martes, 9 de abril de 2019

EL HEREDERO. François Vallejo

Adelanto ya que la novela que hoy os traigo no es ni fácil ni agradable, pero sí interesantísima por la forma en que está escrita, toda en presente; por la maestría de su autor a la hora de dibujar caracteres y llevarlos a las últimas consecuencias y por lo que supone de sabia mezcla entre la novela histórica y el thriller psicológico.
Para aquellos lectores que busquen algo que se salga fuera de lo común, F. Vallejo es su autor.

Novela turbadora, asfixiante, tan opresiva como las nieblas bretonas donde tiene lugar, pero tan magnífica como su paisaje.
Ambientada en la Francia de las revoluciones liberales del s.XIX, El Heredero, que bascula entre la novela histórica y el thriller psicológico, cuenta la traumática relación entre el joven barón de l’Aubépine que tras la muerte de su padre vuelve de París para tomar posesión de sus tierras en el Oeste, y Lambert, el guarda de caza que atiende la hacienda con celo secular.

El relato se articula alrededor de la confrontación de caracteres entre el amo y el siervo. Mientras que el nuevo barón se nos aparece como un idealista perturbado, empeñado en romper con los antiguos valores que sostienen la nobleza bretona y en desmontar el nuevo imperio francés implantando una utópica República alentada por Victor Hugo, al que pretende traer del exilio, el fiel Lambert, paradójicamente, representa el viejo orden social previo a la Revolución Francesa, el apego a la tierra, la necesidad de que haya un señor y un servidor para que las cosas funcionen.
La desconfianza y tensión iniciales se vuelven insoportables a medida que avanza la narración, crece la intimidad entre ambos personajes (muy a pesar de Lambert) y afloran las obsesiones de cada uno: la depravación sexual del barón frente a la jauría de perros de caza del guarda abocará a un desenlace trágico.

Escrita toda en presente, con abundantes monólogos interiores que construyen la acción, busca y consigue desarmar al lector, cogerlo desprevenido ante los acontecimientos y a la par, envolverlo en una atmósfera claustrofóbica de forma que acabe casi empujando al personaje a tomar decisiones con tal de salir de ese encierro de tinta y papel.
Es la magia de la buena literatura, una escritura sabia, certera, combinada con el extraordinario manejo de la psicología de los personajes.

Largamente premiada en Francia, “El heredero” es una novela más que recomendable y una experiencia literaria distinta, aunque poco agradable dados los hechos que se narran, pero que no deja indiferente. 
Sybila @YoLibro

LA TIENDA DE ANTIGÜEDADES. Charles Dickens

Novela anticuada, pues muestra el bien y el mal como categorías claramente distintas, sin ambigüedades. Hoy, relativizamos la bondad con incomodidad ante ella; intentamos comprender la maldad con una sonrisa autosuficiente, de enterados. Hay que ponerse en 1840 y 1841, cuando Dickens publicó esta novela por entregas (Este modo de publicar se nota en los finales expectantes de los capítulos, como el “continuará” de las series televisivas). Los lectores entonces tenían un sistema de creencias; podían ser críticos con él, pero pensaban que debía existir. Lo bueno es que el libro es claro, blanco y negro; lo malo es que encontramos los personajes caricaturescos, simples.
La niña Nell se ve urgida a escapar de Londres con su abuelo. Conocerá gente variada, sedentaria y ambulante, virtuosa y pícara; será buscada, perseguida por benefactores y malhechores. Viajará caminando o en carruaje por el paisaje inglés. La descripción de los suburbios industriales, con sus humos y fuegos, nos hace pensar en los infiernos de El Bosco; los campos abiertos, la naturaleza, nos evocan a los paisajistas bucólicos ingleses.

The old curiosity shop es sentimental, por lo que ha sido denostada, cierto. Mas los palos de Dickens a la Justicia, a las desigualdades sociales, al juego, al alcoholismo, al puritanismo, a la hipocresía están aquí. El humor del autor hace sonreír en cada página, también la ironía, incluso sobre sí mismo.
¿La recomiendo? Atrévanse con estas 860 páginas si ya han disfrutado de “Los papeles del club Pickwick”, “Casa desolada”, “Tiempos difíciles”, “Historia de dos ciudades” y “Grandes esperanzas”.
Leo la edición de Nocturna, primera de enero de 2017, bonitamente ilustrada. Me ocurrió lo siguiente: Procuro leer novelas con la información previa mínima, para que no me las destripen. Pues hojeando este libro antes de comenzar su lectura, vi la última ilustración… que desvela el destino de la protagonista. No hagan lo mismo.

Comentario de Luis Miguel Sotillo Castro.

jueves, 4 de abril de 2019

CITA EN SAMARRA. John O’Hara


La famosa "Generación Perdida", que así llamó Gertrude Stein a ese grupo de escritores norteamericanos de los años 20 que dieron el golpe de timón final para liquidar cualquier resto de la literatura del s. XIX, no consiste solo en los grandes nombres como Faulkner, Hemingway o Fitzgerald. Contempla también otros autores y autoras menos famosos pero igual de sensibles a los problemas existenciales que planteaba el nuevo siglo. Entre ellos está John O'Hara, cuya carrera se desarrolló mayormente entre prensa y guiones de cine, pero que nos dejó pequeñas joyas como esta que os comento hoy en el ámbito de la novela. Os lo recomiendo vivamente por la fuerza de su escritura así como por el magnífico análisis social de la época.

"Cita en Samarra" es un brillante título para un libro desasosegante.
Si esperaban arriesgadas aventuras, pasiones desatadas, espías sibilinos de Saladino, erraron las coordenadas, porque la acción de esta novela se mueve en los años 30 por pequeñas ciudades de la vieja Pensilvania; alterna en “clubs de campo” donde los cachorros de la  burguesía provinciana presumen de coche, dinero y mujer al tiempo que  brindan con néctar escocés por el sueño americano como si la Depresión afectase sólo a mineros holandeses y a judíos cuyo oficio es deshonrar buenos  barrios.

Pero los vapores etílicos no consiguen volatilizar la verdadera historia.

Cita en Samarra es la crónica de una muerte anunciada por un dry martini con hielo lanzado a un poderoso empresario católico; es la radiografía de un matrimonio protestante tan modélico que su permanente exposición a la galería ha convertido a la prometedora Caroline en un trasnochado maniquí y a su marido Julian en un odre sin fondo; es un aquelarre pagano de apariencias y envidias en plena Ley Seca donde un matón desarraigado oficia de custodio de licores y amantes de gángster de medio pelo; es un tobogán existencialista con un ángulo de pendiente de tres días de Navidad por el que se desliza el protagonista al aparcar su Cadillac de las convenciones burguesas.

Su caída en picado es directamente proporcional al ritmo vertiginoso que confiere el autor a los diálogos, verdaderos constructores de la narración, y a su estilo directo donde ningún personaje escapa a la acritud de su memoria, ya que esta novela contiene retazos de autobiografía y algún que otro ajuste de cuentas con su asfixiante ciudad natal.
John O’Hara es coetáneo de la gloriosa “Generación Perdida” norteamericana que tantos placeres da encontrar y, aunque carezca de la mundanidad de Hemingway o de la profundidad existencial y el exquisito gusto de Scott Fitzgerald, merece un lugar escogido entre nuestras lecturas por la excelente crónica de una época frívola con pies de barro, por el angustioso retrato de la autodestrucción del ser humano y porque no se corta al denunciar el encubierto racismo y la puritana xenofobia de los WASP.

Para terminar, señalar que la edición de Lumen cuenta con interesante prólogo de John Updike y que O’Hara, al igual que muchos de los escritores del momento, aterrizó en Hollywood donde trabajó como guionista, siendo su película más reseñable el musical “Pal Joey”: Frank Sinatra, Rita Hayworth, Kim Novak y estupenda banda sonora de jazz. Sin embargo, a pesar de tener todas las papeletas para ser un peliculón, Cita en Samarra no se llevó al cine ¿Alguien se anima a comprar los derechos?

Recomiendo vivamente esta desbocada novela a los amantes de la conducción sin manos, de los whiskys cargados de inquina, de las deliciosas flappers, de la Gran Depresión como fuente inagotable de joyas literarias y...Para los que vivimos la vida en una constante pregunta.

Sybilalibros @YoLibro


martes, 2 de abril de 2019

A LA DERIVA. Penelope Fitzgerald

Tercera novela que leo de la genial escritora británica Penelope Fitzgerald, reconocida sobre todo por el éxito de La librería, y he  de decir que es la mejor de las tres. La más redonda tanto en su concepto, totalmente consecuente con el título, como por su ambientación y personajes.
Hay mucho lector desencantado con esta autora, que se tiró en plancha con La Librería atraídos como moscas a un panal de rica miel por el título y se encontró con algo que no esperaban: la composición supuestamente caótica de Fitzgerald y sus finales inciertos, precisamente lo que más me gusta de ella.
Me agrada su manera de contar a base de elipsis salpicadas por diálogos, unas veces elocuentes, otras aparentemente sin sentido, que el lector debe interpretar rellenando los huecos que en una narración convencional estarían repletos de información. Me seducen sus personajes soltados en mitad de la página, a la deriva de la tinta, sin más herramientas que las de un carácter inseguro y la inercia a equivocarse continuamente, mientras la autora se limita a observarlos desde la distancia que marca su pluma. Me divierten sus familias atípicas que ven la sociedad convencional como una rareza pero sin criticarla.
Todos estos rasgos propios de su estilo los encontramos en esta deliciosa novela, funcionando como una maquinaria precisa hasta dar con un final abierto pero épico.

En el paisaje suburbano de los muelles del Támesis de los años 60 mora una fauna bohemia anclada en sus destartaladas gabarras, que no pertenece ni al agua ni a tierra firme, cuya existencia se rige por las enérgicas mareas del río y por la solidaridad comunal frente al resto de ciudadanos "normales" de la gran capital, formando así una reducida familia de desclasados.
Aún siendo una novela casi coral, la acción, como el paso entre barcazas, tiene como puente al "Grace" cuya propietaria es Nenna James, una treintañera canadiense madre de dos hijas: la sensata adolescente Martha que ejerce de persona responsable en la destartalada vida de su madre y la pequeña Tilda, un espíritu salvaje, hija del río, descarada y sin las inhibiciones del asfalto.
Abandonada por su marido tras la decisión de vivir en la gabarra, con la justicia y asuntos sociales acechando  y una retirada de la custodia de sus hijas pendiendo como espada de Damocles, Nenna James navega entre la estabilidad familiar o no seguir negando su propia identidad. Ella encarna a la perfección el tipo de mujeres que deambulan por las novelas de Fitzgerald: desorientadas, en perpetua crisis existencial y en un oscilante estado de agitación. Es decir, la antítesis del modelo burgués de madre y esposa. Aún así, se las ingenian para seguir a flote aunque sea navegando en círculos.
Sus vecinos flotantes tampoco se caracterizan por llevar existencias muy normales: un viejo pintor cuyo barco hace agua por todos lados pero que se niega a reparar; el propietario de un pub en la orilla que usa su gabarra como almacén de contrabandistas; el que tiene un curioso pacto con su esposa por el que sólo conviven en vacaciones y Richard, el metódico oficinista que ejerce como capitán de esta extravagante flota. Todos comparten inciertas derrotas. Sus cuerpos, como los cascos de sus de sus viviendas, sufren el embate de olas de incomprensión y soledad, pero prefieren dejarse llevar por la marea antes que enderezar el rumbo que los conduzca a lo establecido.
Así, tanto los personajes como su modo de vida y el paisaje entre mareas en el que se desenvuelven, el libro en sí, no son más que la metáfora de una filosofía de vida distinta que la autora conocía muy bien, ya que ella y su familia vivieron en una barcaza en el Támesis durante años.

La recomiendo con pasión para todos aquellos que vivan a la deriva, entre dos mundos, para los nómadas de sí mismos que sólo echan el ancla en corazones amigos, para los gustadores de una literatura diferente y al margen de lo impuesto.
Volveré a Penelope Fitzgerald. Siempre.
Sybila @ YoLibro

UN PARAÍSO INALCANZABLE. John Mortimer

“Sacarle dinero a un socialista rico con alzacuellos requeriría el talento de Moisés cuando golpeó la roca en el desierto”

Esto sólo es un botón de muestra del espíritu que vamos a encontrar en este divertídisimo libro del genial John Mortimer: abogado, escritor, guionista de cine y televisión, acérrimo antithatcherista y epítome del humor británico.

Un Paraíso Inalcanzable podría haber sido el típico e irónico fresco de pueblecito de campiña inglesa, con sus consabidos personajes de nobles venidos a menos, solteronas cotillas, misóginos esnobistas y jóvenes que intentan huir de un futuro plantando rosales y horneando púdines.

Pero la inteligencia de Mortimer toma ese cuadro, quintaesencia de lo “british” y lo retuerce hasta componer una comedia delirante desde el preciso momento en que el motor alrededor del cual gira la novela es la controvertida herencia tras su muerte del atípico pastor anglicano, rico por familia pero más socialista que Karl Marx y tan activista pro todos los derechos habidos tras la 2ª G.M que dejaría en pañales a Bono de U2.
Y es que el destinatario de tal fortuna no es Nelson Mandela ni la propia familia del pastor. Es el arribista e irritante Titmuss, jovenzuelo de familia obrera del pueblo que ahora es ministro de Mrs. Thatcher.

Plantado el desatino, ya sólo queda asistir a la surrealista floración, marcada por las actuaciones de los dos hijos del párroco, a la sazón personalidades totalmente contrapuestas: mientras el airado escritor de éxito pugna por su herencia legítima, el médico rural intenta dar con el secreto del último deseo de su padre, reconstruyendo su historia y a la par la de Gran Bretaña, lo que permite a Mortimer deslizar una crítica social a los rebeldes 60, al activismo setentero y a la irrupción del thatcherismo representada por el inefable Titmuss.

Situaciones disparatadas propias de las comedias inglesas de TV, diálogos mordaces, personalidades incisivas, esa “gentry” (nobleza rural británica) de nariz estirada, codo empinado y gustos plebeyos...TODO rezuma genialidad en Mortimer.
Lo recomiendo casi como lectura necesaria para el desarrollo neuronal  y ejercicio del músculo de la risa.

P.D: La traducción es bastante buena y hay continuación de la saga, ya que es trilogía.

Sybila @YoLibro

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