domingo, 13 de septiembre de 2020

EL UNICORNIO. Manuel Mujica Lainez

En este libro leemos la frase: "Las letras son el mejor de los bálsamos."

Mujica nació en Buenos Aires en 1910, vivió hasta 1984. Periodista, crítico y novelista de éxito. Recomiendo sus novelas “Los ídolos”, “Bomarzo” y “El gran teatro”; también sus obras “Misteriosa Buenos Aires” y “Un novelista en el Museo de Prado”. Estos dos títulos últimos aparecen por ahí clasificados como libros de cuentos o relatos; será mejor decir que son libros deliciosos e inclasificables.

 La Edad Media está de moda en Twitter, escaparate de maniquíes parlantes. Mucho ignorante satisfecho da por sabida esta época de mil años con cuatro tópicos denigrantes. Oscuridad, falta de higiene, ignorancia e Inquisición. Algunos inasequibles al desaliento la reivindican. Para mí la contemplación de cualquier templo románico o gótico, la lectura del romancero, Mío Cid y mil etcéteras me convencen de que la mala fama de la Edad Media sí es oscuridad intelectual.

 Para Mujica es un período mágico, fabuloso. Un mundo violento y supersticioso, sí, como el actual; pero prodigioso, caballeresco e intenso. Seres evanescentes ante la mirada llenan los cielos, en los bosques oscuros hadas cuchichean y ríen, caballeros gastados llevan, como si tal cosa, cuernos de unicornio en sus equipajes.

 Mujica muestra un conocimiento exhaustivo de la época. Esta es la de Saladino y Balduino IV, el rey leproso de Jerusalén; es decir, finales del siglo XII. No hay manera de pillarle en fallo o incongruencia alguna. Por suerte, estando sobradamente capacitado, no nos endilga una novela histórica, sino fantástica, imaginativa, delirante, poética; anclada fuertemente en la Francia de los trovadores y el Oriente de las cruzadas.

 El lenguaje de Mujica es rico y brillante como un tesoro descubierto en Tierra Santa.  Nos deslumbra sumergiéndonos con tanta fuerza en los amores imposibles como en las batallas perdidas. No olvidemos que en las batallas ganadas alguien pierde. Por eso sólo malvados y sandios  desean la guerra.

La novela es larga como el vuelo de un hada apresurada; impactante, como el grito de Melusina, la protagonista inmortal del relato.

 Si no se deciden por este libro, por mi impericia en alabarlo, porque no les gusta la Edad Media, lean cualquier otro del autor, bonaerense de 1910, todos son excelentes.

Luis Miguel Sotillo Castro

jueves, 20 de agosto de 2020

LA QUINTA ESQUINA. Izrail Métter

“Él (Stalin) lo veía y lo oía todo, con los ojos y los oídos de los delatores. De ser una ocupación secreta y vergonzosa, la delación pasó a convertirse en un honorable deber cívico”

Hay que agradecer a Libros del Asteroide el rescate de novelas que se editaron hace tiempo pero que pasaron inadvertidas, quizás por mala traducción, quizás por falta de promoción. No hay duda que las nuevas editoriales tienen un gran aliado en las redes sociales para dar a conocer autores que de otro modo se quedarían en oscuros almacenes o, todo lo más, en la estantería de algún caprichoso erudito. Pero no ha sido este el caso. Su descubrimiento se debe, una vez más, a mi labor arqueológica en biblioteca pública (es lo que tiene la deformación profesional).

Aviso ya que La quinta esquina, título enigmático e incitador, no es una novela al uso, ni por su concepción ni por su forma, algo que la hace aún más apetecible al lector curioso con ganas de nuevas experiencias. A medio camino entre la autobiografía (a ratos inventada, a ratos realidad descarnada), la reflexión desde la vejez y el género epistolar, Métter nos narra la extraña vida de Boris, un judío ruso de grandes dotes intelectuales al que las leyes estalinistas le impiden estudiar por pertenecer a la “quinta categoría”, dado que su padre fue comerciante privado antes de la revolución. Eso no ahogará sus ansias de aprender y buscará mil triquiñuelas para llegar a ser lo que desea, profesor de matemáticas (el autor lo es y también de formación autodidacta), desvelándonos en ese camino lo inhumano, atroz y sádico del régimen Estalinista, sin caer en ningún momento en el victimismo o en el ajuste de cuentas. Antes al contrario y por increíble que nos pueda parecer, el humor, cínico, negro, judío, no desaparece del fondo del paisaje del párrafo.

Pero por encima de todo La quinta esquina es una historia de amor. Un amor demente, desgarrador, “fou” entre Boris y la voluble Katia que se sostiene y arrastra durante más de 20 años por situaciones impensables dentro de la antigua URSS.

Pensaréis que con estos ingredientes es difícil no conseguir una novela de éxito, pero puede que la complicada estructura, sin una cronología concreta, basada  en los retazos de memoria traída al presente a través de los diálogos entre el yo anciano de la actualidad y el yo joven, insensato y ciego de amor, a los que se suman las cartas de la viuda del mejor amigo de la infancia desde la lejana Samarcanda a la que Boris nunca conoció, empañe el brillo de este diamante escondido.

No os acobardéis por ello. La prosa de Métter, limpia, jovial y profunda (y bien traducida) te lleva en volandas por un libro que te engancha desde las primeras páginas y que, sin ningún resquicio de duda, es para leer y releer. ¡Se aprende tanto, emociona tanto!

No quiero terminar sin llamar atención sobre el título. Tiene un significado sobrecogedor. Lo entenderéis en el último tercio del libro.

Sybilalibros@YoLibro

CARRETERAS SECUNDARIAS. Ignacio Martínez de Pisón

Con todo el dolor de mi corazón he tenido que abandonar esta prometedora lectura por culpa de uno de sus protagonistas, el adolescente tocanarices. Me resultó tan incómodo, tan desagradable, tan falto de gracia que ni el entrañable desastre que es su padre, el otro protagonista en esta novela de carretera, ni el buen hacer narrativo de su autor consiguieron que aguantara más allá de la mitad.

Creo que también ha influido el buen recuerdo de la película de Martínez Lázaro protagonizada por Resines y F. Ramallo, que compone un Felipe más dulce que el del libro, siendo el guionista del film el propio Martínez de Pisón, curiosamente.

A pesar de mi tropiezo os dejo sinopsis de la novela porque creo que merece mucho la pena y puede interesar a alguno de nuestros lectores.

Felipe, un adolescente quinceañero, y su padre viajan por la España de 1974 en un Tiburón que es su única posesión. Su vida es una continua mudanza por cutres apartamentos de la costa española en temporada baja. En cada estadía, algún acontecimiento o inesperado encuentro va desentrañando aspectos de la vida del padre de Felipe que él no comprendía y de alguna manera, los involucran en nuevos problemas que les empujan a una  huida hacia delante en la que se suceden los tropiezos con otros perdedores, los negocios más o menos clandestinos, mientras Felipe va descubriendo el mundo y el amor.

Sybilalibros

CRIATURAS DE LA NOCHE. Lázaro Covadlo

 Premio de novela café Gijón del año 2004, contiene un planteamiento ingenioso, divertido y mefistofélico que su irregular desarrollo no termina de cuajar por culpa de una trama débil que se deja arrastrar por lo que va pasando por la mente del escritor sin apenas filtro.

El argumento es muy curioso: Dionisio, un mindundi metepatas con ínfulas de rico empresario, vive en la pobreza y el desamor por su incapacidad para cerrar la boca a tiempo.

Una noche de pesadillas oye una voz que le llama. En su búsqueda es mordido por algo que lo deja sin sentido. Al despertar resulta que tiene instalada en el oído como inquilina una Pulga fastidiosa que, a cambio de un poquito de su sangre, promete hacerle rico y exitoso con las féminas si sigue los consejos que va dictándole en la trompa de Eustaquio.

Lo que ocurre es que la Pulga, que cuenta con un currículum de huéspedes eminentes a lo largo de la Historia, tiene unos caprichos y exigencias digamos un poco extravagantes que convertirán la existencia de Dionisio en una continua zozobra.

Mientras nos divertimos con las perversiones del parásito canalla, en el trasfondo hallamos una metáfora de nuestro mundo contemporáneo en el que el triunfo a toda costa (sexo, dinero y poder) nos empuja a vender nuestra alma al diablo.

No había leído nada de este autor, es mi primer acercamiento a él y a pesar de contar con un buen cartel entre los lectores, no me ha calado. Se me hace difícil de entender la concesión del premio más allá de su originalidad, aunque me comentan que no es su mejor escrito. Habrá que probar con sus cuentos para juzgar con más criterio.

Entretenida y procaz, con un estilo narrativo entre la sencillez casi infantil de la fábula y la reflexión adulta, sirve para pasar un buen rato.

Sybilalibros@YoLibro

 

viernes, 17 de julio de 2020

¿ACASO NO MATAN A LOS CABALLOS?. Horace McCoy


“Me puse de pie. Por un momento volví a ver a Gloria sentada en aquel banco del muelle. La bala acababa de darle en la sien; ni siquiera había empezado a manar la sangre. El fogonazo de la pistola aún le iluminaba la cara. Todo simple como el día. Ella estaba relajada, cómoda por completo. El impacto de la bala le había impulsado un poco la cabeza hacia el otro lado; yo no tenía una visión perfecta de su perfil, pero sí alcancé a ver la cara y los labios con la claridad suficiente para saber que estaba sonriendo.”

Novela negra, negrísima, y desgarradora; desde su extraordinario título, pasando por el brutal comienzo hasta el anunciado pero no por ello menos doloroso final, no hay respiro para el lector como no hay esperanza para los protagonistas.
Empezar un libro con una sentencia por asesinato, seguida de una tranquila confesión de culpabilidad por parte del protagonista masculino, deja al lector en un “shock” del que es difícil salir y podría desalentar a su lectura sino fuera por la naturalidad del planteamiento y la falta de artificio en la escritura que incitan a saber los porqués.

Robert, nuestro narrador, es acusado de matar a Gloria, su accidental compañera de maratón de baile. Durante su alegato en el juicio, reconstruye la historia de una relación envenenada que empezó como los sueños de muchos jóvenes norteamericanos durante la Gran Depresión: ser alguien en la industria del cine. La falta de recursos, el hambre y la soledad hostil hacen que estos desconocidos se apunten como dispar pareja en uno de esos aberrantes concursos de maratón de baile que proliferaron durante aquella época donde a cambio de comida, cama, un premio en metálico y la remota posibilidad de que un cazatalentos de Hollywood acudiera al espectáculo, la juventud de América en lugar de morir de inanición, lo hacía de extenuación mientras danzaba de la mañana a la noche con mínimos descansos de diez minutos ante un público ávido de carroña. La única regla era estar siempre en movimiento.

Horace McCoy, reportero de poca monta, escritor de “pulps”, guionista del Hollywood dorado de los años 30, conocía de primera mano la inhumanidad de estos concursos y aprovechó esta su primera novela para denunciar en toda su crudeza la realidad de la Depresión en el Eldorado del cine, cuyas películas obviaban deliberadamente para no hundir aún más a la población, siguiendo las directrices de Roosevelt.

Crítica nada velada al capitalismo feroz que provocó la crisis del 29, “¿Acaso no matan a los caballos?” está considerada también como una novela precursora del existencialismo al mostrar en sus desgarrados personajes y en la opresión del ambiente la angustia permanente y la incapacidad para cambiar el destino, algo muy alejado de la idea de los Estados Unidos como paraíso de las oportunidades.

McCoy presenta lo absurdo de la existencia a través del baile, una actividad asociada desde el principio de los tiempos a la alegría y a la liberación que por la iniquidad de un capitalismo báquico, es condenada al castigo de Sísifo, mientras el nihilismo de Gloria va calando en su compañero y en el lector hasta convertirse en su némesis. Pura tragedia griega.
De esta forma, lo que aparentaba la sencillez y humildad de novela negra primeriza se convierte en sus distintos niveles de lectura en un mundo complejo y destructivo que provoca mil preguntas en el lector. La prosa de McCoy, precisa, desnuda, empeñada en mostrar la belleza poética de lo desagradable, la elevan a la categoría de imprescindible del género.

Si después de leer esto aún tenéis dudas sobre su lectura porque os echa para atrás la dureza de la historia, insisto: absolutamente, casi necesariamente recomendable.

Solo me queda hacer referencia a la estupenda adaptación al cine que hizo Sydney Pollack en el año 1969 (la novela data de 1935) con el título en español «Danzad, danzad, malditos». Desde mi punto de vista aún más dura y triste que la novela, con una Jane Fonda como Gloria realmente insoportable, pero igual de buena. Recomiendo vivamente su visionado.

Sybilalibros

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