sábado, 4 de abril de 2020

NUESTRO HOMBRE EN LA HABANA. Graham Greene.


Para mí, la más divertida, surrealista y disparatada de las novelas del maestro Greene además toda una declaración de principios como se aprecia en boca del protagonista:
“Me importan un bledo los hombres que son leales a la gente que les paga, a las organizaciones…Ni siquiera creo que mi país signifique mucho. Hay muchos países en nuestro cuerpo ¿no? Pero sólo una persona. ¿Sería el mundo un desastre si fuéramos leales al amor y no a los países?”

Ambientada en la Cuba de 1958, a finales de la dictadura de Batista en la que militares, contrabando y espías de toda calaña campan a sus anchas, Mr. Wormold, un pusilánime, mediocre y arruinado vendedor de aspiradoras inglés que necesita un dinero extra para pagar los caprichos de su hija acepta trabajar para el MI6 como espía. Como carece de habilidades para el oficio, finge que los indescifrables planos de una aspiradora corresponden a los de una bomba atómica. Esto desencadenará un continuum de situaciones absurdas que, sin embargo, incardinadas a la peligrosa situación de la isla, acaban poniendo en severo riesgo al protagonista y a su hija. La farsa termina siendo una siniestra realidad.
Esta rocambolesca premisa sería increíble si no fuera por el contexto en el que se desarrolla la novela. No lo olvidemos: plena Guerra Fría, los soviéticos lanzan el primer Sputnik, pruebas norteamericanas de bombas atómicas en el Pacífico, la guerrilla de Fidel Castro se atreve a secuestrar al automovilista Fangio…Un clima de psicosis colectiva por guerra inminente que desata una alocada carrera nuclear en la que todos los estados quieren llegar el primero a la meta.
Y es lo que aparece reflejado en la novela, aparte de una mordaz crítica a la ineptitud del servicio secreto británico, la Cuba de Batista, la de la corrupción a gran escala, el remolino caribeño que atraía a toda la canalla del planeta donde era bien recibida. Greene había visitado Cuba en varias ocasiones (luego lo haría más veces para sus largas charlas con Fidel) y conocía de primera mano lo que se estaba cociendo.
Humor negro y sarcasmo para denunciar la paranoia de la época, mucho trasiego de alcohol (comme il faut!) y unos personajes irrepetibles: volvemos a encontrarnos aquí con los antihéroes de Greene, esos tipos oscuros y anodinos que en tiempos revueltos se ven impelidos por su propia impericia a tomar grandes decisiones. A su lado, un personaje siniestro extraordinario que brinda al lector una de las escenas más memorables de la literatura con una desquiciada partida de damas cuyas fichas son botellitas de whisky y bourbon: Segura, el capitán de la policía cubana enamorado de la hija de Wormold. Perversión en estado puro.
Muevan ficha y jueguen esta partida porque lo van a pasar muy bien, no van a querer soltar este libro cuya acción no para un segundo, deja sin respiración mientras que las frases de sus protagonistas quedarán en su memoria para siempre.
ADENDA CINÉFILA: Al año siguiente de escribir la novela, Graham Green realizó el guión para la película que dirigió Carol Reed y protagonizaron un impagable Alec Guinnes y una guapísima Maureen O’Hara, y que se rodó en Cuba recién subido al poder Fidel Castro, que se hizo fotos con todo el elenco.
Sybilalibros

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