" Y los poderosos vientos barren y aúllan por toda la tierra: rugen a lo lejos entre grandes árboles. Y los chicos se agitan extasiados en sus camas, pensando en demonios y en descomunales remolinos de ese viento. Y toda la noche se escucha la nítida e inclemente lluvia de bellotas y castañas, que no dejan de caer en medio del silencio viviente y los remotos y escarchados ladridos de los perros, en medio de la torpe y menuda agitación de plumas en los corrales encalados, mientras resplandece la voluminosa y baja luna de otoño, ora enredada entre las ramas desnudas de los pinos, ora en el linde absorto que forman las copas en la cima, a veces dejándose caer con su luz fantasmal y lechosa sobre las ondulaciones del terreno, sobre la pelusa llena de rocío de las calabazas, a veces más blanca, más pequeña y más brillante, pero elevándose siempre sobre la colina de la iglesia, elevándose también sobre un millón de calles, sobre la tierra inmersa en rocío y silencio"Y si esto no te ha conmovido, no lo leas.
Aunque te perderías 100 páginas de auténtica, personal y única narrativa poética que nos llega gracias a la estupenda edición de Periférica, que ya editó esa otra joyita de Wolfe "El niño perdido".
(Para los concretos y apegados a la Tierra: no es novela, no son cuentos, no es autobiografía. Es la imaginación desbocada del autor vertiendo sus recuerdos sobre el mes en el que todo empieza, Octubre, mientras busca desesperadamente la puerta que le lleve al lugar al que perteneció una vez).
Sybila
Un autor enorme.
ResponderEliminarInmenso. Gracias por dejar tu comentario
ResponderEliminar