sábado, 15 de enero de 2022

ALGUIEN. Alice McDermott

 

“Alguien” es Marie Commeford, vecina de Brooklyn, hija de emigrantes irlandeses de fuertes convicciones católicas, la niña de 7 años que espera en las escaleras de casa a su padre que vuelve del trabajo en los años de la Depresión, la anciana que vive en una residencia y nos cuenta su vida según le asaltan los recuerdos, la joven que se enamora  sin saber qué es el amor, la hermana confidente para el hermano que abandona la vocación religiosa, la madre por inercia, la amiga de la calle. Nada del otro mundo. Un personaje en apariencia pequeño e insignificante que en manos de McDermott adquiere la categoría de “alguien”. 


¿Por qué leer este libro entonces, si no ocurren grandes cosas? Porque a Marie le pasa la Vida, de puntillas a veces, en tromba otras, la misma que traspasa a cualquier lector, nacido en otra calle, familia, país o religión. Marie es cada uno de nosotros, elevado a “alguien” gracias a la segura y desenvuelta pluma de McDermott, a su prosa preñada de lirismo, de amor por sus personajes, morosa en los detalles que conforman un hogar, un carácter, una mirada o una luz de domingo. 


Instalada en la rutina de la inseguridad, de la escasez y las limitadas alegrías, Marie espera no acabar como sus amigas, casada con un chico del barrio, habitando la misma casa de sus padres y cargada con tropel de críos que la anulen detrás de sus necesidades. Espera. Y alcanza la edad adulta esperando que alguien la quiera por lo que es no porque es lo normal en el barrio, que la vea y oiga sus deseos. Esta esperanza que hace de Marie “alguien” es la que la empuja a sortear el sino de Brooklyn y al lector a continuar leyendo, como si al pasar las páginas levantáramos el viento que impulsara a la frágil protagonista.


Pero la vida no sigue un rumbo lineal aunque queramos. Por ello McDermott prefiere una narración a saltos, eludiendo la monótona cronología, dejando que sea la anciana Marie la que nos hable de sus errores, aciertos, amores y decepciones cuando brotan en su cansado cerebro. Tal es el respeto y la ternura que siente la autora por su protagonista, pues ella también es una chica de Brooklyn. 


El distrito neoyorkino y McDermott son uno en sus novelas: lo traslada al papel como un personaje más, como una madre absorbente a la que se quiere a pesar de todos sus defectos, como una escuela severa cuyas normas se respetan aunque ya carezcan de sentido, como un mal necesario para ser “alguien”.


Recomiendo con pasión esta novela sencilla pero sabia, corta pero entrañable, sobre la construcción de un personaje que sin duda atrapará al lector porque pocas autoras crean y miman una personalidad como ella. 


Sybilalibros


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