Una novela petarda. No se me ocurre mejor resumen. Ni siquiera decepción porque tampoco iba con muchas expectativas salvo la de pasar un buen rato, que tampoco ha sido así.
Aún me estoy preguntando por el éxito alcanzado entre los lectores. O yo me hago vieja y ya estoy saturada de madres norteamericanas de mediana edad frustradas que un día deciden vivir todo lo que no han vivido antes, o es verdad que la generación millenial se "resetea" a diario y sólo deja en el disco duro el vegetarianismo, Juego de tronos y la cuestión de género.
Enésimo acercamiento al drama de la súper madre norteamericana, divorciada y amargada, con hijo adolescente tan maleducado y consentido como sólo ellas saben hacerlo, que sufre el síndrome del nido vacío tras ese viaje iniciático que es el primer año universitario del zangolotino en cuestión. Para superarlo y recuperar el tiempo perdido, se apunta a un revelador curso de "Género y sociedad" en una de esas universidades públicas locales que tienen más de escuela de rezagados que de centro de saber, impartido por una profesora transexual con inmensa historia detrás, como no podía ser menos. Al mismo tiempo, para llenar sus noches solitarias, se lanza a un desenfrenado consumo de porno por internet, lo que la conduce a situaciones comprometidas en la vida real.
Narrada por varias voces que representan el entorno de la madre al desquite, La señora Fletcher pretende ser otra sátira más de la actual sociedad norteamericana dominada por la soledad y la incomunicación, en la que las relaciones personales se han sustituido por las virtuales y el sexo es el motor que las empuja.
Sin embargo, a mi entender, le falta ironía, que sustituye por un sarcasmo tosco, originalidad en la trama y profundidad de los personajes, demasiado arquetípicos. Y por otro lado, le sobra lenguaje soez, al que recurre con preocupante asiduidad para darle un tono coloquial y actual.
Creo que le viene grande el título de novela. Más ajustado sería el de guión fílmico medio novelado, pues tiene todas las papeletas de convertirse en comedia de situación rompetaquillas. No en vano el autor es guionista de cine y televisión, lo que perjudica notablemente el relato, salvo por los ágiles diálogos.
Para mí, su lectura ha sido una pérdida de tiempo, no me ha aportado nada, ni siquiera diversión. Un claro "allá ustedes" en el nivel de recomendación.
Sibylalibros@ YoLibro
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