Comienzo
cada libro con expectación incorregible; unos pocos, sabiendo que la felicidad
lectora está asegurada. Es el caso de Du Maurier. Recomiendo sus novelas La
posada de Jamaica, Rebeca, Mi prima Raquel. En ellas, la maldad y la realidad
son movedizas; la tranquilidad y las certezas, una ilusión. Esta inquietud,
productora de curiosidad y gozo intelectual, también está en sus relatos.
Este libro contiene cinco, rondando cada uno
las 45 o 50 páginas.
“No mires ahora”. Probable cuento de
fantasmas. ¡Cuánta literatura, de viajes y de ficción ha generado Venecia! Allá donde viajamos, encontramos lo que
somos. Un matrimonio busca ahogar su desgracia
en la laguna veneciana, las islas y la ciudad que fueron de los Dogos.
Tras el lujo y el brillo palacial, el Sol jugando feliz en las aguas del Gran
canal, encontrarán los oscuros puentecillos sobre canales estrechos de agua
negra.
“El manzano” Ya fue reseñado en el cometario
al volumen “Los pájaros”, que también lo contiene.
“No después de medianoche”. Desastre en un
entorno idílico, Creta. Como en el caso del cuento veneciano, el contraste
entre ambiente exterior edénico e
infierno interno del protagonista te agarra.
“El
estanque”. No se puede describir mejor, poesía dura, la llegada a la
adolescencia desde la infancia, el abandono inexorable de esta.
“Las lentes azules”. Aunque sorprendente,
quizás el relato más flojo. Sólo es muy bueno.
Edición de La biblioteca de Carfax; leo la
primera, febrero de 2018. Estupenda, muy apropiada la portada. 247 páginas.
Luis
Miguel Sotillo Castro