Decepción y tirón
de orejas para el autor por tener una idea fabulosa y desgraciarla.
No se puede
lograr un arranque tan brutal y sobrecogedor junto a una angustiosa descripción
de accidente de helicóptero y posterior rescate en un glaciar de los Dolomitas,
y luego arruinarlo por irse por derroteros sicológico-románticos al modo de los
telefilmes de sobremesa de A3TV.
Lo que pretendía
ser una aterradora novela negra sobre un espantoso crimen sin resolver en un
paisaje de ensueño como el Alto Adigio italiano y una novela de aventuras para
los amantes de la montaña, se convierte en la caída y resurrección de un
petardo guionista de TV, Salinger, alter ego del autor, en la búsqueda de sí
mismo y la redención de sus faltas matrimoniales a través de la investigación
por cuenta propia del susodicho crimen del que nadie en el pueblo quiere
hablar.
Así, la intriga
se licúa en aguachirle aunque tenga como protagonista el hielo del magnífico
cañón del Bletterbach, depósito al aire libre de múltiples fósiles, meca para
geólogos.
Y no contento con
eso, se marca una mala imitación del maestro Stephen King alojando un terror
sobrenatural en el cañón como posible culpable.
La responsable de
este desinfle de trama es la profesión del autor, director/guionista de
documentales extremos a raíz de los cuales surgió esta novela. Y es lástima el
desperdicio de material y conocimientos que posee por carecer de lo esencial en
un escritor: saber contar, y más aun tratándose de una supuesta novela de terror. No os fieis de la
contraportada cuando lo publicitan como el nuevo Jo Nesbo o Stephen King. Ni de
lejos.
Para terminar
decir que lo he leído para hacer una reseña bien fundada, que aunque en el
principio de su lectura lo recomendé porque me sorprendió, ahora, a libro
cerrado, os digo que no perdáis el tiempo salvo que os gusten los telefilmes de
sobremesa.
Sybilalibros@YoLibro