Con
calma, sin adornarse, escribiendo en voz baja, digamos, Thompson nos cuenta las
mayores barbaridades. En El asesino dentro de mí, en 1280 almas y en esta Los
alcohólicos. Leeré más novelas suyas, sin duda.
Los
alcohólicos se publica en 1953, la película Alguien voló sobre el nido del
cuco es de 1975, basada en una novela escrita en 1959 por Ken Kesey. Aclaro
las fechas por las similitudes.
El
doctor Murphy necesita dinero si quiere mantener abierta su clínica de
rehabilitación para alcohólicos. Tiene una solución, pero le plantea un dilema
moral, pues el arreglo va contra sus principios. Más fuerte que estos es el autodesprecio
que tortura al doctor. Si Murphy es peculiar e inquietante, no les digo los internados de su establecimiento. Borrachos manipuladores, mentirosos, ingeniosos
brillantes en el truco y el engaño. La contradicción de que estén voluntariamente
en la clínica pero se comporten como presos burlando a los guardianes, cuando,
simplemente, podrían tomar la puerta e irse, nos habla del drama de la
adicción. Otro personaje inquietante, sorprendente, es la enfermera Baker.
¿Conseguirá
Murphy los fondos para no cerrar su establecimiento? ¿Dejarán de beber los
bebedores?
156
páginas, llenas de escondites para guardar tragos. Leo la edición de Júcar,
1987.
Luis Miguel Sotillo Castro.
No hay comentarios:
Publicar un comentario