Tendría yo unos trece años cuando descubrí a Bowie. Su imagen
impactante en revistas como Popular 1, sus canciones en emisoras
de radio minoritarias, las portadas de sus discos. Una buena
distracción de entonces era ir a las tiendas de discos a ver
portadas, raramente podía comprar. Conservo desde entonces el Lp
Aladine sane. Han pasado cuarenta y cinco años. Él nunca supo
que yo lo consideraba mi amigo íntimo, que seguía su carrera, sus
publicaciones, ilusionado.
Cuando una mañana invernal de 2016, apenas despierto, me
enteré de su muerte -el día anterior había comprado Blackstar, su
última obra de arte-, volví a la cama. Esperaba despertar más tarde
y que hubiese sido una pesadilla. Los días siguientes quedó claro
que se había ido, porque los medios españoles le dieron tratamiento
de estrella, lo que nunca habían hecho. Necrofilia con vestimentas
teñidas de hipocresía chillona.
Es este libro amoroso por el texto de Fran Ruiz, bello por las
ilustraciones de María Hesse. Nos cuenta la vida de Bowie a
grandes rasgos, de manera poética; va dirigido al corazón, no a las
vísceras del cotilleo. Se agradecen el cariño, el respeto, la alegría
nostálgica y la emoción. Imprescindible para los fans de Bowie,
interesante para los que sientan admiración o curiosidad por él
desde la lejanía.
Leo y miro la segunda reimpresión de LUMEN, noviembre de 2018;
167 páginas enamoradas y bienhumoradas.
Luis Miguel Sotillo Castro
lunes, 10 de febrero de 2020
martes, 21 de enero de 2020
UN ESPÍRITU REBELDE. Herbjorg Wassmo
Wassmo
es una novelista noruega nacida en 1942. “La casa del mirador ciego”, “La
habitación muda” y “El cielo desnudo” forman la trilogía sobre la muchacha Tora,
editada en español por Nórdica. Me encantó, desde entonces busco algo más suyo.
Encontré esta novela en el Rastro madrileño, inopinadamente; momento mágico de
lector compulsivo.
“Dinas
bok” es el título original. Lo de “un espíritu rebelde” es tan apropiado como
vestir a un potro con smoking, que además le quede corto y estrecho. Cosas de
Círculo de Lectores, editorial cuya lápida debería rezar: Con mis libros llené
de maravillas vuestros hogares grises.
Ante Dina, la protagonista, Lucrecia Borgia es
una simple, Escarlata O’Hara una muchacha discreta y sensata. A Robert Graves,
masoquista de género, en cuyas obras los varones son peleles a merced de las
mujeres, le habría encantado esta novela.
Dina
es el Norte, duro y ártico. Monta a pelo un caballo negro, tan poderosa como
infeliz. Pasa resuelta del aislamiento temeroso al dominio misántropo sobre los
otros. Si se relaciona, manda. Mandar es destruir la libertad ajena, siempre.
La muerte terrible de la madre durante su
niñez marca a Dina. El Destino, frío como la Biblia luterana cuyas citas
encabezan los capítulos, graba su marca al rojo vivo, entre nieves, sobre la
piel infantil; quiebra su alma con el peso gélido del sentimiento de culpa. Huye
del remordimiento hacia delante, tocando quieta el violonchelo entre sus
piernas o galopando temerariamente por
caminos invernales imposibles; acumulando culpas nuevas, como nieves recientes
sobre el paisaje helado.
¿Por qué leer novela tan tremenda? Por lo bien
que nos hace vivir el norte de Noruega en el siglo XIX, mucho antes de la
prosperidad petrolífera. Por unos quince personajes perfectamente creados, con
verosimilitud y claridad. Porque a menudo he leído el mismo párrafo varias
veces, por puro placer lector.
Leo la edición de Círculo de lectores de 1994,
la original es de 1989.
ASTRONAUTAS. Stanislaw Lem
Stanislaw
Lem es fenómeno curioso, como un planeta errante; una estrella mundial de la
ciencia ficción sin ser anglosajón. Lean su obra más significativa: “Diarios de
las estrellas”, con el viajero estelar Ijon Tichy a los mandos de la nave.
Uno
mira con simpatía los teléfonos fijos con cordón, las grandes radios pegadas a
la pared sobre una repisa de madera. Sin ellos, hoy no pasearíamos con toda la
información inútil del mundo dentro de un gusano en la oreja.
Uno mira con simpatía a los pioneros de la
ciencia ficción, pasados de moda, ingenuos, pero cimientos del fantástico
edificio que vino después. Lem tiene la peculiaridad de ser polaco, algo casi
exótico en un género de triunfadores mayoritariamente estadounidenses. En una
Polonia bajo la bota soviética, las aventuras en Marte y el humor podían eludir
la censura y sus arenas movedizas.
Lem
intentaba publicar una novela contemporánea, pero las autoridades le ponían
reparos, como que no resaltaba suficientemente el papel positivo del Partido
Comunista en la Historia. Harto, necesitado, se pasó a la ciencia ficción,
género en el que ya tenía alguna experiencia. “Astronautas” resultó un éxito
inesperado, también en el extranjero, hablamos de 1951. Su carrera se
encaminaba hacia el futuro.
Salvo la densa “Solaris”, sus novelas se caracterizan
por el humor, a menudo sarcástico. El éxito de “Astronautas” en Polonia se debe
al contraste con el realismo socialista en boga; en el extranjero, tal vez a su
apariencia científica, pero no enrevesada. Lem imagina en “Astronautas” un
origen marciano del famoso meteorito siberiano de 1908, sabios cercanos y un Marte civilizado y agresivo.
Debo decir que la novela queda hoy anticuada.
La leerán con simpatía los aficionados al género.
Leo la Edición de Impedimenta, marzo de 2016.
373 páginas.
lunes, 16 de diciembre de 2019
EL CELOSO EXTREMEÑO. Miguel de Cervantes
Leo y releo mucho a Cervantes. No suelo contarlo porque la reacción de la gente suele ser extraña: te miran como si fueras una pedante amargada sin vida social dispuesta a soltarles un discurso. Creo que es por desconocimiento del autor, porque se asocia con la obligada lectura de El Quijote en el bachillerato y el rechazo que ello suponía, amén de la dificultad que conlleva nuestro castellano del siglo de oro para muchas personas.
Y es una pena, porque se pierden un autor amenísimo, divertido, ocurrente a más no poder, nada prolijo como los tostones del XIX, creador de unos personajes tan geniales como auténticos, con un dominio de la lengua... No sigo que me desparramo 😄
Llevo una temporada con poco tiempo para leer, así que echo mano de los audiolibros de la biblioteca pública para mi diaria dosis de "lectura" (el mono lo llevo fatal) mientras realizo otras tareas para las que los clásicos son el complemento ideal (voz humana. De sintetizador para clásicos, un horror).
Y claro, me estoy poniendo tibia con las Novelas Ejemplares, que aunque ya las he leído (algunas en varias ocasiones) me fascinan, sobre todo las que tienen por marco la ciudad de Sevilla como esta del Celoso Extremeño, que nada más por su comienzo, en el que describe al personaje y la Sevilla del XVI con la lengua coloquial de aquel entonces, vale más que cien sesudos ensayos de Historia. ¡Qué maravilla!
Os lo trascribo:
"NO HA MUCHOS años que de un lugar de Estremadura salió un hidalgo, nacido de padres nobles, el cual, como un otro Pródigo, por diversas partes de España, Italia y Flandes anduvo gastando así los años como la hacienda; y, al fin de muchas peregrinaciones, muertos ya sus padres y gastado su patrimonio, vino a parar a la gran ciudad de Sevilla, donde halló ocasión muy bastante para acabar de consumir lo poco que le quedaba. Viéndose, pues, tan falto de dineros, y aun no con muchos amigos, se acogió al remedio a que otros muchos perdidos en aquella ciudad se acogen, que es el pasarse a las Indias, refugio y amparo de los desesperados de España, iglesia de los alzados, salvoconduto de los homicidas, pala y cubierta de los jugadores (a quien llaman ciertos los peritos en el arte), añagaza general de mujeres libres, engaño común de muchos y remedio particular de pocos.
En fin, llegado el tiempo en que una flota se partía para Tierrafirme, acomodándose con el almirante della, aderezó su matalotaje y su mortaja de esparto; y, embarcándose en Cádiz, echando la bendición a España, zarpó la flota, y con general alegría dieron las velas al viento, que blando y próspero soplaba, el cual en pocas horas les encubrió la tierra y les descubrió las anchas y espaciosas llanuras del gran padre de las aguas, el mar Océano."
Y de aquí se sigue trama entre galante y engañosa, moral y costumbrista, para "exiemplo de doncellas virtuosas e maridos celosos".
Perdedle el miedo a Cervantes. Si os cuesta la lengua cervantina (que para mí es el mayor deleite de su lectura), hay ya en el mercado versiones adaptadas, aunque pierden el 80% del valor y el encanto en mi modesta opinión.
Sybilalibros@siyofueralibro
domingo, 15 de diciembre de 2019
GENTE DE LA GENERACIÓN DEL 98. Ricardo Baroja
Todos
conocen, otra cosa es leerlo, a Pío Baroja; menos a Julio Caro Baroja, muy
pocos a Ricardo Baroja. Este fue hermano
de Pío y tío de Julio. Pintor, grabador, actor, escritor, Ricardo Baroja vivió
mucho, siempre curioso y sociable. Para el conocimiento de familia tan
productiva, intelectualmente, recomiendo el libro de Julio Caro “Los Baroja”.
Este
libro de Ricardo, aunque tiene algunos textos posteriores, se basa en
publicaciones en la prensa de 1935. En ellas, Ricardo Baroja traza semblanzas
de personajes de la cultura, desde fines del XIX hasta la República. Divertido
y revelador anecdotario de aquel Madrid, bohemio, tabernario, teatral en varios
sentidos. No deja de asombrarme que los cafés ganasen dinero con esa clientela
a dos velas, tertulianos mucho más habladores que gastadores. Baroja habla de
aquello que vivió, no cuenta chismes. Desfilan por aquí, más haciendo eses que
en línea recta, más vistiendo como pueden que uniformados, muchos tipos. Los
más famosos: Pío Baroja, Valle Inclán, Azorín, Unamuno, Picasso. También Zuloaga,
Ramiro de Maeztu, Ciro Bayo. Silverio Lanza, el solitario de Getafe; Anita
Delgado, de cómo casó con el maharajá de Kapurtala, teniendo mucho que ver
Valle Inclán…
Además habla el autor de otras personas para
rescatarlas del olvido, pues a su juicio merecen fama. Las penurias no
recompensadas. No nombra, compasiva y humorísticamente, a las lumbreras
literarias consagradas que se avergüenzan de su pasado bohemio. Porque la
bohemia solía ser necesidad y hambre,
más que esnobismo y moda. Las buhardillas tienen más moho que poesía; las
escaleras de acceso a ellas, menos luz que crujidos fríos, olores pesados,
claustrofóbicos e indefinibles.
Tomamos aire puro caminando y en caballerías, por
las sierras del Guadarrama y Albarracín, lejos de cafés, licores, humos y
verborreas. Todo el libro es refrescante, bien escrito, carcajeante por
momentos.
Editorial Juventud S.A. Copyright de Julio Caro Baroja, 1952. Primera edición
en Libros de Bolsillo Z, abril de 1969, 229 páginas.
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