¿Delatarías a un amigo y compañero de armas? ¿Por qué?
Es lo que se pregunta Liam O’Flaherty en esta opresiva novela ambientada en la Irlanda de los años posteriores a su guerra civil (1922-23), en la que la batalla por la Revolución Obrera toma el relevo a la lucha por la Independencia de Gran Bretaña.
Un delator es despreciable hasta en un patio de colegio, pero como si de un Raskolnikov celta se tratara (para mi desesperación y alborozo de fanáticos de Dostoievski), el autor nos introduce en la obtusa y tortuosa mente del soplón Gypo Nolan en un intento de alegato, mientras deambula por los bajos fondos de un Dublín poblado de terroristas de la miseria, sombras de mujeres que se venden por ese alcohol que las vuelve corpóreas en lo que dura un trago, borrachos de academia, hambre institucionalizada y callejuelas inmundas donde la niebla pesa más que la conciencia.
Un particular vía crucis báquico que dura una jornada (al igual que el Ulises de Joyce, pero menos plúmbeo) que le conducirá inevitablemente ante el autoproclamado consejo de guerra revolucionario presidido por Dan Gallagher: frío, calculador, iluminado egoísta y un nuevo mesías bolchevique siempre dispuesto a derramar la sangre de sus hermanos por la Revolución antes que la suya propia.
El agónico proceso durará toda una madrugada y al amanecer…Tendréis que leerlo.
Mi amor por Irlanda y el ávido deseo de conocer a sus bardos literarios me llevaron hasta este autor a través (enésima vez) del cine, ya que uno de mis directores favoritos, John Ford, dirigió una película basada en esta novela, bastante desconocida hoy en día por tratarse de un proyecto personal y poco agraciado del realizador, pero que en su momento tuvo gran acogida, ganando incluso varios Óscar, tanto para Ford como para Víctor McLaglen. Viendo a este actorazo, una no puede más que reconocer que la precognición existe porque, cuando se lee el brutal retrato de Gypo Nolan, ese gigante de músculos desordenados y mirada huidiza, ES McLaglen, aunque el libro se escribiera 10 años antes que la película.
Disfruta el autor describiendo ambientes, gestos y acciones tan detalladas que rayan en un puntillismo literario exasperante en ocasiones. Se le perdona por los excelentes retratos psicológicos de los personajes, a los que a veces moldea toscamente en barro y otras, los perfora como un taladro. Es como si Dostoievski se hubiera trasladado a Irlanda.
Es una novela compleja, comprometida, de denuncia social y muy interesante para conocer el espécimen autóctono de socialismo nacionalista, ya que O´Flaherty, socialista vocacional que llega a militar en las filas del comunismo, narra esa época convulsa, sin escribir IRA pero señalándolo, en la que las traiciones, purgas y luchas intestinas de la organización terrorista eran la Guinness diaria con la que se desayunaba la recién creada República de Irlanda.
A mí me ha enseñado, removido, angustiado y finalmente gustado, a pesar de que uno de los personajes que mejor representan la idiosincrasia de la verde Erín esté ausente: el humor. Supongo que se debe a la intención política del autor.
La recomiendo para los amantes de Irlanda, de su Historia, de sus escritores, de sesudos autores rusos y para desmontar la imagen bucólica que tenemos de este bello país.
ADENDA: No se pierdan el estupendo prólogo de Antonio Rivero Taravillo.
Sybilalibros
No hay comentarios:
Publicar un comentario