El libro comienza con tres prólogos de otras tantas ediciones; escritos en 1960, 1984 y 2007. En ellos habla de la triste autocensura, de cómo durante el franquismo la gente debía saber leer entre líneas. Plantea la cuestión de si se puede desarrollar una
actividad profesional honrada y rigurosa bajo una dictadura. La respuesta es sí. Más polémico es lo siguiente. Afirma que buenos profesores fueron apartados, preteridos para posibles ascensos,
durante la transición. La excusa, que habían trabajado bajo el franquismo; la verdad, que se hizo para dar cabida en las élites universitarias a gente más joven, menos preparada pero con contactos políticos.
La manipulación de la literatura es tan antigua como su creación y difusión. El señor Gil nos cuenta cómo, en busca de prestigio, ciudades que no habían participado en la guerra de Troya,
manipulan La Ilíada para incluirse en el catálogo de las naves aqueas. Desde entonces, los autores han sido perseguidos o lisonjeados, al albur de las necesidades políticas, religiosas, propagandísticas de los poderosos. Poetas, filósofos e historiadores en la mesa del príncipe o en la picota. Libros, a veces sus autores, en el lecho de Procusto. ¡Qué antigua es la quema de libros!
Leemos sobre la censura, motivos y métodos, en la Grecia de los tiranos, también en la democrática; en la Roma republicana, también en la imperial; en el bajo imperio que persigue cristianos, en el imperio romano cristiano que persigue a los paganos.
Desde Hesíodo a Justiniano. Mil doscientos años de historia apasionante, triste y gloriosa de las letras. ¿Cuánto hemos perdido, de coétaneos de Tucídides, de Virgilio, de Agustín, por la labor censora, destructiva del hombre, además de por su incuria? No lo sabemos; en este libro pensamos sobre ello, aprendemos.
Leo la edición de Alianza de 2007, 478 páginas.
Luis Miguel Sotillo Castro
sábado, 6 de julio de 2019
jueves, 4 de julio de 2019
JUNTOS, NADA MÁS. Anna Gavalda
No se me ocurre
mejor presentación para este libro que la de festín de buen rollo, con lo que
ya valdría para apuntarlo rápidamente en lista interminable.
Pero es que
además es una novela tierna, trágica, diferente, vital, con unos personajes tan
entrañables que te los querrías llevar a tu casa para siempre.
La habilidad de
Gavalda está en dejarlos a su aire, sin ponerles cortapisas, permitiendo que se
tropiecen con la realidad, fracasen o se hundan; no los juzga ni censura, ni
los protege. Pero sí los ama.
¿De qué va esta
novela? Pues ni más ni menos de lo que expresa el título: Juntos, nada más. Es
decir, de tres personas que por una apuesta del destino acaban viviendo juntos
en un piso destartalado, noble pero venido muy a menos, tanto como su
cuestionado propietario, Philibert.
En principio, lo
único que tienen en común Franck, Camille y Philibert es el desarraigo
familiar: los tres han sufrido infancias desgarradoras, han crecido sin amor en
familias disfuncionales y su madurez hace aguas por todos lados. Cada uno
afronta sus carencias con respuestas que los aíslan aún más de la sociedad:
Philibert tartamudea compulsivamente, se comporta como un felpudo y es incapaz de encarar la realidad.
Camille se
autocastiga arrancando de sí lo único que la hace feliz y ser persona, la
pintura, mientras va añadiendo capas a la coraza impenetrable que ha construido
a su alrededor. En cambio el expansivo Franck combate todas sus frustraciones
con una gran agresividad verbal y un mal llevado desprecio hacia las mujeres.
El catalizador de
estos espíritus afligidos es el piso de Philibert, suspenso en el limbo de una
herencia, donde la convivencia que se ha autoinvitado por capricho del azar irá
sanando heridas y abriendo puertas. Y en este espacio que no es de nadie pero
sí de todos es donde Gavalda da muestras de su genialidad en el uso de los
recursos narrativos: son fantásticos los monólogos interiores de los
protagonistas, sobre todo los de Franck; es deliciosa la manera de Camille de
expresar sus sentimientos, a través de
esbozos y pinturas que va regalando a todos, ella, que no es dueña de nada, ni
de su propia vida ni su destino;
ambientes y situaciones se construyen a base casi exclusivamente de diálogos,
estando prácticamente ausentes las descripciones, algo que me encanta, aunque a
algún lector tal esquematización puede que lo descoloque. Pero lo que más me gusta
es el humor ingrávido que recorre toda la novela, porque podría haber caído en
los tópicos de la convivencia, pero lo que hace es reconstruir a las personas
desde la sonrisa tierna, incluso en los momentos más trágicos, que los hay a
montones.
Finalmente,
alabar la fantástica traducción del francés coloquial plagado de modismos,
sobre todo en el personaje de Franck.
Hay película con
Audrey Tautou que, aun siendo encantadora, recorta bastante argumento y
situaciones más dolorosas, para quedarse casi en una fábula amable donde los personajes
pierden consistencia.
Novela francesa,
francesa, llena de sentimientos, todo un fenómeno en el país vecino. Para leer
de un tirón en esa fabulosa bañera de patas de león del s. XIX de Philibert.
Recomendación con
triple signo de admiración.
Sybilalibros@YoLibro
martes, 2 de julio de 2019
EL CASO COLLINI. Ferdinand von Schirach
Un más que interesante descubrimiento este abogado/escritor.
Libro de los que no puedes soltar, sobre todo el último tercio (yo me lo he
leído en 1 día), redondo en sus precisas 149 páginas, bien escrito, con un
estilo conciso y sin florituras porque no las necesita.
No voy a contar el argumento porque está íntimamente ligado a la sorpresa
final (no leáis sinopsis de contraportada, por favor) pero sí os puedo decir que
un hombre intachable asesina a sangre fría a otro, se entrega pero no quiere
defensa ni contar el motivo de su crimen.
Turno ahora para el abogado de oficio al que el caso se le convierte en un dilema profesional al conllevar implicaciones personales inesperadas.
Ahí lo dejo.
Turno ahora para el abogado de oficio al que el caso se le convierte en un dilema profesional al conllevar implicaciones personales inesperadas.
Ahí lo dejo.
Nada pesado, teniendo en cuenta su formato de instrucción de un caso, es de
esos libros que te hacen reflexionar sobre la Justicia. De hecho, en el momento
de su publicación, supuso una convulsión en el sistema judicial alemán.
Y con estas premisas sólo me queda desearos que lo disfrutéis tanto como
yo.
¡Ah! Von Schirach es conocido por dos volúmenes de relatos criminales, “Crímenes" y "Culpa”, también editados en Salamandra que están pidiendo a gritos una
lectura ya.
Sybilalibros@YoLibro
lunes, 1 de julio de 2019
EL MISTERIO DE LA CRIPTA EMBRUJADA. Eduardo Mendoza
La segunda novela
de E. Mendoza tras el inesperado éxito de su debut con “La verdad sobre el caso
Savolta” obedece, como el mismo autor confiesa en el prólogo, a una necesidad
de distanciarse del maremágnum en el que se vio envuelto y superar el bloqueo
ante la página en blanco.
La catarsis le condujo
a un divertimento disparatado, enraizado en la picaresca española que, en vista
de la gran aceptación obtenida, seguirá cultivando a intervalos para deleite de
sus seguidores.
Para ello, retoma
a ese personaje oblicuo y desconcertante del Caso Savolta, sin nombre porque
los reúne todos, un lunático adicto a la Pepsi-Cola internado en un manicomio,
al que recurre el jefe de policía para la resolución de un caso de desaparición
de adolescentes en un internado de “niñas bien”.
La enrevesada
trama de entradas, salidas, despistes, historias paralelas, típicos de un vodevil,
sirve a Mendoza de excusa para algo que le es muy querido: contar Barcelona, desde
el aristocrático S. Gervasio hasta los prostíbulos del Raval, durante los
convulsos momentos de nuestra recién estrenada democracia.
La diversión, más
que por la propia historia en sí, de escasa chicha, viene dada por la pericia
de saltimbanqui del autor en el uso del anquilosado lenguaje leguleyo que gasta
el loco, alcanzando momentos de desternillante
paroxismo, y por surrealistas situaciones impropias de una investigación
policial de forma que, cuando te quieres dar cuenta, sigues a ciegas a este nuevo
Lazarillo de las Ramblas, que destila amargura y ternura a partes iguales,
llegando incluso a profesar su cordura.
Aparquen un
ratito la formalidad y déjense llevar una tarde (sus 200 páginas se beben con
un largo café) por la sana demencia, como afortunadamente hizo el autor para
regocijo propio y de sus lectores.
La recomiendo
para forofos de Mendoza, de Barcelona, de
personajes descabellados y para echar un buen rato tras un día
atravesado.
Sybilalibros@YoLibro
LAS DOS CARAS DE LA VERDAD. Michael Connelly
Connelly ha creado y mantenido durante casi tres décadas un
detective vivo, plenamente creíble. Nos engancha con la
profundidad compleja del personaje, con mimo del detalle,
exposición clara de tramas. Mostrado todo con claridad y ritmo
trepidante.
El detective Harry Bosch en 2017. Han pasado varias décadas,
muchas novelas, desde que ingresó en la policía de Los Ángeles a
su vuelta de Vietnam. Se acerca los 70 años, trabaja como
voluntario sin salario para la policía de San Fernando, ciudad del
condado de L.A. Lo suyo es pasión, vocación, misión. Nada en un
mar de soledad, en el que se mantiene a flote por el amor de su
hija.
En tantos libros, hemos visto todo tipo de crímenes, con sus dosis
de sociología y política adecuadas, que hacen verosímil cada
historia. En esta entrega conocemos la drogadicción con fármacos
legales; su trapicheo, mafias, corrupción. Zombies de la oxicodona,
farmacéuticos y médicos corruptos. La redención es posible, pese a
la dureza, como de diamante negro, de la desintoxicación. También
recibirá Bosh un ataque desde el pasado, con la revisión tramposa
de un caso suyo de treinta años atrás. La maestría para combinar,
alternar tramas y episodios menores es marca Connelly.
Recomiendo las novelas de Bosh desde la primera, El eco negro,
de 1992; aunque pueden leerse sueltas, cada una tiene sentido por
sí misma. Esta la edita Alianza Editorial en 2019, 374 páginas
intensas.
Luis Miguel Sotillo Castro
detective vivo, plenamente creíble. Nos engancha con la
profundidad compleja del personaje, con mimo del detalle,
exposición clara de tramas. Mostrado todo con claridad y ritmo
trepidante.
El detective Harry Bosch en 2017. Han pasado varias décadas,
muchas novelas, desde que ingresó en la policía de Los Ángeles a
su vuelta de Vietnam. Se acerca los 70 años, trabaja como
voluntario sin salario para la policía de San Fernando, ciudad del
condado de L.A. Lo suyo es pasión, vocación, misión. Nada en un
mar de soledad, en el que se mantiene a flote por el amor de su
hija.
En tantos libros, hemos visto todo tipo de crímenes, con sus dosis
de sociología y política adecuadas, que hacen verosímil cada
historia. En esta entrega conocemos la drogadicción con fármacos
legales; su trapicheo, mafias, corrupción. Zombies de la oxicodona,
farmacéuticos y médicos corruptos. La redención es posible, pese a
la dureza, como de diamante negro, de la desintoxicación. También
recibirá Bosh un ataque desde el pasado, con la revisión tramposa
de un caso suyo de treinta años atrás. La maestría para combinar,
alternar tramas y episodios menores es marca Connelly.
Recomiendo las novelas de Bosh desde la primera, El eco negro,
de 1992; aunque pueden leerse sueltas, cada una tiene sentido por
sí misma. Esta la edita Alianza Editorial en 2019, 374 páginas
intensas.
Luis Miguel Sotillo Castro
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