miércoles, 10 de noviembre de 2021

MORRIÑA. Emilia Pardo Bazán

A mediados de los setenta, en el colegio, de Emilia Pardo Bazán había que saber que era gallega, entre el XIX y el XX, pertenecía a la corriente literaria del Naturalismo y escribió Los Pazos de Ulloa. No es mucho, pero estaba ahí. Debo decir que sin prestigio, todos queríamos modernidades en los setenta, incluso los profesores,  también en los libros; lo del Naturalismo sonaba a aburrido y viejuno, al lado de la sempiterna modernidad de Valle Inclán, Lorca, etc.

Hoy se lee mucho a doña Emilia y es alabada. Se debe a dos motivos, uno práctico: al no cobrar nadie derechos de autor por su obra, se puede leer gratis en un Kindle. Por otra parte, se ha convertido en cartel feminista, ocultándose sus aspectos conservadores y el destino terrible de su hijo (Según la Wikipedia, fue fusilado durante la guerra civil, no se dice por quién. Supongan). Me alegro, en cualquier caso. Su talento para la novela y el relato es enorme, también su penetración para comprender la sociedad.

 Morriña es una novela madrileña de 1889, como Insolación, obra  más que moderna esta, fuera del tiempo, que es mi elogio preferido. De los vecinos de san Bernardo (Calle que atraviesa la Gran Vía hoy) habla Morriña. Los coches de caballos, el servicio, los visiteos formales y cotillas entre conocidos, jueces severos todos de la prosperidad ajena, ocultadores de las penurias propias.

Una dueña de su casa, su hijo estudiante, una criadita gallega, los tertulianos, entre talludos y ancianos, diletantes aburridos, que la doña recibe, son los personajes principales.

Doña Aurora, viuda gallega, es reina de su casa con aspiraciones a Emperatriz del barrio. Su hijo Rogelio, es estudiante en la universidad de San Bernardo, en el barrio; aprendiz de calavera, niño mimado, con tanta personalidad como un tipo de ojos vendados en el laberinto de la vida. Esclavitud es una moza gallega que viene a Madrid a servir; sus antecedentes familiares son vergonzantes, su capacidad de trabajo, admirable. Todos los personajes compartirán techo y vida, en ese Madrid de asturianos, gallegos, españoles de todas partes, incluso hijos capitalinos.

El título no deja de ser irónico, en cuanto que lo que hace desgraciada a la galleguita Esclavitud no es la tristeza por la lejanía de su tierra, si no la cerrazón de la gente, las habladurías, la importancia social de la impostura y la buena imagen.

Doña Emilia saja la sociedad con su bisturí pero, con la otra mano, tapa la hemorragia, a base de humor compasivo, galdosiano. Novela recomendable. Se lee rápido por el interés del cuento  y por el español claro, certero, de la autora, como siempre en ella.

 

Luis Miguel Sotillo Castro.

domingo, 7 de noviembre de 2021

POR OTRA EDAD MEDIA. Jacques Le Goff

Le Goff, francés que vivió entre 1924 y 2014, goza de gran prestigio como medievalista. Reconoció generosamente a sus maestros y es alabado por sus numerosos discípulos. Este libro recoge cuatro de sus ensayos.

 Primero, Tiempo y trabajo. Analiza la obra del maestro Michelet, historiador que vivió en el XIX. Me faltan conocimientos para disfrutar esta parte. Luego nos habla de la concepción del tiempo de los medievales, asunto apasionante enlazado con el trabajo, los gremios, el comercio, la usura… ¿Es lícito prestar y cobrar intereses? ¿No es eso una apropiación del tiempo, que el paso de los días encarezca el préstamo? Por otra parte, ¿Qué oficios son honorables, cuáles degradantes? Analiza las influencias grecorromanas, judeocristianas, bárbaras, en todo ello.

 Segundo, Trabajo y sistema de valores. Estudio sobre las universidades, la de Padua, por ejemplo; sus relaciones con el poder político. Quién estudiaba en ellas, qué se estudiaba, cómo se financiaban.

  Tercero, Cultura erudita y cultura popular. Aborda asuntos concretos, franceses, que no me interesan gran cosa, salvo las leyendas sobre Melusina. El gran Manuel Mujica Láinez tiene una novela al respecto de esta mujer hada y serpiente, El unicornio.

 Cuarto, Hacia una antropología histórica. La investidura feudal. ¿Qué hay detrás del célebre “yo te armo caballero”? Ritual del vasallaje, sus antecedentes y consecuencias.

 Siendo el libro de interés irregular, en mi pobre opinión de aficionado, tiene una virtud grande: Pone a pensar y enseña.

 Los de Alfonso el Batallador, Urraca de León, Isidoro de Sevilla, Menéndez Pidal, Ordoño IV y Claudio Sánchez Albornoz son los nombres españoles que podemos leer; entre cientos de personajes, franceses, principalmente. De ahí que el subtítulo “Tiempo, trabajo y cultura en OCCIDENTE” me parezca, bueno, exagerado. Comprendo que bastante compleja es la Historia de la Edad Media europea como para meterse a fondo en las peculiaridades de una península ibérica con reinos cristianos y musulmanes en conflicto. Pero quizá se podría ser menos pretencioso titulando.

Me gusta la reivindicación de la etnografía, por su comprensión de que sin la cultura popular, sin la historia corriente de la gente menuda, no hay Historia. El gran Julio Caro Baroja estaría de acuerdo.

La edición original es de 1978. Leo la segunda edición de Taurus, de 2020. 516 páginas.

 

Luis Miguel Sotillo Castro.

viernes, 15 de octubre de 2021

EL PERDÓN DE LOS PECADOS. Antonio Fontana

Sigo en mi agotadora búsqueda de autores españoles actuales que valgan la

pena y debo confesar otra decepción. Y eso que viene avalado por Acantilado y premio Café Gijón. 
De fondo (y que no falte) tragedia en la España profunda de posguerra, discapacidad familiar incluida.
Cansino, pesado, trasnochado, vulgar de puro visto y leído por más que el autor quiera darle tono cosmopolita copiando párrafos enteros de Rebeca de Du Maurier. Comparar Manderley con villorrio castellano de cerrado y sacristía es un sacrilegio. 
Vuelvo a preguntarme en qué piensan los miembros de jurados de premios literarios. Aunque sabiendo que la inefable R. Regás participaba en éste, debería haber hecho caso a mis justificados recelos.
No pierdan el tiempo.


Novelilla construida sobre un monólogo que entona un "mea culpa" tan repetitivo que un mantra tibetano tiene más letra. 



Sybilialibros


viernes, 8 de octubre de 2021

EL SENTIDO DEL DOLOR. Invierno para el comisario Ricciardi. Maurizio de Giovanni

Sigo descubriendo noirs italianos. Parece que se les da bien. Como dice mi amiga Julia, el género policíaco es el nuevo costumbrismo, revestido de investigación policial para hacerlo atractivo. Y claro, de costumbrismo tenemos en el Mediterráneo para dar y tomar. 

Giovanni cumple con la norma: detective y ciudad donde trabaja son uno, pero difiere del resto de novelas actuales al alejarse del mundo contemporáneo y ambientarla en Nápoles durante los año 30, donde un Fascismo recién estrenado añade aún más contradicciones a la ya de por sí caótica esencia napolitana, pues en una ciudad fascista (al igual que en sus homólogas comunistas) no pueden existir crímenes, suicidios, violaciones o robos porque el infalible Estado es el garante de la seguridad. Por supuesto, la realidad y el comisario Ricciardi se encargan de contradecir la mentira totalitaria.


Una ambientación diferente merece un detective diferente y Giovanni dibuja un protagonista extraño: al contrario que sus colegas, sobre todo los norteamericanos, que son casi más “bajofonderos” que los criminales que investigan, Ricciardi es de origen noble. No necesita trabajar para vivir pero lo hace porque lo empuja “El Hecho”, una carga que no puede compartir con nadie, que determina su oscura personalidad y lo sume en un dolor abrumador constante. Es taciturno, esquivo y poco amigable para el lector que, sin embargo, queda atrapado por sus ojos verdes sin sombrero y no puede dejar de leerlo. 


En ese muro de soledad sólo les está permitida la entrada, y restringida al atrio de la “sfogliatella” en el Gambrinus, a su fiel segundo el brigadier Maione, al racional forense Modo y al informante travesti Nenita. Meras comparsas en esta primera novela. 

El único personaje que habla de tú a tú a Ricciardi es Nápoles, la ciudad del autor que mima en sus descripciones. Es la Nápoles de los burgueses del Vomero y de los pobres de los Quartieri Spagnoli, de los “scugnuzzi”, los niños de la calle, y de la suntuosidad del teatro San Carlo, donde se desarrolla la acción de esta primera entrega:

Arnaldo Vezzi, divo de la ópera de talento infinito, amado por mujeres y reverenciado por el mismísimo Duce, aparece muerto en extrañas circunstancias justo antes de “vestire la giubba” de Pagliacci. Su carácter caprichoso y tiránico lo hace acreedor de multitud de enemigos por lo que la investigación parece inabarcable. Pero la contumaz perseverancia de Ricciardi, impulsada por un profundo conocimiento de los sentimientos humanos (“el delito es el lado oscuro de los sentimientos” dice Giovanni) irá levantando los pesados telones, de amor unos, de hambre otros, que cubren el crimen.


También en la narración es diferente Giovanni. Su prosa es pausada, floreada en algunas ocasiones (no lo puede evitar siendo napolitano), más atenta a los sentimientos y a hurgar en los tortuosos pensamientos del comisario Ricciardi que a la acción, lo que a mi modo de ver hace que se resienta el desarrollo de la investigación. La ambientación es maravillosa, los personajes bien descritos y el planteamiento muy atractivo, pero de desinfla un poco a mitad del libro y al final comete uno de los peores delitos que puede perpetrar un escritor de novela policíaca según mi amigo y colega Luis: sacarse de la manga un personaje crucial para la resolución del caso, lo que hace menos creíbles los motivos del crimen. 

A pesar de esta pequeña decepción, continuaré leyendo la saga de Ricciardi, dividida en estaciones (como los primeros de Mario Conde), porque me ha gustado el personaje y mucho más Nápoles. Sí, lo recomiendo porque se sale de lo común, y en concreto para los amantes de la Ópera porque van a disfrutar como enanos.


Lo he leído en italiano donde he podido apreciar la riqueza del lenguaje de Giovanni, al que agradezco no atiborrar el discurso con el dialecto napolitano, sólo unas pinceladas.

En español lo edita Lumen y lleva como título El invierno del comisario Ricciardi.


Sybilalibros


miércoles, 6 de octubre de 2021

ASESINOS SIN ROSTRO. Henning Mankell

Tanto oír hablar de Wallander que tenía que probar para opinar.

Vaya por delante que no soy nada fan de la moda del policíaco nórdico, pero he dejado de lado las suspicacias para su lectura. 

Pues han vuelto ellas solitas por derecho propio. 

Leeeeeeeento, aburrrriiiido, trama regular llevada y el tan afamado carácter atormentado e introspectivo de Wallander me parece de lo más cargante. Nula conexión con el detective protagonista y para colmo de males, total ausencia de una mínima dotación de personalidad al resto del equipo investigador que te permita ir más allá de un nombre extraño que aparece de vez en cuando en escena.

No sé si es porque se trata del primer libro de la serie y no está cuajado, si luego mejora, si...Creo que no, que no voy a perder mi tiempo con este señor habiendo otros mucho más interesantes esperando a entrar en mi vida. No se ofendan sus seguidores, es cuestión de empatía con el protagonista y no ha asomado por ningún lado.


Sybilalibros


Destacado

El jardín de los Finzi-Contini. Giorgio Bassani

 " Yo, igual que ella, carecía de ese gusto instintivo que caracteriza a la gente corriente [...] más que el presente, contaba el pasad...