miércoles, 1 de septiembre de 2021

LOS ECOS DEL PANTANO. Elly Griffiths

Yo tengo mis filias y fobias en el universo del noir/policíaco/detectives, como quieran llamarlo. 
No me gustan los nórdicos y mi corazón viajó a Sicilia en una ocasión y allí se quedó a vivir con Montalbano. 
Verdad es que, como buena italiana, le soy infiel con un Conde cubano encantador y un romano borde en Aosta, ya amantes fijos.
También le doy a la necrofilia con el maestro Dashiell Hammett.

Pero de vez en cuando me apetece un cambio de aires y conocer detectives de otras áreas: la promiscuidad de este mundo se contagia rápido.
Así es como he llegado a la arqueóloga forense Ruth Galloway, recomendada por una amiga. 

He de confesar que no me ha convencido: la protagonista me ha parecido insulsa aun siendo una novedad su profesión; la trama, más que previsible (¡he descubierto al asesino en la página 20 y resuelto el caso en 0,001 milésimas de segundo. Y tiene 316 páginas!) a pesar de la onírica y cuasi gótica ambientación en los brumosos y traicioneros pantanos de Norfolk y el anzuelo de los cultos paganos en un henge prehistórico; los personajes demasiado arquetípicos y la narrativa de la autora, flojita de manos, que diría un taurino. 
Ya sé que lo primeros libros de una serie nunca están muy cuajados, pero creo que no le voy a dar una segunda oportunidad. Hay demasiado por leer.

De todas formas, dejo sinopsis por aquí por si a alguno de los amigos lectores que esté menos picardeao que yo le atrae el tema para echar un buen ratito:

La profesora de Arqueología Forense Ruth Galloway vive en una pequeña casa junto a una marisma en el condado de Norfolk. Se trata de un área remota donde se unen mar y tierra, considerada como un lugar sagrado por los hombres de la Edad de Hierro. Cuando la policía encuentra unos huesos en una zona de la marisma, el inspector Harry Nelson recurre a Ruth para que lo ayude, convencido de que se trata de los restos de una niña desaparecida diez años antes. Aunque esa posibilidad queda descartada, ya que los huesos pertenecen a una niña de la Edad de Hierro, Ruth continúa ayudando a Nelson para descubrir qué relación hay entre este caso y los rituales prehistóricos que tenían lugar en la marisma hace más de dos mil años.

Sybilalibros

URRACA I DE LEÓN. José María Manuel García-Osuna y Rodríguez

Urraca nace en León en 1081 y muere en Saldaña en 1126. No ha cumplido los cuatro años cuando su padre, Alfonso VI, conquista Toledo. Reina de León entre 1109 y 1126; el reino incluye las actuales Galicia, Asturias, Cantabria, León, Castilla, el País Vasco y partes de Castilla La Mancha, Extremadura y Portugal. Las fronteras tiemblan durante el reinado como un flan de sangre. Los enemigos son su esposo Alfonso de Aragón, del que se divorciará, los almorávides y su hermanastra Teresa, cuyo hijo acabará segregando Portugal del reino leonés, hecho que Urraca no vivirá. La relación ambigua, tensa, con el poderoso obispo de Compostela Gelmírez  merece y tiene mucha historiografía.

Se puede considerar su reinado exitoso, en cuanto consiguió no perder territorios heredados de su padre y logró ser sucedida por su hijo, Alfonso VII, en 1135 coronado Emperador en León, sin ser desplazada en vida por él, como hubiese sido el gusto de parte de la nobleza y el clero. Si añado que, viuda de Raimundo de Borgoña, divorciada de Alfonso el batallador de Aragón, tuvo después una vida amorosa e hijos con quien le pareció, el interés crece.

 La fama le ha sido adversa en buena medida. Este libro corrige eso, con demasiado ímpetu. Al lío.

  Sine ira et studio. Esta frase de Tácito que  suele traducirse: sin odio ni parcialidad, es un mandato para los historiadores. Este libro lo incumple. Rebosa  ira contra las fuentes medievales sobre el reinado de Urraca, es parcial de esta reina y su Reino, León.

Ruy Ximénez de Rada con su De rebus Hispaniae es vilipendiado por el autor; también Lucas de Tuy y su Chronicon  mundi, del siglo XIII igualmente. Además utiliza el Chronicon Compostellanum, siglo XII, etc. Es decir, el autor ha leído las fuentes y trabajado sobre ellas, lo que se agradece. Pero su falta de comprensión por esos clérigos escritores y sus motivaciones empobrece el trabajo. Los tilda de pro castellanos anti leoneses y antifeministas sin profundizar en los motivos.

 Ira et studio.

Así mismo acude a grandes historiadores, como Claudio Sánchez Albornoz, García de Cortázar, José María Mínguez y más. El autor ha trabajado. Lo malo es la premisa, que la tenga; querer demostrar que Urraca es una mujer moderna y feminista, que el Reino de León merece hoy, siglo XXI, ser autonomía sin Castilla.

La Historia es la narración y comprensión, en la medida de lo posible, de los hechos, no de los deseos; menos la proyección de estos hacia el pasado o el futuro.

 El libro es bonito, por el tipo de letra y las ilustraciones oportunas. Ediciones El Forastero S. L. U. León, junio de 2020. 276 páginas con bibliografía pertinente.

 

Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

 

 

jueves, 26 de agosto de 2021

EL MUNDO SEGÚN MARK. PENELOPE LIVELY

Feliz hallazgo, feliz encuentro, feliz lectura. Feliz.

Porque no quieres soltar el libro, porque no quieres que termine, porque cada página te estimula, te enseña, te envuelve. Eso es El mundo según Mark.


¿Quién es Mark? Es un joven escritor inglés de biografías literarias asentado en un apacible matrimonio con Diana, una galerista de arte apasionada del orden y el control. Poco imagina Mark que la nueva biografía que proyecta sobre el novelista y ensayista de primeros de s. XX, Gilbert Strong, cuya obra descansa en el olvido general, pondrá su vida boca abajo. 


La investigación le lleva hasta Dean Close, antiguo hogar del autor, cuya casa ha sido reconvertida en un centro de jardinería dirigido por Carrie, la nieta de Strong, una joven naif, despreocupada y alejada del mundo literario de su abuelo. Las obligadas visitas en busca de documentación pronto se convierten en un aliciente equívoco para un Mark en plena crisis de la mediana edad que distrae su deber en pos de la inocencia silvestre de Carrie ante la perplejidad de su resuelta esposa.


Hasta aquí pudiera parecer una frívola novelita sobre un trío. Pero la autora abre al lector una “estancia escondida” en la cabeza de Mark donde, mientras recaba información sobre Strong, mantiene un diálogo consigo mismo sobre el oficio escritor, las diferencias entre novela y ensayo, la necesidad de los silencios y mentiras, el gobierno de la memoria frente al asalto de la experiencia a la hora de escribir, sin darse cuenta que es el viejo zorro de Strong el que le está conduciendo por ese camino para desviar su atención de escondrijos en su biografía que no quiso que salieran a la luz.


La tarea de Mark como biógrafo se revela, entonces, titánica porque le exige un nivel de omnisciencia que es incapaz de alcanzar; y para colmo el personaje biografiado está contaminando la existencia de los protagonistas hasta empujarlos a tomar decisiones tan imprudentes como sugestivas. Pobre Mark, un mero hilo en el tapiz que teje y desteje Penelope Lively, haciendo honor a su nombre, para deleite del lector que, cual lanzadera, surca esta colorida urdimbre entre la campiña inglesa y las landas francesas, mientras se afirma la hebra de la personalidad de Carrie y la del matrimonio entre Mark y Diana queda deslavazada.


“El mundo según Mark” es una novela deliciosa, intrigante, inteligente, con un humor distinguido pero aplastante a veces, en la que los personajes son un prodigio de frescor teniendo en cuenta que parten de los esquemas más convencionales: Lively consigue elevar a  rosa inglesa al jaramago embrutecido de Carrie mientras trasplanta a pleno sol a la pareja de húmedos y prehistóricos helechos formada por Mark y Diana. El lector queda prendado de ellos gracias a una prosa sencilla, limpia de adornos y sin embargo cautivadora. La naturalidad con la que fluyen los acontecimientos y los diálogos es asombrosa, como si no estuvieras leyendo sino allí, con ellos, tras pasar al otro lado del espejo.


Huelga decir que estamos ante una recomendación con signos de exclamación triples. Y que volveré a Lively en cuanto pueda.


Sybilalibros



viernes, 30 de julio de 2021

EL MÉRITO DE SER DETECTIVE Y NO FUMAR. PACO SANTOS

Habría que cambiar la letra de las sevillanas de El Pali: “Ya no pasan cigarreras por la calle s. Fernando” porque durante la lectura de este libro no sólo han pasado, sino que se han vuelto a torcer cigarros sobre los donosos muslos trianeros. 

Y esta vuestra humilde reseñadora, ex-fumadora hace más de 20 años, no ha deseado más un pitillo desde que saliera de un examen en la Real Fábrica de Tabacos de Sevilla, convertida en Universidad Hispalense para que bajo sus bóvedas se siguiera leyendo en voz alta y se fumara en los descansos laborales, eso sí, nada de orgullosos Partagás: Ducados o Fortunas patrios que era lo que gastábamos los estudiantes.


¡Qué gozada de lectura! Qué bien me lo he pasado con ese dúo de catástrofes andantes, el apocado León Hormiga (hay nombres y nombres) y el librero ácrata Narcís, jugando a detectives; me he mordido las uñas cuando salían los malos y cogían la delantera; he aprendido un montón de cosas interesantes y curiosas sobre la historia del tabaco; he saboreado y apuntado cada referencia literaria (y son muchas) sobre autores y humo que Paco nos descubre y al final, cuando he leído la última página/dado la última calada, he buscado con desesperación una continuación para empalmar un libro con otro, como Bogart en Casablanca, pero estaba el estanco cerrado y el bar de la esquina sólo vende Winston de matute de La Línea, más palos que tabaco/literatura.


¿De qué va esta locura?

 “Esta historia ha sido escrita en el humo; una larga bocanada que comienza con la primera fuma tabaquera de un europeo, Rodrigo de Jerez, allá por noviembre de 1492, y que envuelve en sus círculos concéntricos a Francisco de Goya y a la Duquesa de Alba, al empresario don Jaime Partagás y Ravell, misteriosamente asesinado una noche de julio de 1868 en sus plantaciones de Vuelta Abajo (Cuba), a un clan de mafiosos neoyorquinos, y a los amigos León Hormiga y Narcís, nacidos ambos para perder, y que se verán inmersos en el humo de los habanos y de la pólvora, decididos a vivir una aventura digna de las mejores novelas de detectives” Contraportada bene dixit.


Adentrarse en la indisoluble hermandad entre tabaco y literatura, en particular desde el género policíaco, no tiene dificultad, es fumarse un habano mientras se calienta un coñac en la mano; pero hacerlo a partir de un protagonista que no fuma por problemas cardíacos, un alfeñique sin agallas, humillado de contínuo por su hermano-matón cuyo mejor amigo es un librero loco que se pasea desnudo por su negocio es tan osado como un Goya (cigarro) con una Fanta de limón y sin hielo, no sea que se le coja a la garganta. Paco no sólo lo consigue sino que sale a hombros de este relato subversivo, paso a paso, templando el ritmo narrativo, introduciendo pruebas y personajes cuando son necesarios, sin engañar al lector, hasta llegar a un clímax que te deja con el corazón encogido.


Es una novela que va a más, cada inicio de capítulo te pide una calada honda, inhalar humo hasta el último bronquio y no soltar hasta el punto y aparte mientras te dejas robar el corazón por unos personajes entrañables. Incluso los malos tienen su encanto, como los Celtas sin boquilla.


Doy gracias por tener amigos que escriben tan bien y encima, historias interesantes. Y a Paco en particular por regalarme un nuevo ídolo detectivesco. ¡Adiós,Spade! ¡Adiós, Marlowe! Bienvenido León Hormiga


Sybilalibros


jueves, 8 de julio de 2021

DESPUÉS DE LA CAÍDA. Dennis Lehane

La nómina de escritores de novela negra es abrumadora. ¿Cómo elegir entre tantos? Me llevó a leer a Lehane enterarme de que es autor de la novela “Mystic River”, en la que se basa una de las películas mejores y más dolorosas de siempre, del gran Clint Eastwood.  También Scorsese llevó al cine una obra de Lehane: “Shutter Island”, film discutible, en mi opinión.

 A veces no tengo cuidado y me pasan cosas como leer  la tercera parte de una trilogía sin conocer la existencia de las anteriores. Me pasó con “Ese mundo desaparecido”, de la serie con Joe Coughlin de protagonista, que me encantó. “Después de la caída” es mi segunda inmersión con este novelista bostoniano de 1965.

 Lectores con los que he tenido el gusto de hablar no valoran tan bien “Después de la caída”,  como sus policiales con Kenzie y Gennaro  o las novelas de mafia con el citado Joe Coughlin.

 Rachel huye de su madre dominante y busca a su padre desaparecido. En ambos propósitos fracasa, en cierto modo. Sin embargo, conseguirá una vida estable como profesional del periodismo televisivo, bien casada, además.

 Trabajando en un Haití apocalíptico tras el terremoto de 2010, sucumbirá psicológica, íntimamente, ante las cámaras de televisión en directo. Si un tanto vana y vanidosamente, creemos que cada persona es un mundo, pagamos el peaje de que cada uno podemos sufrir terremotos internos, como la Tierra. Rachel se rompe. Adiós empleo, fin del matrimonio.

Se recuperará con la ayuda de Brian. Una vida nueva parece curar las heridas, hasta que…

 El retrato psicológico de Rachel me convence e interesa. Otra cosa es la acción. Permanece inexplicado el motivo profundo de los actos ocultos de Brian, esencia de la peripecia. Uno piensa: es emocionante seguir los hechos, todo acaba cuadrando, pero, el montaje de Brian, su engaño a Rachel no tiene razón de ser. A pesar de esto, no me arrepiento de haber leído la novela. Es entretenida y está bien escrita y explicada. Advierto que sigue la costumbre moderna de engañar al lector con pistas falsas, con hechos rotundos, incontestables, que acaban por no serlo. En la línea aprovechada por  Pierre Lemaitre en “Alex” y otros. Si no le molesta esto, disfrutará usted con esta novela.

Edita bien Salamandra. Leo la primera de octubre de 2018, la original americana es de 2017. 459 páginas.

 Luis Miguel Sotillo Castro.

 

 

 

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