lunes, 4 de marzo de 2019

El MAYOR PETTIGREW SE ENAMORA. Helen Simonson

O El romance de Phileas Fogg y la princesa Aouda en la Inglaterra del s. XXI, podría subtitularse.

“Por lo visto, los lanceros Bengalíes fueron un famoso regimiento anglo-indio —comentó el joven (americano), tirándose de las perneras para mostrar toda la amplitud de sus jodhpurs blancos—. Aunque no logro entender cómo los británicos conquistaron el Imperio con estos pantalones de payaso.
—Lo dice alguien de una nación que conquistó el Oeste con zahones de cuero y ardillas muertas en la cabeza a modo de gorro—replicó Pettigrew.”

¿Se puede replicar con más elegancia e ironía?
Ese es el espíritu que alienta esta deliciosa novela, la primera de esta autora, increíblemente norteamericana (o quizás por eso mismo) en la que  aparecen, maravillosamente utilizados, todos los tópicos de la burguesía rural británica: el golf, la jardinería, las cottages, la asociación de damas aburridas empeñadas en arreglar las vidas de sus vecinos, el noble arruinado, el conflicto generacional entre el sensato y tradicional Pettigrew, más apegado a la tierra que un rosal sajón, y su atolondrado y esnobista hijo, tiburón de las finanzas en la city.
Y por supuesto el Té (si algo no se puede solucionar con una humeante taza de té, es que no tiene solución). Sólo han faltado el leal perro de caza y el mayordomo no menos fiel. Imperdonables olvidos.
Si a este típico “pudding británico” le añadimos un toque de especias exóticas, joyas del glorioso Imperio, representadas por la señora Ali y su religioso sobrino, pakistaníes que regentan la tienda de ultramarinos del pueblo, y la avasalladora salsa del habitual millonario hortera norteamericano, dueño del consabido castillo en Escocia (no siempre funciona el colonialismo como se esperaba) ya tenemos suficientes elementos desestabilizadores de las buenas costumbres para construir una novela amena, divertida, adorable, romántica y con su puntito de denuncia racista.
La trama, sencilla pero eficaz: un Mayor retirado del ejército británico, viudo y último espécimen de los modales victorianos, pierde inesperadamente a su hermano. La discusión sobre la herencia frente a las ambiciones materialistas de su hijo y cuñada hacen que se tambaleen los pilares de su apacible e imperturbable mundo. Sorprendentemente, sólo encontrará consuelo en la tímida pero inteligente compañía de la viuda pakistaní. Entre ambos surge la química  que constituirá el bálsamo para sus soledades.
Su poco conveniente relación trastocará la vida del pequeño pueblo donde residen y sin proponérselo, serán el centro hacia el que convergen las aburridas historias de sus habitantes, desembocando en un remolino de acontecimientos trágicos y divertidos a la par.
El buen gusto narrativo, el excelente ritmo, la delicadeza con la que trata a los personajes hacen que te sientas plenamente integrado en la novela desde la primera página y que no puedas soltarla hasta que termina porque no quieres abandonar a la encantadora pareja Pettigrew-Ali.
Lástima que a la autora (americana al fin) se le vaya un poco de las manos la historia cerca del final, escorando peligrosamente hacia el rosa pastelón.
Aun así, la recomiendo con entusiasmo, porque es tan acogedora como un reconfortante té, tan fresca como la campiña inglesa en una mañana de rocío, tan delicada como la seda de un “salwar kameez”, tan exquisita como un vals en un rancio club de Golf, tan divertida como la severidad británica.
Postdata: He leído en internet que hay intención de hacer película (es lo que estás pensando constantemente mientras la lees: esto es de cine) y no imagino otro Pettigrew que Colin Firth. ¿Dónde hay que firmar?
Sybila @YoLibro

domingo, 3 de marzo de 2019

MORIR EN PRIMAVERA. Ralph Rothman

"El silencio, el rechazo absoluto a hablar, especialmente sobre los muertos, es un vacío que tarde o temprano la vida termina llenando por su cuenta con la verdad" 

Para sobrevivir al trauma de una guerra hay que encerrar los recuerdos bajo llave. No se olvidan, seguimos oyendo sus voces, sintiendo sus patadas en la puerta, pero no los tenemos sentados a la mesa. Al menos es lo que queremos creer.
Hasta que los hijos no pueden seguir soportando los silencios de los padres y les piden las llaves de cuarto prohibido. Entonces surge una novela.
No sé hasta qué punto es autobiográfica pero por lo que he indagado, tiene bastante de historia familiar.
Alemania, primavera de 1945, dos amigos de apenas 17 años, Walter y Fiete, son movilizados por las SS en esa huida hacia adelante que fue el final de la guerra. La otra solución final a la que los Nazis arrastraron los maltrechos restos de su población.
Enviados al tristemente famoso Frente Oriental, se ven expuestos a una barbarie aún más sinsentido en tanto en cuanto Alemania está en franca retirada, siendo su lucha ya zarpazos de fiera acorralada.


Los sucesos descritos encogen el corazón y el estómago (aunque los que nos criamos leyendo a Sven Hassel estamos curados de espanto), dado que los contemplamos desde los ojos sencillos, inocentes, incrédulos del joven protagonista.
Bellamente escrito (muy sorprendida por la prosa de Rothman), Morir en primavera es más que un libro antibelicista o el canto a la verdadera amistad. Es el llanto por una generación perdida, es la desolación del desarraigo en tu propia casa por haber participado en la guerra, es, en definitiva, otra voz que se alza en Alemania donde los hijos han vivido mucho tiempo con el silencio y el pecado de los padres por la aberración nazi.
Creo que es un libro que hay que leer, por la humanidad que destila, que te atrapa desde el primer momento. Lo único que me ha gustado menos es la ausencia de un remanso de paz en la narración que te permita de vez en cuando sacar la cabeza del fango que estás leyendo.
Recomendación absoluta

Sybila @YoLibro

sábado, 2 de marzo de 2019

EL OTOÑO DE LA CASA DE LOS SAUCES. Fulgencio Argüelles

Le pregunta mi mujer a nuestro librero preferido de qué va la novela. No te lo digo, contesta, pero, se encoge de hombros, ¡escribe tan bien! Llévatelo.
 En la película “Los amigos de Peter”, dirigida por Kenneth Branagh en 1991, Peter invita a sus mejores amigos de antaño a su casa. Rememoran un pasado añorado, pese a todo; les da una mala noticia al final, sobre su presente desgraciado.
 En esta novela, que transcurre en una república sin nombre, recién salida de una dictadura militar, Zígor invita a sus amigos de juventud revolucionaria para comunicarles su enfermedad terminal. Pero recordar el pasado compartido puede ser más terrible que la misma muerte. Lo harán recluidos, a puerta cerrada (“el infierno son los otros”), ante dos testigos perplejos, desgraciados, inocentes, por ajenos a aquella camaradería nociva de los años idealistas y fanáticos.
 Con la muerte a las puertas, es mayor el dolor moral que el físico en Zígor, quien procurará un sufrimiento semejante a sus amigos. Catarsis, agonía unamuniana.  El arrepentimiento por el mal causado no alivia. El terrorismo no tiene justificación, nunca.
 Leo la primera edición de Acantilado, septiembre de 2018, 278 páginas. Es la tercera novela que leo de Argüelles, nacido en 1955; las tres me han encantado, tan deslumbrantemente escritas.
 Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

martes, 26 de febrero de 2019

LA SEÑORA FLETCHER. Tom Perrotta

Una novela petarda. No se me ocurre mejor resumen. Ni siquiera decepción porque tampoco iba con muchas expectativas salvo la de pasar un buen rato, que tampoco ha sido así.
Aún me estoy preguntando por el éxito alcanzado entre los lectores. O yo me hago vieja y ya estoy saturada de madres norteamericanas de mediana edad frustradas que un día deciden vivir todo lo que no han vivido antes, o es verdad que la generación millenial se "resetea" a diario y sólo deja en el disco duro el vegetarianismo, Juego de tronos y la cuestión de género.
Enésimo acercamiento al drama de la súper madre norteamericana, divorciada y amargada, con hijo adolescente tan maleducado y consentido como sólo ellas saben hacerlo, que sufre el síndrome del nido vacío tras ese viaje iniciático que es el primer año universitario del zangolotino en cuestión. Para superarlo y recuperar el tiempo perdido, se apunta a un revelador curso de "Género y sociedad" en una de esas universidades públicas locales que tienen más de escuela de rezagados que de centro  de saber, impartido por una profesora transexual con inmensa historia detrás, como no podía ser menos. Al mismo tiempo, para llenar sus noches solitarias, se lanza a un desenfrenado consumo de porno por internet, lo que la conduce a situaciones comprometidas en la vida real.
Narrada por varias voces que representan el entorno de la madre al desquite, La señora Fletcher pretende ser otra sátira más de la actual sociedad norteamericana dominada por la soledad y la incomunicación, en la que las relaciones personales se han sustituido por las virtuales y el sexo es el motor que las empuja.
Sin embargo, a mi entender, le falta ironía, que sustituye por un sarcasmo tosco, originalidad en la trama y profundidad de los personajes, demasiado arquetípicos. Y por otro lado, le sobra lenguaje soez, al que recurre con preocupante asiduidad para darle un tono coloquial y actual.
Creo que le viene grande el título de novela. Más ajustado sería el de guión fílmico medio novelado, pues tiene todas las papeletas de convertirse en comedia de situación rompetaquillas. No en vano el autor es guionista de cine y televisión, lo que perjudica notablemente el relato, salvo por los ágiles diálogos.
Para mí, su lectura ha sido una pérdida de tiempo, no me ha aportado nada, ni siquiera diversión. Un claro "allá ustedes" en el nivel de recomendación.
Sibylalibros@ YoLibro

PREFERIRÍA SER AMADA. Emily Dickinson

Selección de cartas y poemas de la poetisa de Massachusetts que vivió entre 1830 y 1886.
 Leyendo las cartas se diría que es mujer sociable, de formación religiosa, aunque no le gusta acudir a la iglesia a escuchar sermones; cordial, cariñosa. Corresponsal original, brillante, amable y amante. Escribe en una carta a su preceptor: “El marinero no puede ver el norte- pero sabe que la aguja sí.” En otra: “Los icebergs ponen el mar en cursiva.”
Lo cierto es que rehuyó el trato personal, llegando a la extravagancia y a la mala educación. ¿Quién está en la cabeza de nadie? Intentamos entrar en la suya, leer es cotillear, poemas mediante.
 No se deja conocer del todo esta mujer en once poemas, claro. Vemos su preocupación religiosa, por el alma, la inmortalidad; no con pseudo filosofías ni  misticismos presuntos, usa elementos humildes. La infancia, las flores, los pajarillos; utilizados sin cursilería, pedantería o falsa dulzura. Dice:
 Winds of summer fields
 Recollect  the way-
 Instinct  picking up the key
 Dropped by memory

 En Dickinson la profundidad es la verdad o su búsqueda, no oscuridad o presunción.
 Preciosa esta edición de Nórdica, de septiembre de 2018. Letras negras, números verdes, sobre claro papel blanco. Bellamente ilustrada por Elia Mervi. Selección y prólogo, breve y adecuado, de Juan Marqués. Traducción del poeta Abraham Grajera, sin que falten los poemas en su lengua inglesa original. Estos en lindas letras verdes, como hierbas contempladas por Emily una mañana soleada.
 Libro hermoso que da ganas de leer más a esta mujer misteriosa, fría y cálida, devota e irreverente, amante y solitaria.
 Comentario de Luis Miguel Sotillo castro.

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