Cuarta novela con el teniente de policía habanero Mario Conde. Es
otoño en el Caribe. No se espera la caída mansa de la hoja, viene
un huracán para arrancarla violentamente. Están en el aire,
literalmente, las viviendas, los árboles, el presente, las ilusiones,
todo.
Conde, a unos días de cumplir 36 años, deberá salir de su inacción
autocompasiva para investigar un nuevo asesinato, aunque tiene
decidido abandonar la policía. Ser un investigador honrado y eficaz,
tras una purga en su departamento es obligación y salvación
personal. Dolorido por lo que fue, lo que es, desesperanzado con el
porvenir –lo único seguro es el próximo viento destructor- , quedan
los amigos y el trabajo.
Tras la revolución castrista de 1959, buena parte de la burguesía
cubana huyó de la isla o, quedándose, perdió sus posesiones. Sus
bienes fueron estatalizados, en beneficio del pueblo, se supone. En
esta entrega el Conde investiga el tráfico de bienes expropiados, el
súbito enriquecimiento de algunos revolucionarios bien situados en
la construcción del socialismo. Como siempre, Padura no ataca
directamente el régimen revolucionario hereditario de su país. No
hace falta, basta con describir la realidad cotidiana para sentir su
fracaso.
La Habana se siente vieja, está herida, pero es hermosa y quiere
vivir. Lo mismo puede decirse de los personajes de la novela, con
los que bebemos ron, valorando la lealtad y la amistad, mientras lo
mismo escuchamos a los Credence que a Formula V, porque la vida
es un disparate contradictorio del que, a veces, gozamos.
260 páginas editadas modesta y correctamente por Tusquets. Leo
la octava edición de julio de 2018; la acción de la novela transcurre
en 1989, fue escrita en 1998.
Luis Miguel Sotillo Castro
viernes, 19 de julio de 2019
jueves, 18 de julio de 2019
UNA BIBLIOTECA DE VERANO. Mary Ann Clark Bremer
Esta autora me vuelve del revés.
Daría lo que fuera por vivir sus experiencias al lado de los libros.
Mary Ann Clark no escribe novelas propiamente dichas, sino que cuenta su
vida en anotaciones (Notebooks se denominan en inglés los títulos publicados
por Periférica. Este es el volumen I) dotadas de tal elegancia, lirismo y
evocación que trasportan al lector sobre una alfombra mágica a su mundo,
dejándola aparcada como marcapáginas de sueños en cada uno de los libros que ha
leído/hemos leído. Porque los hitos de su azarosa y desgraciada vida los
cuentan sus lecturas.
En este están Stendhal, Proust, Verlaine, Defoe (qué significativo es
Robinson para el apátrida, el exiliado, el refugiado), Thomas Hardy, Flaubert,
Balzac y otros, mayoritariamente franceses ya que el relato se desarrolla en un
pequeño y encantador pueblo de Normandía donde la autora se encarga, tras una
estancia traumática en el hospital, de reorganizar la biblioteca del palacete
de su tío para ponerla al servicio del pueblo, puesto que los nazis destruyeron
la comunal tras su paso por la zona.
Esta tarea gratísima para todo amante de los libros sirve a la autora para
superar la muerte de sus padres, aliviar su soledad, conocer amigos y hallar un
amor tan romántico que ya quisieran los cuentos de hadas.
Las menciones y citas de autores denotan un gusto refinado. De hecho dan
ganas de transcribir el librito entero a modo de reseña-glosa, de sentirse un
poco como monje de scriptorium cuyo único trabajo fuera anotar glosas al margen
de los párrafos para animar a leer esta joya.
Nunca estaré lo bastante agradecida a Periférica por editar la obra de esta
autora porque los momentos de placer que me depara su lectura son únicos.
Lo recomiendo encarecidamente. No podéis dejar pasar algo tan exquisito en
tan sólo 86 páginas.
Ideal para una tarde de septiembre, con tormenta breve que aromatice el
café con notas de tierra mojada.
Sybilalibros
martes, 16 de julio de 2019
SHEILA LEVINE ESTÁ MUERTA Y VIVE EN NUEVA YORK. Gail Parent
Me da vergüenza
hacer la reseña de este libro cuando ya en su estupendo prólogo Rodrigo Fresán
nos da las claves para disfrutar el doble de su lectura, encuadrándolo en el
género literario de “solterona rellenita que intenta realizarse” pero su vida
es un desastre: vive en un estado de perpetua dieta infructuosa, sólo le salen trabajos
de poca monta, sus amigas tienen éxito y encima tiene que lidiar con una madre
hipercontroladora obsesionada con el matrimonio.
Gail Parent
recoge el testigo de sus predecesoras de la “chick lit” como Wharton, Dorothy
Parker o Lorrie Moore y actualiza el género sentando las bases de lo que luego
sería el fenómeno mundial de Bridget Jones.
De hecho, se
podría decir que Sheila Levine es una Bridget judía neoyorkina pasada por el
tamiz locuaz de Woody Allen pero más trágica y cáustica que su heredera inglesa
ya que más que un diario, es una larga nota de suicidio.
He de decir que
si bien al principio el libro no me arrancó una sonrisa por ser excesivamente
tópico, a medida que va avanzando la aventura vital de Sheila, sus odiseas en
los antros del Village y sus experiencias con los elementos a los que se
empareja, me he ido enganchando más hasta llegar al climax del momento en que
por fin decide suicidarse. Toda la preparación del evento es de antología; por
momentos parecía un gag de los hermanos Marx: desquicio en el absurdo más
absoluto. Lo que me he reído.
Por último
comentar que tal y como se apunta en el prólogo, esta fue la única novela que
escribió Parent, cuyo oficio era guionista de series de TV, entre ellas el Show
de Mary Tyler Moore o Las chicas de oro, estilo que se aprecia en la estructura
del libro y en el ritmo de narrar los sucesos como si fueran gags, lo que hace
su lectura muy amena. Es como un monólogo de “stand up comedy” estirado en
formato de novela.
La recomiendo a
todos los amantes del humor sarcástico, ingenioso, verborreico y negro, porque bromear
con el suicidio y salir airosos es de genios. Y judío, muy judío: madres
angustiosamente protectoras, padres “maceteros”, operaciones de nariz, la
comida y los rabinos, Dios y el sexo. Woody Allen trasladado al papel.
Sybilalibros @YoLibro
lunes, 15 de julio de 2019
ULTIMAS TARDES CON TERESA. Juan Marsé
No puedo. Abandono. Me rindo. 224 páginas he aguantado, soltándolo,
cogiéndolo.
¡Ay señor Marsé! Es usted un orfebre de la
palabra, pero esas eternas frases coordinadas, esa escasez de puntos y aparte,
esos párrafos que constituyen por sí mismos un relato, acaban conmigo.Aunque
lo que me ha tumbado de verdad son los protagonistas.
No se trata ya de absoluta falta de conexión con ellos y su historia por mi parte. Es que ¡¡¡No los soporto!!!
Si me revienta el afamado Pijoaparte, niñato charnego y arribista del lumpen del Carmelo barcelonés, Teresa, la pijaprogre pseudointelectual revolucionaria aburrida de su vida acomodada me supera. Y no entro en la imagen del emigrante andaluz que transmite porque arde Troya.
Me dicen que la he leído ya vieja, que con 20 años hubiera caído rendida a esta historia de amor interclasista. Pero no lo creo, porque apenas me interesa la época de los 60 que narra y mucho menos la confrontación social en la Cataluña del momento. Es una cuestión personal.
Al margen de esto, sí quiero destacar el valor histórico de la novela, casi diría que fundacional en la literatura de la Transición, todo un hito del que oía hablar de pequeña.
Y la innegable calidad literaria.
Aunque me exasperaban las frases sin fin, la adjetivación de Marsé es de cátedra ¡Y eso que era autodidacta!; las descripciones de Barcelona, casi me atrevería a decir que la verdadera protagonista de la novela, y de los personajes son tan ricas, complejas y tan poco convencionales que constituyen por sí solas un aliciente para su lectura.
No se trata ya de absoluta falta de conexión con ellos y su historia por mi parte. Es que ¡¡¡No los soporto!!!
Si me revienta el afamado Pijoaparte, niñato charnego y arribista del lumpen del Carmelo barcelonés, Teresa, la pijaprogre pseudointelectual revolucionaria aburrida de su vida acomodada me supera. Y no entro en la imagen del emigrante andaluz que transmite porque arde Troya.
Me dicen que la he leído ya vieja, que con 20 años hubiera caído rendida a esta historia de amor interclasista. Pero no lo creo, porque apenas me interesa la época de los 60 que narra y mucho menos la confrontación social en la Cataluña del momento. Es una cuestión personal.
Al margen de esto, sí quiero destacar el valor histórico de la novela, casi diría que fundacional en la literatura de la Transición, todo un hito del que oía hablar de pequeña.
Y la innegable calidad literaria.
Aunque me exasperaban las frases sin fin, la adjetivación de Marsé es de cátedra ¡Y eso que era autodidacta!; las descripciones de Barcelona, casi me atrevería a decir que la verdadera protagonista de la novela, y de los personajes son tan ricas, complejas y tan poco convencionales que constituyen por sí solas un aliciente para su lectura.
Prueben a leerlo y si tienen la suerte de que los personajes no les producen la urticaria que me han causado a mí, disfrútenlo que merece la pena.
Sybilalibros @YoLibro
domingo, 14 de julio de 2019
LA PENSIÓN EVA. ANDREA CAMILLERI
Camilleri es un
escritor extraordinario, de oficio. Con ello me refiero a que, como muchos
otros, confieren al hecho de escribir un sentido de “lavoro”, con horarios
parejos a los de un oficinista, un proceso continuo y diario en el que unas
vacaciones consisten en abandonar a Montalbano para escribir lo que le viene en
gana. Eso es lo que nos cuenta en el epílogo de este relato/novelita/pasatiempo/reflexión.
Sin salir del
entorno mítico de Vigatà (cada vez estoy más convencida que Camilleri es el
Homero del s.XX), traslada la acción al final de la II Guerra Mundial, justo
antes del desembarco de los norteamericanos, justo cuando tres amigos, Nenè,
Ciccio y Jacolino empiezan con los picores adolescentes, justo cuando se abre
un burdel serio y de altura en el pueblo, justo en el momento en que todo
empieza.
La pérdida de la
inocencia, la iniciación al amor y al sexo (ya sea con primos, vecinos, criadas
o amables prostitutas) es un subgénero visitado por casi todos los grandes
autores y Camilleri no se resiste a la tentación. Tira de recuerdos
mitográficos (nos asegura que no son autobiográficos) para recrear historias de
meretrices preñadas de candor, amor, humor, profunda religiosidad, desamparo.
Unas veces con nuestros Tres lanceros bengalíes (perdónenme la metáfora pero me
posee el espíritu burlón del maestro siciliano) otras, con algunos clientes que
representan a la sociedad isleña del período.
Pero no nos engañemos.
Camilleri nunca abandona su vertiente crítica y al final sale a la luz de la
mano de los “libertadores americanos”: bombardeos siniestros, hambre,
violaciones, dispersión de familias, enrolamientos desesperados, amigos que se
quedan en cunetas…La guerra, sin adjetivos.
Lo que resta al
final de esta delicia es una nostálgica reflexión sobre la amistad, la vida, el
tiempo que nunca volverá.
Lo he leído en el
siciliano original (hay traducción al español) en el que se percibe la tremenda
facilidad para narrar del autor, un don que explota sin caer ni en la
frivolidad ni en el descuido literario.
Os dejo un
párrafo que simboliza el sentido de este relato. Está en la lengua original,
pero creo que se entiende bastante bien:
“Mangiare, viviri
e ascutare la rissaca con l’amico arritrovato. Che c’era di meglio nni la vita?
La guerra era passata, pareva accusì lontana che forse non c’era mai stata
veramente. Vuoi vidiri che se l’erano insognata?”
Ni qué decir
tiene que lo recomiendo desde el corazón.
Sybilalibros @YoLibro
jueves, 11 de julio de 2019
ÚLTIMA ISLA. Lafcadio Hearn
El libro que hoy
os traigo es una de las maravillosas publicaciones que Errata Naturae nos
regala en la curiosa colección Pasajes dedicada a aquellos escritores de principios del s. XX, cosmopolitas,
viajeros y viajados, que narraban sus encuentros con lo que aún quedaba de
exótico en un mundo cada vez menos íntimo, en un lenguaje cuya seña de
identidad era la poesía.
“Última isla” es
un relato especial, a caballo entre la novela de viajes y la aventura, la nostalgia
antropológica y el drama. En ella se cuenta la tragedia que sufrieron las
poblaciones del Golfo de México a raíz del terrible huracán de 1856, el que
levantó el mar a tal altura que engulló varias de las islas del Golfo, entre
ellas Última Isla, trasformando por completo el mapa de la costa.
El comienzo del
libro nos describe un paraíso de hoteles de lujo que convivían con cabañas de
pescadores, barcos contrabandistas y sirvientes huidos de la justicia, con un
lenguaje vivaz, embriagador como los penetrantes aromas tropicales, demorándose
el autor en puestas de sol de naranjado onírico, el verde húmedo de los bayous y el constantemente cambiante
mar, nunca azul.
Este vergel
babilónico en lenguas y gentes se verá arrasado por la cólera divina en forma
de un monstruoso maremoto. La narración de este es tan terrible y a la par tan
hermosa que deja las imágenes de la película “Lo Imposible” como una pálida
copia.
El día después de
la furia celestial desciende el relato hacia la grandiosa pequeñez del Hombre
en la figura de Feliu, un pescador español temerario que desafía al mar para
salvar a una niñita que flota aferrada al cuerpo inerte de su madre. Él y su
mujer la criaran como una hija a la que llaman Chita (de Conchita), título de
la novela en inglés.
Desconocía por
completo a este autor y me ha dejado boquiabierta cómo maneja el lenguaje, la
musicalidad de sus palabras, la exquisita sensibilidad para reconstruir una
historia íntima ante la potencia de las fuerzas de la naturaleza a partir de
los relatos de los habitantes de la zona.
Lafcadio Hearn,
nacido en Grecia pero ciudadano del mundo, es el tipo de escritor hijo del
colonialismo del s. XIX, viajero, culto, curioso y amante de las culturas
diferentes a la europea. Es renombrado sobre todo por sus obras dedicadas a la
mitología japonesa, de la que era un profundo conocedor. De hecho, se hizo
ciudadano japonés y cambió su nombre por el de Yakumo Koizumi. Su prosa
elegante, inspirada y delicada para con esos detalles que suelen pasar
desapercibidos es un regalo para todo lector sin prisas, de paladar educado,
que ame el viento en la cara y los verdes horizontes.
Leer “Última
Isla” ha sido como ponerse una caracola en el oído y escuchar a la Historia
susurrándonos en la voz multilingüe del bayou.
Deseando leer sus
obras dedicadas a Japón.
Sybilalibros@YoLibro
miércoles, 10 de julio de 2019
ALTA FIDELIDAD. Nick Hornby
Un tipo quiere ser feliz, ni más ni menos. Es fácil, sólo tiene que seguir un camino marcado, lógico. Debe cruzar un río, la felicidad está al otro lado. No hay puente, pero sí un camino de piedras para pasar sin mojarse. Una y otra vez, nuestro amigo, el protagonista de esta novela, resbala en la misma piedra y se empapa hasta las caderas.
Lo veo con simpatía y alguna indignación: ¡Cómo se puede ser tan bobo! Lo que me enfada de verdad es que soy como él, en algunas cosas. Es torpe, encantador a veces, patético; egoísta y desprendido al tiempo.
Empezamos con recuerdos en Londres, años setenta; adolescencia, primeros escarceos amorosos de nuestro héroe. Como varón, puedo decir que describe bien los miedos y deseos de la edad imposible, entre la niñez y la adultez. Luego nos iremos al presente, en los noventa.
Usted también disfrutará de este libro, aunque no haya sido un eterno adolescente rockpopero. Por eso es una gran novela. Muy buenos diálogos de londinenses creíbles en los años noventa, cuando el Rock ya era viejo y estos, sus devotos irredentos, peterpanes treintañeros, incapacitados para volar.
Usted también disfrutará de este libro, aunque no haya sido un eterno adolescente rockpopero. Por eso es una gran novela. Muy buenos diálogos de londinenses creíbles en los años noventa, cuando el Rock ya era viejo y estos, sus devotos irredentos, peterpanes treintañeros, incapacitados para volar.
De canción a canción, entre amores y amistades, nuestro hombre bracea para no hundirse en las aguas mansas, grises, de la vida cotidiana. Los días duran mucho más que una canción de Elvis Costello, sin ninguna necesidad.
Novela totalmente recomendable, de 1995. 280 páginas musicales, divertidas, chuscas, profundas, leves; fragmentos tarareados de una vida.
Novela totalmente recomendable, de 1995. 280 páginas musicales, divertidas, chuscas, profundas, leves; fragmentos tarareados de una vida.
Hay deliciosa película protagonizada por un impagable John Cusack que recomiendo vivamente.
Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.
sábado, 6 de julio de 2019
CENSURA EN EL MUNDO ANTIGUO. Luis Gil
El libro comienza con tres prólogos de otras tantas ediciones; escritos en 1960, 1984 y 2007. En ellos habla de la triste autocensura, de cómo durante el franquismo la gente debía saber leer entre líneas. Plantea la cuestión de si se puede desarrollar una
actividad profesional honrada y rigurosa bajo una dictadura. La respuesta es sí. Más polémico es lo siguiente. Afirma que buenos profesores fueron apartados, preteridos para posibles ascensos,
durante la transición. La excusa, que habían trabajado bajo el franquismo; la verdad, que se hizo para dar cabida en las élites universitarias a gente más joven, menos preparada pero con contactos políticos.
La manipulación de la literatura es tan antigua como su creación y difusión. El señor Gil nos cuenta cómo, en busca de prestigio, ciudades que no habían participado en la guerra de Troya,
manipulan La Ilíada para incluirse en el catálogo de las naves aqueas. Desde entonces, los autores han sido perseguidos o lisonjeados, al albur de las necesidades políticas, religiosas, propagandísticas de los poderosos. Poetas, filósofos e historiadores en la mesa del príncipe o en la picota. Libros, a veces sus autores, en el lecho de Procusto. ¡Qué antigua es la quema de libros!
Leemos sobre la censura, motivos y métodos, en la Grecia de los tiranos, también en la democrática; en la Roma republicana, también en la imperial; en el bajo imperio que persigue cristianos, en el imperio romano cristiano que persigue a los paganos.
Desde Hesíodo a Justiniano. Mil doscientos años de historia apasionante, triste y gloriosa de las letras. ¿Cuánto hemos perdido, de coétaneos de Tucídides, de Virgilio, de Agustín, por la labor censora, destructiva del hombre, además de por su incuria? No lo sabemos; en este libro pensamos sobre ello, aprendemos.
Leo la edición de Alianza de 2007, 478 páginas.
Luis Miguel Sotillo Castro
actividad profesional honrada y rigurosa bajo una dictadura. La respuesta es sí. Más polémico es lo siguiente. Afirma que buenos profesores fueron apartados, preteridos para posibles ascensos,
durante la transición. La excusa, que habían trabajado bajo el franquismo; la verdad, que se hizo para dar cabida en las élites universitarias a gente más joven, menos preparada pero con contactos políticos.
La manipulación de la literatura es tan antigua como su creación y difusión. El señor Gil nos cuenta cómo, en busca de prestigio, ciudades que no habían participado en la guerra de Troya,
manipulan La Ilíada para incluirse en el catálogo de las naves aqueas. Desde entonces, los autores han sido perseguidos o lisonjeados, al albur de las necesidades políticas, religiosas, propagandísticas de los poderosos. Poetas, filósofos e historiadores en la mesa del príncipe o en la picota. Libros, a veces sus autores, en el lecho de Procusto. ¡Qué antigua es la quema de libros!
Leemos sobre la censura, motivos y métodos, en la Grecia de los tiranos, también en la democrática; en la Roma republicana, también en la imperial; en el bajo imperio que persigue cristianos, en el imperio romano cristiano que persigue a los paganos.
Desde Hesíodo a Justiniano. Mil doscientos años de historia apasionante, triste y gloriosa de las letras. ¿Cuánto hemos perdido, de coétaneos de Tucídides, de Virgilio, de Agustín, por la labor censora, destructiva del hombre, además de por su incuria? No lo sabemos; en este libro pensamos sobre ello, aprendemos.
Leo la edición de Alianza de 2007, 478 páginas.
Luis Miguel Sotillo Castro
jueves, 4 de julio de 2019
JUNTOS, NADA MÁS. Anna Gavalda
No se me ocurre
mejor presentación para este libro que la de festín de buen rollo, con lo que
ya valdría para apuntarlo rápidamente en lista interminable.
Pero es que
además es una novela tierna, trágica, diferente, vital, con unos personajes tan
entrañables que te los querrías llevar a tu casa para siempre.
La habilidad de
Gavalda está en dejarlos a su aire, sin ponerles cortapisas, permitiendo que se
tropiecen con la realidad, fracasen o se hundan; no los juzga ni censura, ni
los protege. Pero sí los ama.
¿De qué va esta
novela? Pues ni más ni menos de lo que expresa el título: Juntos, nada más. Es
decir, de tres personas que por una apuesta del destino acaban viviendo juntos
en un piso destartalado, noble pero venido muy a menos, tanto como su
cuestionado propietario, Philibert.
En principio, lo
único que tienen en común Franck, Camille y Philibert es el desarraigo
familiar: los tres han sufrido infancias desgarradoras, han crecido sin amor en
familias disfuncionales y su madurez hace aguas por todos lados. Cada uno
afronta sus carencias con respuestas que los aíslan aún más de la sociedad:
Philibert tartamudea compulsivamente, se comporta como un felpudo y es incapaz de encarar la realidad.
Camille se
autocastiga arrancando de sí lo único que la hace feliz y ser persona, la
pintura, mientras va añadiendo capas a la coraza impenetrable que ha construido
a su alrededor. En cambio el expansivo Franck combate todas sus frustraciones
con una gran agresividad verbal y un mal llevado desprecio hacia las mujeres.
El catalizador de
estos espíritus afligidos es el piso de Philibert, suspenso en el limbo de una
herencia, donde la convivencia que se ha autoinvitado por capricho del azar irá
sanando heridas y abriendo puertas. Y en este espacio que no es de nadie pero
sí de todos es donde Gavalda da muestras de su genialidad en el uso de los
recursos narrativos: son fantásticos los monólogos interiores de los
protagonistas, sobre todo los de Franck; es deliciosa la manera de Camille de
expresar sus sentimientos, a través de
esbozos y pinturas que va regalando a todos, ella, que no es dueña de nada, ni
de su propia vida ni su destino;
ambientes y situaciones se construyen a base casi exclusivamente de diálogos,
estando prácticamente ausentes las descripciones, algo que me encanta, aunque a
algún lector tal esquematización puede que lo descoloque. Pero lo que más me gusta
es el humor ingrávido que recorre toda la novela, porque podría haber caído en
los tópicos de la convivencia, pero lo que hace es reconstruir a las personas
desde la sonrisa tierna, incluso en los momentos más trágicos, que los hay a
montones.
Finalmente,
alabar la fantástica traducción del francés coloquial plagado de modismos,
sobre todo en el personaje de Franck.
Hay película con
Audrey Tautou que, aun siendo encantadora, recorta bastante argumento y
situaciones más dolorosas, para quedarse casi en una fábula amable donde los personajes
pierden consistencia.
Novela francesa,
francesa, llena de sentimientos, todo un fenómeno en el país vecino. Para leer
de un tirón en esa fabulosa bañera de patas de león del s. XIX de Philibert.
Recomendación con
triple signo de admiración.
Sybilalibros@YoLibro
martes, 2 de julio de 2019
EL CASO COLLINI. Ferdinand von Schirach
Un más que interesante descubrimiento este abogado/escritor.
Libro de los que no puedes soltar, sobre todo el último tercio (yo me lo he
leído en 1 día), redondo en sus precisas 149 páginas, bien escrito, con un
estilo conciso y sin florituras porque no las necesita.
No voy a contar el argumento porque está íntimamente ligado a la sorpresa
final (no leáis sinopsis de contraportada, por favor) pero sí os puedo decir que
un hombre intachable asesina a sangre fría a otro, se entrega pero no quiere
defensa ni contar el motivo de su crimen.
Turno ahora para el abogado de oficio al que el caso se le convierte en un dilema profesional al conllevar implicaciones personales inesperadas.
Ahí lo dejo.
Turno ahora para el abogado de oficio al que el caso se le convierte en un dilema profesional al conllevar implicaciones personales inesperadas.
Ahí lo dejo.
Nada pesado, teniendo en cuenta su formato de instrucción de un caso, es de
esos libros que te hacen reflexionar sobre la Justicia. De hecho, en el momento
de su publicación, supuso una convulsión en el sistema judicial alemán.
Y con estas premisas sólo me queda desearos que lo disfrutéis tanto como
yo.
¡Ah! Von Schirach es conocido por dos volúmenes de relatos criminales, “Crímenes" y "Culpa”, también editados en Salamandra que están pidiendo a gritos una
lectura ya.
Sybilalibros@YoLibro
lunes, 1 de julio de 2019
EL MISTERIO DE LA CRIPTA EMBRUJADA. Eduardo Mendoza
La segunda novela
de E. Mendoza tras el inesperado éxito de su debut con “La verdad sobre el caso
Savolta” obedece, como el mismo autor confiesa en el prólogo, a una necesidad
de distanciarse del maremágnum en el que se vio envuelto y superar el bloqueo
ante la página en blanco.
La catarsis le condujo
a un divertimento disparatado, enraizado en la picaresca española que, en vista
de la gran aceptación obtenida, seguirá cultivando a intervalos para deleite de
sus seguidores.
Para ello, retoma
a ese personaje oblicuo y desconcertante del Caso Savolta, sin nombre porque
los reúne todos, un lunático adicto a la Pepsi-Cola internado en un manicomio,
al que recurre el jefe de policía para la resolución de un caso de desaparición
de adolescentes en un internado de “niñas bien”.
La enrevesada
trama de entradas, salidas, despistes, historias paralelas, típicos de un vodevil,
sirve a Mendoza de excusa para algo que le es muy querido: contar Barcelona, desde
el aristocrático S. Gervasio hasta los prostíbulos del Raval, durante los
convulsos momentos de nuestra recién estrenada democracia.
La diversión, más
que por la propia historia en sí, de escasa chicha, viene dada por la pericia
de saltimbanqui del autor en el uso del anquilosado lenguaje leguleyo que gasta
el loco, alcanzando momentos de desternillante
paroxismo, y por surrealistas situaciones impropias de una investigación
policial de forma que, cuando te quieres dar cuenta, sigues a ciegas a este nuevo
Lazarillo de las Ramblas, que destila amargura y ternura a partes iguales,
llegando incluso a profesar su cordura.
Aparquen un
ratito la formalidad y déjense llevar una tarde (sus 200 páginas se beben con
un largo café) por la sana demencia, como afortunadamente hizo el autor para
regocijo propio y de sus lectores.
La recomiendo
para forofos de Mendoza, de Barcelona, de
personajes descabellados y para echar un buen rato tras un día
atravesado.
Sybilalibros@YoLibro
LAS DOS CARAS DE LA VERDAD. Michael Connelly
Connelly ha creado y mantenido durante casi tres décadas un
detective vivo, plenamente creíble. Nos engancha con la
profundidad compleja del personaje, con mimo del detalle,
exposición clara de tramas. Mostrado todo con claridad y ritmo
trepidante.
El detective Harry Bosch en 2017. Han pasado varias décadas,
muchas novelas, desde que ingresó en la policía de Los Ángeles a
su vuelta de Vietnam. Se acerca los 70 años, trabaja como
voluntario sin salario para la policía de San Fernando, ciudad del
condado de L.A. Lo suyo es pasión, vocación, misión. Nada en un
mar de soledad, en el que se mantiene a flote por el amor de su
hija.
En tantos libros, hemos visto todo tipo de crímenes, con sus dosis
de sociología y política adecuadas, que hacen verosímil cada
historia. En esta entrega conocemos la drogadicción con fármacos
legales; su trapicheo, mafias, corrupción. Zombies de la oxicodona,
farmacéuticos y médicos corruptos. La redención es posible, pese a
la dureza, como de diamante negro, de la desintoxicación. También
recibirá Bosh un ataque desde el pasado, con la revisión tramposa
de un caso suyo de treinta años atrás. La maestría para combinar,
alternar tramas y episodios menores es marca Connelly.
Recomiendo las novelas de Bosh desde la primera, El eco negro,
de 1992; aunque pueden leerse sueltas, cada una tiene sentido por
sí misma. Esta la edita Alianza Editorial en 2019, 374 páginas
intensas.
Luis Miguel Sotillo Castro
detective vivo, plenamente creíble. Nos engancha con la
profundidad compleja del personaje, con mimo del detalle,
exposición clara de tramas. Mostrado todo con claridad y ritmo
trepidante.
El detective Harry Bosch en 2017. Han pasado varias décadas,
muchas novelas, desde que ingresó en la policía de Los Ángeles a
su vuelta de Vietnam. Se acerca los 70 años, trabaja como
voluntario sin salario para la policía de San Fernando, ciudad del
condado de L.A. Lo suyo es pasión, vocación, misión. Nada en un
mar de soledad, en el que se mantiene a flote por el amor de su
hija.
En tantos libros, hemos visto todo tipo de crímenes, con sus dosis
de sociología y política adecuadas, que hacen verosímil cada
historia. En esta entrega conocemos la drogadicción con fármacos
legales; su trapicheo, mafias, corrupción. Zombies de la oxicodona,
farmacéuticos y médicos corruptos. La redención es posible, pese a
la dureza, como de diamante negro, de la desintoxicación. También
recibirá Bosh un ataque desde el pasado, con la revisión tramposa
de un caso suyo de treinta años atrás. La maestría para combinar,
alternar tramas y episodios menores es marca Connelly.
Recomiendo las novelas de Bosh desde la primera, El eco negro,
de 1992; aunque pueden leerse sueltas, cada una tiene sentido por
sí misma. Esta la edita Alianza Editorial en 2019, 374 páginas
intensas.
Luis Miguel Sotillo Castro
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