores y pagarlos.
De esta novela, superior a la media de su género, Leo la edición de Muchnik, septiembre de 1999, la primera. 438 páginas sin una errata. Siete euros en una librería de viejo; visiten alguna, si la encuentran.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

miércoles, 22 de mayo de 2019

TODO CUANTO AMÉ. Siri Hustvedt


No me ha convencido mi primer contacto con Hustvedt, una autora que me venía recomendada con un aura de brillante intelecto (que sin duda posee) y complejidad reflexiva. Pero tales dones no hacen una novela, sobre todo si se escribe marcando distancias con el lector, de una manera fría y tan intelectualizada que los muchos sucesos emocionales que padecen los personajes rara vez conmueven, a pesar de los apasionantes temas que se tocan en la narración: el dramático proceso de creación artística, el frívolo y voluble mercado del arte neoyorkino donde críticos caprichosos marcan las tendencias internacionales o los trastornos de personalidad.  Estos circulan entre otros más convencionales como las dificultades en las relaciones de pareja y el complicado mundo adolescente.

Pero vayamos al argumento: Leo Hertzberg, profesor, crítico de arte y narrador de la historia, traba amistad con un pintor desconocido, Bill Wechsler, al que decide ayudar a darse a conocer, conmovido por la fuerza de sus imágenes y lo que cuentan, a pesar de que su estilo figurativo no está en boga en el mundillo artístico. El relato de sus vidas, sus amores, hijos, inquietudes filosóficas y existenciales,  se entrecruza con el de las sucesivas exposiciones, auténticos marcadores temporales de la novela, estableciendo ciertos paralelismos entre las vicisitudes familiares de los dos amigos con los temas que definen cada colección pictórica.

Estructurada en tres partes, las dos primeras están enfocadas al  análisis del proceso creativo a la par que cuentan la fundación de sendas familias por parte de los dos protagonistas,  tan conectadas entre sí que incluso vive una encima de la otra, y los inesperados caminos que la vida tiende a los dos amigos. A raíz de un suceso trágico, el último tercio de la novela vira hacia el estudio psicológico de los trastornos adolescentes puestos en paralelo a la moda de la violencia como Arte.

El libro se hace pesado. La acción se demora a ritmo de exposición en galería: parada ante cuadro, análisis relacionado con las existencias de los protagonistas, comentario, siguiente cuadro; hasta llegar a la última parte en la que se desparrama en excesos argumentales mientras los personajes adultos asisten resignados a su puesta en escena.

Honestamente me parece un libro desmesurado, en el sentido griego clásico del término, tanto por el número de páginas como por la introducción de tantos temas de discusión que pierde la noción de novela para convertirse en un híbrido entre la filosofía y la psicología del Arte y una crítica a la farándula que puebla el arbitrario mundo de las tendencias artísticas a modo de erudita charla en ático de liberales pero acaudalados judíos neoyorkinos.

Hustvedt derrocha conocimientos, sabiduría a la hora de divulgarlos y buen manejo de la discusión, pero carece (en esta novela) de la sustancia que alienta a los relatos y no trasmite emociones.

Para mí ha sido una pérdida de tiempo la lectura de este libro, no me ha aportado nada, ni siquiera en el ámbito de la filosofía-psicología del Arte (de las que ya sé bastante gracias a mi carrera). Puede que a un lector interesado en estos temas le atraiga. A mí se me han quitado las ganas de leer el resto de su obra, por más premio Princesa de Asturias de las Letras que le den.

Sybilalibros @siyofueralibro

EN LUGAR SEGURO. Wallace Stegner.


Es la segunda vez que comento a Stegner y vuelve a abrirse el abismo a mis pies, porque reseñar a Stegner es reseñar la vida, y eso es inabarcable. Pero lo voy a intentar, como ya hice con la fantástica Angulo de reposo.

Wallace Stegner es un peso pesado de la literatura norteamericana del s. XX, aunque poco conocido en España hasta que Asteroide nos lo ha puesto en primera fila.
Profesor de Literatura en varias universidades, incluida la de Madison, Wisconsin, donde ejercen los protagonistas de esta novela; maestro de escritores en la escuela de escritura creativa que fundó en la Universidad de Stanford, entre ellos nada menos que Raymond Carver o Ken Kesey; es, por encima de todo escritor. Un escritor que puso en valor el Oeste, su hogar, como referente literario frente al dominio tradicional del Este y de los primeros en poner su pluma al servicio de la defensa del Medio Ambiente.

¿Por qué hago esta introducción? Porque “En lugar seguro” fue la última novela que escribió Stegner y tiene mucho de autobiografía escondida, de reflexión sobre su carrera y la Literatura. Es casi un testamento donde se recogen todas sus pulsiones como escritor comprometido con el oficio y la Naturaleza, un máster de escritura infiltrado entre los personajes, una última llamada al espíritu pionero que no se rinde.

También es un gran canto a la Amistad, que encarnan los dos matrimonios protagonistas: Larry y Sally Morgan, Sid y Charity Lang, tan diferentes en nivel económico, educación y procedencia, que, quizás por ello, sufren un auténtico flechazo mancomunado desde su primer encuentro en la universidad de Madison, Medio Oeste, metáfora de “Punto X” norteamericano donde todo es posible.
La novela está narrada en forma de “flashback” y arranca cuando los cuatro protagonistas, ya mayores y curtidos en las batallas de la vida, se reúnen en la gran casa veraniega de los Lang en el Este para dar el último adiós a uno de ellos. Larry, alter ego de Stegner, rememora entonces cómo empezó todo, allá por los años de la Depresión, cuando Sid y él no eran más que unos bisoños profesores de Literatura de incierto porvenir y todo el talento por demostrar, mientras sus esposas se lanzaban a la par a la aventura de la maternidad.

Los primeros reconocimientos profesionales, los hijos, la enfermedad traicionera, los fracasos, la pobreza, la riqueza, la aventura alocada, los bosques de Vermont, los concienzudos planes de Charity, el verano, Florencia, los sueños que se quedaron en el camino, cansados de que los persiguieran, los libros leídos a una sola voz por un coro ebrio de juventud o Beethoven en un sorbo silencioso de brandy tras la celebración de la Amistad. Estas piedrecitas en el sendero que nos va dejando Larry/Stegner, tan humanas que reclamamos como nuestras mientras leemos, nos conducen al paraíso construido por Charity en Vermont, “el lugar seguro” que al final no lo fue porque la Vida hizo trampas.

Novela absolutamente de personajes, la sustentan la personalidad débil y aventurera de Sid, la crítica y emprendedora de Larry y la comprensiva e inteligente de Sally. Todas encajan a la perfección en el idílico puzzle ideado por la vital, generosa y compulsivamente controladora Charity y, sorprendentemente, seguirán haciéndolo hasta el final, a pesar de las salidas de guion, las desavenencias, o las ausencias, pues lo que el autor quiere demostrar es que no hay amor más verdadero y constante que la amistad.
Nos da esta lección sin sensiblerías, sin adornos estéticos más que los que aportan los altos arces o el viento sobre el lago, en un estilo sencillo y honesto cuya fuerza reside en la palabra y en el carácter de los personajes.
Hay que leer a Stegner, respirar a Stegner, escuchar a Stegner. Recomendable con triple signo de admiración.

ADENDA: Elogio a Asteroide por dar a conocer este autor al público español, y a la par, tirón de orejas para el traductor por no haber tenido la profesionalidad de ofrecer notas a pie de página de las muchas referencias literarias que aparecen en la novela, interesantísimas, para aclarar autor y obra.

Sybilalibros@YoLibro 


martes, 21 de mayo de 2019

El PRADO. La cultura y el ocio (1819-1939). Eugenia Afinoguénova

“Más importante para España que la República y la Monarquía juntas.” Cita de Azaña, ese mal político, hablando del Prado.
Hay olvidos frustrantes, por la importancia de lo olvidado. No recuerdo mi primera entrada al Museo Nacional del Prado. Hoy es, perdida la cuenta de las visitas, uno de mis lugares favoritos. Recorro sus salas, emocionado y feliz; olvidando el tiempo, que me busca y no me encuentra. Procuro rematar la singladura en su estupenda librería.

Joven yo, quería ser Durero en su autorretrato, convertirme de mayor en el general Espínola de Las lanzas. Mas la vida es extraña como el perro de Goya, indomable como caballo que no puede montar ni el César Carlos de Tiziano. Hoy estoy en El jardín de las delicias, no siempre en la misma tabla.
Recomiendo a los visitantes primerizos que no pretendan verlo todo en un día. Acabarán obnubilados, incapaces de asimilar tanta maravilla. Al Prado, como al amor, se debe ir sin quererlo todo de golpe; con atención, lentitud e inteligencia clara.
Este libro:
Eugenia Afinoguénova, moscovita, es catedrática de lengua, literatura y cultura españolas en la universidad de Marquette, Milwaukee, Wisconsin. Nunca agradeceremos bastante la existencia de hispanistas foráneos, ya que no abundan los españoles estudiosos e imparciales.
María Isabel de Braganza convenció a su marido, Fernando VII, para reunir las pinturas reales en un museo, dispusieron para ello del edificio Villanueva, proyectado para otros fines. Ese es el origen del Prado, inaugurado como pinacoteca en 1819; en 1939 reabrió, tras nuestra guerra, que hizo parecer ingenuos al Bosco y Brueghel. Entre tanto, varios borbones y Amadeo; dos repúblicas desgraciadas, varias guerras, mil vicisitudes. Por suerte, si en algo estuvieron de acuerdo las dos Españas fue en la pertinencia del museo de pinturas. Leemos aquí entresijos y grandes acontecimientos del Prado durante 120 años. Si debía pertenecer al Rey o a la Nación, ser elitista o popular, gratis o de pago, de pintura y escultura o de algo más. ¿Se necesitaba protegerlo de los alrededores alborotados o abrirlo como parte del Paseo del Prado? Es un siglo XIX en el que monarcas y políticos de toda Europa se ocupan del museísmo y su influencia en las masas, en París, Londres o Berlín.

Nos enteramos de la peligrosidad del paseo del Prado, del museo rodeado de prostitución, peleas, pernoctadores sospechosos; gente que baña a sus animales en las fuentes, frente a nuestro querido edificio Villanueva. Seguimos el crecimiento urbanístico, pues la zona del museo era un arrabal. Muy apropiados al respecto los planos de la zona incluidos en el libro, además de las ilustraciones y fotografías.
Libro bien editado por Cátedra, en febrero de 2019. 370 páginas, oportuna y amplia bibliografía.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

domingo, 19 de mayo de 2019

MITOLOGÍA JAPONESA. Leyendas, mitos y folclore del Japón antiguo. Masharu Anesaki

Es curiosa, contradictoria nuestra percepción de los japoneses. Admiramos su laboriosidad al tiempo que nos reímos de ella. Nos hace gracia un turista japonés haciendo fotos, mientras nos traemos novecientas imágenes de nuestras vacaciones en una playa como todas las playas.
Occidentalizados política, económica, culturalmente, incluso en el vestuario, no dejan de parecernos exóticos. No sé si nos paramos a pensar lo suficiente, es clave, en la transformación sufrida por este pequeño gran país. Desde la juventud de Hirohito, Dios en la tierra, hasta la renuncia de su aburguesado hijo Akihito, en este 2019, han pasado noventa años metamorfósicos. Mishima se mató antes de que el manga pasase de las viñetas a la calle. Este libro es para los interesados en Japón o en la mitología en general.
Lo primero que llama la atención es que el Sol sea una diosa. Lo segundo, que los seres humanos fabulamos de modo parecido en todo el globo. Podemos encontrar aquí un mito como el de Orfeo y Eurídice o animales parlanchines, con atributos parecidos a los de nuestros apólogos. 

Los japoneses se creen originarios de Corea y el norte de China. Cuando llegaron a las islas del Sol Naciente, las encontraron habitadas por los ainos, gente salvaje y peluda. Crearon sus mitos y leyendas con influencias que enriquecen su sintoísmo, digamos original: Budismo, Confucionismo y Taoísmo. Un resultado llamativo es que podemos leer sobre la existencia de ocho millones de dioses. Aliento divino, panteísta, animista, sobre el mundo; capacidad poética para describirlo. El arco iris es una fuente flotante en el cielo. En la seguridad del hogar se le canta al pequeño:
¡Duerme, niñito, duerme!
en los montes empinados
los hijitos de la liebre se extravían.
Para todo esto y más, como la curiosidad de usar flores en lugar de animales en los escudos heráldicos y muchas otras, este libro ameno, sobre el pueblo nipón, cruel, amoroso, nada ingenuo. El autor, Masaharu Anesaki, 1873-1949, está considerado el padre de los estudios religiosos de Japón. Leo una edición electrónica. Siempre es mejor el papel, más en este caso, para disfrutar de las bellas ilustraciones.

Comentario de Luis Miguel Sotillo castro.

jueves, 16 de mayo de 2019

LAS HIJAS DE ZALMAN. Anouk Markovits


Confieso que soy una fanática de la religión, costumbres e historia judía. Me fascina su literatura, sobre todo sus cuentos y el humor que destilan. Y me encanta descubrir cosas sobre los grupos más cerrados.
Este libro, entre testimonio y autobiografía novelada, nos abre la puerta a una de las comunidades más desconocidas y ortodoxas del judaísmo: la jasídica. 

Sin fantasías, sin críticas, sin rencor; desde el respeto, el amor y la veracidad. La autora, que se crió en un grupo jasídico francés del que huyó ante un matrimonio impuesto, nos narra la historia de dos hermanas cuya familia sufre la persecución nazi en Rumanía y cómo el exilio en Francia altera la percepción de sus tradiciones y las lleva por rumbos diferentes.

Hermosa, muy emotiva, bien escrita y documentada, rica en detalles no sólo de la encorsetada liturgia judía sino también de relaciones humanas que de ella se desprenden.
Se lee en un día porque es cortita y te engancha con rapidez. 

La recomiendo no sólo para los curiosos/ amantes de este pueblo, sino para cualquiera que tenga inquietudes culturales y quiera tener otra perspectiva tanto de la persecución nazi a los judíos como de lo que supone vivir hoy en día en una comunidad ultraortodoxa.

Sybilalibros@YoLibro


martes, 14 de mayo de 2019

LA SIRENA NEGRA. Emilia Pardo Bazán

La fama que doña Emilia, La Coruña, 1851-1921, ha tenido durante décadas ha sido pobre; fama de alas atadas, metida en un cajón con aire rancio, páginas inmóviles. Menos por mujer que por señora anticuada, conservadora y condesa -¡el colmo!- ha sido poco leída; atrapada por la etiqueta Naturalismo, esa cosa que suena a convencional y antigua, sólo perdonada a Zola, que como francés goza de buena propaganda. Por suerte, hoy se la lee más, reconocida como feminista, capaz de escribir correspondencia picarona. ¿Frivolidad? Evidentemente, la consideración de las figuras literarias es tan social y política como de buenas o malas letras.

Novela “La sirena negra” del Madrid de 1908, con excursión al mar gallego. Bien escrita, se lee con agilidad mientras se disfruta el vocabulario rico. Tiene un protagonista curioso, quizá psicótico; obsesionado y morboso, seguro. Mientras sus andanzas y la sociedad madrileña son tratadas con ironía, todo va bien. Se estropea al final, cuando doña Emilia se pone tremenda y didáctica. Lo que venía como sátira de usos y costumbres llega a lección moralista. Es como si la autora hubiese empezado la escritura como diversión y la acabase con la seriedad extrema del abatimiento, por algún motivo que desconocemos.

La recomiendo sólo después de “Los pazos de Ulloa”, “La madre naturaleza”, “Insolación”, “La tribuna”, “Un viaje de novios”; también sus cuentos, principalmente los de ambiente gallego.

Leo una edición electrónica. Los que gusten de este medio, pueden leer todo lo citado gratis en ebook, correctamente editado. 

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

lunes, 13 de mayo de 2019

TRES NOCHES. Austin Wright


Bienvenidos a un ensayo literario revestido con ropajes de thriller psicológico o cómo un autor puede vampirizar a un lector a través de la escritura.

Edward y Susan se conocen desde la infancia pero no congenian. Llegada la universidad, se reencuentran y se redescubren sexualmente; se casan y se divorcian pronto, aparentemente porque Edward abandona estudios y trabajo para ser escritor, aunque está tan bloqueado que apenas emborrona lamentos autobiográficos.
15 años después, Susan, nueva y felizmente casada, madre de tres hijos, recibe el manuscrito de una novela de Edward, “Animales Nocturnos”. Durante tres noches en las que su marido está ausente, se entrega con voracidad adúltera a la lectura del relato escalofriante sobre el mal encuentro en un viaje nocturno por carretera del pacífico y medroso profesor de matemáticas Tony Hastings y familia. Mientras lee, la crítica Susan acecha al estilo literario de Edward en busca de antiguas limitaciones a la par que se siente asaltada por constantes alusiones a la breve convivencia con Edward que la empujan a cuestionarse el pasado y su vida actual.

 “Tres noches” es un ejercicio de metaliteratura, alabado por autores de la talla de Saul Bellow o McEwan, en el que el terror psicológico es una lupa bajo la que analizar el matrimonio, los celos, la venganza o el fracaso vital amén de una reflexión sobre la extraña conexión entre escritor y lector.

Sin embargo, debo confesar que me ha costado conectar con los protagonistas, Tony y Susan (que así es como se llama la novela en inglés, en un juego retorcido que pone en el mismo plano real al personaje de ficción y a la lectora). Sus personalidades carentes de atractivos, sus mediocres existencias en el ya trillado “american way of live” no han ayudado. Menos mal que en el último tercio del libro despiertan del letargo y hacen que la lectura de este libro haya merecido la pena.

Siendo una buena novela, con un inicio potente y violento y un desarrollo apagado como el ánimo del protagonista, creo que es la última parte, en la que un agobiante final, auténtico “tour de force” narrativo, construido casi exclusivamente a base de diálogos, desconcertantes y absurdos a veces que por momentos me recordaban al encierro de “Cayo Largo”, la que la hace interesante.

A pesar de mi falta de conexión y emoción (quizás no era el momento de su lectura), la recomiendo vivamente por el buen hacer literario y por el relato de un suplicio por el que cualquiera es susceptible de pasar.

Sybila @YoLibro


miércoles, 8 de mayo de 2019

LIBRO DE BUEN AMOR. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita.

Juan Ruiz, de Alcalá de Henares, vive entre 1283 y 1350. Un arcipreste es un sacerdote que tiene a su cargo varias parroquias por delegación del obispo. Nos lo imaginamos, en el siglo XIV, con un buen pasar, sin los apuros que sufría a menudo el clero bajo.
Hita es un municipio de La Alcarria, nunca muy poblado, pero de situación estratégica durante la Reconquista. Se apodera de él Alfonso VI en 1085, el año de la recuperación de Toledo. Para entender el entorno de Buen Amor y sus influencias, sabemos que en el siglo XIV Hita tenía barrios judíos y moros y que producía vino en abundancia.
Escrito en torno a 1340, reinando Alfonso XI, es un texto clave de nuestro idioma. Si en Mío Cid la lengua tiene la belleza espontánea de la niñez, en Buen amor tiene algo de adolescente desgarbado, mas entrañable y llena de promesas; caminando hacia la plenitud de Jorge Manrique.

Como gran clásico de la literatura que es, Libro de Buen Amor –nombre recomendado por Menéndez Pidal en 1898, pues los manuscritos conservados de la obra de Juan Ruiz carecen de título- nos da lecciones. Una, que en la Edad Media se escribía con humor, sátira, crítica, lo que contradice el tópico oscurantista. Otra, que la verdadera seguridad en uno mismo lleva a la modestia. El arcipreste cree poder, nada menos: “Dar leçión e muestra de metrificar e rrimar e de trobar”, mas al final del libro da permiso para que cualquiera amplíe o corrija su texto, con la sola condición de que lo haga bien. Eterna lección de humildad para los junta palabras.
La Celestina y don Quijote asoman en estos versos, como fantasmas que serán realidad gozosa en el futuro.
Compré barata esta edición de 1977. Tengo el número 720 de la tirada de 2000. Son tres volúmenes. El primero con un estudio sobre la época de Manuel Criado Val e ilustraciones de Eduardo Vicente, hombre este cuya biografía marcada por la guerra conviene leer. El segundo con el poema, ilustrado con iluminaciones hermosas del libro de la montería, del siglo XIV. El tercero un facsímil del códice de Toledo; una edición fotografiada, mejor dicho, del manuscrito de finales del XIV. 

Termino este comentario, porque, copiando a Juan Ruiz:
Quiero abreviar la predicación,
Que siempre me pagué de pequeño sermón.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

lunes, 6 de mayo de 2019

MÁSCARAS. Leonardo Padura

Policial, el tercero tras "Pasado perfecto” y “Vientos de Cuaresma”, con el detective Mario Conde; habanero de 1955, como el autor. Es un policía típico del género: bebedor, con problemas amorosos, tiene relaciones tensas con la superioridad, comprende y se deprime con el mundo que lo rodea, compadece a algunos delincuentes siendo implacable con otros, básicamente honrado. ¿Dónde está la originalidad que hace atractivo al libro? En el lenguaje y el entorno. El español de Cuba es muy rico, refrescante para el lector peninsular. La acción transcurre en La Habana del 89, el año del derrumbe soviético.
No leemos discursos contra el régimen, pero vemos cómo es. Una Habana hermosa en descomposición moral y arquitectónica, los privilegios de los buenos servidores del partido único, la busca generalizada para ganar el sustento, la vida culpable, oculta y denigrada de los homosexuales. Cómo se las apañan los defensores, o al menos disculpadores españoles del castrismo, para a la vez declararse defensores de los gays es algo para comentar en otro sitio, pero que llama la atención al leer esta novela.

Para mí, que estuve en La Habana, es un aliciente añadido conocer algo del callejero citado. El Malecón, las calles que desembocan en él como ríos lentos y sofocantes, el cementerio de Colón, etc.
Novela corta, 233 páginas, amena, recomendable. Edita bien y barato Tusquets. Escrita en 1995, leo la 9ª edición de febrero de 2017.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

viernes, 3 de mayo de 2019

LA EXTRAÑA DESAPARICIÓN DE ESME LENNOX. Maggie O´Farrell


Me gusta Maggie O´Farrell. Mucho. Es una narradora de casta y eso se percibe en la fuerza de su prosa así como en la construcción de personajes, caracteres que nunca están a gusto consigo mismos, lo cual es garantía de que va a haber un impulso constante en sus tramas.
Esta novela, de las primeras suyas, es una estupenda muestra de ello.

“La extraña desaparición de Esme Lennox” es  una historia muy hermosa y, a la vez, desgarradora, contada en dos tiempos: por un lado, el final de la era colonial británica reflejada en una clase social que se resiste a renunciar a los privilegios y valores aristocráticos que ya poco tenían que decir; y por otro, los desconcertantes 90s. El punto de encuentro entre ambos e inicio de la historia es un desahuciado hospital psiquiátrico de Edimburgo a punto de echar el cierre donde reside desde hace 40 años una amable anciana, hasta ese momento desconocida pariente de la protagonista, Iris.
Obligada a hacerse cargo de ella, Iris, cuya vida es un tobogán de inseguridades, irá reconstruyendo la historia de ese largo e ignorado encierro a través de los escasos y fragmentarios momentos de lucidez de su abuela Kitty, que vive en la nebulosa del Alzheimer. Así llegará a un secreto sobrecogedor e insospechado del que forma parte.
O´Farrell se desenvuelve como pez en el agua por las siempre turbulentas relaciones familiares y, como si sus personajes reposaran sobre el diván del psicoanalista, es experta en extraer sus debilidades más escondidas abocándolos constantemente al borde del precipicio. Esa humanidad desvestida en las páginas de sus libros hace que penetren como un ciclón en el corazón del lector, que devora sus novelas en un éxtasis empático. Al menos a mí me ocurre así.


Por supuesto que recomiendo esta novela, pero aún más, os invito/incito a que leáis a Maggie O’Farrell en cualquiera de sus obras porque es una escritora extraordinaria, con un estilo potente, una frase contundente, a veces cortante, que te deja sin palabras, y una gran capacidad para adentrarse en los recovecos de nuestro espíritu. Quizá su procedencia norirlandesa, crecer en Inglaterra y ser blanco de continuas bromas por ello y tener que defender su origen la han hecho una leona de las letras. Algo que agradecemos infinitamente sus lectores.

Sybila @YoLibro


miércoles, 1 de mayo de 2019

EL PODER DEL PERRO. Don Winslow.


Bienvenidos al infierno donde se trafica con amor, honor, familia, patria, ideales, religión y amistad. Monedas de curso legal: coca, sexo, plata y venganza.

He conseguido salir casi indemne de la tremenda balasera de El Poder del Perro, sólo me ha costado un par de antiácidos tras algún pinche pasaje y más de una noche de insomnio, a repartir entre imágenes de pesadilla marcadas a fuego en mi memoria y esa vieja conocida de los lectores “una página más y lo dejo”, porque el libro engancha más que una raya de coca.

No sé en qué género clasificar esta novela-documental, porque no termina de encajar en los cánones de la novela negra actual, ni es un thriller al uso. Creo que narco-novela sería lo adecuado para una abigarrada trama que deambula en opresivos círculos, como si del calendario de la Piedra del Sol azteca se tratase, por la agónica, sangrienta, asfixiante e interesada lucha de los EEUU contra los señores del narcotráfico, desde los años setenta hasta nuestros días, en ese país mágico donde todo puede suceder y nada es lo que parece: México.
El desfile de personajes es abrumador (muchos reales, otros simplemente enmascarados tras nombres falsos pero identificables) de forma que es difícil no perderse entre tal maraña de gente a ambos lados de la Frontera, esa diosa caprichosa que entrega sus favores según de dónde sople el dinero; pero Winslow ya se encarga de llevarnos de la mano del grupo protagonista: un joven mestizo agente de la DEA como el héroe-cowboy, una prostituta de alto standing como la chica, la familia de narcos Barrera como los malos, el asesino a sueldo irlandés Callan como el outsider y el padre Parada como el cura marxista redentor de indígenas. Identidades que se diluirán, entremezclarán y evaporarán como en una cucharada de “crack” al calor de la corrupción.

Novela de actos y personajes brutales, convulsa, inquietante pero tremendamente adictiva, conjuga la tradición de las historias de espías de le Carré con la violencia descarnada de James Ellroy.
Cuenta también con excelente prólogo de Rodrigo Fresán, director de la colección.

Aunque no apta para estómagos delicados, la recomiendo para aquellos interesados en el eje del narcotráfico Colombia-México, mafia italiana, CIA, paramilitares y teología de la liberación, pues está muy bien documentada. Mucho mejor que cualquier serie de TV: apaguen la tele y lean El poder del perro.

P.D: he leído traducción revisada “made in Mexico” lo cual se agradece: no es lo mismo leer a unos narcos maldiciendo con un “gilipollas” que no te los crees, que oírles un suculento repertorio de pinches, pendejos o chingadas.

Sybila @YoLibro




  

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