martes, 26 de febrero de 2019

PREFERIRÍA SER AMADA. Emily Dickinson

Selección de cartas y poemas de la poetisa de Massachusetts que vivió entre 1830 y 1886.
 Leyendo las cartas se diría que es mujer sociable, de formación religiosa, aunque no le gusta acudir a la iglesia a escuchar sermones; cordial, cariñosa. Corresponsal original, brillante, amable y amante. Escribe en una carta a su preceptor: “El marinero no puede ver el norte- pero sabe que la aguja sí.” En otra: “Los icebergs ponen el mar en cursiva.”
Lo cierto es que rehuyó el trato personal, llegando a la extravagancia y a la mala educación. ¿Quién está en la cabeza de nadie? Intentamos entrar en la suya, leer es cotillear, poemas mediante.
 No se deja conocer del todo esta mujer en once poemas, claro. Vemos su preocupación religiosa, por el alma, la inmortalidad; no con pseudo filosofías ni  misticismos presuntos, usa elementos humildes. La infancia, las flores, los pajarillos; utilizados sin cursilería, pedantería o falsa dulzura. Dice:
 Winds of summer fields
 Recollect  the way-
 Instinct  picking up the key
 Dropped by memory

 En Dickinson la profundidad es la verdad o su búsqueda, no oscuridad o presunción.
 Preciosa esta edición de Nórdica, de septiembre de 2018. Letras negras, números verdes, sobre claro papel blanco. Bellamente ilustrada por Elia Mervi. Selección y prólogo, breve y adecuado, de Juan Marqués. Traducción del poeta Abraham Grajera, sin que falten los poemas en su lengua inglesa original. Estos en lindas letras verdes, como hierbas contempladas por Emily una mañana soleada.
 Libro hermoso que da ganas de leer más a esta mujer misteriosa, fría y cálida, devota e irreverente, amante y solitaria.
 Comentario de Luis Miguel Sotillo castro.

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