viernes, 28 de septiembre de 2018

EL FACTOR HUMANO. Graham Greene

Otra vuelta de tuerca al género de espías de posguerra del maestro absoluto, aunque esta vez desde dentro de la profesión y componiendo una  acerba crítica al Foreign Office, basada en un personaje real al que habría reclutado el mismísimo Graham Greene.

La trama es confusa y cuesta un poco deshilvanar el etílico y (quizás por ello) filosófico hilo de Ariadna que ha tejido Greene en torno a Maurice Castle, un oficinista sumido en el conformismo burocrático, casado con una bella sudafricana de raza negra y atormentado por dudas existenciales. Castle ha de afrontar junto a su alcohólico compañero Davis una excéntrica investigación en su recóndito y aparentemente insustancial departamento de asuntos africanos debida a sucesivas filtraciones de secretos de poca monta.  Esto desencadenará una intrincada caza del posible agente doble en la que participa uno de los personajes más abyectos y repugnantes que ha descrito Greene, el doctor Perceval.

El momento político (y aquí doy alguna pista para entender la novela, desarrollada casi en tu totalidad entre la plomiza Londres y la campiña británica sombreada de gris por el autor) es 1978. La independencia de la República Sudafricana de Gran Bretaña es relativamente reciente. La Guerra Fría se ha entibiado un poco pero persiste en otros escenarios, solapada bajo reivindicaciones sociales tales como el bochornoso Apartheid sudafricano, cuya causa reivindica como suya el comunismo soviético.

Al contrario que en sus otros relatos de espías, Greene plantea aquí una intriga claustrofóbica de corte psicológico en la que muestra la deshumanización, incluso banalización del oficio. Mucho más pesimista que el resto de su producción, el escaso humor que hay es tan negro que los personajes lo ahogan en cantidades ingentes de whisky ¡¡¡Lo que se bebe en esta novela!!!

Entiendo que así contado puede desanimar al posible lector, pero  no se arredren. Es tal la maestría en el manejo de los personajes y sus relaciones y la escritura tan ágil, ingeniosa e inteligente en esos diálogos que derrochan humanidad que su lectura, como todo Greene, es un placer.
En realidad, es una novela de Amor, ese tirano capaz de exigir los sacrificios más impensables y convertir al más honesto de los hombres en un traidor.

ADENDA: Existe película de O. Preminger  pero a mi entender bastante flojilla.





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