Ramón
Pérez de Ayala y Fernández del Portal, ovetense, vivió entre 1880 y 1962. Eso
es un nombre. La agenda del teléfono móvil te dejaría meter un cuarto, el DNI debería ser
tipo carpetilla, como los permisos de conducir antiguos.
Olvidado hoy, fue intelectual importante,
premiado con galardones y altos cargos, tanto en la Monarquía de Alfonso XIII
el escapista como durante la República. Amigo de Clarín y Azorín, trató a Valle
Inclán, Juan Ramón Jiménez y otras lumbreras. Tiene obra lírica, narrativa,
periodística y ensayística. Celebró el advenimiento de la República, firmó un
manifiesto memorable a su favor junto a
Ortega y Gasset y Gregorio Marañón. Obsérvese que, entonces, los manifiestos
los firmaban verdaderos intelectuales. Los tres se espantarían luego de la
deriva del régimen. Pérez de Ayala es muy duro con Azaña.
Este
libro reúne 100 ensayos breves, publicados en la prensa de su día, entre 1909 y
1928. El tema más recurrente es la Gran Guerra del 14, en la que fue
corresponsal. Deja a un lado la neutralidad del Gobierno español para asegurar
que los españoles, como individuos, no deben ser neutrales, Pérez de Ayala es
aliadófilo sin reservas. Hay más.
Hallamos un artículo sobre los gitanos a los que en 1783 concede Carlos
III estado civil y prohíbe llamarlos por su nombre de gitanos, como si fuese un
insulto. Curiosidad del Rey que no dejó palo sin tocar. Son los gitanos los primeros comedores de
caracoles en España, plato hoy tradicional en varias regiones. Con un machismo
rechinante en la actualidad, elogia mucho
a Emilia Pardo Bazán; la alaba por sus cualidades… masculinas. Le gustan
Balzac, Galdós, Tolstoi; le molesta el éxito de Blasco Ibáñez. Ataca a Cánovas y se ríe de él, más por dárselas
de intelectual que por político conservador. Admira a Cristina de Suecia.
Polemista, osa titular un artículo “Apología de la Inquisición”, aclarando que
apología significa estrictamente “excusa razonada o justificación”.
Libro variado, como se acaba de leer. Nos da
una buena idea de la sociedad española en tiempos del último rey Alfonso. Leo la edición de
BIBLIOTECA NUEVA, 1963, 100 pesetas, 311 páginas. A mí me costó diez euros en
una librería de viejo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario