lunes, 21 de enero de 2019

HISTORIAS. Agatías

Un abogado de éxito, cargado de trabajo, decide meterse a historiador. Quiere distraerse de sus ocupaciones, escribe "Como diversión y embeleso". Hombre escéptico, comenta que, tras un terrible terremoto en su ciudad, los supervivientes se vuelven muy buenos, temporalmente. Incluso los jueces dictan sentencias atendiendo a la justicia, no a su ganancia. Católico sin aspavientos, hay quien duda de su ortodoxia. ¿Qué tal?
 El interés crece si digo que este señor, Agatías, nacido en una pequeña localidad greco bizantina, hoy turca, tiene por ciudad Constantinopla, por mundo el romano, por siglo el VI. Nace reinando Justiniano, conoce los imperios de Justino II, Tiberio Constantino, tal vez el de Mauricio.
 Pretende con estas Historias contar la de Roma   desde el punto en que lo dejó Procopio, año 552. Relata las guerras italianas y caucásicas de Justiniano hasta el año 559, donde la obra se interrumpe abruptamente.
 Hay más. Pasajes sobre el terremoto que derrumbó Constantinopla en diciembre de 557. La peste. El cierre de la academia de Atenas; los filósofos se fueron a la corte persa de Cosroes el sasánida, volvieron a Bizancio Roma escarmentados. La revuelta de la niká, ante cuyos provocadores, aficionados a las carreras de caballos, las barras bravas y hooligans son meros gamberretes. Detalles para conocer la sociedad bizantina, como que Eugenia, hermana del autor, era "experta en la muy gloriosa ciencia jurídica".
 Encontramos errores e incongruencias también. Algún pasaje, describiendo hechos heróicos, prefigura fantásticamente los libros de caballerías; algo que haría sonrojar de vergüenza ajena profesional a un Tácito. Estamos en la Antigüedad tardía, con su bajada de calidad literaria.
 Por todo, es necesaria una edición como esta. Buena introducción y excelentes notas, a cargo, como la traducción, de Begoña Ortega Viñaro. Las horas de felicidad que debo a la Biblioteca Clásica Gredos son incontables. Estas 438 páginas, con dos mapas y una cronología persa son de 2008.
Luis Miguel Sotillo Castro

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