domingo, 29 de septiembre de 2019

REGRESO A BERLÍN. VERNA B. CARLETON


Le tenía enormes ganas a este libro desde que vi la preciosa portada con la que lo edita Errata Naturae. A ello se añadía una ciudad, Berlín, y un argumento, la posguerra alemana y el exilio judío, que me fascinan.

Sin embargo he de confesar que hasta el primer cuarto de libro las expectativas creadas en torno a él se fueron apagando debido a un comienzo un tanto forzado y unos protagonistas distantes que no conseguían atraparme. Menos mal que luego la acción coge impulso y despierta a los personajes de su letargo, dando cuerpo a una lectura emotiva y humana, conectando ya sin fisuras con el lector.

El argumento de esta novela está íntimamente relacionado con la experiencia vital de su autora, alguien que hasta hace poco dormía en el limbo de los escritores olvidados después de haber disfrutado de un éxito considerable pero fugaz tras la inmediata publicación del libro. Verna B. Carleton, que frecuentaba los círculos intelectuales de los exiliados alemanes durante la IIGM, acompañó a su amiga la fotógrafa judía Gisèle Freund en un viaje a la Alemania de 1957, recién terminada la guerra y en plena reconstrucción gracias en su mayor parte al Plan Marshall, como una manera de cerrar la herida del odio a lo que fue su país. De las emociones experimentadas y de las repercusiones vitales que aportó el viaje nació este libro que habla del desgarro interminable que supone el exilio, de la identidad fracturada del ciudadano de adopción y de la acechante culpabilidad de los que se quedaron y sobrevivieron.

El matrimonio inglés compuesto por Eric Devon y su inteligente esposa Nora traba amistad con una periodista norteamericana durante un lamentable crucero por el Caribe. Su afinidad cultural los une frente a otros pasajeros, como un campechano comerciante alemán con ganas de mostrar el optimismo que reina en la Alemania actual contra el que arremete sin motivo aparente el taciturno y amargado Eric. A su vuelta a casa confiesa a su esposa parte de su oscuro pasado: no es inglés sino un judío alemán de familia acomodada que escapó con su madre al Reino Unido justo antes del comienzo de la guerra y no supo nada de la familia que quedó allí, incluido su padre. Nora y la periodista, alter ego de la autora, se confabulan en un arriesgado viaje a Berlín para que Eric se libere por fin de los fantasmas que lo torturan. Y es en este momento donde el libro, junto con Eric, estalla en toda su dureza y emoción.
Durante el recorrido por las devastadas calles de su infancia y juventud vamos descubriendo la verdadera personalidad de Eric, así como que la historia que él había creído/construido acerca de traiciones familiares y el abandono de los suyos no era más que producto de una rencorosa y mimada imaginación. Es conmovedor asistir al momento en el que las ruinas de una plaza donde jugaba de niño enciende con un chispazo el reconocimiento de una identidad largo tiempo negada, cómo el encuentro con los que creía muertos supone la reconciliación consigo mismo y el canal por el que vuelve a fluir el amor por su pueblo y cultura.

El paseo por Berlín no sólo es revelador para el protagonista, también lo es para el lector que se ve inmerso en lo que se llamó el “Milagro Alemán” dada la rápida reconstrucción del país sobre unos cimientos basados en el olvido interesado, en la reconciliación ciega, en la que los mismos nazis que llevaron a Alemania y a Europa a la locura fueron incluidos en la sociedad sin preguntas, donde el antisemitismo pervivía,  creando un clima propicio para los rebrotes del neofascismo, como así ocurrió.

Heridas que nunca cerrarán, odios subterráneos, el perdón, el desarraigo, la pérdida de la identidad cultural, el exilio interior, la culpa de los padres y el rechazo de los hijos. Todos estos temas quedan sobre la mesa del lector una vez cerrado el libro. Por ello lo recomiendo vivamente.

Por último quería destacar la tremenda importancia de los personajes femeninos de la novela, verdaderos artífices de la reconstrucción de Eric y de Alemania: su esposa Nora, su anciana tía, su antiguo amor Kathë, en lo que creo un claro homenaje de la autora a la fuerza creadora de la mujer.

Sybilalibros@siyofueralibro

martes, 24 de septiembre de 2019

MEMORIAS DE UN PRISIONERO DE GUERRA .Diario de Fernando Blanco White


Napoleón es superior a los borbones españoles política y militarmente. Moralmente, los tres, Carlos IV, Fernando VII y Napoleón son igualmente indignos y dañinos.
En 1808 el pueblo español, descabezado, se rebela contra la invasión francesa. Mientras Carlos IV y Fernando VII compiten en vileza y bajeza ante el destructor corso, la gente se rebela en León, Burgos, Madrid… La Guerra de la Independencia comienza; acabará en 1814, con la marcha de José Bonaparte.

 El sevillano Fernando Blanco White, hermano del más famoso José María, se apunta voluntario contra el francés. Nombrado teniente, será capturado en Somosierra, su primera y última batalla. Permanecerá preso seis años en Chalons-sur-Saône, en la Francia oriental, cerca de Suiza.

 En este diario, escrito en Inglaterra y en inglés, el año 1815,  siguiente a los hechos narrados,  nos cuenta su fuga. Entre el seis de enero y el 23 de marzo de 1814 recorre el camino entre el cautiverio y Londres. Huye de Francia, recorre Suiza, Alemania y Holanda, donde se embarca hacia la capital inglesa, en la que le acogerá su hermano José María.
 Son impagables estas aventuras de lo cotidiano cuando la normalidad ha sido destruida. ¿Dónde comer, dormir? ¿Cómo trasladarse, entenderse, combatir el frío? No sin humor, Fernando nos da sus impresiones sobre paisajes, ciudades, aldeas, tipos que conoce en su caminar por la Europa de la montaña suiza, del Rin, de los canales holandeses. La pequeña historia ayuda a comprender la Historia.

 M.ª Carmen Castro Rodríguez no sólo traduce el diario; lo ordena por capítulos y escribe notas a pie de página pertinentes. También nos ofrece una introducción que hace el texto inteligible para todos. Los mapas de Marina Muñoz Castro ayudan a que el lector acompañe a Fernando sin perderse.
 Editado por Alfar, Sevilla, 2019. 235 páginas llenas de amenidades y curiosidades; sobre una época que nos marca a los españoles hasta hoy.

Luis Miguel Sotillo Castro

ADIÓS, HEMINGWAY. Leonardo Padura


He bebido daiquiris en el Floridita, esquivando cubanos que venden puros en la puerta, con pesadez educada. He tomado ron clandestino a dólar el frasco, en el malecón donde anochece repentinamente, con un cubano veterano de Angola. Prefiero esto último. Leer a Padura es volver a Cuba.

Quinta novela con Mario Conde como protagonista. Ya no es policía en La Habana, pero a petición de un ex compañero investiga un nuevo caso, extraoficialmente. Ha aparecido un cadáver, lleva cuarenta años enterrado, en la finca que fue de Hemingway. Las implicaciones y consecuencias pueden ser tremendas, ¿es posible que Ernesto Hemingway, apodado papa, fuese un asesino?
 El autor comenta en la introducción su relación de amor odio con el autor de El viejo y el mar. Utiliza la novela para indagar en la vida y obra del estadounidense, también en el oficio de escribir; sin convertirla por ello en un ensayo que pudiera aburrirnos, con presuntas densidades o profundidades.  La trama es interesante; con los rasgos de humor y amor, los personajes habituales, incluida la ciudad herida, su mar como un muro. La Habana de Hemingway en 1958 influyendo en la de Conde a finales del siglo XX; este registrando lo que Ernesto tuvo y fue cuarenta años atrás.

 Recomiendo todas las novelas de la serie que he leído, bien editadas, baratas, por Tusquets. Son, por orden de aparición: Pasado perfecto, Vientos de cuaresma, Máscaras, Paisaje de otoño y esta que comento.

Luis Miguel Sotillo Castro

domingo, 15 de septiembre de 2019

LA CENA DE LOS INFIELES. Beryl Bainbridge.


Chocante. Es la única palabra que se me ocurre para definir este extraño engendro, porque tampoco lo calificaría de novela. ¿Teatro novelado? ¿Película en prosa?

Partiendo de una premisa tan surrealista como una cena formal de parejas organizada por la amante de uno de ellos, con ese anhelado deseo de toda querida que se precie de ser visible, de mostrarse como la verdadera compañera en lugar de la legítima ante los amigos de él, Bainbridge escenifica una farsa cáustica sobre la infidelidad y la hipocresía de la burguesía británica, plagada de situaciones absurdas y conversaciones ridículas.
Pero lo que empieza como una ácida comedia se convierte en rocambolesca tragedia por un giro inesperado en la sinuosa noche, dando lugar a un final tan extravagante como la propia obra.

Tenía mucha curiosidad por leer a esta autora, grandes expectativas por las excelentes críticas y el lugar de honor del que gozaba en las letras británicas hasta el punto de conseguir el título de “Dame”, pero me ha dejado un sabor agridulce. Quizás porque lo que es catalogado como humor negro, para mí ha rayado en lo escabroso en determinadas situaciones. No soy tan sádica.

Es Bainbridge despiadada con sus personajes, maquiavélica, genial en la invención y manejo de situaciones descabelladas. Busca el humor en el antagonismo de personalidades: la acostumbrada flema de la clase media-alta frente a la insensatez de los suburbios. Y tiene un punto de absurdo perverso inspirado (estoy convencida) en Muriel Spark, la otra reina británica del humor siniestro y personajes irracionales.

Obra desconcertante, retorcida, ilógica, tremenda, magnífica, desagradable e incómoda, en la que no cesan las sorpresas: cada movimiento de los congregados en esa casa de las afueras de Londres es imprevisible. Extraordinaria en el sentido más literal.
Les diría que prueben, lean y opinen. Es una “rara avis”, no deja indiferente y seguro que tendrán una suculenta discusión “afternight”.

Sybilalibros@YoLibro




NO MIRES AHORA Y OTROS RELATOS. DAPHNE DU MAURIER


Comienzo cada libro con expectación incorregible; unos pocos, sabiendo que la felicidad lectora está asegurada. Es el caso de Du Maurier. Recomiendo sus novelas La posada de Jamaica, Rebeca, Mi prima Raquel. En ellas, la maldad y la realidad son movedizas; la tranquilidad y las certezas, una ilusión. Esta inquietud, productora de curiosidad y gozo intelectual, también está en sus relatos.
 Este libro contiene cinco, rondando cada uno las 45 o 50 páginas.

 “No mires ahora”. Probable cuento de fantasmas. ¡Cuánta literatura, de viajes y de ficción ha generado Venecia!  Allá donde viajamos, encontramos lo que somos. Un matrimonio busca ahogar su desgracia  en la laguna veneciana, las islas y la ciudad que fueron de los Dogos. Tras el lujo y el brillo palacial, el Sol jugando feliz en las aguas del Gran canal, encontrarán los oscuros puentecillos sobre canales estrechos de agua negra.

 “El manzano” Ya fue reseñado en el cometario al volumen “Los pájaros”, que también lo contiene.

 “No después de medianoche”. Desastre en un entorno idílico, Creta. Como en el caso del cuento veneciano, el contraste entre ambiente exterior edénico  e infierno interno del protagonista te agarra.

“El estanque”. No se puede describir mejor, poesía dura, la llegada a la adolescencia desde la infancia, el abandono inexorable de esta.

 “Las lentes azules”. Aunque sorprendente, quizás el relato más flojo. Sólo es muy bueno.

 Edición de La biblioteca de Carfax; leo la primera, febrero de 2018. Estupenda, muy apropiada la portada. 247 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro

miércoles, 11 de septiembre de 2019

ZAZIE EN EL METRO. Raymond Queneau


Pocas cosas hay más francesas que la baguette, los quesos y el costumbrismo debarrio parisino. Y Zazie.

Zazie es el epítome del fresco descaro parisiense: desvergonzada, precoz y procaz, más testaruda que una mula, capaz de acabar con la paciencia del santo Job, de cambiar el horario a Kant y de hacer negar a Dios tres veces al Papa de Roma.

Ejemplo vivo del incordio infantil, sus preguntas impertinentes y sus impetuosas ocurrencias arrastran al bueno de su tío Gabriel y al resto de los personajes que osan cruzarse en su decidido camino de viajar en metro a toda costa a pesar de la huelga a un fin de semana delirante.

Escrita por Raymond Queneau en 1959, Zazie es un juego (pero serio, como todos los juegos) de Patafísica, esa “ciencia”  cuya norma es precisamente no seguir las normas  y que en literatura se plasmó en nuevas estructuras y en retorcer el lenguaje con el fin de epatar al lector. La Patafísica nació del Surrealismo y contó con miembros tan ilustres como Boris Vian, Joan Miró, Jean Genet y hasta el mismísimo Umberto Eco. Y la pequeña Zazie es la alumna aventajada del Colegio por no seguir las normas ni las convenciones sociales.

La gracia del relato reside en el uso del argot parisién de barrio, los juegos de palabras enrevesados, los experimentos lingüísticos y una estructura aparentemente caótica pero que una vez terminado resulta circular. Y en los disparatados personajes, obviamente.

Estas características hacen casi intraducible la obra (desde ya recomiendo su lectura en francés con un buen diccionario coloquial si se domina esa lengua) sin perder identidad, pero la traducción que hizo Sánchez Dragó para la edición de Marbot, que es la que ha leído esta reseñadora, es, sorprendentemente, fresca y bastante atinada, con inestimables notas aclaratorias a los diálogos más intrincados, lo cual se agradece y se elogia.

En Zazie nada es lo que parece: ni su tío es sereno, ni el gendarme es policía, ni el guía turístico sabe algo de París, ni la viuda  es tan alegre, ni el tabernero es tan cínico…Lo único real es la carga de profundidad que se lanza desde la apabullante y destructiva lógica infantil a la línea de flotación del mundo de las apariencias de los adultos.

¡No dejéis de leerla! Es un soplo de aire fresco, un divertimento con grandes posos de sabiduría y humanidad, un jolgorio para el lenguaje y el recorrido turístico por París más estrafalario que podréis hacer nunca.

Louis Malle hizo una adaptación al cine con el bueno e impagable Philippe Noiret como tío Gabriel. Pero yo prefiero el libro.

“Amusez-vous bien”

Sybilalibros@YoLibro

lunes, 9 de septiembre de 2019

LA LEYENDA DEL SANTO BEBEDOR. Joseph Roth

Joseph Roth, 1894-1939. Judío austrohúngaro, padeció el derrumbe de su mundo con la Gran Guerra, de lo que dio testimonio en su obra, como Zweig y otros. En su vida íntima fue alcohólico y desgraciado. Hay que leer sus novelas “Hotel Savoy”, “Job” y “La marcha Radetzky”.

 Se despidió en 1939 con este recomendable “Die Legende vom heiligen Trinker”. No es una novela, es un relato de setenta páginas alucinadas, humorísticas –sabemos que el humor sólo es alegre a veces- y sobrias. Roth no bebía cuando escribía; el resto del tiempo, sí.
 El humor  radica, pinceladas de sonrisas aparte, en que el protagonista, vagabundo borracho, tiene un golpe de suerte tras otro; cuando sabemos que, en realidad, a estas personas suele sucederles lo contrario. Este cuento es una fantasía, pero agarrada a la realidad, como la humedad se pega a la orilla del Sena, cobijo de menesterosos bajo sus puentes.
 Si usted no es bebedor, pasará un buen rato, como quien lee algo sobre un tema ajeno a su experiencia, pero que está bien contado. Si usted bebe, dará palmas de reconocimiento y sorbos de absenta al leer cosas como: “Cuando, por fin, se levantó, sintió una cierta hambre, pero esa clase de hambre que solo pueden percibir los bebedores empedernidos. Se trata de una forma muy especial de avidez (no avidez de alimento), que tan solo dura unos pocos instantes y desaparece tan pronto como el individuo que la siente se imagina una determinada bebida, precisamente la que más le apetece en aquel momento.”
 Leo la edición de Anagrama de mayo de 2019. Oportuno el breve epílogo de Hermann Kesten, amigo del autor; me emociona el autorretrato, un dibujo, del propio Roth.  El prólogo, carente de interés, de Carlos Barral, léanlo después del relato. Lo único claro que cuenta es el final de la obrita.


Luis Miguel Sotillo Castro

domingo, 8 de septiembre de 2019

UN GIRO DECISIVO. ANDREA CAMILLERI


Parece que a estas alturas de mis muchas lecturas de Camilleri sería innecesario comentar otra novela de Montalbano. Pero es muy necesario.

Hay gente que piensa que la serie declina en calidad a partir del 3º o 4º. Pero hoy les voy a demostrar que nada más lejos de la realidad con esta séptima entrega.

Como bien comentaba en una entrevista el actor que incorpora al comisario en la serie de TV, Montalbano no es un “giallo” (así es como llaman en Italia a la novela policíaca porque las primeras colecciones de postguerra tenían las cubiertas amarillas) al uso. Lo de menos es el crimen que investigar. Montalbano es el vehículo de Camilleri para mostrarnos su filosofía de vida, su ideología, la pasión por su tierra siciliana, su inmensa cultura, en fin, su Historia.

En ninguna de las novelas que le he leído se esconde Camilleri de denunciar los problemas que minan a su isla. De ellos, hay uno en particular que aborda en varios relatos, incluso se hace recurrente en el ambiente de fondo, porque se ha convertido en la pesadilla cotidiana de Sicilia (más que la mafia autóctona) y es el drama de la inmigración.

Sicilia y Andalucía tenemos mucho en común y compartimos muy de cerca, demasiado, la desesperación y la nueva esclavitud que están haciendo del Mediterráneo un cementerio.
Si el tráfico de personas nos indigna (o debería) cuando se trata de niños es repugnante. Y de eso trata este Montalbano.

 ¿Cómo contar/denunciar este sórdido mundo sin olvidar lo que define a la serie como la comicidad de Catarella, los salmonetes fritos, la amistad de la comisaría, los épicos cabreos del comisario y su eterna batalla contra los medios de comunicación tan corruptos como los políticos? Para eso sólo hay una respuesta: ser un maestro de la narración. El manejo de la conexión entre las distintas tramas es ejemplar y la sensibilidad a la hora de abordar un tema tan difícil, que bien podría caer en el melodrama, es exquisita.

Recomiendo especialmente esta novela para despertar conciencias adormecidas por tantas imágenes de telediarios que a fuer de ser cotidianas las hemos asimilado como algo natural y sólo reaccionamos un poco si ONGs aficionadas a la exhibición circense y famosos que viven en mansiones montan el espectáculo.

La realidad está en este libro, sin teatro. Da igual si no has leído las anteriores de la serie. Tiene tal potencia que vale como un relato independiente.

Esta reseña va por todos aquellos que se dejan la piel contra este horror mientras los gerifaltes de Europa se ponen de perfil: policía, Guardia civil, voluntarios, ONGs, Iglesia, Cruz Roja y una mención especial porque me toca muy de cerca a Salvamento marítimo y su equipo médico. Aquí y en Lampedusa.

Sybilalibros@YoLibro

lunes, 2 de septiembre de 2019

LA MADONNA DE LOS COCHES CAMA. Maurice DeKobra

Cuando una se encuentra ante una obra maestra del género que yo he bautizado “Felices años 20” todos los calificativos para definirla no son más que pálidos reflejos en platónica caverna: chispeante, elegante, intrigante, erótica, despreocupada y a la vez aguda en el affaire político, personajes cosmopolitas como sólo podían ser los de viajeros del Orient Express, un discurso inteligentísimo sin perder  “le charme” y una ambientación tan sensual que parece envuelta en una vaporosa “negligée”.
Rotundamente perfecta.

Pero algo único como esta novela no sería posible sin un autor tan singular como Maurice Dekobra. Si el autor no hubiera sido quien fue ni vivido como vivió, esta historia no hubiera existido: francés bon vivant, reportero aguerrido, escritor, aventurero, amigo de Chaplin, amante de Rita Hayworth y, por encima de todo, viajero al viejo modo europeo de tal forma que se dice que su figura inspiró al Tintin de Hergé (despojándole del toque erótico que emanaba, claro).

La trama, con apariencia de vodevil, encierra una curiosa historia de espías y una dura crítica contra el recién nacido bolchevismo que la hace aún más deliciosa: Lady Diana Wynham es una noble viuda escocesa de rancio abolengo, excéntrica y osada sin perder un ápice de su glamour. Es conocida en la sociedad londinense por sus romances indiscretos y por sus lujosos viajes que le han valido el sobrenombre de Madonna de los coches-cama. Servida por devoción que no por dinero por su fiel valet Gèrard Séliman, conde y perfecto gentleman  que jamás traspasa el biombo chino de la relación señora-sirviente, se ve abocada a la ruina por el continuo derroche.
Lo único que puede salvarla de la ordinariez de la pobreza son unos terrenos petrolíferos en el Mar Negro, herencia de su último marido, que ahora están bajo control soviético, con lo que ya está servida la aventura para el impecable Séliman contra la vulgaridad, la violencia gratuita y el mal gusto de los arribistas bolcheviques. El despiporre: espías, comisarios políticos degenerados, el mítico Orient Express, yates de lujo en el Mar Negro, apasionadas aventuras amorosas con el enemigo, caviar en lóbregas prisiones…¡¡EXTRAORDINARIA!!

Estupendamente escrita,  he disfrutado enormemente de la ironía británica, de la acción trepidante, de la candela que larga contra los soviéticos y del Buen Gusto, algo harto difícil de hallar en la novela actual. Vamos, que acabo de terminarla y ya estoy deseando de releerla.

Recomendación con mayúsculas para pasar un rato delicioso y viajar en el tiempo, cuando Europa aún era “chic” y divertida.

Sybilalibros@YoLibro

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