lunes, 8 de marzo de 2021

EL LIBRERO DE PARÍS Y LA PRINCESA RUSA. Mary Ann Clark Bremer

Tomad asiento en un pequeño velador parisino, pedid un café y acompañadlo con este exquisito y dulce bocado de apenas cincuenta y nueve páginas con el que nos deleita, una vez más, Periférica.

 Este evocador relato nos insinúa, más que cuenta, la historia de amor entre una noble exiliada rusa y un librero anticuario del barrio judío del Marais en París, cuyo vínculo de unión es la pasión por los libros antiguos del S. XVIII francés. Apenas hay palabras entre ellos, pero sí el tacto de la piel de una encuadernación singular, la inclinación de una tipografía añorada, o el olor a madera lejana entre unos folios por abrir.

 El encanto del polvo depositado en los volúmenes hace que nos olvidemos de que esta “delicatessen” de prosa sobria y elegante pertenece a las memorias que la autora decidió escribir de forma novelada (de hecho, su título original es “Notebooks II. People, Scenes I. Es de suponer que la editorial, con buen tino, decidió rebautizarlo para darlo a conocer al público).

 ¿Ficción o realidad? Da igual, mientras podamos volver a entrar en la casa de la princesa y recorrer con las yemas de los dedos los lomos de aquella colección de libros “que formaban un solo texto, un memorial” de lo que fue o no.

 Lo recomiendo vivamente para melancólicos amantes de libros de piel arrugada y manchas de solera, para los que han (hemos) deambulado por el Marais, y para los soñadores que no hemos cerrado el libro y seguimos escribiendo la historia.

 Sybilalibros

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 4 de marzo de 2021

FALCONER. John Cheever

Falconer es el purgatorio de Dante guiado por un Virgilio chapero.

Es un Edmundo Dantés de chupa y esquina; un Abate Faria travestido de Arzobispo.

Es brutal como un cielo finito tras una reja oxidada y tierna como una mirada hurtada a un carcelero.

Es la libertad en prisión y la celda en tu hogar.

Es el amor verdadero, ese que sólo se alcanza al  tomar el hábito de rayas y el estigma de un número en el pecho.

Es el Ave Fénix, escribiendo otra resurrección con su pluma encendida mientras la sumerge en el tintero de la confusión.

Falconer es Cheever, poeta del cainismo de suburbios, y Cheever es Falconer en busca de la redención a través de la escritura.

Qué difícil es expresar la ascesis de un alma torturada con un lenguaje tan auténtico, natural, limpio de metáforas oscuras. Cómo, con la frase precisa y el tono ausente de grandilocuencias, nos seduce para enrolarnos en el bando de los perdedores.

Y en 240 páginas. Genios de esta categoría, pocos.

Mi recomendación es ¡LEAN A CHEEVER! Cualquiera de sus obras, y será la decisión literaria más inteligente que hayan tomado en sus vidas lectoras.

ADENDA: No se pierdan el excelente epílogo de Rodrigo Fresán, llave maestra para acceder al universo Cheever.

Sybilalibros@YoLibro

 

 

miércoles, 3 de marzo de 2021

TODOS NUESTROS AYERES. Natalia Ginzburg

 

¿Por qué se conoce tan poco a la mamma de la literatura italiana del s. XX en España y se lee a petardas de culebrón napolitano?

Misterios sin resolver.

“Todos nuestros ayeres” (bello título) nos cuenta la historia de dos familias en una ciudad del Norte de Italia antes y después de la guerra: una rica y la otra medioburguesa. El modo de vida despreocupado prefascista, salpicado de absurdos problemas y discusiones banales, donde los coqueteos amorosos conducían a peligrosos flirteos políticos, convulsiona con el estallido de la II GM. Las muertes de miembros de ambas familias arrastran a los supervivientes a un vacío de sueños rotos cuando no a un exilio más abrumador que la nada, extrayendo de cada uno su verdadero ser, o quizás el loco que llevaba dentro y no lo sabía.

 
Ginzburg ofrece una visión de la 2 GM en Italia distinta, una vez pasado el primer momento de ira de “Y eso fue lo que pasó”, su novela de 1947, al borde mismo del fusil. Aquí nos habla desde la distancia de un pueblucho de los Abruzos, desde la clandestinidad, desde la cooperación fascista, desde la soberbia de los ricos, desde la ingenua revolución de los pobres, desde la cotidianidad de la pastilla de jabón hasta el novio tras la reja, desde un inconcebible humor en la miseria. Pero siempre como ella escribe, sin juicios de valor, dejando a sus personajes a su albedrío, con elegancia, con sabiduría ancestral.

La biografía de Ginzburg está siempre en el trasfondo de sus novelas: librepensadora, hija de intelectuales antifascistas, casada con Leone Ginzburg, cofundador de la prestigiosa editorial Einaudi, sufrirá la persecución de Mussolini por ser judíos y contrarios al Duce. Empujados con sus hijos a un destierro siempre alerta en esa estepa siberiana italiana que son los Abruzos, el hostigamiento acabará con la prisión y tortura hasta la muerte del marido en la tristemente famosa cárcel de Regina Coeli.

Mientras lees “Todos nuestros ayeres” percibes entre líneas el desarraigo, el miedo a ser diferente, la desolación y, sobre todo, una tristeza muy íntima que Ginzburg traslada a sus personajes, sus seres queridos.

De todas las obras que le he leído es la que más me ha gustado. Sigo sintiendo esa afinidad confortable cuando la leo que me hace sentir en casa.

Os animo a acercaros a su obra; Lumen la tiene muy bien editada. Si conectáis con ella, tendréis una amiga para toda la vida.

Sybilalibros



jueves, 25 de febrero de 2021

EL SENTIDO DE UN FINAL. Julian Barnes

 

A Barnes le gusta deconstruir recuerdos para construir historias, esparcir las cenizas de información para que el lector reviva, cual Dr. Frankestein, el alma que subyace escondida en el dolor latente. Y por eso me fascina cada libro suyo que leo.

Hay quien tacha “El sentido de un final” de sinsentido, de poca enjundia, de divertimento menor. Pero a mí me ha parecido todo lo contrario, una joya en miniatura.

Narrada en primera persona por Tony Webster, un inglés apaciblemente acomodado en su sesentena al que las preguntas dejaron de acosar hace mucho tiempo, es un ejercicio de memoria que nos retrotrae a sus años adolescentes, en los que el grupo de amigos es la verdadera familia y admitir uno nuevo y además brillante, supone una apuesta arriesgada que tardará 40 años en cobrarse en forma de una carta de su antigua novia Verónica en la que le lega una herencia inesperada. Mientras indaga en los porqués, Tony reconstruirá su pasado desde un ángulo diferente al que estaba cimentado.

La verdadera historia de lo que sucedió está fragmentada en la mente de Tony y por ende en la del lector, que tiene que dejarse guiar por él, sentir por sus engañosas emociones mientras intuye otra realidad que nuestro protagonista no se atreve a mirar, cuando el mundo era de un grupo de chavales arrogantes con todas las respuestas gracias a la Filosofía que convivía con los colores psicodélicos de los 60/70.

Recomiendo disfrutar de esta novela y cualquier otra de Barnes, un autor asombroso y fuera de lo común, no sólo por lo que cuenta sino por cómo lo cuenta. Su estilo claro, preciso, con un fino humor que no abandona incluso en las situaciones más difíciles hace que la lectura se deslice por las palabras como en un tobogán de ingenio y clase. El cariño con el que dibuja a sus personajes, lo indulgente que se muestra con sus debilidades sin esconderlas genera la inmediata conexión con el lector, que se los lleva a casa para seguir charlando con ellos una vez terminada la novela.

“El sentido de un final” nos dice que ni los acontecimientos históricos, ni las ideologías, ni los grandes argumentos filosóficos son los arquitectos de nuestro pasado sino las emociones que dan vida a los recuerdos:

La historia son las mentiras de los vencedores, pero también las mentiras con que se engañan a sí mismos los vencidos”

¡Leed a Barnes! Escritor con mayúsculas que también brilla en este libro sobre el Tiempo, tema constante en su obra.

NOTA BENE: Tiene adaptación cinematográfica protagonizada por el extraordinario Jim Broadbent y Charlotte Rampling que, a servidora, adicta y adepta del cinema británico, gustó mucho.

Sybilalibros

 

 

miércoles, 24 de febrero de 2021

EL GRUPO. Mary McCarthy

 

Ambientada en la Gran Depresión, cuenta la salida al mundo adulto de un grupo de chicas recién egresadas de la prestigiosa y moderna universidad de Vassar (donde por cierto estudió la autora), cada una de diferente extracción social y con unos valores familiares que se van a ver trastocados (o no) por el sentimiento de pertenencia a una institución y a una generación especiales, aquella que decidió poner a trabajar sus estudios, aunque no lo necesitaran.

 Leeremos sobre una nueva idea de matrimonio, de las diferentes maneras de relacionarse con los hombres, sobre la normalización de los anticonceptivos, del menosprecio de los jefes masculinos, de la traición a la amistad; y viviremos la concienciación política, en la que la izquierda intelectual norteamericana tuvo tanto peso, de las herederas de las sufragistas. Un espléndido fresco narrado a múltiples voces en el que cada personalidad es descrita con mimo, pues representa los distintos argumentos a favor y en contra de esta nueva sociedad.

He de decir que es un libro que necesita paciencia al principio, pues la escena inicial en la que se van presentando Kay, Dottie, Helena, Lakey, Libby y las demás acapara demasiadas páginas a mi modo de ver, con gran cantidad de datos que confunden al lector. Una vez pasado este ecuador primero, la narración corre fluida gracias a una prosa vibrante, plagada de momentos íntimos y de diálogos que invitan a la reflexión.

Mary McCarthy se me ha revelado como una autora que derrocha inteligencia, cultísima, dotada de una gran lucidez a la hora de analizar la sociedad de su país, los EE. UU., un referente en la esfera del pensamiento crítico y, por si fuera poco, amiga de la gran filósofa judía Hannah Arendt.

 Habitual del The New Yorker o Harper´s tanto en ensayo como en artículos, McCarthy plasma en esta gran novela coral una fina y elegante crítica al modelo de mujer imperante en el primer tercio del s. XX.

 400 páginas que merecen mucho el tiempo que se pasa con ellas.

 Por último, por favor, haced caso omiso de la horrible portada que ha perpetrado la editorial con esta joya. No tiene nada que ver ni con el espíritu de la novela ni con sus protagonistas. Si no fuera porque me lo recomendó una buena amiga lectora, no lo hubiera leído jamás.

 Sybilalibros

 

 

 

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