jueves, 4 de abril de 2019

CITA EN SAMARRA. John O’Hara


La famosa "Generación Perdida", que así llamó Gertrude Stein a ese grupo de escritores norteamericanos de los años 20 que dieron el golpe de timón final para liquidar cualquier resto de la literatura del s. XIX, no consiste solo en los grandes nombres como Faulkner, Hemingway o Fitzgerald. Contempla también otros autores y autoras menos famosos pero igual de sensibles a los problemas existenciales que planteaba el nuevo siglo. Entre ellos está John O'Hara, cuya carrera se desarrolló mayormente entre prensa y guiones de cine, pero que nos dejó pequeñas joyas como esta que os comento hoy en el ámbito de la novela. Os lo recomiendo vivamente por la fuerza de su escritura así como por el magnífico análisis social de la época.

"Cita en Samarra" es un brillante título para un libro desasosegante.
Si esperaban arriesgadas aventuras, pasiones desatadas, espías sibilinos de Saladino, erraron las coordenadas, porque la acción de esta novela se mueve en los años 30 por pequeñas ciudades de la vieja Pensilvania; alterna en “clubs de campo” donde los cachorros de la  burguesía provinciana presumen de coche, dinero y mujer al tiempo que  brindan con néctar escocés por el sueño americano como si la Depresión afectase sólo a mineros holandeses y a judíos cuyo oficio es deshonrar buenos  barrios.

Pero los vapores etílicos no consiguen volatilizar la verdadera historia.

Cita en Samarra es la crónica de una muerte anunciada por un dry martini con hielo lanzado a un poderoso empresario católico; es la radiografía de un matrimonio protestante tan modélico que su permanente exposición a la galería ha convertido a la prometedora Caroline en un trasnochado maniquí y a su marido Julian en un odre sin fondo; es un aquelarre pagano de apariencias y envidias en plena Ley Seca donde un matón desarraigado oficia de custodio de licores y amantes de gángster de medio pelo; es un tobogán existencialista con un ángulo de pendiente de tres días de Navidad por el que se desliza el protagonista al aparcar su Cadillac de las convenciones burguesas.

Su caída en picado es directamente proporcional al ritmo vertiginoso que confiere el autor a los diálogos, verdaderos constructores de la narración, y a su estilo directo donde ningún personaje escapa a la acritud de su memoria, ya que esta novela contiene retazos de autobiografía y algún que otro ajuste de cuentas con su asfixiante ciudad natal.
John O’Hara es coetáneo de la gloriosa “Generación Perdida” norteamericana que tantos placeres da encontrar y, aunque carezca de la mundanidad de Hemingway o de la profundidad existencial y el exquisito gusto de Scott Fitzgerald, merece un lugar escogido entre nuestras lecturas por la excelente crónica de una época frívola con pies de barro, por el angustioso retrato de la autodestrucción del ser humano y porque no se corta al denunciar el encubierto racismo y la puritana xenofobia de los WASP.

Para terminar, señalar que la edición de Lumen cuenta con interesante prólogo de John Updike y que O’Hara, al igual que muchos de los escritores del momento, aterrizó en Hollywood donde trabajó como guionista, siendo su película más reseñable el musical “Pal Joey”: Frank Sinatra, Rita Hayworth, Kim Novak y estupenda banda sonora de jazz. Sin embargo, a pesar de tener todas las papeletas para ser un peliculón, Cita en Samarra no se llevó al cine ¿Alguien se anima a comprar los derechos?

Recomiendo vivamente esta desbocada novela a los amantes de la conducción sin manos, de los whiskys cargados de inquina, de las deliciosas flappers, de la Gran Depresión como fuente inagotable de joyas literarias y...Para los que vivimos la vida en una constante pregunta.

Sybilalibros @YoLibro


martes, 2 de abril de 2019

A LA DERIVA. Penelope Fitzgerald

Tercera novela que leo de la genial escritora británica Penelope Fitzgerald, reconocida sobre todo por el éxito de La librería, y he  de decir que es la mejor de las tres. La más redonda tanto en su concepto, totalmente consecuente con el título, como por su ambientación y personajes.
Hay mucho lector desencantado con esta autora, que se tiró en plancha con La Librería atraídos como moscas a un panal de rica miel por el título y se encontró con algo que no esperaban: la composición supuestamente caótica de Fitzgerald y sus finales inciertos, precisamente lo que más me gusta de ella.
Me agrada su manera de contar a base de elipsis salpicadas por diálogos, unas veces elocuentes, otras aparentemente sin sentido, que el lector debe interpretar rellenando los huecos que en una narración convencional estarían repletos de información. Me seducen sus personajes soltados en mitad de la página, a la deriva de la tinta, sin más herramientas que las de un carácter inseguro y la inercia a equivocarse continuamente, mientras la autora se limita a observarlos desde la distancia que marca su pluma. Me divierten sus familias atípicas que ven la sociedad convencional como una rareza pero sin criticarla.
Todos estos rasgos propios de su estilo los encontramos en esta deliciosa novela, funcionando como una maquinaria precisa hasta dar con un final abierto pero épico.

En el paisaje suburbano de los muelles del Támesis de los años 60 mora una fauna bohemia anclada en sus destartaladas gabarras, que no pertenece ni al agua ni a tierra firme, cuya existencia se rige por las enérgicas mareas del río y por la solidaridad comunal frente al resto de ciudadanos "normales" de la gran capital, formando así una reducida familia de desclasados.
Aún siendo una novela casi coral, la acción, como el paso entre barcazas, tiene como puente al "Grace" cuya propietaria es Nenna James, una treintañera canadiense madre de dos hijas: la sensata adolescente Martha que ejerce de persona responsable en la destartalada vida de su madre y la pequeña Tilda, un espíritu salvaje, hija del río, descarada y sin las inhibiciones del asfalto.
Abandonada por su marido tras la decisión de vivir en la gabarra, con la justicia y asuntos sociales acechando  y una retirada de la custodia de sus hijas pendiendo como espada de Damocles, Nenna James navega entre la estabilidad familiar o no seguir negando su propia identidad. Ella encarna a la perfección el tipo de mujeres que deambulan por las novelas de Fitzgerald: desorientadas, en perpetua crisis existencial y en un oscilante estado de agitación. Es decir, la antítesis del modelo burgués de madre y esposa. Aún así, se las ingenian para seguir a flote aunque sea navegando en círculos.
Sus vecinos flotantes tampoco se caracterizan por llevar existencias muy normales: un viejo pintor cuyo barco hace agua por todos lados pero que se niega a reparar; el propietario de un pub en la orilla que usa su gabarra como almacén de contrabandistas; el que tiene un curioso pacto con su esposa por el que sólo conviven en vacaciones y Richard, el metódico oficinista que ejerce como capitán de esta extravagante flota. Todos comparten inciertas derrotas. Sus cuerpos, como los cascos de sus de sus viviendas, sufren el embate de olas de incomprensión y soledad, pero prefieren dejarse llevar por la marea antes que enderezar el rumbo que los conduzca a lo establecido.
Así, tanto los personajes como su modo de vida y el paisaje entre mareas en el que se desenvuelven, el libro en sí, no son más que la metáfora de una filosofía de vida distinta que la autora conocía muy bien, ya que ella y su familia vivieron en una barcaza en el Támesis durante años.

La recomiendo con pasión para todos aquellos que vivan a la deriva, entre dos mundos, para los nómadas de sí mismos que sólo echan el ancla en corazones amigos, para los gustadores de una literatura diferente y al margen de lo impuesto.
Volveré a Penelope Fitzgerald. Siempre.
Sybila @ YoLibro

UN PARAÍSO INALCANZABLE. John Mortimer

“Sacarle dinero a un socialista rico con alzacuellos requeriría el talento de Moisés cuando golpeó la roca en el desierto”

Esto sólo es un botón de muestra del espíritu que vamos a encontrar en este divertídisimo libro del genial John Mortimer: abogado, escritor, guionista de cine y televisión, acérrimo antithatcherista y epítome del humor británico.

Un Paraíso Inalcanzable podría haber sido el típico e irónico fresco de pueblecito de campiña inglesa, con sus consabidos personajes de nobles venidos a menos, solteronas cotillas, misóginos esnobistas y jóvenes que intentan huir de un futuro plantando rosales y horneando púdines.

Pero la inteligencia de Mortimer toma ese cuadro, quintaesencia de lo “british” y lo retuerce hasta componer una comedia delirante desde el preciso momento en que el motor alrededor del cual gira la novela es la controvertida herencia tras su muerte del atípico pastor anglicano, rico por familia pero más socialista que Karl Marx y tan activista pro todos los derechos habidos tras la 2ª G.M que dejaría en pañales a Bono de U2.
Y es que el destinatario de tal fortuna no es Nelson Mandela ni la propia familia del pastor. Es el arribista e irritante Titmuss, jovenzuelo de familia obrera del pueblo que ahora es ministro de Mrs. Thatcher.

Plantado el desatino, ya sólo queda asistir a la surrealista floración, marcada por las actuaciones de los dos hijos del párroco, a la sazón personalidades totalmente contrapuestas: mientras el airado escritor de éxito pugna por su herencia legítima, el médico rural intenta dar con el secreto del último deseo de su padre, reconstruyendo su historia y a la par la de Gran Bretaña, lo que permite a Mortimer deslizar una crítica social a los rebeldes 60, al activismo setentero y a la irrupción del thatcherismo representada por el inefable Titmuss.

Situaciones disparatadas propias de las comedias inglesas de TV, diálogos mordaces, personalidades incisivas, esa “gentry” (nobleza rural británica) de nariz estirada, codo empinado y gustos plebeyos...TODO rezuma genialidad en Mortimer.
Lo recomiendo casi como lectura necesaria para el desarrollo neuronal  y ejercicio del músculo de la risa.

P.D: La traducción es bastante buena y hay continuación de la saga, ya que es trilogía.

Sybila @YoLibro

domingo, 31 de marzo de 2019

EL TELÓN DE ACERO. La destrucción de Europa del Este 1944-1956. Anne Applebaum

Verano de 2006, casi diecisiete años han pasado desde el colapso soviético. Estoy de vacaciones en Budapest, llueve tormentosamente; de repente, se escucha un trueno como un cañón. La guía, joven húngara, pone voz cómica y grave de asusta niños para decir: ¡Que vuelven los soviéticoooooos!

Applebaum nació en 1964 en Washington, polaca por matrimonio. Periodista e historiadora, fue corresponsal en Varsovia en 1988, cuando considerábamos el sistema comunista indestructible o poco menos, Sol en Moscú, satélites girando en órbita tiránica.
 Contra la opinión del general Patton, en mayo del 45 Eisenhower ralentizó la marcha hacia el este del ejército aliado, cumpliendo el deseo de Roosevelt y Churchill. La razón era evitar un enfrentamiento con Stalin y la prolongación de la guerra, volviendo enemigo al hasta ahora aliado comunista. Creo que al menos Checoslovaquia podría haber evitado el yugo soviético si no hubiesen parado a Patton, Stalin habría soportado esa pequeña pérdida de botín.
 Lo cierto es que el bloque del Este quedo formado por Alemania Oriental, Polonia, Checoslovaquia, Hungría, Rumanía, Yugoslavia, Bulgaria y Albania; países unidos con el pegamento irreversible, en principio, del Ejército Rojo Soviético. Un ejército que entro en Polonia y Alemania violando; robando desde relojes de pulsera hasta materiales industriales, pasando por alfombras y muebles.
 Este libro se centra, minuciosamente, en los desgraciados destinos de la RDA, Hungría y Polonia. Cómo las nuevas elites de estos países, tras comprobar junto a Moscú el escaso apoyo popular al comunismo, consiguieron hacerse con todo el poder, amañando o suprimiendo elecciones, dando golpes de Estado; creando sus propios ejércitos rojos, policías secretas tipo NKVD antecedente del famoso KGB, redes de confidentes, etc.
 El caso de Polonia, vilmente traicionada, entregada a Stalin por Churchill y Roosevelt en Yalta, mientras el gobierno polaco en el exilio londinense confiaba en vano, es especialmente doloroso. No encogen menos el corazón los desplazamientos forzosos de millones de personas, para adaptarse a las nuevas fronteras decididas por cuatro gatos… rabiosos.
 Mención aparte y destacada merece la servidumbre voluntaria ante el comunismo de la intelectualidad europea. No tiene perdón gente, hablo sólo de ejemplos citados en este libro,  como Picasso, Sartre o Bertold Bretch, sujeto que celebró, concretamente, la actuación del Ejército Rojo un día en el que mató a 50 manifestantes pacíficos. Ese tipo es citado frecuentemente con elogio. Hoy.
 La persecución de la música moderna, léase Jazz, luego Rock; la imposición de un modo de vestir, bailar, pintar, escribir, de hablar por la radio.  “Si la realidad no se ajustaba a la ideología, entonces lo haría por la fuerza.”. El antisemitismo. "Nada fuera del partido."
 Hoy en día, nadie defiende abiertamente el estalinismo, el comunismo, sí. Como si el georgiano fuese un exceso de esta ideología bien intencionada. Falso. El comunismo siempre es miseria, sangre y esclavitud. Salvo para quienes tienen fe ciega en él, como en la más cruel de las religiones. Recordemos, por ejemplo, que Nikita Jruschov hace autocrítica del Partido, deplorando los excesos estalinistas… callando los millones de muertos por la hambruna provocada en Ucrania, pues Nikita fue uno de los responsables; para acabar el mismo año, 1956, invadiendo Hungría con sus tanques.
 Todo lo anterior y más en este libro riguroso, de 2012, compasivo con el hombre de a pie, fuese rebelde o colaborador forzoso. Porque la complejidad del ser humano, sus reacciones varias ante las circunstancias, debemos comprenderlas los que no somos totalitarios. Trabajo sostenido por una bibliografía apabullante, de libros, fondos documentales, entrevistas con supervivientes. Buenas fotos, 593 páginas. Leo la edición E book de Debate.
 Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

sábado, 16 de marzo de 2019

ESTUDIOS DE HISTORIA 2. SEVILLA, FORTALEZA Y MERCADO Y OTROS TEMAS SEVILLANOS. Ramón Carande

Un palentino deslumbrado por Sevilla. Nada raro, lo extraordinario es lo fecundo de ese amor. Este volumen recoge textos que resumen una devoción, una vida larga y fecunda residida en la ciudad del rey Fernando, tercero de su nombre.
En “Sevilla, fortaleza y mercado”, 1925, vemos cómo una ciudad se transforma, sienta sus bases jurídicas, crece y se hace grande. Anotando los títulos de sus partes sabemos el plan del trabajo: “La ciudad y su alfoz”, “Caballeros y mercaderes”, “La administración en la economía ciudadana”. Carande indaga en todos los archivos disponibles, incansable y rigurosoAprendemos sobre los problemas de población, cómo se atrae gente que habite la ciudad,casi despoblada tras la conquista de Fernando III en 1248. Los repartimentos de casas y solares, la organización concejil, social, con base en el fuero de Toledo. El desarrollo de Sevilla desde el rey santo hasta los primeros trastamara, los enriques del siglo XIV.Leemos sobre la importancia del río, de los genoveses. Renovada por guerreros, campesinos, comerciantes; vive Sevilla encerrada en sus murallas… no, abierta al comercio, al mundo.
Para comprender de dónde viene Sevilla, disfrutamos el trabajo “Sevilla, alminar y domicilio”, sobre las ciudades hispano musulmanas. Tenemos también un recuerdo para la hispanista norteamericana Ruth Pike; páginas sobre Pedro Salinas, madrileño catedrático en Sevilla, poeta excelso; algunos textos más de don Ramón. 
Carande, que vivió casi cien años, 1887-1986, es de esos españoles que sufrieron la inquina de ambos bandos en nuestra guerra, lo que hace que confiemos en él. Sobra hablar del éxito de su obra célebre “Carlos V y sus banqueros”. 
Leo la edición de Editorial Crítica, 1990, 274 páginas.

Luis Miguel Sotillo Castro



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