En este libro leemos la frase: "Las letras son el mejor de los bálsamos."
Mujica
nació en Buenos Aires en 1910, vivió hasta 1984. Periodista, crítico y
novelista de éxito. Recomiendo sus novelas “Los ídolos”, “Bomarzo” y “El gran
teatro”; también sus obras “Misteriosa Buenos Aires” y “Un novelista en el Museo
de Prado”. Estos dos títulos últimos aparecen por ahí clasificados como libros
de cuentos o relatos; será mejor decir que son libros deliciosos e
inclasificables.
La
Edad Media está de moda en Twitter, escaparate de maniquíes parlantes. Mucho
ignorante satisfecho da por sabida esta época de mil años con cuatro tópicos
denigrantes. Oscuridad, falta de higiene, ignorancia e Inquisición. Algunos
inasequibles al desaliento la reivindican. Para mí la contemplación de
cualquier templo románico o gótico, la lectura del romancero, Mío Cid y mil
etcéteras me convencen de que la mala fama de la Edad Media sí es oscuridad
intelectual.
Para Mujica es un período mágico, fabuloso. Un
mundo violento y supersticioso, sí, como el actual; pero prodigioso,
caballeresco e intenso. Seres evanescentes ante la mirada llenan los cielos, en
los bosques oscuros hadas cuchichean y ríen, caballeros gastados llevan, como
si tal cosa, cuernos de unicornio en sus equipajes.
Mujica muestra un conocimiento exhaustivo de
la época. Esta es la de Saladino y Balduino IV, el rey leproso de Jerusalén; es
decir, finales del siglo XII. No hay manera de pillarle en fallo o
incongruencia alguna. Por suerte, estando sobradamente capacitado, no nos
endilga una novela histórica, sino fantástica, imaginativa, delirante, poética;
anclada fuertemente en la Francia de los trovadores y el Oriente de las
cruzadas.
El lenguaje de Mujica es rico y brillante como
un tesoro descubierto en Tierra Santa. Nos
deslumbra sumergiéndonos con tanta fuerza en los amores imposibles como en las
batallas perdidas. No olvidemos que en las batallas ganadas alguien pierde. Por
eso sólo malvados y sandios desean la
guerra.
La
novela es larga como el vuelo de un hada apresurada; impactante, como el grito
de Melusina, la protagonista inmortal del relato.
Si no se deciden por este libro, por mi
impericia en alabarlo, porque no les gusta la Edad Media, lean cualquier otro
del autor, bonaerense de 1910, todos son excelentes.
Luis Miguel Sotillo Castro