domingo, 21 de abril de 2019

CON EL CIELO A CUESTAS. Gonzalo Suárez


“Hay que desordenar el caos” dice el maestro Suárez y a fe que lo consigue en esta maravillosa, extravagante, surrealista, rotundamente francesa ¿novela?

Os presento a los “dramatis personae”: una mujer con sexo de hombre; una desinhibida e intrigante pintora sueca a punto de casarse, que hace honor a su nacionalidad y transita por todos los vericuetos del sexo; un marido consentidor a la francesa; un chaval inocente que señala con el dedo del destino, y, finalmente, realidad cayendo a plomo, un español exiliado que, huyendo de su pasado, tropieza accidentalmente con la historia criminal de celos desatada.

Con estos ingredientes uno podría pensar en historia policíaca libertina y reivindicativa, pero no. G. Suárez nunca apuesta sencillo. Le gusta jugar fuerte y con la mente del lector. Así compone una bizarra novela de exiliados, combatientes por las libertades, aliados, por arte de casualidades casi homéricas, con los adinerados esnobistas más delirantes de la Francia de posguerra, combinada con los recuerdos de la época del propio autor, que le asaltan en sueños rodados en 8mm y glorioso blanco y negro.

Lo que Suárez proyecta ante nuestros ojos es una novela negra de kiosko, un documental montado con los negativos hallados en el desván de su memoria, un homenaje a los mitos franceses que forjaron el Elíseo español del antifranquismo. Y lo hace con un rápido e imaginativo guión plagado de diálogos tan cortantes como los de Sam Spade, un cúmulo de situaciones equívocas que llevan a desenlaces estrafalarios, una traslocación de la lógica narrativa que conduce al lector a confundir los límites entre realidad y ficción, algo muy querido para un autor que escribe de maravilla, que usa un vocabulario tan rico que mantuvo a mis neuronas en perpetua excitación nerviosa y todo bajo el pabellón de la libertad creativa.

La he disfrutado muchísimo. He gozado con sus referencias cinéfilas y literarias francesas, apreciables en su mayoría sólo para “connaisseurs” y la recomiendo para todo aquel que tenga la mente abierta a las jugadas de la imaginación, la mirada perdida en los sueños de la infancia y el corazón en permanente construcción.

Sybila @YoLibro

miércoles, 17 de abril de 2019

LO QUE PERDIMOS. Catherine O’Flynn


Fábula contemporánea, narrada en dos tiempos, 1985 y 2006, sobre la devastadora soledad originada en el vertiginoso avance de una sociedad despiadada, que engulle la esencia de las personas, personificada en esos “leviatanes” del consumo como son los megacentros comerciales.

La conexión entre ambas épocas, la pantalla de un televisor de la sala de vigilancia del centro comercial. Los protagonistas, Kurt, un vigilante nocturno, insomne por vocación para huir de la pesadilla de la muerte de su esposa y Lisa, una de las muchas trabajadoras explotadas por empresa multinacional y atrapada en una relación tan alienante como su esclavizador empleo. La sacudida que despierta a estos peones del capitalismo: la desaparición en los ochenta de una niña huérfana, Kate, deliciosamente creativa, que sueña con ser detective y que vive en una perpetua conversación aventurera con su amigo imaginario. Su búsqueda supondrá salir del círculo vicioso la ficha laboral y la catarsis de pasados dolorosos.

Novela de desarrollo desigual, contempla una primera parte (la dedicada a la historia de la niña) muy dinámica y atractiva que pierde el norte y el pulso en la segunda parte, como para acompañar el estado de ánimo de sus actores, con el agravante de la inserción de extraños monólogos de gente anónima y ajena a la novela que deambula por el centro comercial. Creo que la intención de la autora era presentarlos como metáfora de la deshumanización de la masa compradora, pero mi opinión es que yerra en el formato, ralentizando y enroscando aún más una trama ya de por sí ofuscada.

Dulce como el caramelo de la infancia, amarga como un sándwich al que le falta la mitad; tierna pero a la vez despiadada, rebosante de sentimientos sin sentimentalismos, cruda pero sin arañar; acierta en el argumento, en la crítica sin paliativos al brutal desarrollismo capitalista de los 80 en Reino Unido, que creó factorías de parados y sumió en el conformismo a las generaciones siguientes, atina también en los personajes, pero ¡Ay! peca de ambición, de exceso de reflexión, de alargar innecesariamente la trama. Y eso pasa factura, a pesar de la cuidada prosa que exhibe la autora.
Aunque crea unas expectativas que después no cumple, yo la recomendaría por la actualidad de su denuncia.

Sybila @YoLibro

lunes, 15 de abril de 2019

LEONOR DE AQUITANIA. Régine Pernaud

En el prólogo de página y media, también en las cuatro páginas finales dedicadas a una insuficiente bibliografía, la autora se queja de los tópicos que denigran la Edad Media; bien. Nada hay inventado en su libro, dice, incluso los pocos diálogos están tomados de fuentes del período en cuestión; vale. Ha decidido no cargar el libro de notas y referencias; mal.
Hallo algunos excesos imaginativos, inquietantes, pues se nos promete rigor histórico. Por ejemplo: Tras aclarar la autora que París no es, política, religiosa ni artísticamente una de las ciudades más relevantes de Francia en los años treinta del siglo XII, asegura que Leonor “debió” sentir algo especial al llegar a la ciudad del Sena. ¿Por qué? Porque “Algo vibra en el aire de París.”
Escrito lo anterior, el libro es interesantísimo.

Esposa, madre, abuela de reyes, legisladora, viajera, Leonor nace en Poitiers en 1122 o 24, muere en 1204. Vive el Románico, la transición al deslumbrante, osado Gótico. Crece en las cortes nobles rodeadas de campos hermosos y fértiles, sociedad de torneos y trovadores, a los que inspira y alienta.
-Como referencia para el lector español, Leonor tiene 11 o 13 años cuando Alfonso VII es coronado Emperador en la catedral de León. El nieto de Alfonso VI ha llegado a tanto porque su madre, Urraca, reina de León (1081, 1126), ha reinado, gobernado y legado a su hijo el noroeste de España. Urraca no ha tenido una Régine Pernoud; ni Berenguela, la madre de san Fernando III, ni María de Molina, esposa, madre y abuela con mando de reyes. En tiempos de Leonor el sur y el levante hispanos son musulmanes.-
Si bien todos los grandes señores de Francia rinden homenaje al rey, Luis VI, en la práctica son autónomos y varios, como el padre de Leonor, más ricos que el soberano. De manera que es Luis hijo quien hace un matrimonio ventajoso al desposar a Leonor, duquesa de Aquitania, poco antes de convertirse en el rey Luis VII. Leonor le dará dos hijas, irá con él a la segunda Cruzada; provocará la anulación del matrimonio para, meses después, casarse con Enrique, hijo del conde de Anjou. Acompañará al Plantagenet en su conquista de la corona inglesa. Ya es reina de nuevo, mujer de Enrique II de Inglaterra. Tendrá de él a los dos próximos reyes ingleses, Ricardo corazón de león y Juan sin tierra, amén de otros seis hijos.
¿Qué podría salirle mal a esta pareja osada e inteligente? Enrique le es infiel y ella se venga. Leonor conspira con sus hijos, ambiciosos, airados, contra su padre el rey. Enrique la atrapa y la encierra diez años. En este punto, los cinéfilos recuerden a Hepburn Leonor y O’ Toole Enrique en “El león en invierno”.

Para saber más, lean el libro, bien escrito por Pernaud, medievalista francesa y tan ameno como las peripecias que describe. Sabrán cosas sobre san Bernardo de Claraval, abad del Císter y Doctor de la Iglesia; santo Tomás Beckett, Canciller de Inglaterra y mártir; Saladino, sultán conquistador de Jerusalén; Felipe Augusto, rey de Francia; Conrado III, Federico Barbarroja, Enrique VI, coronas del Sacro Imperio; Manuel Comneno y su Constantinopla, etc, también dramatis personae.
Para terminar, confesaré que, para mí, el personaje más fascinante de esta historia es Enrique II Plantagenet, rey amado y odiado a lo Shakespeare.

La edición francesa original es de 1966. Leo la de Acantilado, sin erratas y con árboles genealógicos convenientes, la cuarta reimpresión, de marzo de 2019. 332 páginas.

Comentario de Luis Miguel Sotillo castro.

jueves, 11 de abril de 2019

AGUA VERDE, CIELO VERDE. Mavis Gallant


La novela que hoy os comento es un bocado extraño y exquisito, el descubrimiento que nos ha regalado Impedimenta este año de una autora apenas conocida en España por falta de edición pero sí muy reconocida en el mundo anglosajón, entre los más delicados degustadores de relatos.
Leer a Mavis Gallant me ha supuesto adentrarme en un universo donde el lenguaje es tratado con mimo y proporción, desvelando una escritura que me recuerda a las delicadas pinturas japonesas en las que cada equilibrado trazo refleja un infinito de sentimientos, proporcionando así un intenso placer al lector que refrena a sus ávidos ojos y los obliga a caminar descalzos sobre esa alfombra de palabras escogidas.

Pocas veces me ha ocurrido esto, entre ellas, leyendo a Alice Munro quien, como comento en la reseña, considera su maestra a M.Gallant. Poco más se puede añadir.

“Quien carece de un país emocional puede considerar a otra persona su casa” Mavis Gallant

De nuevo una estupenda sorpresa hallada entre las novedades de la biblioteca. Me atrajo el título: rotundo, colorido, evocador y desde luego con grandes promesas de un lenguaje cuidado, poético y sensorial. Y también, a qué negarlo, una pictórica portada de Impedimenta. Después, mientras leía, me di cuenta que estaba ante una escritora extraordinaria, con gran dominio de la palabra, artífice de novedosas estructuras narrativas y poseedora de una sensibilidad especial para adentrarse en el espíritu humano, en esas debilidades que lo hacen tan atractivo.

Investigué y hallé a una reconocida autora canadiense de relatos de los años 50, publicados en su mayoría en “The New Yorker”, admirada sin fisuras por autores anglosajones, que sin embargo prefirió una vida en París alejada de ese mundo, y de la misma calidad literaria que la afamada Alice Munro. De hecho Munro la reconoce como su maestra en el difícil arte del relato.
No puedo opinar sobre sus cuentos porque los acaba de publicar este año 2019 Lumen, aunque espero leerlos pronto. Pero sí puedo comentaros la gozada que ha sido la lectura de esta su primera novela (sólo escribió dos) editada en España gracias a Impedimenta.

“Agua verde, cielo verde” es una novela hija de su tiempo, escrita en 1959, en un momento en que la clase media norteamericana buscaba reinventarse -caducos ya los valores heredados de la guerra- donde se narra la historia de unas relaciones atormentadas: Bonnie, una  madre separada de mediana edad proveniente de una potente familia de valores tradicionales, recorre Europa con su hija adolescente Flor en un vano intento de llenar los vacíos que arrastra su inadaptada y esnobista existencia.
 Venecia y Cannes son testigos de la confusa relación que mantienen madre e hija. Bonnie proyecta sus deseos y frustraciones en Flor que, empujada por su madre, intenta construir en París la familia que les retire de su nómada existencia con un matrimonio y un marido que siente como ajenos desde el principio. Esa alienación hundirá a Flor en la locura.

“Agua verde, cielo verde” está narrada a cuatro voces (Bonnie, Flor, su marido y su primo) y construida a base de monólogos interiores que se solapan sin terminar de proporcionar al lector una imagen completa de la historia, de forma que ésta queda como craquelada, con grietas, al igual que las frágiles emociones que conectan a estos personajes desarraigados. Estará en el lector si rellenar o no esos huecos intencionados con su imaginación.

Autora absolutamente recomendable: inteligente, hábil, que se sale de lo convencional, con un lenguaje inspirado, a la que volveré en cuanto pueda a pesar del poso de pesimismo y desconcierto en el que me ha sumido esta novela.

Sybila @YoLibro


martes, 9 de abril de 2019

EL MURCIÉLAGO. Jo Nesbø

Espero no recibir demasiados cates por el comentario a mi primera lectura de Nesbø, pero los que ya me conocéis sabéis que escribo lo que pienso y no me caso con nadie 
Primera novela que leo del afamado autor de novela negra nórdica y he de decir que si bien está entretenida, no me ha entusiasmado.
Me cuentan mis amigos forofos/exégetas de Nesbo que las dos primeras novelas de la serie del detective Harry Hole poco tienen que ver con el resto de su obra: son menos crudas y el protagonista está a medio cocer, que el cambio de registro viene con la tercera de la serie, Petirrojo. Pero como me habían recomendado comenzar por la primera, pues es fundamental para entender al personaje, yo he obedecido.

Aun a riesgo de condena por parte de la curia nésbica, voy a dar mi opinión, que de eso trata esta página, de comentar nuestras lecturas.
He visto una trama bien urdida, un caso de asesinato un poco traído por los pelos para plantar al detective en las antípodas, una ambientación australiana atractiva y cuidada y un conjunto de subtramas propias del género con sustancia, que cumplen su función de distracción del meollo y alargan la novela.
Pero creo que el relato falla en los personajes, que no me termino de creer. Presentados desde una fría distancia (no sé si es el estilo Nesbo o la corriente del fiordo) me provocan nula empatía, especialmente quien debería ser el gancho que empuje a la lectura, el detective Harry Hole. Lo he visto demasiado arquetípico (estoy harta de detectives alcohólicos, taciturnos y con traumas familiares) y con poca sustancia. Supongo que en futuras novelas crecerá como personaje hasta devenir en el fenómeno de masas en el que se ha convertido.

Por último, “la maldición de Cassandra” ha vuelto a visitarme y descubrí al asesino apenas pasadas las 100 páginas (eso, o que el autor es poco hábil en el camuflaje del “malo” y en los enredos de subtramas) con lo cual, las 200 y pico restantes han sido de “a ver qué se inventa ahora”.

Con todo, volveré a intentarlo con la famosa Petirrojo, porque no puedo creer que mis leídas amistades me hayan recomendado un puf. Entonces tendré más argumentos para valorar como se merece esta serie, espero.
Sybila @YoLibro

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