martes, 25 de septiembre de 2018

EL ASESINATO DE MI TÍA. Richard Hull


¿Qué sería de la literatura británica sin esa tita soltera con dinero pero más agarrada que una barandilla, mordaz y cascarrabias, y el consiguiente sobrino esnobista cuyo único oficio es la soltería y el gañoteo de vacaciones a amigos nobles pero más simples que una ameba? Nada, absolutamente nada. Por sí solos constituyen un género literario propio y un recurso cómico usado/ abusado desde Wodehouse a Graham Greene, pero tan efectivo como adictivo.
Me lo he pasado tan bien y me he reído tanto leyéndolo que no puedo hacer otra cosa que recomendar vivamente este libro.

Edward Powell, el susodicho solterón, se ve obligado a vivir con su desagradable tía Mildred en un remoto pueblo galés de nombre impronunciable (sepan mis lectores que para los ingleses Gales no es más que un mina de carbón llena de catetos y sus habitantes son el prototipo ideal para la chanza, algo así como nuestros leperos) donde no llegan los refinamientos de la civilización. Agobiado por la malévola insistencia de su tía para que busque un empleo y deje de comerse (literalmente) la herencia, decide quitársela de en medio, dado que la anciana goza de una salud insultante, con unos planes dignos del Coyote contra el Correcaminos. Pero como a pesar de tener un alto concepto de sí mismo, es una catástrofe con patas, sus elaboradas maquinaciones no tienen los resultados apetecidos.
Con estos mimbres elabora Hull una novela de intriga de corte clásico, un  jocoso acólito de las escritas por su querida amiga Agatha Christie, donde lo de menos es el aspecto criminal, ya que da prioridad al humor, finamente hilado y con bastantes tintes cínicos, y a la tensión tía-sobrino enmarcada en un delicioso costumbrismo británico. Pero que no se confíe el lector porque la perversión puede estar en una reconfortante taza de té con galletas caseras o en una apacible tarde de jardinería.
Adorable, divertida, muy bien narrada, con insospechados giros de guión, la recomiendo especialmente en estados carenciales de sonrisa y para estrés por agotamiento casero. No pierdan el tiempo con las actuales novelas negras hechas en serie, de pésima factura literaria, repletas de casquería gratuita y dénse un homenaje con El asesinato de mi tía: clásica, sí, pero de un gusto infalible.


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