Leer biografías tiene algo de cotilleo, de
ventana indiscreta. Nos damos el derecho de hurgar en la vida de la persona
investigada, sin pensar en su opinión al respecto. Sin embargo, cuando el autor
de la biografía es el propio sujeto radiografiado, el escrúpulo da paso al
asombro.
¿Por qué se desnuda un hombre ante gente
que no conoce?
Olivier lo hace. Cuenta su vida personal,
íntima, detallando, venciendo el pudor. También su salud, sus ideas. Tres matrimonios,
el segundo con Vivien Leigh, gozoso y desgraciado, puro amor. Nace en 1907,
hijo de un clérigo tacaño. ¿Se rebela contra su padre para dedicarse al
espectáculo? No. La primera sorpresa del libro nos demuestra, una vez más, que
la vida es compleja; Laurence se hace
actor por mandato de su padre, tan conservador y riguroso.
Recuerdo las memorias de Alec Guiness.
Apenas habla de cine, una fuente de ingresos para él y poco más. Su vida era el
teatro. La de Olivier también, pero este sí nos cuenta cosas de sus películas,
desde Cumbres borrascosas hasta Marathon man; de sus apariciones televisivas,
Retorno a Brideshead y otras. Esto, más sus comentarios sobre las estrellas de
Hollywood, dan amenidad al libro.
El teatro. Siempre me ha parecido la
profesión de actor dificilísima, imposible si no viera sobre las tablas a estos
fenómenos. Olivier detalla sus éxitos, su gusto por las novedades y los autores
nuevos; aunque Chejov y, sobre todo,
Shakespeare, están en su alma y su trabajo, una vez y otra. Los entresijos de
la profesión, también como empresario y director, ocupan muchas páginas
interesantes. Lo más sorprendente, y avala mi idea de la dificultad del oficio,
es su confesión sobre el padecimiento de pánico escénico, lo sufrió durante
cinco años ¡cuando tenía más de cincuenta!
Caballero, Lord, reverencia las instituciones
británicas, Churchill como ideal político.
No
se cansa de alabar y agradecer la amistad. Con lo que podemos decir que su vida
es: su profesión, sus amores, sus amigos. Lo cuenta admirablemente, lo leemos
siempre interesados.
El
original es de 1982, leo una edición de Planeta de 1983. 270 páginas ilustradas
con dos bloques de fotos, trae también cronología y la obra del hombre.
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