viernes, 27 de marzo de 2020

EL DIA DE LA LECHUZA. Leonardo Sciascia.


Aquel que sea amante de “El Padrino” sabrá que en ningún momento de la película se pronuncia la palabra “Mafia”, tan sólo se habla de negocio y familia.
No es casualidad ni capricho del director, sino algo que tiene mucho que ver con la esencia de esa terrible organización: la Omertà o ley del silencio.

Algo parecido ocurre en esta novela, la primera que habló abiertamente de Mafia y con esa palabra en la Italia del s. XX referida, sin reparos, a una entidad  invisible pero palpable, negada pero existente, dedicada a la delincuencia organizada y que conforma las venas por las que corre la sangre del Sur italiano.

“El día de la lechuza” es la crónica de la investigación de un asesinato cometido en mitad de la plaza de pueblo siciliano, a plena luz del día y en presencia de testigos que resultarán mudos y sordos. Bellodi, íntegro capitán de carabineros, expartisano y del Norte del país, aún sin contaminar por el temor perpetuo y las deudas de honor que afectan a los lugareños,  se da de bruces contra la Omertà a la hora de realizar su trabajo.

Un suceso tan claro en apariencia se convierte en un intrincado laberinto de silencios tan densos como el moscatel de la tierra, con pasillos que conducen a la turbulenta política de posguerra italiana, inmersa en una corrupción brutal de cargos públicos y en una guerra bronca entre comunistas y fascistas. El hilo de Ariadna se mueve entre mínimos gestos que dispensan la vida y la muerte, pero que constituyen un vocabulario casi inescrutable para el franco y directo discurso del capitán, alter ego del autor.
Los personajes son oblicuos y contumaces como el granito siciliano; los sentimientos, escondidos bajo una áspera toquilla negra; los pensamientos, sentencias milenarias y los diálogos con mafiosos, tan memorables como las ruinas Agrigento.

Bajo esta costra calcárea e insidiosa, late el profundo amor de Sciascia por su tierra y su ardiente deseo de que se deshaga del yugo bajo el cual vive sometida. Él, idealista convencido, cree que el comunismo y la tolerancia podrían sacar a la isla de esa sumisión, visto que la brutal represión sufrida bajo el fascismo no sólo no consiguió acabar con la Mafia sino que se recrudeció tras su caída.
Obra de denuncia, valiente, comprometida, inteligentemente escrita, con un estilo ágil que también gusta de pequeñas y jugosas paradas para inquietantes reflexiones. No hallará el lector ni violencia física, ni descripciones sangrientas, ni tremendismo amanerado, pero sí vivirá el mismo estremecimiento e impotencia que el capitán Bellodi ante la desidia de las autoridades.

Creo que, aunque luego se han escrito obras mucho más explícitas, profusamente documentadas y cruentas como la Gomorra de Roberto Saviano y hecho variadas películas y documentales sobre el tema, hay que leer esta novela. En su sencillez y brevedad se alza la primera voz pacífica contra la vergüenza italiana.

Y sí, también hay propina cinéfila: excelente film protagonizado por la bellísima Claudia Cardinale y Franco Nero.

Sybilalibros

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