Le tenía enormes
ganas a este libro desde que vi la preciosa portada con la que lo edita Errata
Naturae. A ello se añadía una ciudad, Berlín, y un argumento, la posguerra
alemana y el exilio judío, que me fascinan.
Sin embargo he de
confesar que hasta el primer cuarto de libro las expectativas creadas en torno
a él se fueron apagando debido a un comienzo un tanto forzado y unos
protagonistas distantes que no conseguían atraparme. Menos mal que luego la
acción coge impulso y despierta a los personajes de su letargo, dando cuerpo a
una lectura emotiva y humana, conectando ya sin fisuras con el lector.
El argumento de
esta novela está íntimamente relacionado con la experiencia vital de su autora,
alguien que hasta hace poco dormía en el limbo de los escritores olvidados
después de haber disfrutado de un éxito considerable pero fugaz tras la
inmediata publicación del libro. Verna B. Carleton, que frecuentaba los círculos
intelectuales de los exiliados alemanes durante la IIGM, acompañó a su amiga la
fotógrafa judía Gisèle Freund en un viaje a la Alemania de 1957, recién
terminada la guerra y en plena reconstrucción gracias en su mayor parte al Plan
Marshall, como una manera de cerrar la herida del odio a lo que fue su país. De
las emociones experimentadas y de las repercusiones vitales que aportó el viaje
nació este libro que habla del desgarro interminable que supone el exilio, de
la identidad fracturada del ciudadano de adopción y de la acechante culpabilidad
de los que se quedaron y sobrevivieron.
El matrimonio
inglés compuesto por Eric Devon y su inteligente esposa Nora traba amistad con
una periodista norteamericana durante un lamentable crucero por el Caribe. Su
afinidad cultural los une frente a otros pasajeros, como un campechano
comerciante alemán con ganas de mostrar el optimismo que reina en la Alemania
actual contra el que arremete sin motivo aparente el taciturno y amargado Eric.
A su vuelta a casa confiesa a su esposa parte de su oscuro pasado: no es inglés
sino un judío alemán de familia acomodada que escapó con su madre al Reino
Unido justo antes del comienzo de la guerra y no supo nada de la familia que
quedó allí, incluido su padre. Nora y la periodista, alter ego de la autora, se
confabulan en un arriesgado viaje a Berlín para que Eric se libere por fin de
los fantasmas que lo torturan. Y es en este momento donde el libro, junto con
Eric, estalla en toda su dureza y emoción.
Durante el
recorrido por las devastadas calles de su infancia y juventud vamos descubriendo
la verdadera personalidad de Eric, así como que la historia que él había creído/construido
acerca de traiciones familiares y el abandono de los suyos no era más que
producto de una rencorosa y mimada imaginación. Es conmovedor asistir al
momento en el que las ruinas de una plaza donde jugaba de niño enciende con un
chispazo el reconocimiento de una identidad largo tiempo negada, cómo el
encuentro con los que creía muertos supone la reconciliación consigo mismo y el
canal por el que vuelve a fluir el amor por su pueblo y cultura.
El paseo por
Berlín no sólo es revelador para el protagonista, también lo es para el lector
que se ve inmerso en lo que se llamó el “Milagro Alemán” dada la rápida
reconstrucción del país sobre unos cimientos basados en el olvido interesado,
en la reconciliación ciega, en la que los mismos nazis que llevaron a Alemania
y a Europa a la locura fueron incluidos en la sociedad sin preguntas, donde el antisemitismo
pervivía, creando un clima propicio para
los rebrotes del neofascismo, como así ocurrió.
Heridas que nunca
cerrarán, odios subterráneos, el perdón, el desarraigo, la pérdida de la
identidad cultural, el exilio interior, la culpa de los padres y el rechazo de
los hijos. Todos estos temas quedan sobre la mesa del lector una vez cerrado el
libro. Por ello lo recomiendo vivamente.
Por último quería
destacar la tremenda importancia de los personajes femeninos de la novela,
verdaderos artífices de la reconstrucción de Eric y de Alemania: su esposa
Nora, su anciana tía, su antiguo amor Kathë, en lo que creo un claro homenaje
de la autora a la fuerza creadora de la mujer.
Sybilalibros@siyofueralibro