miércoles, 26 de febrero de 2020

UNA NOCHE CON SABRINA LOVE. Pedro Mairal.


       
Llegué a esta novela porque me atrajo el título, me sugería tantas cosas que me lancé sin conocer nada del autor ni del argumento. Luego, cuando leí el prólogo escrito por el propio Mairal a esta edición de Asteroide (2014), supe de la historia que había detrás de este dulce de leche argentino, de las peripecias que vinieron con la concesión del premio Clarín de novela, del papel jugado por Bioy Casares y Roa Bastos, y de la impotencia de Mairal ante su adaptación cinematográfica. Y eso la hizo aún más apetecible.

“Una noche con Sabrina Love” es novela de iniciación tanto para el protagonista como para el autor que debutó con ella en la larga distancia narrativa. Algunos la califican también de “road movie” cayendo en la obviedad, como si cualquier rito de paso no fuera un camino lleno de pruebas y extraños encuentros.

Sabrina Love es una actriz porno que se ofrece a pasar una noche de lujuria y desenfreno con el ganador del sorteo de su programa de televisión. Daniel, nuestro joven Odiseo, pobre, huérfano, cuya única experiencia con el sexo ha sido el onanismo de tele por cable pirateada, jugarretas del destino, resulta ganador.
Se inicia así un accidentado periplo contra las zancadillas de los dioses, sin dinero en el bolsillo, viajando a dedo, pero con la determinación que otorgan los sueños adolescentes, desde la anegada provincia de Entrerríos hasta Buenos Aires.

Lo imposible de la empresa a priori, el aroma a derrota que se respira durante las noches a la intemperie mientras la mochila de Daniel sueña con las sábanas de seda de Sabrina Love, hacen que el lector quede atrapado en la aventura como si con nuestra lectura ahuyentáramos la soledad del protagonista en la ruta hacia la madurez, madurez que forjan los desconocidos del camino, buenos algunos, perversos otros, maestros en engañar a la vida en suma, hasta llegar a su edén que es el cuerpo de la “porno star”.
Queda uno prendido en las redes de la inocencia y la picardía que administra Mairal con maestría, entre juegos de palabras insinuantes y metáforas de la vida, en una prosa limpia, fluida, alejada del frecuente barroquismo de los autores argentinos.

Se hace uno compadre de sus personajes honestos, genuinos, lanzados a la crueldad del día a día sin más escudo que el instinto de supervivencia para terminar hablando con la familiaridad del argentino llano y chistoso en el que está narrada esta historia.

Tanto he disfrutado de su lectura que ya tengo en mente otra suya editada hace muy poco también por Asteroide, “La Uruguaya”, muy bien recomendada por amigos lectores.

Sybilalibros


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