La
dependencia de la luz. Sitúense en los últimos años del siglo XVI. Una pequeña
población rodeada de naturaleza, en parte domeñada, nuestra, en parte salvaje,
ajena. De día tenemos recursos, nuestra mirada nos hace fuertes, atacamos y nos
defendemos. Distinguimos el trigo de la
ortiga, la caza que llevamos al hogar
del lobo y el jabalí. La noche ciega nos mete en casa, fuera de ella, la
negrura vence. El anochecer nos pone a la defensiva. Desconfiamos de las
personas que osan moverse en la oscuridad del bosque. De él parece surgir
Agnes, madre de Hamnet, mujer nervio, raíz de mandrágora, de este libro.
Me
encanta una canción en la que pensé leyendo esta historia, Scarborough Fair, en la versión angelical de Simon &
Garfunkel. Melancolía. Recuerdo también
a Robert Plant tirado en la hierba con
una joven y un bebé, mientras suena Stairway to heaven. Pero si las escucho
diez veces seguidas me aburro. Con las descripciones de este libro, sus
catálogos de hierbas y otras hierbas, me pasa lo mismo. Creo que la historia
podría haberse contado con menos páginas. O’Farrell nos ofrece una ruta de la
peste, su transmisión, que queremos que acabe pronto. Ya leímos en su día el
Diario del año de la peste, de Daniel Defoe.
Dicho esto, agradezco la claridad valiente. Lo
primero que se nos dice es que el personaje que da nombre al libro es un hijo
de Shakespeare que morirá poco después de empezar sus andanzas en la novela, a
los once años. La tristeza no nos pilla por sorpresa. En realidad, la
protagonista es la madre de Hamnet, la mujer de Shakespeare, un tipo que,
huyendo de su padre, de su pueblo, del trabajo artesano y su comercialización,
marcha a Londres; tiene imaginación, cierto talento y afición por la escritura.
Probará a trabajar en el teatro.
Novela
de mujeres y niños. Los varones adultos son temibles, simples o están lejos. Agnes, la madre de los hijos de
Shakespeare, es personaje muy atractivo, por su independencia y saberes, entre
naturales y mágicos. ¿Es verosímil? Dudoso.
En
fin, la novela es atractiva más por las correcciones mentales que le hacemos,
por lo que imaginamos nosotros, que por lo que cuenta; es mérito de O’Farrell
despabilarnos. No sé si recomendarla o no. Porque de William tengo los temores
y las dudas, no el talento.
344
páginas. Edita Libros del Asteroide, leo la segunda reimpresión, 2021, el
original es de 2020.
Luis
Miguel Sotillo Castro.