¿Por
qué el comunismo, siendo más letal que el nazismo, tiene presencia y prestigio
en 2021? Por lo mismo que nos impresiona más un veneno repentino en un anillo
que matar a alguien, a lo largo de semanas, con pequeñas dosis de arsénico;
esto último parece menos atroz, por estar diluido en el tiempo. Los nazis son
la destilación y condensación de la maldad humana. Aprovecharon sus doce años
para demoler todas las fantasías sobre la bondad; para apagar, con gases
invisibles, los brillos de las miradas infantiles.
El comunismo no tiene prisa. Lleva un siglo
largo oprimiendo, robando, matando a la gente. En circunstancias económicas y
culturales diferentes, en cuatro continentes, el comunismo ha sido y es sangre
y miseria. Es la Peste, que en Carnaval se disfraza de indígena, ecologista,
feminista y se mezcla con el pueblo. Muchos burgueses intelectuales vestidos de
obreros les ríen las gracias y contribuyen al engaño. Que tipos como Jean Paul
Sartre, Bertolt Brecht, Máximo Gorki,
gocen de prestigio intelectual, cuando fueron avalistas de crímenes contra la
humanidad, da una idea de la rendición de las democracias. La autora de este
libro nombra a los tres como cómplices.
Tras Carnaval viene Cuaresma. En el miércoles
de ceniza comunista se hace la señal de
la hoz y el martillo en la frente del pueblo con las cenizas de los expoliados, asesinados,
por el Partido.
Este
libro es riguroso, exhaustivo, documentado, ordenado. Primero, los antecedentes
bolcheviques, desde 1917. Hay que recordar que Lenin no controla el Parlamento
nuevo, tras la destitución del Zar, de manera que lo cierra por la fuerza,
simplemente. Desde entonces, la necesidad de reprimir será imprescindible. El
sistema de campos de concentración y trabajo esclavo será una de las
herramientas para sostener la tiranía. El 13 de octubre de 1923 es clave:
Dzerzhinski convence al Gobierno de la necesidad de crear el primer “campo de
importancia especial” y ponerlo bajo el mando de la CHECA. El sistema GULAG
empieza.
La
primera parte del libro se titula Los orígenes del Gulag, 1917-1939.
Impresionan los trabajos forzados para construir el canal del mar Blanco, en el
Ártico. Esta época incluye los años 1937 y 38, los del “gran terror”
staliniano.
La
segunda es La vida y el trabajo en los campos. Nos cuenta minuciosamente lo que
el título indica.
La
tercera y última parte se llama El auge y la caída del complejo industrial de
campos, 1940-1986. El Gulag durante la guerra, bajo Stalin y los demás hasta Gorbachov.
Una
constante del Gulag, en épocas más duras y menos para los presos, era la
preocupación por el rendimiento económico. Los jefes de campo estaban obligados
a sacar beneficio a sus trabajadores esclavos. Estos podían ser delincuentes
comunes o políticos, o gente que había caído allí a lo Kafka, sin saber el
motivo. Si reventaban a la gente a trabajar, desprotegida ante el frío ártico o
siberiano, mal alimentada, era para obtener beneficios. Si mejoraban las
condiciones de los presos, era para obtener beneficios. El ser humano en sí,
nada importaba. No voy a regodearme en sucesos terribles, anécdotas sangrantes,
humillaciones y heroicidades increíbles. Lean.
Este
trabajo es de 2003. Applebaum aporta
informaciones, documentos, testimonios, a los que no tuvo acceso Alexander
Solzhenitsyn para su Archipiélago Gulag en 1973; libro del que abominó la
intelectualidad europea ¿demócrata?, por eso de “no hacer el juego al
capitalismo”.
Leo
la segunda reimpresión, de mayo de 2020,de Debate. 671 páginas equilibradas,
con mapas, fotos, notas y bibliografía oportunas.
Luis
Miguel Sotillo Castro.